El comercio colonial en el siglo XVIII | 261
al intenso contrabando. Además, en dicha región, se fue gestando una élite mercantil que presionó para quedar desligada de la tutela de Lima. Respecto a Chile, si bien las embarcaciones que transitaban por el cabo de Hornos llegaban antes a Valparaíso que al Callao, los grandes comerciantes que monopolizaban la plata y que tenían los contactos en Cádiz estaban asentados en Lima, por lo tanto no llegó a quebrarse el poder económico sustentado en su élite mercantil.88 Por otro lado, el Consulado de Comercio de Lima, además de cobrar los impuestos más importantes sobre las transacciones mercantiles, tuvo a su cargo la recaudación de los préstamos que solicitaba el Gobierno español para enfrentar las guerras internacionales. De esta manera, la élite mercantil estuvo muy vinculada al Estado español y a sus decisiones.
7. Papel protagónico de los comerciantes en el virreinato del Perú El gremio mercantil limeño estaba organizado por un conjunto de comerciantes que conformaban una élite sustentada no solo en su capacidad económica, sino también en su posición social y relaciones de clientelaje con sus pares españoles instalados en Cádiz. Recordemos que estamos aún frente a sociedades del Antiguo Régimen, en las cuales el pacto entre distintos estamentos, en este caso, entre comerciantes y Estado, era más representativo que las decisiones unilaterales de los gobernantes. En este sentido, los comerciantes gozaron de ciertos privilegios que les daba ventaja respecto a otros grupos sociales, en la medida en que eran quienes patrocinaban las necesidades de la Corona mediante préstamos, a veces, voluntarios y, otras, obligatorios. Los grandes comerciantes fueron aquellos que, tanto por su capacidad económica como por sus relaciones sociales, pudieron considerarse como integrantes de una élite mercantil, un patriciado urbano que cumplió además otras funciones en el ámbito de la sociedad colonial. Pertenecieron a una orden militar, tuvieron cargos en la milicia, estuvieron vinculados a instituciones religiosas y, en algunos casos, compraron títulos de nobleza. Dentro de las funciones más importantes estaba la de ser regidor perpetuo en el cabildo de Lima o alcalde en la misma institución, cargos que les permitían estar al tanto del comercio al menudeo, los precios, escaseces o abundancias y, por tanto, especular en las transacciones mercantiles. Existía una clasificación bien diferenciada de los comerciantes que actuaban en el virreinato del Perú. Los más importantes eran los almaceneros, quienes tenían un giro comercial de 120.000 pesos anuales y, por lo tanto, eran considerados de primera categoría; luego, estaban los tenderos y cajoneros, 88. Mazzeo, Cristina. Los Consulados de Lima y Nueva España: un estudio comparativo. Trabajo inédito.