

La escucha activa es una forma de oír con atención y compromiso. Implica seguir con interés lo que dice el interlocutor, parafrasear lo escuchado y retener la información. Este tipo de escucha hace que la otra persona se sienta valorada y es fundamental para una comunicación efectiva en cualquier contexto. Veamos algunos elementos para lograrla:
Atención total:
Implica enfocar todos los sentidos en quien habla, dejando de lado distracciones. Escuchar activamente requiere un esfuerzo consciente para captar tanto el contenido como las emociones del mensaje.
Contacto visual:
Mirar al hablante sin incomodar refuerza la atención y permite captar emociones. Transmite presencia, interés y mejora la comprensión del lenguaje no verbal.
Lenguaje corporal:
Una postura abierta y receptiva muestra respeto e interés. Además, observar el lenguaje no verbal del otro ayuda a entender mejor sus emociones.
Parafraseo o retroalimentación:
Repetir con tus palabras lo que entendiste demuestra atención e interés. Ayuda a confirmar que el mensaje fue comprendido correctamente.
Escucha sin juzgar:
No interrumpir ni emitir juicios apresurados permite una comunicación más abierta y respetuosa, fortaleciendo la confianza.
Empatía:
Ponerse en el lugar del otro y reconocer sus emociones, incluso si no se comparten, ayuda a construir un diálogo comprensivo y humano.
Preguntas pertinentes:
Hacer preguntas abiertas o aclaratorias muestra interés genuino y enriquece la conversación.
Respuesta adecuada:
Se debe responder solo después de escuchar por completo, con respeto y empatía, demostrando que se comprendió el mensaje.
• Guerrero Jimenez, Galo. (2013). Expresión oral y escrita. Universidad Técnica de Loja. https://galoguerrerojimenez.com/wpcontent/uploads/2020/06/Expresion-Oral-y-Escrita-Libro-Base.pdf
• Hernández, Karen Andrea y Anggy Karina Lesmes. (2018). La escucha activa como elemento necesario para el diálogo. Convicciones: file:///Users/Q/Downloads/admin,+art+13+de+revision.pdf