ALAPÁS (ed. V, ¡aniversario!)

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5ta Edición El Dr. Martín Cruz Santos hace un recuento histórico con su artículo: 15 años y un preludio. P. 9

Celebrando los quince años de fundación de la Alianza Laura Aponte por la Paz Social (ALAPÁS), Inc. P. 11

Busca los testimonios sobre nuestros proyectos y artículos de interés. P. 5


ALAPÁS: LA REVISTA Alianza Laura Aponte por la Paz Social, Inc. Edición: 5 Año: 2013 Directora Editorial Anuchka Ramos Ruiz Twitter: @ramos_anu Artista Gráfico Rosimar Fraticelli Correctora Myra Rivera Coproductora de Contenido Rosimar Fraticelli Colaboradores Myra Rivera Torres Herbert Rolando Rivera Castro Dra. Dinorah Navarro Amanda Fuentes Dr. Rafael Lozano Dr. Martín Cruz Santos Yassel Ambert JUNTA DE DIRECTORES Myra Rivera Torres Presidenta Lcdo. Kevin Rivera-Medina Vicepresidente Margarita Aponte Rivera Tesorera Carmen Rodríguez Secretaria Miguel Ayala Vocal Alianza Laura Aponte por la Paz Social, Inc. Calle Robles # 54, Of. 14 Río Piedras, PR 00925 1-888-631-5528

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E

ditorial

A veces no hay adjetivos suficientes para describir ciertas emociones. No sé cómo empezar a escribir estas líneas. Decir que celebro los 15 años de la Alianza Laura Aponte por la Paz Social resulta insuficiente: es más que celebrar. Es un retorcer de emociones diversas que van de la alegría a la frustración. Se ha hecho tanto, pero queda tanto más por hacer. Vamos haciendo camino, sin duda. Pero el otro lado del puente aún no lo conocemos y ojalá nunca lo conociéramos, si es que eso significara que no habrá más víctimas ni más crimen... Empiezo, pues, con la misión editorial. ALAPÁS cumple 15 años de servicio a las víctimas del crimen. En estas páginas se resume la historia de un proyecto que nació del dolor y que día a día avanza hacia la sanación. Rememoramos las iniciativas que nos forman, pero no tan solo para imprimir memorias sino también para incitar a la acción. Se encuentran en esta edición de aniversario las voces que han tejido antes y durante la fundación y permanencia de ALAPÁS. Sus testimonios son prueba de la labor realizada y de la que ha de realizarse por las nuevas voces que se van uniendo a lo largo del camino. A los colaboradores de esta edición, gracias. También gracias a Rosimar Fraticelli quien ha tomado la batuta en el diseño gráfico y a César Cáceres, quien fuera el artista gráfico en nuestros primeros números. Por último, agradezco a Myra Rivera por encomendarme la gestión editorial de esta publicación. Soy aprendiz de esta causa y por ello es deber poner mis capacidades a su servicio. Confío en que vendrán más ediciones, que seguiremos creciendo y llegaremos a la paz por ALAPÁS. Aquí le dejamos estas páginas útiles, que imprimen en palabras lo que primero es acción. Recuerde que puede compartirlas a través de sus correos electrónicos o redes sociales. Más aún, puede unirse a nosotros cuando quiera. No es una licencia de cordialidad decirle que le estamos esperando, porque es cierto, lo estamos.

Anuchka Ramos Ruíz

Búscanos en: www.alapas.org

Centro de Ayuda ALAPAS Alianza Laura Aponte alapas alapas


Llegamos y seguimos Por Myra Rivera Torres La celebración de los 15 años de fundación de la Alianza Laura Aponte por la Paz Social es un evento significativo para quienes nos hemos dado en cuerpo y alma a mantener la existencia misma de la organización. En el año 2011, cuando de súbito no nos renovaron las propuestas que permitían restringidamente cubrir los gastos operacionales básicos, estaba casi convencida de que hasta ahí habíamos llegado, que los quince no los veríamos. Sin embargo, la perseverancia triunfó. Más aún, el logro fue el fruto del junte de voluntades y compromiso del equipo de ALAPÁS. De los que se aguantaron meses sin cobrar, de los que dieron la milla extra, de los creen, de corazón, en la misión del proyecto. Agradecidos también estamos de todos aquellos/as que, con desprendida solidaridad, nos hicieron llegar donativos. El recorrido no ha sido fácil. La limitación económica ha sido la cadena que ha restringido la evolución deseada y planificada de la organización, de la cual nos tenemos que liberar dirigiéndonos hacia la sustentabilidad. Si bien la falta de recursos fiscales nos ha desacelerado, no nos ha detenido. De algún modo, casi por magia, siempre salimos a flote.

Sala de espera del Centro de Ayuda ALAPÁS.

A mi parecer lo más difícil en estos 15 años ha sido transferir el sueño a otros y a otras. Convencer a una población desesperanzada, asustada, lastimada y vulnerable de que otro país es posible pudiera resultar un reto intimidante. En una sociedad mal y desinformada, más religiosa que espiritual, subyugada y desalentada a la acción, supone mucho respeto, amor y paciencia el mostrar otras visiones como: que nada justifica la violencia, que la pobreza es en sí misma violencia, inaceptable y transformable; que puede alcanzarse una sociedad más equitativa, que la justicia en la tierra es necesaria, que las muertes violentas no son acciones divinas, sino humanas, que no tenemos que violar los derechos de los acusados para que se respeten los derechos de las víctimas, que los “malos” también mueren y que no podemos resignarnos ante la injusticia, intolerancia e inequidad ni seguir contando muertos. Es válido indignarse, solo como un primer paso de toma de conciencia, porque la indignación sin acción organizada no produce transformación. Tampoco las luchas desde el confort, cada día más facilitadas por los medios sociales. Tenemos que creer que podemos construir ese país que anhelamos y merecemos donde nuestros hijos e hijas puedan salir sin miedo a ser asesinados. Se nos va la vida en ello, el futuro de la Patria. Además de que creerlo, tenemos que trabajarlo, desde el colectivo, con fuerza de pueblo, urge sumarse a la acción concertada.

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Con esa meta seguimos. Los planes futuros incluyen continuar defendiendo los derechos de las víctimas de delito y atendiendo su sanación con los servicios psicosocioeducativos gratuitos, propulsar la Estrategia Nacional de Seguridad Pública Solidaria y lograr una Casa para ALAPÁS, desde donde podamos continuar creciendo y aportando cada vez más, porque, lo re-


TESTIMONIOS SOBRE NUESTROS PROYECTOS ALAPÁS Educa Yassel Ambert

¿Cuándo comenzó el proyecto y en qué consiste? ALAPÁS Educa consiste en brindar talleres educativos en las comunidades en donde sus residentes han experimentado incidentes de criminalidad y violencia o en dónde estos/as tienen el interés de capacitarse para manejar los efectos de los actos de violencia y criminalidad. También incluye talleres de educación continua y adiestramientos para el personal de ALAPÁS. ¿Cuál ha sido su participación en el proyecto? Mi participación en el proyecto ha sido trabajar en ALAPÁS Educa desde marzo 2013, mediante la promoción de actividades educativas y llevando a cabo la coordinación de talleres a ofrecerse en las comunidades. Mediante la coordinación de talleres he facilitado el que los/as profesionales de ALAPÁS junto con los/as voluntarios/as realicen talleres educativos en diferentes comunidades en Puerto Rico. Los temas de los talleres celebrados han sido: “Derechos de las víctimas” y “Manejo de duelo”.

¿Cuán importante es esta iniciativa no tan solo para Alapás, sino para la sociedad puertorriqueña? La iniciativa de ALAPÁS Educa es muy significativa, ya que permite que la organización ALAPÁS llegue a las comunidades para orientar y educar a las personas que han pasado por experiencias de vida difíciles. ALAPÁS Educa satisface la necesidad de acercarse a víctimas del crimen que no conocen sus derechos y brinda la posibilidad de orientarle para que estos/as comiencen un proceso de empoderamiento con su nueva realidad de vida. Mediante los talleres se educa y se fortalece a las personas para que manejen el duelo ante la pérdida de un ser querido así como adquieran conocimiento sobre sus derechos. Acercarse a la comunidad con un componente educativo da la posibilidad de promocionar los servicios de la organización ALAPÁS, así como el orientar a las personas sobre los lugares en donde pueden recibir ayuda. Definitivamente, la iniciativa de ALAPÁS Educa permite aportar a la sociedad puertorriqueña satisfaciendo las necesidades de la población de las víctimas del crimen, la cual carece de servicios.

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BOSQUE DE LOS SIEMPREVIVOS Amanda Fuentes

¿Cuándo comenzó el proyecto y en qué consiste? El proyecto comenzó inicialmente en 2001 y se hicieron varias siembras. Sin embargo, nunca se logró llegar a un acuerdo formal con el Departamento de Recursos Naturales para proceder con este. Ahora, en 2013, se retoma el proyecto con más ganas de lograr un acuerdo formal con el Departamento y ponerlo a marchar. ¿Cuál ha sido su participación en el proyecto? Mi participación consiste en ser coordinadora del proyecto. Mis labores son el hacer los arreglos necesarios para las reuniones, actividades, entre otras cosas.

¿Cuán importante es esta iniciativa no tan solo para Alapás, sino para la sociedad puertorriqueña? El proyecto surgió como una alternativa de Alapás a terapia para los familiares de los fallecidos, pero el proyecto es mucho más que eso. El enfoque del Bosque los Siemprevivos es brindar terapia y a la vez crear algo de ello. Además de un recuerdo, se siembre esperanza y sobre todo se ayuda al medio ambiente, por ejemplo creando hábitat para especies y sembrando árboles autóctonos o en peligro de extinción. También, se está creando un espacio donde se puedan ofrecer otras actividades recreativas para la comunidad.

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Servicios psicológicos Rafael A. Lozano López

¿Cuántos años de servicio lleva en Alapás? Llevó alrededor de 3 años brindando servicios psicológicos en Alapás. Uno de estos años de labor rendida fue como estudiante graduado realizando la práctica de psicólogo. Los otros 2 años han sido realizando la labor de psicólogo licenciado, contratado a tiempo parcial. ¿A qué población de participantes atiende? La población que he visto en Alapás son mayormente víctimas del crimen. Han sido niños, jóvenes, adultos, padres, madres, abuelos y familias en general. Familias que han vivido la lamentable situación de perder un ser querido, como consecuencia directa de un crimen vil, desmedido y abrupto, que les ha cambiado de manera imprevista el curso de sus vidas. ¿Cómo define su experiencia en Alapás? Mi experiencia en Alapás ha sido de transformación y grandes retos. El ambiente que se respira es sumamente enriquecedor, trasciende la academia y el conocimiento adquirido. El poder estar frente al dolor,

comprender la complejidad de una pérdida, te brinda la oportunidad de reconocer tu capacidad de sensibilidad y manejo ante cada ser humano que vive esta angustiante experiencia. Cada caso es particular y su atención requiere del compromiso y dedicación total del profesional. ¿Cuál es su mayor satisfacción? Servir a aquellos seres que tanto lo necesitan. Es reconocer que cada vida tiene un propósito, incluyendo la mía. Es poder brindar a cada ser, una gota de paz con una dosis de serenidad. Es poder comprender por qué después de la tormenta llega la calma. Es poder observar de frente al dolor y sentirme capaz de atravesarlo acompañando a la víctima. ¿Cuál continúa siendo su mayor reto? Poder llegar a más vidas que tanto necesitan del servicio psicológico. Poder contribuir a una transformación de paz, en cada ser que así lo necesite.

Fotos de izquierda a derecha: sala de servicios del Centro de Ayuda ALAPÁS, entrada del Centro de Ayuda ALAPÁS.

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ALAPÁS Comunitario Por: ALAPÁS, Inc.

Es

el

proyecto

de

alcance comunitario mediante alianzas con instituciones, entidades y comunidades. Forma parte de este proyecto Tacita de Café, inspirado en el premio Solidaridad, para crear espacios de diálogos con organizaciones fraternas. Recoge además el Acto de Recordación, que es la actividad cumbre de la organización cada diciembre, ya que provoca el reencuentro de participantes a lo largo de la existencia de la organización. Esta celebración fue oficialmente reconocida mediante la aprobación de la Ley núm. 144 de 11 de junio de 2004, para establecer el segundo domingo de diciembre, el “Día de Recordación de los Hijos y Familiares Fallecidos en Actos de Violencia”

Foto 1: Actividad con voluntarios de ALAPÁS en Piñones; Fotos 2 a 6: Acto de Recordación ALAPÁS 2013.

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15 años y un preludio Por Dr. Martín Cruz Santos Caminamos con la intensidad de quien prefiere ir llegando antes de tiempo. Apresurar la marcha y mirar hacia atrás, como Alberto Juantorena, el velocista cubano; recorremos la ruta sin perder de vista el tramo recorrido. Hace quince años mirábamos de frente al siglo por venir, al presente incierto y al pasado de un país que cumplía un siglo de una invasión militar cuyas consecuencias históricas seguimos viendo. Entonces como hoy, la vida sigue. Tal vez el recuerdo es borroso, pero en 1998 diversos sectores del pueblo participaron en una huelga contra la privatización de la Telefónica de Puerto Rico. Piquetes, marchas, enfrentamientos entre la policía y los huelguistas, intolerancia y violencia del Estado hacia los trabajadores, fueron las imágenes día a día. Al final, números rojos. La Telefónica fue privatizada y el movimiento obrero recibió un revés pese al apoyo masivo de la ciudadanía. Ganamos en solidaridad y conciencia; nos faltó organización y coherencia en las estrategias sindicales. Mientras tanto, el país continuaba en los mismos debates políticos partidistas de siempre. Sobrevivir económicamente también era parte del panorama. Y en las calles, la violencia incrementaba su paso, pero acortaba el de las familias víctimas

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“Mientras tanto, el país continuaba en los mismos debates políticos partidistas de siempre. Sobrevivir económicamente también era parte del panorama”. de crímenes violentos. Parecía que el fin de la centuria amenazaba con heredarle al nuevo milenio una bocanada de desilusiones y desesperanzas. Pero, la historia procede de modo dialéctico. Una de cal y otra de arena. La complejidad de aquellos años confirma que la unidad de propósitos y la voluntad ética y ciudadana son aspectos imprescindibles del quehacer social. Por ejemplo, la campaña por la liberación de presos políticos puertorriqueños alcanzó otro logro significativo: el 11 de agosto de 1999 el entonces presidente estadounidense Bill Clinton conmutó las sentencias de doce prisioneros políticos. Quedaron otros tras las rejas, pero la lucha no cesó en ese momento. Meses antes, un suceso fatal se convirtió en el detonante del salto cualitativo de otra causa justa. Era la tarde del 19 de abril de 1999 cuando una bomba arrojada por un avión militar cayó sobre el Observation Point (OP), en el campamento de la Marina de Guerra utilizado para prácticas de tiro, donde trabajaba como guardia de seguridad el viequense David Sanes


Desde ese atardecer comenzaron las protestas hasta hacer de Vieques un territorio de desobediencia civil donde miles de personas manifestaron la indignación nacional. Habían pasado más de 60 años de injusticias: bombardeos, contaminación ambiental, subdesarrollo económico, desempleo y enfermedades tales como el cáncer, cuya incidencia en la Isla Nena es alarmante. El 1 de mayo de 2003 finalizaron los días de la Marina en Vieques, pero quedaba un largo trecho, como lo hemos visto. Por otro lado, otras formas de enfrentar la realidad han estado presentes en las escenas de estos quince años. Qué decir de la ola migratoria que continúa creciendo. La migración de puertorriqueños a Estados Unidos no es novel, bien lo sabemos, pero en la pasada década y en la actual ha crecido debido a la crisis económica y el desasosiego social que aqueja al País. Esta vez la guagua aérea ha tenido como consecuencia una disminución poblacional. Estudios recientes concluyen que aproximadamente 576 mil compatriotas han emigrado en la última década. En un solo año, el 2011, se fueron 76 mil personas. Algo que no ocurría desde el éxodo de la década de 1950 al 1960. Hoy tenemos más puertorriqueños residentes en diversos estados que en Puerto Rico: 4.2 millones versus 4 millones. Exportamos nuestro mejor recurso, el capital humano, que se va en búsqueda de mejores condiciones de vida.

No pretendemos resumir ni agotar los eventos acontecidos desde hace quince años hasta el presente. Para muestra, un botón basta. Vivimos en un país por hacerse y es responsabilidad de todos edificarlo. Unidad, diversidad, persistencia y compromiso, he ahí el preludio de todas las luchas fructíferas. Mujeres, estudiantes universitarios, trabajadores, ambientalistas, hacedores “Habían pasado más de paz y justide 60 años de injusticia, en fin, artífices de cias: bombardeos, modos de concontaminación amvivencia más justos y fraterbiental, subdesarronos, somos los llo económico, protagonistas desempleo y enferde este momento histórimedades tales como co.

el cáncer, cuya incidencia en la Isla Nena es alarmante”.

De 1998 a hoy, conscientes del pasado y esperanzados en el futuro, en vaivén, contra viento y marea, organizaciones como la Alianza Laura Aponte para la Paz Social, advierten la presencia de otra sociedad vivible. Sí, reitero, es un preludio, y componemos esta obra con gran libertad y responsabilidad, conscientes del reto, porque, parafraseando a quien inspiró el nacimiento de ALAPAS, nuestra querida Laura, nos merecemos la vida.

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El Quinceañer Por Dra. Dinorah Navarro En realidad el quinceañero es un rito moderno con el que se marca la despedida de la niñez y se acepta oficialmente la plena adolescencia. Todo esto se da en el caso de las féminas, los varones pasan sin pena ni gloria, pierden su niñez, nadie les da la bienvenida ni celebra su adolescencia y mucho menos festejarán su adultez, pero con las niñas es diferente. Pues este año celebraremos un quinceañero muy particular. No habrá vestidos hermosos, ni damas, ni desfiles, ni fiesta, porque no se trata de una jovencita, sino de una organización que vio la luz rodeada de dolor y luto y se ha crecido ofreciendo sanación y apoyo. Se trata de la Alianza Laura Aponte por la Paz Social, Inc., (mejor conocida como ALAPÁS).

“Conocía del caso por los medios de comunicación, probablemente usted también escuchó”...

Por cosas del destino me tocó estar desde antes del principio. El último día de uno de los talleres de poesía terapia una de las participantes me pide que vea unos poemas que encontró una amiga en el cuarto de la recién asesinada hija. Conocía del caso por los medios de comunicación, probablemente usted también escuchó, hace quince años, la desgracia de esta joven universitaria que perdió la vida en una discoteca en el Viejo San Juan, por el impacto de una bala perdida. El rapero de moda, El Mexicano, se encontraba allí y auxilió a la jovencita y más tarde le escribió la canción “Un alma inocente”. A vuelo de pájaro vi la obra de esta joven poeta y me di cuenta de sus dotes y recuerdo que le dije: “di a tu amiga que no entregue esos originales a nadie, ella es una gran poeta y si quiere hablar conmigo que me llame”, y le di la consabida tarjetita de presentación.

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“Tuve ante mí todo el dolor, las dudas, la impotencia, el coraje de una madre a la que el crimen le había arrebatado su joven hija menor”.


Pues, para mi sorpresa, la mamá me llamó. La cité y comenzamos una sesión de desahogo larga. Tuve ante mí todo el dolor, las dudas, la impotencia, el coraje de una madre a la que el crimen le había arrebatado su joven hija menor. Hablamos de Laura de su obra y le pedí que nos reuniéramos con otros miembros de su familia y con sus allegados. Así conocí a su hermana, Margarita, a sus abuelos maternos y a un grupo de sus talentosos amigos. Eran sesiones largas e intensas, yo trataba de ofrecerles la mayor información objetiva y digerida sobre el duelo y releíamos la obra de Laura. Hacer esto, sobar y resobar sus metáforas se convirtió en unas especiales sesiones de poesía terapia.

Su madre diligente y su familia organizaron la Alianza Laura Aponte por la Paz Social. Inc., para lidiar con el grave problema de la criminalidad, que nos arrebata a tantos jóvenes de nuestra sociedad, y con las consecuencias que sufren las familias afectadas. Le comuniqué a su madre lo bueno que sería que organizáramos unas reuniones con otros padres y que así ellos también pudieran manejar su duelo. Ofrecí mi oficina y muchos sábados nos quedábamos esperando. Myra, la madre, se desilusionaba y yo le decía que no era fácil cambiar la mentalidad de la gente y que optaran por venir a hablar de su dolor en lugar de anestesiarse en un centro comercial.

Decidimos recopilar la obra y publicar un poemario póstumo. Tuve el honor de ser la editora del libro y gracias a la generosidad de la Asociación de Psiquiatras de Niños y Adolescentes, el Municipio de Caguas y amigos y familiares pudimos publicar el poemario Me merezco la vida. Más tarde también vino a la mesa la creación de una organización que, además de perpetuar su obra y figura, aportara un refugio en medio de la ola criminal que comenzaba a arroparnos.

Perseveramos y así nació el primer grupo de apoyo en Puerto Rico para manejar el dolor de los padres. Ese grupo en forma ininterrumpida se ha reunido los primeros sábados de mes y se ha abierto a otros deudos. Vienen viudos y viudas, huérfanos, hermanos, viene cualquiera que haya perdido a un ser querido.

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La madre incansable piensa que hace falta más, se mueve con una propuesta al Departamento de Justicia; la misma fue aprobada y así se crea en el año 2006 el Afiche en celebración de los 15 años de ALAPÁS, creado por Harold Jessurum. Centro de Ayuda ALAPÁS. Ahí se ofrece un catálogo de servicios profesionales, excelentes y gratuitos. Tuve la suerte de colaborar en su diseño programático y operacional y ser su primera coordinadora. Ciencia y empatía han sido parte del éxito. Pero antes vino el Jardín de los Siemprevivos, el Bosque que lleva el mismo nombre, esfuerzos todos encaminados a dar sentido al dolor a través de diferentes medios: sesiones de desahogo, terapias psicológicas o la siembra de un árbol.

Poema por Laura Aponte Rivera

Dar sentido al dolor es un acto de resiliencia, no olvidaremos pero sanaremos. Han sido cientos los voluntari@s que han ofrecido vida a esta organización. Ha sido difícil la búsqueda de fondos que permita seguir ofreciendo semejantes servicios en forma gratuita, pero ahí la tenemos: de pie, crecida, fuerte, con sus quince años. ¡¡¡¡Gracias, ALAPÁS, felicidades!!!! Y que cumplas muchos más…

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Sobredosis de Realidad Por Herbert Rolando Rivera Castro

En este artículo pretendo hablar acerca de mi experiencia en la Alianza, pero creo que no es justo hablar de mi experiencia sin antes hablar del deseo de mi persona por asistir a las víctimas del crimen. Casi recientemente me gradué con honores de la Universidad del Sagrado Corazón. En la actualidad me encuentro con un título universitario, grado bachillerato en sistemas de justicia y, hasta ahora, admito con toda honestidad, que al escoger dicha carrera yo no tenía ni la más mínima idea a qué era lo que iba. Fue una carrera que escogí casi al azar, pero que con el paso del tiempo aprendí a aferrarme a ella e inclusive a cogerle cariño. Puedo describir la carrera de sistemas de justicia como una carrera compleja, ya que para entender la misma hay que ampliar los límites de lo que comúnmente definimos como moralidad, tener una mente muy abierta y tener un pensamiento crítico altamente desarrollado. Durante el trayecto de tan compleja carrera se hablaba mucho sobre la defensa criminal, las posibles causas de la criminalidad y la manera errónea en que el Estado está tratando el problema de la criminalidad, y no fue hasta que tomé una clase de victimología que me di cuenta que estábamos ignorando en todas esas clases a la persona más impactada en la dinámica criminal: la víctima. Sin embargo, a pesar de mi recién adquirido interés por las víctimas del crimen, mi persona sabía que no era suficiente tomar una clase de victimología o penología para tratar el problema de la victimización: era hora de actuar. La oportunidad de dar mi aportación a esta noble causa se me presentó cuando fue la hora de

realizar mi práctica universitaria, y entre todas las entidades en donde podía hacer la misma, escogí ALAPÁS. No era la primera vez que escuchaba de tal organización, ya que durante el desarrollo de mi carrera, en mi clase de problemas sociales mi profesor me había afamado la Alianza. Comencé mi labor de voluntario en la Alianza y tengo tres palabras para describirlo: sobredosis de realidad. Mencionando mi trayecto de estudiante universitario todo lo que sabía sobre víctimas de crimen lo había leído en libros, artículos o casos. No es lo mismo leer sobre un padre o madre de familia a quien brutalmente le asesinaron a su hijo frente a sus ojos que tener a susodichos padres delante de ti llorando y contándote la historia, y también darse cuenta que el trato de los agentes de orden público y otras agencias del sistema de justicia puertorriqueño hacia estos es indiferente en un momento de arduo dolor. Confieso que mi reacción ante dichas situaciones fue casi deprimente, pero de nuevo cito las tres palabras que mencioné anteriormente: “sobredosis de realidad”. No dejé que esta sobredosis me desanimara en ningún momento, ya que si le daba la espalda a la causa nadie iba a velar por esta gente que es vista de menos ante los ojos de la justicia, y en muchos casos, olvidada. Es aquí donde entiendo entonces que mi labor en ALAPÁS es orientar e interceder por estas personas a las que la justicia les ha dado la espalda y a través de ello es que yo doy mi contribución a la causa.

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Derechos ReservadosŠ Alianza Laura Aponte por la Paz Social, Inc. Septiembre 2013


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