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William Shakespeare: Sonetos
from BYÔDÔ Enero 2024
El Vardo, más conocido como William Shakespeare es la pluma inglesa más conocida. Es generalmente reconocido como el más grande de los escritores de todos los tiempos, figura única en la historia de la literatura. La fama de otros poetas, tales como Homero y Dante Alighieri, o de novelistas tales como León Tolstoy o Charles Dickens, ha trascendido las barreras nacionales, pero ninguno de ellos ha llegado a alcanzar la reputación de este.
Nació en Inglaterra, en 1564. Era una época convulsa, llena de batallas entre españoles, con Felipe II en el trono, e ingleses, con la gran Reina Isabel I. Disculpad si no pongo a Felipe II como grande, derrochó todo el dinero español y su única meta fue destruir a la Reina, y bueno, ya sabéis el final, y, sino, lo contaré en el siguiente número. Sigamos…
Shakespeare nació en pleno siglo de oro español, fue un siglo donde se rigió por el arte, el pensamiento y las letras.
Evidentemente, si nos comparamos con el regetón y el tiktok de hoy, España claramente ha ido a peor. Maldito Felipe II seguro que todo fue culpa suya. En fin...
En ese siglo tuvimos exponentes como Calderón de Barca, Lope de Vega o Cervantes. U otros como Murillo, el Greco o el mismísimo Velázquez.
Shakespeare se inspiró en la producción dramática inglesa anterior a él, de la que extrajo abundantes argumentos, personajes y principios de composición. Reconoció ser un gran asimilador (el poder de síntesis caracteriza a grandes poetas, como también por ejemplo a Dante Alighieri).
En vez de inventar o apelar a la originalidad, tomaba historias preexistentes, como la de Hamlet, y les otorgaba cuanto les faltaba para la eminencia. Sin embargo, y pese a todo, se mostró además completamente original, instalándose algunas veces deliberadamente al margen de toda tradición, como en sus Sonetos, que son los que nos conciernen hoy.
Los sonetos están asociados con el deseo. Durante siglos, los poetas han usado el marco del soneto para explorar la complicada experiencia humana del amor romántico.
Tradicionalmente, el soneto tiene catorce versos de pentámetro yámbico, unidos por un esquema intrincado de rima. El pentámetro yámbico se refiere a su ritmo. Básicamente, cada verso del poema tiene diez sílabas. En cada par de sílabas, se acentúa la segunda. Por ejemplo: "Shall I compare thee to a summer's day? ", que es el primer verso de un soneto de William Shakespeare
No todos los sonetos tienen el mismo esquema de rima. Para entender un esquema de rima miramos la última palabra de cada verso. A cada sonido final se le asigna una letra del alfabeto.
El esquema es:
Shall I compare thee to a Summer's day? A
Thou art more lovely and more temperate B:
Rough winds do shake the darling buds of May, A
And Summer's lease hath all too short a date: B
Sometime too hot the eye of heaven shines, C
And often is his gold complexion dimm'd, D
And every fair from fair sometime declines, C
By chance, or nature's changing course untrimm'd: D
But thy eternal Summer shall not fade, E
Nor lose possession of that fair thou ow'st, F
Nor shall Death brag thou wander'st in his shade E
When in eternal lines to time thou grow'st: F
So long as men can breathe or eyes can see, G So long lives this, and this gives life to thee. G
Sonnet 18, William Shakespeare