Haciendo un recuento de los eventos ocurridos durante 2016 como la explosión en Tultepec, Estado de México a causa de fuegos pirotécnicos; la sucedida en el complejo industrial Pajaritos, en el estado de Veracruz, así como el incendio generado por una chispa en los almacenes de una fábrica de plástico en Apodaca, Nuevo León; o el ocurrido en una planta de botanas en Mexicali, Baja California; resaltan los efectos de un desgarre social, económico, político y medioambiental, en la imperante necesidad de poner un orden en el país, liberándolo del hartazgo de la inseguridad y el desamparo.
La regulación es una lucha de sendas firmes sobre las que hay que dar pasos firmes que profundicen con su huella en los diferentes sectores industriales y de servicios que conforman la economía mexicana, en términos llanos, hacerla parte de nuestra cultura. Porque es a través de esta que podremos comenzar a auto-organizarnos y exigir la protección de nuestra propia vida.