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Desarrollo sustentable y los retos del ecoturismo en México.

Biol. Arturo E. Bayona Miramontes

Docente e investigador

DESARROLLO SUSTENTABLE Y

LOS RETOS DEL ECOTURISMO EN MÉXICO

Hace veinte años, el ecoturismo comunitario se limitaba a un puñado de experiencias que recién comenzaban, aunque la Carta Mundial del Turismo Sustentable (1995) estableció 18 principios que ponían los fundamentos de una estrategia turística mundial. En el año 2000, algunas instituciones en México iniciaron un proceso dirigido a integrar el ecoturismo a las actividades productivas tradicionales, sobre todo en comunidades rurales, donde los recursos naturales se encuentran en buen estado de conservación.

Al hablar de ecoturismo comunitario, debe pensarse a la par en el Desarrollo Sustentable, porque esta actividad promueve la búsqueda de un equilibrio entre el bienestar social y el aprovechamiento responsable de los recursos naturales, mostrando la diversidad biocultural y lingüística que aún existe en los territorios indígenas.

Hay varios ejemplos de proyectos ecoturísticos exitosos en nuestro país, en la Sierra Tarahumara de Chihuahua, la península de Baja California, el Mar de Cortés y sus islas, y la Península de Yucatán, pasando por San

Blas (Nayarit), Oaxaca, Chiapas y Campeche, entre otros; todos ellos tienen una oferta muy diversa, dirigida por los pobladores locales, quienes se han capacitado y organizado ampliamente. Estos proyectos han dado a la población rural una visión diferente sobre cómo un recurso natural puede utilizarse de manera continua, proporcionando beneficios económicos y sociales a través de la conservación de los ecosistemas.

Así mismo, se ha impulsado la formación de empresas comunitarias propias, ofreciendo oportunidades locales, mejorando la cohesión y la unión familiar, al participar varios de sus miembros en dicha actividad, lo que ayuda a conservar la diversidad cultural. La gente sigue viviendo con su estilo tradicional, hablando su lengua materna, trabajando una agricultura de bajo impacto, compartiendo y conviviendo con su familia, y utilizando los recursos económicos que genera el ecoturismo en temporada como un ingreso extra a las actividades habituales.

Lo anterior ha sido de gran ayuda para reducir la migración; asimismo, ha reforzado la unidad familiar, estimulando la superación personal gracias a la capacitación que reciben en los intercambios y congresos en los que participan, además de organizarse según sus estilos y costumbres. Han aprendido a utilizar las nuevas tecnologías y, en algunos casos, sus hijos o familiares asisten reciben educación superior, lo cual aporta capital humano profesional y mejora los servicios ofrecidos. Lo más importante es que son dueños de sus propias empresas y quienes marcan el camino hacia el futuro, a diferencia del que emigra, que en la mayoría de los casos pierde su bagaje cultural e identidad.

Un caso ejemplar de ecoturismo comunitario es el destino Maya Ka’an, en Quintana Roo, que aglutina a comunidades indígenas mayas de los municipios de Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos. Mediante el trabajo colaborativo, la asesoría y capacitación, ellos han logrado posicionarse en el mercado mundial por la variedad de servicios que ofrecen, con enfoque en el desarrollo sustentable, una capacidad de carga regulada y un manejo personal de sus negocios, lo que ha interesado a un mercado cada vez más exigente y ávido de experiencias nuevas y diferentes al turismo masivo de sol y playa.

Con estos argumentos, podemos avizorar que el ecoturismo en México, si bien no solucionará todos nuestros problemas, resulta una excelente alternativa de desarrollo comunitario, y definitivamente ha beneficiado a la sociedad, ha estimulado la economía y promovido iniciativas exitosas para el cuidado de los recursos naturales. <

En los últimos 20 años el ecoturismo ha crecido en el gusto de los turistas y empresarios.