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Qué escuchó Humboldt a su paso por los Andes colombianos?

Exposición Si los oídos de Humboldt y Bonpland hablaran, presentado en la Fundación Gilberto Álzate Avendaño- FUGA. Foto: Colectivo HyB.

miguel martínez DelgaDillo* ¿QUÉ ESCUCHÓ HUMBOLDT A SU PASO POR LOS ANDES COLOMBIANOS?

Una investigación javeriana recrea los pasos de Alexander von Humboldt y Aimé Bonpland en su paso por la actual Colombia. Los resultados de esta Investigacióncreación se han divulgado en una instalación artística con paisajes sonoros.

Pocas figuras académicas y científicas han logrado un nivel de aportes y reconocimiento tan altos como los de Alexander von Humboldt. La Academia de Ciencias de Berlín lo nombró como el científico más importante de su época, mientras que la Academia Francesa lo llamaba “el nuevo Aristóteles”. Y no es para menos. Humboldt dedicó buena parte de su vida a explorar e investigar los entornos naturales del continente americano.

Sus estudios de campo han impactado en áreas como la zoología, botánica, mineralogía, oceanografía, climatología y vulcanología, entre otros. Es considerado el padre de la geografía moderna y fundamentó las bases de la ecología. Casi dos siglos atrás, fue el primero en hablar sobre cambio climático y de sus impactos en los ecosistemas. En fin, sus contribuciones en el mundo científico son incalculables.

Fue en 1800 cuando en camino a la ciudad de Quito, y tras un viaje un tanto accidentado, llegó a Cartagena con su colega Aimé Bonpland. Allí emprendieron un viaje por el río Magdalena para encontrarse con José Celestino Mutis y compartir los conocimientos del médico y botánico español sobre la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada. Fue en este viaje que atravesaron el país registrando la flora, fauna, ecosistemas, climas y algunos temas sociales relevantes ligados a la naturaleza. Todas las descripciones, ilustraciones y comentarios quedaron registrados en sus diarios de campo que se convirtieron en libros que publicaron años más tarde.

Doscientos años después de esta travesía, María Camila Parra, ecóloga y maestra en Conservación y Uso de Biodiversidad de la Facultad de Estudios

Presentación gráfica de la exposición.

Ambientales y Rurales de la Pontificia Universidad Javeriana, quiso rescatar el legado de Humboldt y Bonpland en su paso por el país. “Ellos fueron unos exploradores que describieron muchísimos procesos ecológicos y sociales que estaban ocurriendo por las zonas por las que pasaron. Sus viajes fueron muy extensos y muy importantes para entender cómo eran los ecosistemas para inicios del siglo XIX”, explica.

Parra inició con la investigación por un interés personal por la vida y obra de los naturalistas europeos. Sin embargo, poco a poco se fue dando cuenta que el tema requería de un grupo interdisciplinar de investigadores y creadores de diversas especialidades que poco a poco se fueron sumando al proyecto con el mismo entusiasmo e interés.

De esta manera nació el colectivo H&B20167 conformado por los profesores Juan David Amaya, del Departamento de Ecología y Territorio; Yomayra Puentes Rivera y Luisa Roa, del Departamento de Artes Visuales; Pedro Vizcaya, del Departamento de Ingeniería Electrónica; Sol Camacho y Camila Parra del Colectivo Viaje Sonoro, y Martín Bermúdez del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC). El colectivo concretó esos intereses comunes en un proyecto de investigación+creación.

De la ciencia al arte

Así surgió Si los oídos de Humboldt y Bonpland hablaran, una instalación artística con paisajes sonoros e ilustraciones de lugares visitados por los científicos en el Valle del Magdalena y la Sabana de Bogotá. Esta experiencia artística busca analizar y representar los cambios en los ecosistemas en tres lugares icónicos colombianos recorridos por Alexander von Humboldt y Aimé Bonpland en el siglo XIX: Salto de Tequendama, Honda y el Puente Natural de Icononzo.

El equipo recolectó datos acústicos en estos lugares y compararon esa información con los diarios de campo, descripciones y dibujos que Humboldt y Bonpland realizaron siglos atrás. De esta forma, han logrado desentrañar cómo han cambiado tres sitios emblemáticos: el Salto del Tequendama, el Puente Natural de Icononzo y Honda. “Fue impactante ir a los lugares y confirmar que esos ecosistemas han cambiado mucho, sobre todo por la intervención humana. Por ejemplo, en sus diarios mencionan que cerca de Bogotá se veían flamingos. Eso hoy en día es impensable”, afirma Parra.

Siguiendo las enseñanzas de Humboldt, utilizan la ecología de paisajes sonoros para analizar los ecosistemas de manera integral y entender que lo ambiental, lo social y lo económico están conectados. Adicionalmente, incluyen herramientas de la investigación social para dar un contexto histórico y actual a las regiones seleccionadas. “Como no se puede conocer cómo eran originalmente estos paisajes, su recreación artística ayuda a reflexionar no sólo sobre nuestra historia sino también sobre las opciones de uso, conservación y restauración de paisajes sonoros y ecosistemas, así como a abordarlos desde una experiencia sensible”, dice la investigación.

Teniendo como principal insumo las anotaciones de campo de los científicos europeos, trabajan de forma interdisciplinar, combinando la ciencia, el arte, la historia ambiental y la ingeniería, para plasmar a través de paisajes sonoros (pistas de audio especializadas) y de ilustraciones, una recreación de cómo eran estas tres regiones hace doscientos años.

Para Sol Camacho, bióloga e investigadora de este proyecto, utilizar los paisajes sonoros es una forma de promover que la ciencia sea accesible a nuevos públicos. “El sonido es un lenguaje universal, que puede variar dependiendo de ciertas sensibilidades de cada persona, pero elimina las barreras de nivel de estudios, edades, lugares de procedencia, lenguas. Así cualquier persona puede hacer parte de la experiencia y entender desde su subjetividad”, sostiene.

Esta investigación fue financiada por la convocatoria de apoyo a proyectos de creación e investigación artística – Banco Santander de la Vicerrectoría de Investigación en 2019. Durante casi un mes estuvo en exposición en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño en la que se presentaron dos paisajes sonoros y dos ilustraciones por cada lugar seleccionado. El proyecto avanza en la revisión de material que permita comparar los cambios del paisaje centrado en anfibios y aves. También, en el análisis de imágenes satelitales, ilustraciones y literatura histórica “El sonido es un lenguaje universal, que puede variar dependiendo de ciertas sensibilidades de cada persona, pero elimina las barreras de nivel de estudios, edades, lugares de procedencia, lenguas”, Sol Camacho, investigadora.