los mayores obstáculos que tenemos, que las mujeres trans no quieran apersonarse ante las instancias correspondientes por temor a sufrir represalias, ya sea por un despido, por el crimen organizado, en este caso las pandillas, o también porque lastimosamente no confían en las instituciones públicas y, aunque se les ofrezca el acompañamiento, sienten que sus acciones ante el Ministerio Público no avanzarán. En las últimas décadas, las maras y pandillas han tomado especial importancia en Honduras, convirtiéndose en un problema para la seguridad pública que preocupa al gobierno y despierta temor de la sociedad. Aunque esto no es nada nuevo en Honduras, la sistematización del uso de la violencia y la brutalidad demostrada hacia las mujeres trans, es algo sin precedentes. La mujer trans trabajadora sexual está inmersa de manera obligada en el sistema de las maras, pues para realizar el trabajo sexual debe acatar las directrices de las maras según las zonas de trabajo, esto trae como consecuencia una reducción de la interposición de las denuncias pues, algunas veces, los victimarios son miembros de maras. Sin embargo, aunque sin duda representan una dificultad fuerte y real que merece mayor atención, no sería correcto señalar a las maras como los principales responsables del alto nivel de violencia que desde hace tiempo afecta a las mujeres trans. Al respecto, señala Violeth Castellanos, Promotora de Derechos Humanos del CUCR: La mayoría de los casos que atendemos en el CUCR que han querido interponer una denuncia quedan dentro del Colectivo y no proceden más allá por miedo. Primero lo que hace el Ministerio Público es decir que nos va a mandar al Juzgado de Paz. ¿Cómo van a poner a una mujer trans en un Juzgado de Paz frente a un marero? Sabemos que así esta persona va a correr más riesgo todavía. Y agrega Nataly Zelaya, Promotora de Derechos Humanos del CUCR: Lo que nos comentan ellas es que las denuncias a veces tienen que ser contra los miembros de las maras. En las mismas zonas donde ellas trabajan, las maras les siguen cobrando impuestos de guerra, les obligan a comprar números o hasta a vender droga. Recuerdo a unas chicas de una zona de trabajo sexual en San Pedro Sula, les dimos asesoramiento y decidieron no interponer la denuncia por temor, porque han sido víctimas de vendedoras de drogas pertenecientes a las maras. También hay mujeres trans puestas por las maras como jefas de zonas de comercio sexual.
E. Migración forzada El siglo XXI ha sido clave para la migración de la población trans del país. En 2018, 28