Los primeros cuidados del recién nacido: Lactancia y Función Materna Carlos Daniel Medina
La sensación de pertenecer se desarrolla primero y sobre todo dentro de la familia, a partir de esa experiencia temprana, dicha sensación se extiende al barrio, la nación, al grupo étnico y la religión a la que pertenecen los padres del niño. Nuestras primeras raíces la echamos dentro de la familia, los intensos sentimientos positivos acerca de nosotros mismos y los firmes lazos emotivos que adquirimos en nuestras primeras experiencias dentro de grupo familiar nos tendrán anclados en la vida, nutrirán nuestra seguridad y nos permitirán sortear exitosamente todas las adversidades de nuestra existencia. Crecer en una familia en la que en todo momento existen relaciones estables y positivas entre los padres y entre éstos y sus hijos, capacita al sujeto en desarrollo para formar y establecer relaciones estables, satisfactorias y duraderas con sus semejantes. Podemos decir que la familia tiene dos funciones: una implícita que supone la elaboración de los afectos y otra explícita que es la socialización de los hijos, a este respecto Winnicott dice que es en el seno de la familia donde todo sujeto cuenta con la mejor oportunidad para iniciarme en la vida social, ya que es la encargada de promover el paso de la dependencia a la independencia de manera progresiva y es, en ese devenir, donde se amplía su capacidad de exploración y por lo tanto los grupos sociales donde interactúan. Con la desintegración de los modos tradicionales de la vida en familia y de la crianza de los niños, producto de la masiva industrialización y globalización, se ha perdido la seguridad que en otros tiempos daban las antiguas costumbres y el crecer dentro de una familia extensa. Los padres en la actualidad tienen la impresión de que se les exige mucho más para educar a sus hijos en un mundo cada vez más complicado, se ven obligados a asumir esa responsabilidad sin contar con mucha experiencia previa; es necesario entonces adaptarse a los momentos que se viven y entender que el niño necesita la comprensión y la ayuda constante para su pleno desarrollo. Es la teoría psicoanalítica la que va a privilegiar las primeras experiencias del sujeto dentro de su entorno familiar como base para el desarrollo de la personalidad futura; es importante, para ser un buen padre o una buena madre, ser capaz de sentirse seguro en la paternidad, la seguridad que un padre o una madre siente en lo que se refiere a su papel de tal es lo que más adelante permitirá que el niño se sienta seguro de sí mismo. ¿Por qué el rol de los padres es tan importante?, porque frente a los animales, los seres humanos al nacer presentan un grado muy elevado de
indefensión lo que lleva a que necesite de cuidados por un período mucho más largo, necesita de un adulto que se ocupe de él de forma activa, estable y continuada para poder desarrollar todas su potencialidades. Esa prolongación del estado de dependencia infantil y la mayor necesidad de cuidados hacen posible que la especie humana registre importantes progresos tanto a nivel emocional como intelectual. Si pensamos en lo que debe representar para un niño el hecho de nacer, inmediatamente comprendemos la función que desempeñan los cuidados maternos en esta etapa inicial; el recién nacido no cuenta con ninguna información que le permita interpretar la nueva situación a la que se enfrenta al abandonar el vientre materno, el nacimiento físico no coincide con el psicológico, el niño necesita someterse a los cuidados de la figura materna cuya principal tarea consiste en protegerlo de irrupciones de estímulos externos violentos, alimentarlo, protegerlo y ayudarlo a estructurar su yo y su personalidad.
Lactancia El ser humano nace psicológicamente como un conjunto de necesidades e impulsos que exigen ser satisfechos en su totalidad y de inmediato. Durante la primeras semanas de vida su deseo máximo, parece ser, querer reconquistar aquella situación de bienestar y seguridad vivida en el vientre materno, su necesidad más imperativa es la nutrición y a ella dedica casi toda su energía, de allí que a este período se le llame lactancia, por cuanto la boca constituye el primer elemento a través del cual entra en contacto con el mundo exterior representa, además, la primera situación en la que descubre que se puede obtener satisfacción del exterior y que él mismo puede procurársela; Freud definió como oral el período que comprende el principio del primer año de vida, durante el cual la tendencia principal parece ser la de incorporar la realidad por la boca. Esta oralidad permite los primeros contactos con la madre, este es el momento en que el lactante posee mayor seguridad, es el momento más parecido a la vida intrauterina, es posible observar que es una actividad que va más allá de la nutrición. La madre le brinda calor en ese contacto, lo mira a los ojos, le sonríe y le habla. Esta relación íntima es de fundamental importancia par el desarrollo psíquico del neonato ya que le permite construir su imagen, un todo comparable con un yo a algo que en un principio no es más que un conjunto desorganizado de sensaciones; se trata de la primera experiencia de relación donde la madre no solo lo alimenta a nivel orgánico sino que lo alimenta simbólicamente en la medida en que se erige en modelo de toda relación futura, es por este motivo que B. Bettelheim define a la lactancia como un lazo íntimo que es al mismo tiempo físico y emotivo. De este modo, dice Freud, la madre que sacia el hambre de su hijo se convierte su primer objeto de amor y también la primera defensa contra toda una serie de peligros indeterminados que asechan desde le mundo exterior;
se convierte, podría decirse, en la primera protección frente a la angustia.
Función Materna Podemos decir que la función materna es el conjunto de cuidados y afecto que se le brinda al recién nacido con la finalidad de garantizarle una continuidad existencial, es una red de significantes donde el cuerpo prematuro del niño va a tomar lo que necesita para vivir. Va más allá de la alimentación y el abrigo (Conviene aclarar que al hablar de función materna se hace referencia al papel y a la función de madre más que a la condición de madre biológica). La madre brinda a su hijo un apoyo yoico para que éste pueda desarrollar su propio yo, Winnicott señala que esta función sólo puede ser llevada a cabo por una madre “lo suficientemente buena”, es decir, capaz de establecer un vínculo afectivo profundo con su hijo pero también esa madre debe brindarle la posibilidad de separación, salir de ese estado de total unión al que Margareth Mahler denominó simbiótico, ofrecerle el suficiente apoyo yoico para que el niño estructure un yo fuerte y pase de la total dependencia a la tendencia a la independencia y pueda lograr su autonomía. Dice Winnicott que es posible agrupar en tres categorías la función de una madre suficientemente buena en las primeras etapas de la vida de su hijo: 1) Sostenimiento (Holding): La forma en que la madre toma en brazos a su hijo está muy relacionada con su capacidad para brindarle su apoyo yoico y en la seguridad que siente la madre en su rol de tal, hace referencia no tan solo al sostén físico, sino también al sostén psíquico el cual es posible en la medida en que la madre le otorga al niño un lugar en su subjetividad, esto es posible observar cuando la madre, por ejemplo, se entera de su embarazo y comienza a pensar en el nombre de su hijo, cuando arregla la habitación y la ropita de su bebé. 2) Manipulación : en este punto, Winnicott, se refiere al manejo del bebé, al baño, al cambiado, más precisamente a cómo se lo baña, cómo se lo cambia, no es lo mismo un niño que pasa de mano en mano, al que se baña, cambia y alimenta de forma rápida y automática que un niño amorosamente cuidado y manipulado por quien ejerce la función materna, el hecho de que la madre le hable mientras lo manipula, esa transmisión de significantes, hace a la transmisión de su genealogía y a la erogeneización de su cuerpo, contribuyendo a la asociación psicosomática, al desarrollo del esquema corporal, al desarrollo del tono muscular y a la coordinación psicomotriz que le permite disfrutar de la experiencia del funcionamiento corporal. 3) Mostración de objetos o realización : esta categoría de la función materna tiene que ver con la inclusión de un tercero en la relación diádica madrehijo, dicha inclusión promueve en el bebé la capacidad de relacionarse con objetos, con el mundo externo.
Para Donald Winnicott el desarrollo es producto de la herencia de un proceso de maduración, y de la acumulación de experiencias de vida, pero no tiene lugar a menos que se cuente con un medio favorable y entiende que dicho medio tiene al comienzo una importancia absoluta, y más tarde sólo relativa, y que es posible describir el curso del desarrollo en términos de dependencia absoluta, dependencia relativa y tendencia a la independencia. Carlos Daniel Medina Cátedra Psicología Evolutiva I Fac. de Psicología – U.N.T.