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Los derechos económicos de las mujeres // Lídice Ramos Ruiz

Puestas fuera de la ley; menores, pero responsables; sin derechos, pero esclavas de todos los deberes, sin protección, sin defensa, las mujeres deben defenderse ellas mismas.

Liga de Mujeres de Francia. Nota en el diario Urumea de Francia fechada el 8 de enero de 1885.

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Liga de mujeres de Francia

Liga de mujeres de Francia

INTRODUCCIÓN

Consideramos oportuno analizar el tema de los derechos económicos de las mujeres como un homenaje a las que desde el siglo XIX vienen enfrentando la defensa de sus derechos. Esos momentos nos parecen lejanos, pero son la simiente de los esfuerzos feministas de los siglos posteriores.

El 8 de marzo es, para nosotras las ciudadanas del mundo, una fiesta cívica-política que es conmemorada y, cada año, es considerada como una oportunidad para la reflexión sobre los avances o retrocesos que ello implique. En estos tiempos consideramos muy pertinente detener el paso y analizar los cambios en la teoría y las propuestas internacionales.

Así como la doctora Amelia Valcárcel nos recuerda la necesidad de considerar desde la filosofía las obras tempranas del feminismo, desde la sociología cabe destacar las propuestas y lemas de los movimientos sociales de las mujeres.

En esta ocasión vamos a marcar algunos antecedentes y la ruta seguida desde las instituciones internacionales dada la presión del Feminismo, con mayúsculas, mostrando cómo su idea impulsora ha calado en la teoría económica y en las transformaciones sociales que hoy disfrutamos.

ANTECEDENTES

El 8 de marzo forma parte de las fiestas cívico-políticas de las mujeres desde 1910, cuando en la II Conferencia Internacional de las Mujeres Socialistas, celebrada en Copenhague, la alemana Clara Zetkin planteó el tema de la conmemoración sobre las huelgas de las garment workers en los Estados Unidos, fijándose así el 8 de marzo como “Día de las Mujeres Trabajadoras”.

La industria textil en Estados Unidos contaba con obreras y obreros migrantes desde mediados del siglo XIX, de hecho, en 1857 se presentaron huelgas buscando mejores sueldos y jornada laboral más acorde con el sexo de las y los trabajadores. Mención especial son los esfuerzos por limitar el trabajo infantil.

Las trabajadoras protestaban bajo el lema de “Pan y rosas” y sus huelgas en su acontecer puntual siempre fueron reprimidas. Sin embargo, si partimos de considerarlas como el inicio de un proceso histórico-sociológico-político, son la chispa y el espíritu que nos ha permitido caminar en los esfuerzos de libertades y derechos, en especial derechos económicos, durante los siglos XX y XXI.

ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS

La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó en 1967 la Declaración Sobre la Eliminación de la Discriminación Hacia las Mujeres, con lo que el tema de las mujeres se coloca a nivel de los países, así como las demandas internacionales por situar su participación en los temas del desarrollo de los pueblos.

Para el año de 1975, cuando se realiza la Primera Conferencia Mundial de las Mujeres en México, a instancias de la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), también se declara el 8 de marzo como Día Internacional de las Mujeres y de la Paz Internacional.

Se suceden las Conferencias Mundiales en 1980 en Copenhague y se establece el Decenio de las Naciones Unidas para las mujeres. En 1985, en Nairobi, ya se menciona la igualdad de género, la paz y el desarrollo. Beijing, en 1995, cuenta con una Declaración y una Plataforma de acciones para los 185 países representados en ese organismo internacional.

Como bien sabemos, es en 1995, en el marco de la Cuarta Conferencia Mundial de las Mujeres de la ONU, cuando logramos la Declaración de nuestros derechos como derechos humanos. Derechos de la cuarta generación que corresponden a derechos de grupos. Todo un parteaguas para el reconocimiento y crecimiento de la formación de ciudadanía plena de las mujeres. Así también, este logro de la igualdad de derechos de género, sin duda, amplía la democracia participativa y el empoderamiento femenino en diversos órdenes de la vida en sociedad, pues se establecen compromisos para, en un mediano plazo, con este “dar poder”, desaparezca la óptica de ver a las mujeres como personas o grupos débiles o vulnerables.

SIGLO XXI: DE LAS TEORÍAS Y LAS PROPUESTAS GLOBALES

¡Muchos avances! ¡Sin lugar a dudas! Mas debemos reflexionar un poco sobre el establecimiento de demandas en los marcos ético-normativos del desarrollo sostenible, en especial en los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) de 2015, para comprender las metas y construir compromisos con el enfoque de la igualdad de género. Vale preguntarnos: ¿Cuántos laberintos se han librado para llegar hasta aquí y cuántos nos faltan todavía? Ya que los enunciados de varios documentos son muy recientes en el tiempo.

Clara Zetkin, luchadora por los derechos de las mujeres.

Clara Zetkin, luchadora por los derechos de las mujeres.

ONU-Mujeres surge en el 2010 como una instancia especial y se suma a estas ideas de las Conferencias, pero va más allá al reconocer situar las bases del desigual trato a las mujeres en las estructuras que subyacen en las dimensiones sociales, económicas y ambientales. Por ello, hace un llamado para una transversalización robusta de consideraciones plasmadas en tres áreas críticas:

a) Protección contra la violencia de género.

b) Igualdad de género en la distribución de capacidades sociales y económicas, como educación, salud sexual y reproductiva de mujeres, adolescentes y niñas; acceso a recursos de tierra, trabajo y seguridad económica.

c) Igualdad en el poder de decisión y gestión de la gobernabilidad.

El documento de resultados de Río-20 o de la Conferencia de Desarrollo Sostenible de junio 2012, afirma: “reconocemos que la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres son importantes para el desarrollo sostenible y nuestro futuro común”. Y asegura “reafirmamos nuestros compromisos de asegurar a las mujeres igualdad de derechos, acceso y oportunidades de participación y liderazgo en la economía, la sociedad y la adopción de decisiones políticas”. El compromiso no siempre ha sido enumerado de esta manera. Incluso, tenemos dificultades de lenguaje, pues desde muchas instancias nacionales e internacionales los documentos hablan de LA MUJER y sabemos lo poco apropiado de ese concepto, preferimos LAS MUJERES, sin embargo no siempre se presenta en plural.

¿Qué se solicita de las mujeres, hoy día, desde la economía vista como desarrollo sostenible y/o desarrollo sustentable? La Agenda para el Desarrollo Sostenible del 2013, consensuada entre los Estados, contiene 17 objetivos y 169 metas. Muestra la incorporación sistemática de la perspectiva de género para promover sociedades inclusivas con acceso a la justicia desde ésta visión, haciendo énfasis en el objetivo cinco del horizonte de la igualdad se proclama analizar:

a) El trabajo no remunerado de autoconsumo, como por ejemplo, acarreo de agua y leña.

b) El trabajo precario en zonas rurales que es, en la mayor parte, realizado por mujeres, donde un 38 % no recibe ingresos por ello.

c) La escasa propiedad de las mujeres de tierras agrícolas.

d) Los esfuerzos contra corriente para protección del medio ambiente y educación sobre el mismo, por no tener acceso a su control.

e) El aumento en las cargas potenciales de la economía de cuidados en caso de desastres naturales y ajustes económicos.

f) La ignorancia frecuente del liderazgo económico femenino a la hora de valorización del producto interno de los países.

Todo lo anterior, plasmado en los discursos y documentos internacionales, nos resulta halagador, pero nuestra mirada reflexiva obliga a hacer un breve recorrido retrospectivo de los aspectos involucrados en las capacidades económicas reconocidas en las mujeres, porque las visiones sobre nosotras muchas veces están sesgadas.

Lo dicho en los documentos son recomendaciones a los países miembros de la ONU, no son obligaciones a cumplir o implementar, a menos que sean parte de la agenda firmada por los gobiernos. Dentro del reconocimiento de estos contenidos, vemos claramente cómo se logra hablar de los distintos tipos de trabajo realizados por las mujeres. Trabajo salarial, mal pagado; trabajo doméstico, trabajo de cuidados de las personas y del ambiente natural, trabajos rurales y de las mujeres indígenas. Pero, ¿dichas recomendaciones son capturadas por los esquemas clásicos de la teoría económica del desarrollo? Como sería lógico aceptar, el mundo de las ideas y de los conceptos existe detrás de los programas, acciones y prácticas de los agentes que van a implementar los acuerdos.

Muchas personas sabemos que las teorías del desarrollo son el tema dominante de los estudios y prácticas económicas a partir de la Segunda Guerra Mundial. Desde allí se pretendía construir cierto tipo de relaciones económicas capitalistas donde los países del Sur, llamados Subdesarrollados, alcanzaran en un tiempo breve los niveles de desarrollo de los países del Norte.

Se consideraba que las políticas de modernización industrial, urbanización y transformación tecnológica de la agricultura lograrían un crecimiento económico, trayendo como consecuencia una filtración de arriba abajo de los beneficios del mismo. El Estado sólo tenía asignado el rol de crear las condiciones para facilitar dicho crecimiento.

Las sufragistas británicas —Suffragettes— Annie Kenney y Christabel Pankhurst.

Las sufragistas británicas —Suffragettes— Annie Kenney y Christabel Pankhurst.

Empero, la integración de las mujeres en procesos globales de crecimiento y desarrollo económico, político y social de los años sesenta percibe su incorporación, considerando tres supuestos:

a) Las mujeres son receptoras pasivas del desarrollo, sólo consumidoras o usuarias de recursos.

b) La maternidad es el rol más importante de las mujeres.

c) En la crianza es donde mejor desempeño (no productividad) tienen las mujeres en su contribución al desarrollo.

d) En el sector productivo su eficiencia es tan baja que se justifican los salarios precarios.

Las mujeres en México son fundamentales para el desarrollo del país.

Las mujeres en México son fundamentales para el desarrollo del país.

Percibimos con claridad cómo durante más de veinte años de terminada la Segunda Guerra Mundial, sólo se aprecia en las teorías económicas a las mujeres en el rol reproductivo. Por ello se implementan los programas de planificación familiar donde ellas serán las responsables de los límites de las familias y del crecimiento de la población. Si bien, se acepta que las mujeres son un “problema” para salir del subdesarrollo, precisando atención como un segmento vulnerable, en las prácticas de los programas se les trata como receptoras de ayudas alimentarias o de servicios reproductivos y su educación sólo importa como madres o esposas, dependientes afectuosas, sumisas, emotivas y débiles.

Para los años setenta, con el crecimiento de la fuerza y el impacto del movimiento feminista mundial, la esquematización de la visión de desarrollo de la “filtración de arriba abajo” queda corta. Germina la preocupación por añadir una dimensión social, con elementos redistributivos. Se le asigna al Estado una participación activa y con ello se habla de planeación guiada, “Estado de Bienestar”. A partir de entonces, los proyectos dirigidos a los países pobres del llamado Tercer Mundo, enfatizan la idea de colocar a las mujeres dentro de los grupos vulnerables, a pesar de ser la mitad de las poblaciones de los países.

Así, a partir de 1975 con la primera Conferencia Mundial de las Mujeres de México, bajo el lema “Igualdad, desarrollo y paz”, se cobija la propuesta de “Mujeres en el Desarrollo” (reconocida como propuesta MED) enfocada al bienestar, la equidad, antipobreza, la eficiencia y la productividad. Para la causa de las mujeres y en paralelo a la implementación de programas de apoyo al desarrollo, Ester Boserup (1910-1999), economista danesa, plantea la idea de “no neutralidad” de los costos y beneficios del desarrollo y cuestiona a los programas de ayuda de los organismos internacionales, pues en vez de apoyar a las mujeres, las perjudican. Ella denuncia la concepción de “mujer en el desarrollo”, sostenida por dichos organismos e implícita en sus prácticas del paradigma modernizador, pues actuaba bajo estereotipos occidentales que tenían a las mujeres centradas en el ámbito doméstico-reproductivo y no consideraban sus roles productivos en los sistemas agrícolas, por ejemplo, de África y la India. Por tanto, asignaban una aportación secundaria y sin valor a:

a) La recolección de leña o acarreo del agua.

b) Protección de bosques o especies animales.

c) Vigilancia comunitaria de las tierras o viviendas.

Ester Boserup (1910-1999).

Ester Boserup (1910-1999).

Con todo, ella no cuestiona teóricamente los principios del desarrollo, pero sí logra apuntalar que en las economías a las que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (más conocida como FAO, por sus siglas en inglés) llevaba recursos de apoyo, se debería destacar la interrelación entre la agricultura, la migración, las tecnologías, el uso de la tierra, los roles de género y los aspectos simbólicos de los pueblos. Tres aspectos resultan claves en sus argumentaciones: 1) la falsa neutralidad de los actores en el desarrollo; 2) la mirada sobre las mujeres, institucionalizada en las prácticas gubernamentales; 3) la falta de reconocimiento de las experiencias de las mujeres diferentes a las de los hombres en los países del Sur. Avances importantes en el camino de las demandas de las mujeres.

Por otro lado, al introducirse los aspecto de eficiencia y productividad en este enfoque MED, cuestionaba el tipo de trabajo que las mujeres realizaban en la esfera mercantil. Su incorporación en aumento en el mercado de trabajo será valorizada con el estándar masculino adaptado por el estilo “fordista” y los supuestos de “familia nuclear”. Una “justificación de mercado” muy adecuada desde la ciencia económica para que ellas reciban salarios menores a los de sus colegas varones en igual trabajo.

Además de este polémico aspecto del trabajo, vamos a encontrar sustantivas críticas a la propuesta MED sobre la ceguera del poder o las conexiones sistémicas entre procesos sociales y la acumulación capitalista. La teoría económica y sus aplicaciones se aprecian como una economía androcéntrica que coloca los aspectos del desarrollo contrapuestos a la reproducción humana; como una ciencia matematizada que realiza adecuaciones teóricas para incluir los temas de mujeres y trabajo de manera secundaria y justificando demandas del movimiento feminista.

Tenemos que las polémicas teóricas sobre la rigidez del esquema MED y el desgaste económico del proyecto Modernizador, entre otros factores, dieron origen a la propuesta de “Género en el Desarrollo” (GED), para la que no bastaba tomar en cuenta a las mujeres sino considerar otros condicionantes políticos, étnicos, raciales, de clase y edad, para el proceso de establecer prioridades para el desarrollo e incorporar las demandas de la economista Boserup.

La terminología de género y sus particulares propuestas de relaciones desiguales de poder tanto en la familia como en los sectores de la economía, fue adoptada por las instituciones que cooperan para el desarrollo. Ahora bien, no todas las instancias la interpretan de igual manera. Para unas, género es otra palabra para denominar mujeres, para otras, una buena excusa para abandonar proyectos productivos dirigidos a mujeres, y para las feministas u organizaciones sociales de mujeres, género alude a asimetrías de poder.

Los argumentos de esta nueva propuesta enfatizan que para concebir la contribución de las mujeres al desarrollo, debe identificarse la subordinación y desigualdad de trato hacia ellas, además de encontrar las relaciones sociales que obstaculizan la equidad entre mujeres y hombres, el porqué de la ruptura abrupta entre lo público y lo privado, y como elemento nuevo y muy relevante, tener en cuenta las adecuaciones y relaciones dentro de la unidad doméstica. La familia ya no es el espacio homogéneo y con una función de utilidad. Aparece por otros caminos no propios de la economía tradicional. El estudio de la familia no armónica y con distinciones de poder muy marcadas en su interior, toma carta de explicación nueva.

Para los años ochenta, el componente relacional de género permea a la economía. Los organismos internacionales, las agencias nacionales y de sociedad civil adoptan el proyecto GED. Desde la óptica de la estudiosa Caroline Moser (1993), se trata de una propuesta que contiene una serie de estrategias cuyo propósito es conseguir, por parte de las mujeres, el logro de la igualdad y equidad con los hombres mediante su propio empoderamiento.

Empoderamiento referido al fortalecimiento de las potencias de las mujeres. Como una redistribución del Poder, con mayúsculas, dentro de la estructura patriarcal, refiere a un proceso donde la persona alcanza el control de su propia vida mediante cambios en las relaciones de marginación, dependencia, exclusión o explotación. Una elevada ambición que en términos prácticos de la economía pasó del lenguaje del bienestar a buscar la equidad de género y a caminar por la experiencia del empoderamiento, para tener mujeres como sujetos del desarrollo, pero en muchas ocasiones esquivando el contenido político de las relaciones de género.

Por lo anterior, desde los años noventa, las políticas de cooperación internacional que pretenden la aplicabilidad del proyecto GED enfatizaron los dos últimos tópicos. ¿Cómo hacer a las mujeres más productivas en el mercado de trabajo asalariado? ¿Cómo elevar su racionalidad económica? La relación entre la eficiencia y la productividad se perfila claramente.

La búsqueda de soluciones a las inequidades de género coincidió con el deterioro de la economía mundial y la recesión del mundo subdesarrollado, con las políticas de ajuste estructural y la nueva visión del desarrollo con base en la sostenibilidad. Toda una serie de elementos se presentan para la redefinición de la equidad de género. El tratamiento de las reivindicaciones de género pasará por el replanteamiento del principio de igualdad al develarse la feminización de la pobreza y los pocos avances en la legislación laboral para conciliar la interdependencia del trabajo doméstico, de los cuidados y el mercantil que ejecutan las mujeres.

Para varias organizaciones feministas que trabajan los aspectos económicos se habla de una desarticulación del “pacto de género” del proyecto GED. Toman fuerza y forma las diversas aristas de exclusión por género y la comunidad internacional tiende a movilizar los estudios y los recursos para responder al cambio de paradigma económico para el desarrollo en condiciones de gran incertidumbre.

invertir en el empoderamiento económico de las mujeres contribuye directamente a la igualdad de género

Considerando al sujeto-mujer del desarrollo sostenido, ONU-Mujeres es muy clara cuando dice: invertir en el empoderamiento económico de las mujeres contribuye directamente a la igualdad de género, la erradicación de la pobreza y el crecimiento económico. Las mujeres sufragan de manera muy significativa a las economías, ya sea en empresas, granjas, como emprendedoras o empleadas, o trabajando como cuidadoras domésticas no remuneradas.

En este apretado resumen de los laberintos de más de un siglo por tener un espacio en los aspectos de los derechos económicos, las vivencias de las mujeres son muy variadas de acuerdo a su nivel educativo, racial, étnico y de edades y preferencias sexuales.

Las diferencias del mercado laboral en general, dada la globalización, cuentan con un sinfín de alternativas para evadir las demandas de seguridad, igualdad salarial, límites a las jornadas de trabajo y respeto al esquema de un orden pactado dentro del capitalismo industrial y nos hablan de un mercado laboral flexible.

Referencias

Moser, C. (1993). Gender, Planning and Development: Theory, Practice and Training. London: Routledge.

Índice de ilustraciones

Pág. 22 AJB San Isidron (Marzo 2016) Fotografía tomada de: http://ajbsanisidro.org/?p=6750

Pág. 23 Casanova, Francisca / T13 (Marzo 2019) Fotografía tomada de: https://www.t13.cl/noticia/mundo/ por-que-se-conmemora-8-marzo-dia-internacional-dela-mujer-0308

Pág. 24 Mujeres Bacanas (2019) Fotografía tomada de: https://mujeresbacanas.com/clara-zetkin-1857-1933/

Pág. 25 Wikipedia (2019) Fotografía tomada de: https:// es.wikipedia.org/wiki/Sufragio_femenino

Pág. 26 Gobierno de México (Febrero 2017) Fotografía tomada de: https://www.gob.mx/bienestar/es/articulos/en-el-dia-de-la-mujer-mexicana

Pág. 27 Turner II, B. L. and Fischer-Kowalski, Marina (Diciembre 2010) Fotografía tomada de: https://www. pnas.org/content/107/51/21963

Pág. 28 Freepick (2019) Fotografía tomada de: https:// www.freepik.es/psd-gratis/plantilla-banner-colorido-dia-mujer_6760415.htm#page=1&query=8%20 de%20marzo&position=40