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7. Papel protagónico de los comerciantes en el virreinato del Perú

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Sobre los autores

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al intenso contrabando. Además, en dicha región, se fue gestando una élite mercantil que presionó para quedar desligada de la tutela de Lima. Respecto a Chile, si bien las embarcaciones que transitaban por el cabo de Hornos llegaban antes a Valparaíso que al Callao, los grandes comerciantes que monopolizaban la plata y que tenían los contactos en Cádiz estaban asentados en Lima, por lo tanto no llegó a quebrarse el poder económico sustentado en su élite mercantil.88

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Por otro lado, el Consulado de Comercio de Lima, además de cobrar los impuestos más importantes sobre las transacciones mercantiles, tuvo a su cargo la recaudación de los préstamos que solicitaba el Gobierno español para enfrentar las guerras internacionales. De esta manera, la élite mercantil estuvo muy vinculada al Estado español y a sus decisiones.

7. Papel protagónico de los comerciantes en el virreinato del Perú

El gremio mercantil limeño estaba organizado por un conjunto de comerciantes que conformaban una élite sustentada no solo en su capacidad económica, sino también en su posición social y relaciones de clientelaje con sus pares españoles instalados en Cádiz. Recordemos que estamos aún frente a sociedades del Antiguo Régimen, en las cuales el pacto entre distintos estamentos, en este caso, entre comerciantes y Estado, era más representativo que las decisiones unilaterales de los gobernantes. En este sentido, los comerciantes gozaron de ciertos privilegios que les daba ventaja respecto a otros grupos sociales, en la medida en que eran quienes patrocinaban las necesidades de la Corona mediante préstamos, a veces, voluntarios y, otras, obligatorios.

Los grandes comerciantes fueron aquellos que, tanto por su capacidad económica como por sus relaciones sociales, pudieron considerarse como integrantes de una élite mercantil, un patriciado urbano que cumplió además otras funciones en el ámbito de la sociedad colonial. Pertenecieron a una orden militar, tuvieron cargos en la milicia, estuvieron vinculados a instituciones religiosas y, en algunos casos, compraron títulos de nobleza. Dentro de las funciones más importantes estaba la de ser regidor perpetuo en el cabildo de Lima o alcalde en la misma institución, cargos que les permitían estar al tanto del comercio al menudeo, los precios, escaseces o abundancias y, por tanto, especular en las transacciones mercantiles.

Existía una clasificación bien diferenciada de los comerciantes que actuaban en el virreinato del Perú. Los más importantes eran los almaceneros, quienes tenían un giro comercial de 120.000 pesos anuales y, por lo tanto, eran considerados de primera categoría; luego, estaban los tenderos y cajoneros,

88. Mazzeo, Cristina. Los Consulados de Lima y Nueva España: un estudio comparativo. trabajo inédito.

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reconocidos como de segunda categoría, cuyo giro mercantil llegaba a los 6.000 pesos anuales; y, por último, se encontraban los encomenderos, aquellos comerciantes que venían acompañando la mercadería no solo de su propia cuenta y riesgo, sino también haciendo las veces de agentes comisionistas de otros comerciantes. también llamados armadores o factores, llegaban desde España con sus productos y permanecían en el país hasta la liquidación de los mismos.89 En las ferias, se les reconocía por ser cargadores en general, comerciantes importadores-exportadores que no siempre estaban matriculados en el Consulado y comerciantes peninsulares y dueños de barcos.90

Si nos atenemos a los grandes comerciantes matriculados en el Consulado de Comercio de Lima y, de acuerdo con la matrícula del año 1779 consignada por P. Marks, existían en ese tiempo 164 comerciantes en Lima. Esta matrícula se fue incrementando con el correr del tiempo y, entre 1779 y 1821, Marks registró 938 comerciantes, de los cuales estableció el lugar de nacimiento de unos 204 y, de estos, 126 provenían de la Península,91 lo que significa que hubo una mayor afluencia de comerciantes que ingresaron al comercio de exportación. Además, evidencia que en el comercio de exportación había tanto criollos como peninsulares, por lo cual estimamos que más que enfrentamientos entre ambos grupos hubo complementariedad. Las disputas para ser matriculados durante la larga historia de la corporación muestran que cada vez se fue estrechando más el círculo de los ingresantes y terminó siendo una institución elitista y excluyente.

Los comerciantes no actuaban solos, sino que conformaban una red de relaciones y vínculos, muchas veces con integrantes de su propia familia, otras veces con allegados por vínculos de parentesco o de pertenencia a una misma región. Si bien no existen muchos estudios de casos de comerciantes en el Perú, se ha podido rastrear la dinámica de algunas familias destacadas por sus actividades y volumen de sus transacciones. Una de ellas es la familia Lavalle, integrada por José Antonio de Lavalle y Cortés, el principal organizador de las actividades mercantiles, cuyo padre había sido corregidor en Piura, y dos de sus hijos, Juan Bautista en Lima y Antonio, radicado en Cádiz, quienes mantuvieron una relación mercantil muy fluida hasta 1812. Este comerciante fue uno de los principales exportadores de cascarilla, cobre y estaño a España, además de especializarse en el comercio de esclavos, como vimos anteriormente.92

89. AGN. Lima Comerciantes de Lima, 1826, Repartimiento hecho por el Consulado de Comercio, con arreglo al Supremo Decreto de 4 del corriente en que se le ordena regular en 20% de utilidad anual al giro que a cada uno calcule y establecer una contribución del 5% distribuida en los doce meses del año. 90. Dilg 1975: 11. 91. Marks 2004: 37. 92. Mazzeo 1994.

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Otro grupo mercantil prominente durante la colonia estuvo formado por los hermanos Elizalde, quienes no solo se dedicaron a la exportación de caudales, cacao y cascarilla, sino que fueron los principales importadores de medias de seda. Asimismo, se destacaron por su actividad empresarial cuando, en 1799, junto con otro grupo de comerciantes, intentaron crear talleres escuela para la instrucción en los oficios de hilado y tejido del lino, algodón y cáñamo entre los vecinos pobres de la ciudad. El proyecto era una respuesta limeña a la real orden de 1795, por la cual se le concedió a México la libertad de desarrollar la siembra del lino y cáñamo, además de exenciones de impuestos a quienes invirtieran en tales empresas; sin embargo, esta propuesta no prosperó, a pesar de la buena disposición del virrey, porque consideraba que en dicho proyecto no debían participar comerciantes particulares.93

Otros comerciantes destacados fueron el conde de Fuente González y el conde de San Isidro que estuvieron vinculados a la Compañía de Filipinas, de la que fueron factores, al igual que Domingo Ramírez de Arellano. El primero de ellos se asoció con otros comerciantes para enviar su propio navío a Macao y embarcar un importante cargamento de té y venderlo en Cádiz. A su regreso al Perú, trajo ropa valorizada en más de 450.000 pesos. Este comerciante complementaba su actividad con la producción de su hacienda, la cual se dedicaba al engorde de ganado porcino y a la producción de manteca.94 El conde de San Isidro, por su parte, no solo fue representante de la Compañía de Filipinas y de la de los Cinco Gremios Mayores de Madrid, sino que además se dedicó a la actividad financista, al prestar dinero a otros mercaderes de la ciudad. también fue proveedor de distintos corregidores, con lo cual se insertó en el mercado interior, a quienes posiblemente proveía de añil procedente de Sonsonate. Importó, además, trigo de Chile y cacao de Guayaquil. 95

El comercio del trigo chileno y el azúcar peruana estuvo también bajo el dominio de otros dos comerciantes importantes de Lima: Domingo Ramírez de Arellano y Gaspar Quijano Velarde. Este último desarrolló una amplia actividad mercantil vendiendo mulas en tucumán, tabaco de Paita y trigo de Chile, además de tomar contacto con las ciudades de La Paz, Oruro, Cochabamba, La Plata y Potosí, ciudades a las que introducía insumos para la minería. Velarde tuvo conexiones con los centros mercantiles de Nueva España en Acapulco, donde se encontraba uno de sus parientes tagle. Los tagle, por su parte, se dedicaron a la habilitación de corregidores al interior del virreinato peruano, por lo cual es factible que las reformas los hayan perjudicado, debido a la suspensión del reparto

93. Villa 1999: 133-171. 94. Dager 1999: 65-86. 95. Flores 1999: 89-132.

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