Revista Familia no.99 Febrero 2014

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E ducación

molestan

me en la escuela... ¡ya no quiero ir!

“Diego” era un niño alegre y bromista de 11 años, flojo para la escuela pero con gran afición al fútbol. Inició educación formal y hasta cuarto año en una escuela privada, la situación económica de los padres los obligó a buscar para “Diego”, una escuela pública ubicada en el sector en donde vive (clase media, media alta) y considerada buena escuela. El niño se entusiasmó con el cambio, extrañaría a sus amigos, pero era más atractivo el tener menos tarea. Inició en agosto, al principio extrañó la disciplina de su antigua escuela, el ambiente físico, pero ante todo estaba obteniendo buenas calificaciones. Al ir pasando los días, él se fue trasformando, se convirtió en un niño, irritable, exigente, violento y se quejaba de dolor de estómago antes de ir a la escuela. Empezó a no poder dormir o despertar a media noche y no dormirse insistiendo que no quería ir a esa escuela. Los síntomas se fueron agravando hasta que les informó a sus padres que su renuencia en ir a la escuela se debía a que había un niño de sexto año con algunos compañeros que lo estaban molestando, le decían mariquita, fresa, lo empujaban de las escalera, lo seguían por el patio de la escuela en la hora del recreo y lo amenazaban. Los padres le dijeron que acudiera con la maestra y ésta le recomendó que enfrentara a los niños y al hacerlo el acoso se intensificó. Los padres hablaron con la maestra, y ésta les dijo que no se preocuparan, que tomaría acciones para evitar que el maltrato se siguiera dando y que estaría pendiente de Diego. Días después cuando iban a la escuela “Diego”, llorando se agarró del cerco del jardín y empezó a gritar que no iría, en un momento se puso rígido totalmente como si estuviera paralizado y la mirada estaba perdida la madre se asustó y lo sacudió. En ese momento el niño empezó a decir una cantidad de improperios hacia ella, no la reconocía, la amenazó diciéndole “mire señora si me obliga a ir a la escuela le voy a hacer daño, me voy a ir de esta casa, quiero salir corriendo y no parar” al mismo tiempo no dejaba de repetir “tengo que matar a ese niño, él no tiene derecho a decirme y hacerme lo que me hace, lo voy a matar, repetía constantemente”. Al presentar esta crisis los padres buscaron para “Diego” ayuda psiquiátrica el cual prescribió tratamiento y que dejara de ir a la escuela porque estaba siendo ACOSADO. En una crisis de manera muy decidida dijo “ahorita me voy a matar a este niño” se fue a su mochila y sacó un cuchillo que días antes había escondido, amenazó herir a aquél que se lo impidiera, porque ese niño había hecho que toda su familia sufriera y que él no pudiera controlarse. “Diego” estuvo un mes sin asistir a la escuela, 16

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paulatinamente el medicamento y la intervención psicológica empezó hacer efecto y logró incorporarse a su antigua escuela. Ahora es un niño con un comportamiento casi normal, todavía no puede pasar por enfrente de la escuela, aunque sea en fin de semana o por las noches. ¿Qué fue lo que sufrió “Diego” en la escuela? Fue objeto del bullying. En la actualidad más del 5 por ciento de los niños en edad escolar sufren de lo que en nuestros días se conoce como bullying (palabra proveniente del vocablo holandés que significa acoso). A diferencia del compañero dañista de nuestros tiempos de primaria, el fenómeno del bullying es más complejo e intervienen factores, sociales, familiares y escolares. El bullying no es privativo de algún sector de la sociedad, es más frecuente que el agresor sea masculino, se puede presentar en todas las edades pero es más frecuente en niños mayores y adolescente. El “bully” o agresor escoge a la víctima, generalmente porque tiene una característica distintiva, es el gordito, el delgado, el moreno, el alto, el tímido o el niño nuevo que se acaba de integrar. Por lo general, no actúa solo se hace acompañar de niños que quizás sufrieron su acoso y para evitarlo se unen a él. El agresor acosa a la víctima cuando está sola, en los baños, en los pasillos, en el patio. Por esta razón los maestros, la mayoría de las veces no están enterados y si viene la víctima a quejarse la maestra(o) le sugiere que ya está grande que enfrente sus propios problemas. Sin embargo, no se trata de un simple empujón o comentario, se trata de una situación que si no se detiene a tiempo puede provocar severos daños emocionales a la víctima, que han originado acciones de venganza que llegan al extremo de cobrar vidas de estudiantes dentro de las escuelas. Los tipos de acoso son: Exclusión social: Cuando se ignora, se aísla y se excluye al otro. Verbal: Insultos y menosprecios en público para poner en evidencia al débil. Psicológico: En este caso existe una persecución, intimidación, tiranía, chantaje, manipulación y amenazas al otro. Físico: Hay golpes, empujones o se organiza una paliza al acosado.


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