Galera #81

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Gerardo Dubois Fa s h ion m a ke r (d i s e ñad o r e n B and o l e iro) “Re noventas” es algo que decimos todo el tiempo; sin embargo, cuando hay que bajarlo a conceptos específicos, es como un montón de palabras sueltas que hacen un compilado muy cheese, cache, cutre, groncho, mersa, bizarro, wanna be y lleno de guilty pleasures, en todo sentido. El bromance estaba en el aire y los elásticos de Calvin Klein y Fruit Of The Loom asomaban de las primeros swags en el patio del colegio. Aunque éramos pocos, la mayoría eran rugbiers con sus nasas bien clavadas en sus glúteos. Mucho jogging, mucha friza azul. Iba a un colegio bastante flexible con el uniforme, igualmente usaba bastante pantalón de vestir con Adidas Superstar –que los chongos fashion bully me preguntaban si venían para varón–. Era claro, sólo la teníamos yo y Georgina, una de esas chicas que jugaban al hockey con mucha cama solar y mucho Kenzo encima. No podía evitar adorar a algunas chicas que usaban jumpers cortos para salir, con cartelones de John Cook, y a las Sarah Kay de vestido floreado Sail, media blanca y borcego. Para los chicos, todo era bastante más aburrido, pero asomaba el grunge y usar la ropa un poco rota o atarte una camisa a cuadros en la cintura. Se respiraba denim, Anna Nicole Smith hacía las campañas de Guess. Mientras tanto, en Buenos Aires, los chicos cool eran los de Montaña rusa y las it girls lucían más reales, como Ruth Infarinato y Deborah de Corral. Debutaba KSK con Lorena Giaquinto y Marina Marré sosteniendo helados desde las bolsas. Llegaba el super low cut. Miuki Madelaire y Sergio De Loof haciendo de las suyas en la contracultura que se volvió mainstream. Javier Lúquez, Clota, Lorena Ceriscioli, Dolores Moreno, María Vázquez, Carlitos y Zulemita, el flequillo araña, las medusas de Gianni, las camisas del Diego, el caso Coppola, Samantha, machito, el charol, ¡es muuuucho! Me agarra como un angustión, mejor dejo acá.

Andy Cherniavsky Fotó g ra fa Los noventas tuvieron características que se fundieron en muchos estilos y que se convirtieron en marcas registradas. En la calle, la moda se veía más indefinida, mientras que las top models –Kate Moss, Claudia Schiffer, Naomi Campbell, Linda Evangelista, Cindy Crawford y Elle Macpherson– nos mostraban la moda de los grandes creadores y las pasarelas del mundo. Fue la época de los grandes diseñadores como Gucci, Dolce & Gabbana, Calvin Klein y Chanel, aunque, sin lugar a dudas, Versace fue el diseñador más icónico de los 90. Tomando elementos de Warhol y la antigua Roma, vistió a Madonna, Eric Clapton, Sting, la princesa Diana y Elton John. También, el estilo gótico fue parte de esta década en la que aparecieron creaciones vanguardistas y prendas atrevidas inspiradas en bandas como Nirvana, Pearl Jam, Oasis o The Smashing Pumpkins. También, las discotecas y bares se animaron a mostrar lo atrevido e indefinido. Hubo iconos opuestos y muy instalados. Convivieron permanentes con el largo degradado de Rachel en Friends. Entre las cosas que más me atraen de esa década está la cámara analógica, MTV y la escena under de fines de los 90.

Javier Arroyuelo E scr itor No, no, noventa. 1992: como un 49.2 % de mis compatriotas franceses, voto contra el Tratado de Maastricht que crea la Unión Europea. 1993: Culmino una tarde, en París, 13 años de sesiones psicoanalíticas y, a los dos días, en una librería de New York, descubro la obra inicial de un poeta del psicoanálisis, Adam Phillips, que nunca dejaré de leer –On Kissing, Tickling, and Being Bored–. 1994/95: Arrancan, según lo veo yo, los años noventa cuando la World Wide Web comienza a extenderse seriamente y el mundo, en y por y a través de ella a transformarse. Principal industria beneficiada por el nuevo medio: la pornografía, que penetra en las vidas cotidianas de billones de personas. Adiós al erotismo. Casual chic y casual casual. Red Hot Chili Peppers. Cecilia Bartoli. Anne Teresa de Keersmaeker. Los noventa terminan el 11/9/2001.

Marou Rivero S ocióloga e in flu e n ce r Cuando pienso en los 90 no puedo correrme del Romeo y Julieta de Di Caprio y Danes. Ahí quedé flechada para toda la vida con las películas de amor –si son disfuncionales, mejor– y con tres conceptos que me habitan a diario: el amor es a primera vista o nada; las mejores fiestas serán siempre las de disfraces; y el que no arriesga, no gana. Los 90 son los mega estampados y las siluetas enormes, tanto para hombres como para mujeres, y son los vestidos de aire victoriano que acaban de volver. Son el amor platónico por Iván de Pineda y Un sol para los chicos en mi remera. Son mi singing club de los Beatles en el colegio y mis primeras salidas a bailar en Recreo, el pueblo donde nací, y mis primeras funciones en el Cine Club Municipal Hugo del Carril de Córdoba. Son mi primer viaje a Nueva York, mi primer disco de Britney Spears y mi primera coreo sacando la lengua en cada “L” de la canción “Baby One More Time”.

Sofía Sarkany A r tista y dise ñ adora Los 90 fueron una época marcada por la nueva generación de íconos pop –como N’Sync, Backstreet Boys o Destiny’s Child– y la democratización de la tecnología. En la moda había mucho enterito de jean, pantalón de corderoy y tops como los que usaban las Spice Girls. Fueron mis años de jardín y los primeros de colegio. En esa época jugaba mucho a las Barbies con mi hermana: podíamos pasar horas vistiéndolas y decorando sus casas hasta que nos aburríamos y terminábamos andando en bici o patines. También experimenté el fanatismo por Britney Spears –en sus buenas épocas–, a tal punto que coleccioné todos sus posters, CDs y aprendí las coreos de sus videoclips. Me acuerdo del comienzo de internet con los primeros chats: fue el fin de las eternas charlas telefónicas entre amigas que se mudaron a ICQ mientras bajábamos música por Kazaa.


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