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Biotecnología y el uso de microorganismos para la innovación.

IBT Cristóbal Fonseca Sepúlveda

Docente de la UAG

BIOTECNOLOGÍA Y EL USO DE MICROORGANISMOS

PARA LA INNOVACIÓN

En México hay una gran diversidad ecológica, lo que se traduce en la existencia de diferentes tipos de clima en el territorio nacional. Por ello, una de las principales actividades económicas en nuestro país es la agricultura. En México se destinan 32.4 millones de hectáreas a la siembra; Jalisco, Oaxaca, Veracruz, Chihuahua y Sinaloa concentran la mayor producción agrícola del país. Estas entidades en conjunto producen 114 024 954 toneladas de productos agrícolas en una extensión de 6 512 626 hectáreas de terrenos cultivados (de acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, SADER).

La economía y la agricultura del país van de la mano, y sus resultados se suman para dar estabilidad a la población mexicana. Actualmente, México ocupa el 12° lugar en la producción mundial de alimentos. De acuerdo con la SADER, se estima que para finales de 2021 se llegará a una producción agrícola de 264.7 millones de toneladas, 0.3% más que el año pasado, a pesar de la emergencia sanitaria actual. Para los agricultores, estas hectáreas de cultivo representan gastos, sobre todo en los productos químicos requeridos para su mantenimiento.

En los últimos años hubo un aumento en la infertilidad y la erosión de los suelos por el uso excesivo de productos químicos para el campo: fertilizantes, plaguicidas, fungicidas y otros, con la finalidad de alcanzar los rendimientos esperados por hectárea de cultivo, y prevenir o controlar plagas emergentes que pueden dañar las cosechas. ¿Qué provoca el uso indiscriminado de productos químicos? Lleva a un desabasto de la disponibilidad de los nutrientes esenciales para el desarrollo de las plantas, y la generación de resistencia en las plagas, que se traduce en el uso de mayor cantidad de productos químicos o de moléculas más tóxicas, y por tanto a una mayor contaminación ambiental. Además, dichos productos químicos tienden a ser dañinos para quienes los manipulan; aunado a esto, malas prácticas en la rotación de cultivos encarecen los nutrientes en los suelos.

En los últimos años hubo un auge en el uso de microorganismos en la agricultura, no solo para tratar cultivos de manera orgá-

nica, sino para reemplazar el uso de productos químicos en el manejo del cultivo. Esto representa una alternativa no solo económica, sino amigable con el ambiente y con los trabajadores del campo.

Pero ¿qué son los microorganismos? También llamados microbios, son seres vivos muy pequeños que se encuentran en todas partes. Pueden ser bacterias, levaduras u hongos. Se estima que en el cuerpo humano habitan miles de millones de microbios; a eso le llamamos microbiota, y equivale a unos 2 kg del peso corporal.

Las plantas, al igual que los humanos, poseen microbiota. Dicha microbiota vive dentro de la planta, y se establece una relación beneficiosa para ambos, porque ayuda a la planta a conseguir nutrientes o la protege de enfermedades y la ayuda a sobrevivir en condiciones climáticas adversas, como suelos áridos, sequía y climas gélidos.

Como se mencionó, el uso de microorganismos en la agricultura tuvo un auge como alternativa para mejorar la nutrición de los cultivos como para protegerlos de plagas; por lo tanto, actualmente podemos encontrar en el mercado un sinfín de productos basados en microorganismos, ya sea de forma individual o una mezcla de varios microorganismos, que cumplen diferentes funciones.

Estos microorganismos funcionan porque son capaces de producir ciertas moléculas (enzimas, proteínas, hormonas, etc.) que ayudan a la planta a sobrellevar problemas, desde la escasez de nutrientes y la falta de agua hasta climas extremos. Pero los microorganismos no solo tienen estas capacidades, también pueden producir toxinas y moléculas dañinas para las plagas que atacan un cultivo, o crecer por dentro y por fuera de los insectos, llevándolos a la muerte, y controlando así la reproducción de insectos plaga.

La mayoría de los productos en el mercado están hechos con microorganismos que se aislaron de tejidos de plantas, la rizosfera (la raíz o el área cercana a la raíz), o incluso de suelos con ciertas plantas, pero que pueden usarse en cualquier cultivo.

La innovación tecnológica que ofrece “Microendo”, empresa de la que orgullosamente soy CEO, es analizar la microbiota de un cultivo específico, seleccionar los mejores microorganismos que sean beneficiosos para la planta, y aplicarlos en el mismo cultivo del que se tomaron. Así se asegura la adaptación exitosa de estos microorganismos y que se producirán efectos óptimos. A esto le llamamos “biofertilizantes personalizados”.

El uso de biofertilizantes personalizados ha dado buenos resultados, y se ha observado un aumento en la altura y el peso de los cultivos tratados con microorganismos. En el caso específico de agave, el uso de microorganismos produce piñas más grandes, mayor cantidad de raíces, así como un control eficiente de las plagas que dañan la planta. Para el maíz, las plantas presentan mayor número de hojas y mayor cantidad de raíces, lo que se traduce en una mejor captación de los nutrientes disponibles en suelo, mientras que en los arándanos se encontró un aumento en el número de brotes.

El principal reto que se presenta al proponer el manejo de cultivos mediante el uso de microorganismos es cambiar el pensamiento de los agricultores, porque luego de trabajar por 20-30 años en el campo, están acostumbrados a usar productos químicos para mejorar sus cultivos, independientemente de si estos funcionan correctamente o no. Por ello, es importante dar a conocer y promover este tipo de alternativas, que no solo se verán reflejadas en mejores ingresos para el campesino, sino que también tendrán un impacto sobre el ecosistema y la vida de las personas que están en contacto con estos productos. <

Se estima que en el cuerpo humano habitan miles de millones de microbios; a eso le llamamos microbiota, y equivale a unos 2 kg del peso corporal