Edición 976

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(Lc 24, 34)

A partir de la certeza de la Resurrección de Cristo, los creyentes tienen claro que también tienen la posibilidad de tener vida eterna en quien ha dicho de sí mismo “Soy la Resurrección y la Vida” (Jn 11,25). DOMINGO 20 DE ABRIL DE 2025 | SAN JOSÉ DE CÚCUTA, NORTE DE SANTANDER, COLOMBIA |

María como madre de Jesús en ningún momento abandona a su hijo; en su infancia fue su guía, su proveedora, su maestra, pendiente que no se perdiera: “tu padre y yo te hemos andado buscando llenos de angustia” (Lc 2,48).

Págs.

Con esta fórmula contenida en el relato de los discípulos de Emaús, el evangelista Lucas resume el acontecimiento decisivo que contiene toda nuestra fe, toda nuestra esperanza y la razón de ser de la caridad, que se tiene que hacer real en nuestra vida cristiana en este día en que celebramos la resurrección del Señor. La proclamación de la resurrección de Jesús es fundamental para dar cimiento a la fe, tal como lo señaló el apóstol San Pablo “Si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes no tiene sentido y siguen aún sumidos en sus pecados” (1Cor 15, 17).

La resurrección de Jesucristo es la revelación suprema, la manifestación decisiva para decirle al mundo que no reina el mal, ni el odio, ni la venganza, sino que reina Jesucristo Resucitado que ha venido a traernos amor, perdón, reconciliación, paz y una vida renovada en Él, para que todos tengamos la vida eterna. “¡Es verdad, el Señor ha Resucitado!” (Lc 24, 34), tal como lo atestiguan los evangelistas: “Ustedes no teman; sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí, ha resucitado como lo había dicho” (Mt 28, 5 - 6) y es la fuente de la verdadera vida, la luz que ilumina las tinieblas, el camino que nos lleva a la salvación.

Nuestro caminar diario tiene que conducirnos a un encuentro personal con Jesucristo vivo y Resucitado, “que me amó y se entregó por mí” (Gal 3, 20), y ahora resucitado vive y tiene en su poder las llaves de la muerte y del abismo, para rescatarnos del mal que nos conduce a la muerte y darnos la verdadera vida, la

“¡Es

Verdad, el Señor ha Resucitado!” (Lc

gracia de Dios que nos renueva desde dentro con una vida nueva, para convertirnos en testigos del Señor resucitado, para cumplir el mandato dado a los discípulos: “Ustedes recibirán la fuerza del Espíritu Santo; Él vendrá sobre ustedes para que SEAN MIS TESTIGOS en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los extremos de la tierra” (Hch 1, 8).

Así lo entendieron los primeros discípulos que vieron a Jesucristo y lo palparon resucitado. Pedro, los Apóstoles y los discípulos comprendieron perfectamente que su misión consistía en ser testigos de la resurrección de Cristo, porque de este acontecimiento único y sorprendente dependería la fe en Él y la difusión de su mensaje de salvación.

También nosotros en el momento presente somos testigos de Cristo resucitado, que como bautizados estamos llamados a llevar a cabo la misma misión de Cristo de hacer discípulos misioneros por todas partes: “Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos y bautícenlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, enseñándoles a poner por obra todo lo que les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el final de los tiempos” (Mt 28, 19 - 20).

“La resurrección de Jesucristo es la revelación suprema, la manifestación decisiva para decirle al mundo que no reina el mal, ni el odio, ni la venganza, sino que reina Jesucristo Resucitado”.

nal de los tiempos (Cf Mt 28, 20), dándonos la fuerza del Espíritu para ser testigos del Evangelio. En nuestra Diócesis de Cúcuta recibimos el envío misionero del Señor y con la ayuda de su gracia queremos cumplir su mandato que lo sintetizamos en el lema pastoral para este mes: Sean mis testigos, Anuncien la Resurrección, para que el fruto de nuestra fe profunda en el resucitado sea un encuentro con Jesucristo que nos dé el fervor misionero que le dio a los Apóstoles para ir a anunciarlo vivo y resucitado, incluso hasta dar la vida por Él, experimentando la alegría del anuncio del Evangelio que nos llena de esperanza y sana todas las divisiones y sufrimientos que vienen a causa del pecado que quiere entrar en la vida y destruir la gracia de Dios que hay sembrada en el corazón.

lia, porque “¡Es verdad, el Señor ha resucitado¡” (Lc 24 - 34).

La esperanza en la resurrección debe ser fuente de consuelo, de paz y fortaleza ante las dificultades, ante el sufrimiento físico o moral, cuando surgen las contrariedades, los problemas familiares, cuando vivimos momentos de cruz. Un cristiano no puede vivir como aquel que ni cree, ni espera. Porque Jesucristo ha Resucitado, nosotros creemos y esperamos en la vida eterna, en la que viviremos dichosos con Cristo y con todos los Santos. Necesitamos esforzarnos constantemente para estar más cerca de Jesús. Tenemos esta posibilidad gracias a su Resurrección. Podemos sentir como San Pablo, que dijo: “Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí” (Gál 2, 20).

La certeza que brota de la resurrección del Señor es que Él estará con nosotros todos los días hasta el fi-

Dejemos a un lado nuestras amarguras, resentimientos y tristezas. Oremos por nuestros enemigos, perdonemos de corazón a quien nos ha ofendido y pidamos perdón por las ofensas que hemos hecho a nuestros hermanos. Deseemos la santidad, porque he aquí que Dios hace nuevas todas las cosas. No temamos, no tengamos preocupación alguna, estamos en las manos de Dios. La Eucaristía que vivimos con fervor es nuestro alimento, es la esperanza y la fortaleza que nos conforta en la tribulación y una vez fortalecidos, queremos transmitir esa vida nueva con mucho entusiasmo a nuestros hermanos, a nuestra fami-

Los animo a que sigamos caminando juntos en el ambiente de la alegría pascual y el gozo por la Resurrección del Señor. Que la oración pascual nos ayude a seguir a Jesús Resucitado con un corazón abierto a su gracia, para transmitir el Evangelio invitando a todos en el nombre del Señor, diciéndoles: Sean mis testigos, Anuncien la Resurrección y a dar frutos de fe, esperanza y caridad para con los más necesitados y siempre puestos en las manos de Nuestro Señor Jesucristo, que es nuestra esperanza y bajo la protección y amparo de la Santísima Virgen María y del Glorioso Patriarca San José, que nos protegen.

En unión de oraciones, reciban mi bendición.

Por: Mons. José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta.
PRESIDENTE
Mons. José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta

DOMINGO DE RAMOS

Con la bendición solemne de los ramos el pasado domingo 13 de abril, se dio inicio a la Semana Mayor celebrada por la Iglesia Particular de Cúcuta en este año Jubilar 2025, en donde cientos de fieles creyentes se dieron cita en la Catedral San José, a partir de las 8:30 a.m., para vivir la Solemne Eucaristía del Domingo de Ramos presidida por Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta.

JUEVES SANTO

En la Catedral San José, el Jueves Santo 17 de abril, en las horas de la tarde para conmemorar de forma viva el regalo que Jesucristo entregó a su Iglesia, la Eucaristía, Monseñor José Libardo presidió la Solemne Misa Vespertina “de la cena del Señor” en la que, a través del signo del lavatorio de los pies, instó a los presentes a ponerse en camino con la Iglesia para servir al que nos necesita, desde el Evangelio y la caridad.

DOMINGO DE RESURRECCIÓN

Con gran gozo los fieles bautizados de esta Iglesia Particular, entonaron el Gloria en la Sagrada Eucaristía del domingo de Pascua; la fiesta que motiva a los creyentes a seguir esperando la venida de Nuestro Señor Jesucristo, triunfante de la muerte, glorioso y resucitado.

2025

Santa Semana

SÁBADO SANTO

VIERNES SANTO

Con la Solemne Vigilia Pascual celebrada el Sábado Santo en la Catedral san José desde las 6:00 p.m., se experimentó el paso, la Pascua de Dios en medio de los hombres, para reconciliarnos y hacernos renacer a la vida nueva. La celebración se vivió a través de la bendición del fuego, la Liturgia de la Palabra, la renovación bautismal y la liturgia eucarística, para permitirnos contemplar la resurrección de Nuestro Señor

En horas de la mañana del Viernes Santo se vivió la Pasión del Señor y su sacrificio por la humanidad, con el tradicional Viacrucis Diocesano, donde fieles creyentes de esta Iglesia Particular recorrieron en más de 4 kilómetros las 14 estaciones como expresión de fe y recordando el sufrimiento de Jesús con la cruz hasta el monte calvario donde murió por nuestros pecados. El viacrucis inició en la ciudadela Juan Atalaya, en Ceci, en el sector conocido como El Kiosko y terminó en el barrio Ospina Pérez, en la parroquia Natividad de Nuestra Señora.

La hermandad de Nazarenos recibió la indulgencia plenaria

En el marco del jubileo 2025, el pasado Lunes Santo 14 de abril en horas de la mañana se celebró el Jubileo de los Nazarenos.

Como ya es tradición cada Lunes Santo, la hermandad de Nazarenos de las parroquias de la ciudad, se congregaron para vivir el Viacrucis, a partir de las 6:00 a.m. El recorrido inició en la Parroquia san Rafael Arcángel y durante el paso por cada estación ubicada en las diferentes calles de la ciudad (avenida 1 y 9, calles 10 y 9), se meditó cada pasaje del Evangelio que narra la Pasión de nuestro Señor Jesucristo, para reflexionar y orar por quienes a su

Jubileo del Obispo, Sacerdotes, Diáconos

Durante la mañana del jueves 10 de abril, se llevó a cabo, en el contexto del Año Santo, la celebración del Jubileo del Obispo, los Sacerdotes y Diáconos de esta Iglesia Particular de Cúcuta; con una procesión llena de fervor que inició a las 9:00 a.m. y en la que se rezó el Santo Rosario, saliendo del Parque La Victoria (parque Colón), frente a la capilla del Ancianato Rudesindo Soto, para luego dirigirse hasta la Catedral San José para la celebración de la Misa Crismal.

Monseñor Garcés Monsalve, presidió la procesión junto al clero diocesano, seminaristas, agentes de pastoral de las parroquias y fieles creyentes que se fueron uniendo a este caminar como peregrinos de la esperanza en este año del Jubileo.

Una vez llegados a la Catedral para celebrar la Eucaristía, Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta, acompañado de monseñor Óscar Urbina Ortega, arzobispo emérito de Villavicencio, los

presbíteros y diáconos, consagró el Santo Crisma e impartió la bendición a los óleos (el de los enfermos y catecúmenos) manifestando la unidad del sacerdocio y el sacrificio de Cristo, perpetuado en la Iglesia. Estos óleos y el crisma, son la materia de los sacramentos de la Iglesia en el Bautismo, la Confirmación, la Ordenación Sacerdotal y la Unción

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paso se unían con este ejercicio de piedad, que también tuvo en cuenta a los distintos comercios, clínicas, hogares y demás personas, que prepararon las estaciones.

El viacrucis culminó en el templo jubilar san Antonio de Padua, frente al Parque Mercedes, donde los nazarenos recibieron una charla sobre el compromiso que deben mantener en el seguimiento de Jesucristo, unidos al Obispo y a sus párrocos; posteriormente celebraron la Eucaristía, presidida por Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, en la que recibieron la indulgencia plenaria.

y Misa Crismal

de los Enfermos.

Durante la homilía Monseñor Garcés Monsalve, manifestó: “nos reunimos en este día en la bendición del crisma, renovación de las promesas sacerdotales de nuestro presbiterio y del jubileo de los obispos Monseñor Oscar y yo, de los sacerdotes, diáconos. Los óleos

que vamos a consagrar serán signo de la presencia y de la acción del Espíritu Santo en nuestra iglesia diocesana que en cada una de las parroquias se hace presente en los sacramentos, que cada sacerdote administra para hacer presencia de Jesucristo que sana persona y consagra a los nuevos hijos de Dios”.

El señor Obispo, los sacerdotes y diáconos, recibieron la indulgencia plenaria y Monseñor José Libardo invitó nuevamente a los presbíteros a permanecer fieles en su ministerio, a entregar su vida de forma generosa como parte de sus promesas sacerdotales, y a todos los fieles creyentes a orar por los sacerdotes y por él mismo para que sigan siendo fieles a su ministerio en Cristo.

Para concluir la jornada, se realizó la bendición del salón en el Asilo Andressen con capacidad para 200 personas. Durante el almuerzo de los sacerdotes también se celebró el cumpleaños y aniversario de Monseñor Oscar Urbina Ortega.

INTRODUCCIÓN

La importancia de María a lo largo de la historia de la salvación, de la Iglesia, nace de esa unión Madre-Hijo, que comienza desde el momento de la concepción hasta llegar a la muerte en la Cruz. María es ejemplo de la escucha y la puesta en práctica de la Palabra de Dios, Palabra que María iba guar- dando en su corazón, para que Él tejiera con ella esa historia de amor en favor de la humanidad. Por eso María exclama: “el Poderoso ha hecho en mi favor cosas grandes” (Lc 1, 49).

En el Evangelio de Lucas se deja entrever clara y maravillosamente esa maternidad divina de María como madre de Jesús, María quien llevó en su seno virginal durante nueve meses a ese niño digno de admiración, adoración y gloria; por eso, cuando Simeón tomó en los brazos a Jesús alabó a Dios diciendo: “Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz, porque han visto mis ojos tu salvación” (Lc 2, 29-30). De otra parte, los pastores recibieron con alegría el nacimiento del Salvador: “…os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor” (Lc 2, 10-11).

I. AMBIENTACIÓN

II. ANIMACIÓN

2. Bendición inicial: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

3. Signo: Imagen de la Anunciación.

4. Oración para antes de leer la Biblia.

5. Canto bíblico: Junto a ti María….

Análisis de la realidad:

¿Qué sabemos de la madre de Jesús y qué virtudes tiene?

“María la Madre de Jesús”

¿Qué títulos se le confieren a la Virgen María?

¿En qué textos bíblicos encontramos referida la Santísima Virgen María?

Dinámica para antes del encuentro: “María la Madre de Jesús”

Todos los miembros del grupo forman un círculo, del cual también el animador hará parte.

Ejemplo: Elegida Elegida, amorosa… Elegida, amorosa, servicial…. Elegida, amorosa, servicial, obediente, Elegida, amorosa, servicial, obediente, llena de gracia….

III. TEMA DE ESTUDIO

María por el poder de Dios fue preservada de pecado. En cuánto a su maternidad, la palabra griega que se usa para designar “llena de gracia” es ‘Kecharitomene’, lo cual significa que fue, es y será llena de gracia. La gracia es ausencia de pecado.

María como madre de Jesús en ningún momento abandona a su hijo; en su infancia fue su guía, su proveedora, su maestra, pendiente que no se perdiera: “tu padre y yo te hemos andado buscando llenos de angustia” (Lc 2,48). María la madre de Jesús, también lo acompañó en todos los momentos de la pasión, fue la mujer que mientras muchos lo abandonaron, otros miraban simplemente desde lejos, ella permaneció firme al pie de la cruz, sufriendo desgarrada e intensamente el dolor indescriptible del sacrificio de su hijo.

¿Qué anuncios me gustaría recibir?

¿Qué otros anuncios bíblicos conocemos?

El animador empezará diciendo una cualidad de la Virgen María o una cualidad de ser madre a la persona que este a su lado izquierdo, esta a su vez repetirá la cualidad dicha por el animador y junto a ella dirá una cualidad nueva y así sucesivamente lo harán los demás participantes.

El Catecismo de la Iglesia Católica en el No. 963 nos dice: “que a María se le reconoce y se le venera como madre de Dios y madre del Redentor y más aún, es verdaderamente la madre de todos los miembros del cuerpo, cuya cabeza es Cristo”. Cuando Dios concibió la Iglesia, la concibió con la presencia de una verdadera madre, le dio a Jesucristo el Señor como cabeza, de la cual María es su madre y si por el bautismo hemos recibido la: “condición de hijos. Y dados que sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: ¡Abbá, Padre!” (Ga 4,5-6). Por tanto, cuando Jesús dice: “Mujer, ahí tienes a tu hijo.” Luego dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre.” Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.” (Jn 19, 26- 27), Jesús nos entrega en Juan a María como madre, más allá de una condición filial la proclama-

1. Saludo.

ción de la maternidad espiritual de María y si somos hijos adoptivos de Dios y hermanos adoptivos en Jesús por el bautismo y María es la madre de Jesús, entonces María pasa a ser también nuestra madre.

Para algunos que se desgarran las vestiduras y dicen que es imposible e impensable que María sea la madre de Dios, por ciertos razonamientos falsos, es bueno aclarar que, al decir que María es Madre de Jesús, en ningún momento se está diciendo que María haya creado a Jesús, pues ninguna madre crea a su propio hijo, sino que lo engendra, por tanto, María es madre de Jesús no por haberlo creado, sino por haberlo engendrado, por haberlo dado a luz, porque Jesús existía desde antes de la creación del mundo. “En el principio existía la Palabra, la Palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios” (Jn 1, 1).

En Mt 1, 23 se nos viene a mostrar más claro que el niño que dio a luz la virgen María es Dios: “La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: “Dios con nosotros”. Entonces si el niño es Dios y la virgen María lo parió, María es madre de “Dios con nosotros”. por tanto, María es madre de Dios-Hijo. Y en Jesús, que es el Cristo, y ese cuerpo que dio a luz María: “reside la plenitud de la divinidad corporalmente” (Col 2, 9).

MOMENTO MISIONERO COMPROMISO

La Virgen María hizo misión al salir a acompañar a su prima Isabel; llevó en su seno a Jesús su hijo y lo hizo de manera silenciosa, en total disponibilidad, humilde y serena en su servicio.

Como cristiano católico ¿qué actitudes de la Virgen María, debo

adoptar en mi tarea misionera parroquial?

IV. LECTIO DIVINA

LA PALABRA ESCUCHADA:

Lucas 1, 26-38 “«Un Ángel anuncia el nacimiento de Jesús»

LECTURA “Buscad leyendo”

gar con el Señor y celebrar nuestra fe en familia y/o comunidad, hacer espontáneamente una oración de perdón alabanza, petición o acción de gracias.

CONTEMPLACIÓN

La Palabra se encarna en nuestra vida

CONTEMPLACIÓN

CRISTO RESUCITADO

Fundación: diciembre 15 de 1999

Fiesta: Domingo de Resurrección

Ubicación: Urbanización Niza

Un lector proclama el texto; cada uno va siguiendo la proclamación en su propia Biblia; luego guardar un tiempo de silencio para que cada uno recuerde, saboree e interiorice la Palabra de Dios que ha sido escuchada.

¿De qué habla el texto? ¿Cuáles son los personajes que participan?

¿Qué está anunciando el Ángel?

MEDITACIÓN

La Palabra comprendida

MEDITACIÓN

¿Qué razones descubro en este encuentro para decir que la Virgen María es central en el Evangelio?

ORACIÓN

ORACIÓN

“Llamad orando”

¿Qué le digo a Dios motivado por su palabra?

Responder a la Palabra. Para dialo-

“Os abrirán contemplando”

Repetimos varias veces esta frase para que vaya entrando a nuestro corazón: “No tengas miedo, María, porque has encontrado gracia delante de Dios”.

DESPEDIDA

Oración para después de leer la Biblia.

Canto Mariano. Bendición final.

CUMPLEAÑOS Feliz

Párroco: Carlos Fernando Duarte Ribero

“Hallaréis Meditando”

¿Tengo miedo a lo que Dios tiene preparado para mi?

¿Qué es lo que me impide darle el “Sí” a Jesús? ¿Mis pecados?

Felicidades en su fiesta patronal

del 15 al 30 de abril de 2025

21. Diácono permanente Hugo Enrique Pabón Álvarez
25. Fabio Gonzalo Argüello Gutiérrez 25. José del Carmen Chaustre Buitrago
16. Jaime Antonio Blanco Collantes 16. Diego Fernando Huertas Marulanda
sacerdotal
26. Saddy Arnaldo Oviedo Villamizar
28. William Ramón Santamaría Flórez
25. Juan Carlos Lemus Torres

El tiempo litúrgico de la Pascua, es el más importante de todos los tiempos litúrgicos, puesto que celebra el centro de la fe cristiana: la muerte y resurrección de Jesús. El término «Pascua» significa «paso», pues Cristo muriendo en la cruz ha pasado de la muerte a la vida para hacer pasar con él y elevar junto a él, a la humanidad, a una existencia definitiva y gloriosa. Es un tiempo privilegiado que cada año propicia la Iglesia, para vivir la fiesta de la vida y de la esperanza, a la luz del triunfo de Cristo sobre la muerte, por su Resurrección gloriosa:

“Cristo ha resucitado de entre los muertos y resucitó como primer fruto ofrecido a Dios, el primero de los que han muerto” (1 Cor 15,20).

nidades” (C.I.C n. 1169), puesto que en este Domingo, se celebra el gran acontecimiento de la Resurrección de Jesucristo, que ofrece a todos quienes, con fe, estén dispuestos a acoger como don, la vida misma de Dios.

La Pascua, es motivo de celebración cada año, porque en la línea del tiempo, en la vida de la Iglesia, se fija la atención en “el Misterio de la Resurrección, en el cual Cristo ha aplastado a la muerte, penetra en nuestro viejo tiempo con su poderosa energía, hasta que todo le esté sometido” (C.I.C n. 1169).

La cincuentena “Sean mis testigos, anuncien

principio de nuestra propia resurrección, ya desde ahora por la justificación de nuestra alma (cf. Rm 6, 4), más tarde por la vivificación de nuestro cuerpo (cf. Rm 8, 11).

“Dado que, la victoria de Jesús resucitado sobre la muerte, es un hecho tan grande, no bastaba un día para celebrarlo, sino que era preciso celebrarlo sin interrupción durante cincuenta

El Catecismo de la Iglesia Católica, sintetiza el valor fundamental y el alcance del acontecimiento de la Resurrección, en la vida de la Iglesia:

“La Resurrección de Jesús es la verdad culminante de nuestra fe en Cristo, creída y vivida por la primera comunidad cristiana como verdad central, transmitida como fundamental por la Tradición, establecida en los documentos del Nuevo Testamento, predicada como parte esencial del Misterio Pascual al mismo tiempo que la Cruz: Cristo ha resucitado de los muertos, con su muerte ha vencido a la muerte y a los muertos ha dado la vida” (C.I.C n. 638).

Dado que, la victoria de Jesús resucitado sobre la muerte, es un hecho tan grande, no bastaba un día para celebrarlo, sino que era preciso celebrarlo sin interrupción durante cincuenta días (es lo que dura el tiempo pascual) y cada domingo del año. Por lo tanto, son cincuenta dias que prolongan la celebración del gran Domingo pascual, centro del año litúrgico: “No es simplemente una fiesta entre otras: es la “Fiesta de las fiestas”, “Solemnidad de las solem-

Ya desde los primeros siglos de la Iglesia, se tiene claridad sobre el sentido de este tiempo: “Los cincuenta días que van del domingo de Resurrección al domingo de Pentecostés se celebran con alegría, como un solo día festivo, más aún, como un gran domingo” (San Atanasio). Esta alegría, se resalta significativamente, con el canto repetido del Aleluya (Alaben a Dios).

A partir de la certeza de la Resu rrección de Cristo, los creyen tes tienen claro que también tienen la posibilidad de te ner vida eterna en quien ha dicho de sí mismo “Soy la Resurrección y la Vida” 11,25). La pascua, no ce lebra sólo la Resurrección de Cristo, la ca beza, sino también la de sus miembros, que comparten su misterio.

San Pablo proclama que “Cristo resucitó de entre los muertos como primicias de los que durmieron [...] del mismo modo que en Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo” (1 Cor 15, 20-22). Cristo, “el primogénito de entre los muertos”

En ese sentido enseña el Catecismo (n. 655), que “en la espera de que esto se realice, Cristo resucitado vive en el corazón de sus fieles. En Él los cristianos “saborean [...] los prodigios del mundo futuro” (Hb 6,5) y su vida es arrastrada por Cristo al seno de la vida divina (cf. Col 3,1-3) para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos” (2 Co 5,15).

Los domingos de Pascua son ocho. El primero, que recibe el nombre de «Domingo de Pascua» que incluye la Vigilia Pascual, y es para los cristianos el día más grande del año. Después vienen cinco domingos que continúan la fiesta Pascual. El séptimo domingo, celebra la fiesta de la Ascensión. Y, finalmente, el domingo octavo culmina el tiempo de Pascua con el día

Durante estos ocho domingos, predomina el Evangelio de san Juan en la liturgia de la palabra, a excepción del Domingo de la Ascensión que presenta el relato del Evangelio propio del ciclo litúrgico en que se esté ubicado. Esencialmente

los Evangelios de estos domingos, mostrarán la exaltación de Cristo, constituido Señor del universo y cabeza de la humanidad, confirmando en la fe a sus discípulos:

• Domingo 1. Se lee la escena del sepulcro vacío, el primero y desconcertante anuncio de la resurrección, que se encuentra relatado en el Evangelio de san Juan 20, 1-9.

• Domingo 2. Denominado en la liturgia como “Domingo de la Misericordia Divina” presenta el relato de san Juan 20, 19-31, que narra la primera aparición de Jesús a los apóstoles, sin Tomás, y la segunda aparición, el siguiente domingo, con Tomás.

• Domingo 3. Presenta el relato de san Juan 21, 1-19, que narra la aparición del Resucitado a los discípulos junto al lago de Tiberiades, la pesca abundante y culmina con la triple profesión de amor por

Por: Pbro. Juan Carlos Ballesteros Celis, párroco de Santa Clara de Asís
1. El sentido del tiempo de la Pascua para la Iglesia y los creyentes
2. Mensaje de los Evangelios para los Domingos de Pascua

pascual anuncien la resurrección”

parte de Pedro a Jesús y su encargo de apacentar el rebaño.

• Domingo 4. Domingo del ´buen Pastor. Se lee el texto de san Juan 10, 2730, que muestra a Jesús como el pastor que guía, que conoce personalmente y da la vida por su rebaño.

• Domingo 5. Se lee un fragmento del discurso de Jesús en la última cena, del Evangelio de san Juan 13, 31-35, que relata la institución del mandamiento del amor y el llamado a permanecer en Él.

• Domingo 6. Presenta otro fragmento del discurso de Jesús en la última cena, del evangelio de san Juan 14, 23-29, que anuncia la promesa del Espíritu Santo.

• Domingo 7. La Ascensión del Señor. Tomado este año del Evangelio de san Lucas 24, 46-53, para mostrar la misión que Jesús encomienda a sus discípulos

ces en la Biblia, en las plegarias y en las tradiciones judías.

y su despedida, para retornar a la diestra del Padre.

• Domingo 8. Pentecostés. En el Evangelio de san Juan 20, 19-23 Jesús, se hace presente entre los apóstoles el día de Pascua para darles el Espíritu y enviarlos a continuar su obra.

“La Pascua, es motivo de celebración cada año, porque en la línea del tiempo, en la vida de la Iglesia, se fija la atención en el Misterio de la Resurrección”.

Son relatos que buscan ayudar al creyente a vivir los diversos aspectos de la Pascua, que junto a la primera lectura de estos Domingos, que será siempre del libro de los Hechos de los Apóstoles, presenta los inicios de la primera comunidad cristiana, como fruto de la presencia de Jesús resucitado, que la hace capaz de vivir y difundir la pascua del Señor, en medio de sus dificultades y debilidades.

Estos relatos de las Sagradas Escrituras, permitirán entender la Resurrección de Jesús, no como un mero dato histórico o un hecho que solo se recuerde del pasado, sino que se presenta además como acontecimiento y como realidad omnipresente, como misterio salvador que actúa constantemente en la Iglesia. La buena nueva de la salvación y la certeza de la eternidad en Dios, por la victoria de Cristo sobre la muerte, es la causa del regocijo de la Iglesia. La Pascua es el tiempo de la Resurrección y, por tanto, de la nueva vida y la esperanza.

3. Algunos datos históricos del tiempo Pascual

La Pascua en la Iglesia, tiene sus raíces en la Pascua Judía, documentada en el libro del Éxodo, como la celebración de la liberación del pueblo de Israel, del paso de la esclavitud de Egipto hacia la tierra prometida (Ex 12). Esta salida de Egipto, se menciona innumerables ve-

El Señor Jesús, en la plenitud de los tiempos de la salvación, escogió el día de la Pascua que celebraban los judíos, para realizar lo que había anunciado a sus discípulos en Cafarnaúm: darles su cuerpo y su sangre, como verdadera comida y bebida de salvación (Cf. Jn 6). De esta manera, Jesús otorga un nuevo significado a este acontecimiento de liberación: pasó de ser el recuerdo de la liberación de la esclavitud de Egipto, a conmemorar la liberación de la esclavitud del pecado “con la sangre preciosa de Cristo, como cordero sin defecto ni mancha” (1Pe 1,19) que se inmola, como sacrificio de redención del género humano:

“Al celebrar la última Cena con sus Apóstoles, en el transcurso del banquete pascual, Jesús dio su sentido definitivo a la pascua judía. En efecto, el paso de Jesús a su Padre por su muerte y su resurrección, la Pascua nueva, es anticipada en la Cena y celebrada en la Eucaristía que da cumplimiento a la pascua judía y anticipa la pascua final de la Iglesia en la gloria del Reino” (C.I.C n. 1340).

A partir de ahí, los Apóstoles y sus suce sores, celebran la liturgia del “memorial de Cristo, de su vida, de su muerte, de su resurrección y de su intercesión junto al Padre” (C.I.C n. 1341). Aunque la Pascua Cristiana, conmemora esen cialmente la Resurrección gloriosa del Señor, como el paso de la muerte a la vida; es en la Eucaristía, donde se mani fiesta en todo su esplendor presencia del Resucitado que se hace “pan de vida eterna” para la Iglesia, a la que el Señor llama a parti cipar de su nueva condición gloriosa.

La Pascua es la fiesta más antigua que la Iglesia celebra, puesto que empezó a celebrarse el mismo día de la resurrección de Jesús, el do

mingo. Como los judíos tenían ya la «fiesta de las semanas» (ver Dt 16,910), fiesta inicialmente agrícola y luego conmemorativa de la Alianza en el Sinaí, a los cincuenta días de la Pascua; los cristianos organizaron muy pronto siete semanas, pero para prolongar la alegría de la Resurrección y para celebrar al final de los cincuenta días la fiesta de Pentecostés: el don del Espíritu Santo.

En los comienzos de la Iglesia, la Pascua cristiana comenzó a celebrarse en concordancia cronológica con la Pascua judía. Se hizo así durante algunos siglos, hasta que en el Concilio de Nicea (325 d. C) se decidió dejar de usar el calendario hebreo, para calcular la fecha y se optó por celebrarla el primer domingo, después de la luna llena que siguiera al equinoccio de primavera en el hemisferio norte, tal como ya se hacía en las iglesias de Roma y Alejandría. Lo que motivó a este cambio, fue la relevancia del día Domingo, que según el testimonio de los Evangelios, es el día en que Cristo Resucitó (Lc 24, 1ss).

Teniendo claro, que Jesucristo es el portador de la salvación y que el domingo evoca la nueva creación consumada por Cristo, al liberarla del sometimiento al que estaba por el pecado y sellando con su muerte y resurrección una nueva alianza entre Dios y la humanidad; en la vida de la Iglesia a lo largo de los siglos, se ha venido “de celebración en celebración, anunciando el misterio pascual de Jesús hasta que venga” (1 Co 11,26), y el pueblo de Dios peregrinante “camina por la senda estrecha de (AG 1) “hacia el banquete celestial, donde todos los elegidos se sentarán a la mesa del Reino” (C.I.C n. 1344).

Elementos constitutivos del PEIP, parte III

LA IGLESIA EN SALIDA: HORIZONTE MISIONERO DEL PROCESO

Al culminar este punto y antes de continuar con los pasos del PEIP es necesario reflexionar sobre uno de los elementos que se nos propone en este Proceso Pastoral. Se trata de una vivencia plena del doble misterio de comunión y misión, fundamentada en la Trinidad. Desde esta perspectiva, la Iglesia se concibe como una comunidad en permanente salida, cuya fuerza vital se origina en el Padre, por el Hijo, en el Espíritu Santo. Este dinamismo tiene como meta llevar el Evangelio a todos, especialmente a las periferias existenciales, mediante una pastoral misionera integral y sólida.

El plan se articula para alcanzar a todos con acciones concretas, diseñadas desde el amor, que permitan establecer vínculos significativos y comunidades vivas. Así, busca cumplir el mandato evangélico de “ir por todo el mundo” (Mt 28,19), soñando con un solo rebaño bajo un solo Pastor (Cfr. Jn 10,16). Esta evangelización inicia por los más cercanos, promoviendo su incorporación a la fe en pequeñas comunidades, y se expande hacia fuera como respuesta al mandato misionero universal.

La misión de la Iglesia se despliega en dos dimensiones: ad intra, dirigida a quienes están cerca, y ad extra, hacia las naciones. Ambas requieren creatividad pastoral, apertura, y compromiso. El PEIP contempla el envío de misioneros, laicos y sacerdotes, además de promover el diálogo con los Estados, la sociedad y otras confesiones religiosas, como subraya el Papa Francisco.

Uno de los objetivos fundamentales del PEIP es construir un mundo mejor a partir del anuncio del Evangelio de la paz. Esta proclamación se fundamenta en la Palabra de Dios, acogida desde la Tradición y el Magisterio, y exige claridad doctrinal y pastoral frente a ideo-

logías que tergiversan el concepto de paz. En este contexto, se destaca el papel de la Iglesia en la transformación de las estructuras sociales, a través de la formación de laicos comprometidos con la realidad política, educativa, económica y legislativa.

Aunque muchos laicos se integran a los ministerios intraeclesiales, aún es escasa su influencia transformadora en la sociedad. Por ello, el PEIP propone una formación sólida que les permita llevar los valores del Evangelio al corazón de las estructuras sociales, sin caer en partidismos, sino con el objetivo de instaurar los principios del Reino de Dios en la vida pública.

Estructuras al servicio de la acción pastoral

El PEIP se apoya en una base estructu-

ral que sirve a la evangelización. Estas estructuras —de decisión, formación, consulta, comunión y ejecución— no son fines en sí mismas, sino medios al servicio del proceso evangelizador. En el centro de todo está la persona humana, comprendida en su totalidad, y en función de su crecimiento integral se organiza toda la acción pastoral.

Estas estructuras permiten el movimiento continuo del proceso misionero: desde el centro hacia las periferias, manteniendo como eje central a Cristo y el misterio trinitario. Se destaca que todas ellas deben estar compuestas por personas iniciadas en la fe y activas en la vida cristiana.

Cuando se implementa por primera vez el PEIP, es importante discernir desde el inicio qué estructuras se necesitan según el Derecho Canónico y cuáles deben surgir conforme avanza

el proceso. Al actualizar el plan, se recomienda evaluar y reformar las estructuras existentes, priorizando la integración de agentes formados y comprometidos.

La reforma de las estructuras no busca preservar la institución, sino facilitar una pastoral misionera y expansiva, que ponga en salida constante a sus agentes y permita responder al llamado de Jesús. Como señala Evangelii Gaudium, estas estructuras deben estar al servicio de la evangelización y no del mantenimiento institucional.

El PEIP, en suma, es una propuesta concreta y sistemática para revitalizar la vida eclesial, respondiendo a los desafíos contemporáneos con fidelidad creativa y compromiso misionero.

Todos los afanes de los hombres interesan a Dios

PPor: Leidy Patricia Moreno Villamizar, comunicadora social

aradójicamente en la época donde la tecnología ha mostrado grandes avances para facilitar la vida del hombre, el quehacer diario humano pareciera ir en aumento, y es común ver a hombres y mujeres con bastas rutinas que no sólo desgastan su salud, sino también sus relaciones sociales, familiares, e incluso, se olvidan de sí mismos.

En Colombia el panorama no es ajeno, las cifras de trastornos de ansiedad y estrés han protagonizado las estadísticas; para la vigencia 2023 2 ante la actualización de la Política Nacional de Salud Mental, una encuesta dio a conocer que el 66,3% de nuestra población mayor de 18 años ha experimentado alguna alteración mental a lo largo de su vida. Es precisamente en este escenario donde la canción ‘Jesús Cristo’ de Roberto Carlos, cobra vida: “Miro al cielo y veo una nube blanca que está pasando; miro a la tierra y veo una multitud que está caminando, como esa nube blanca, esa gente no sabe a dónde va ¿Quién les podrá decir que el camino cierto es nuestro Señor?”.

La mayoría de personas van por las calles con la fatiga del día a día, cansados de cuerpo y mente por el quehacer diario, caminan con la preocupación -casi que palpablesobre lo que está por venir. Con trabajo formal o en el ‘rebusque’, la paz interior pareciera un tesoro difícil de encontrar, un sueño inalcanzable, y una meta a la que pocos logran llegar.

Sin embargo, hemos olvidado que somos Hijos de Dios y que Él mismo desde el fascinante momento de la creación nos ha anunciado que el trabajo es innato a nuestra condición humana y del mismo modo, el descanso. “Entonces bendijo el sép-

timo día y lo declaró día sagrado, porque en este día descansó de todo su trabajo de Creación” (Gn 2, 3).

El agite social nos ha robado la percepción del trabajo, hemos olvidado que Dios ha escrito nuestro nombre en la palma de sus manos, y a su vez, nos ha trazado una misión que hemos de ejecutar en medio de las realidades temporales. Es decir, cada uno de los acontecimientos que vivenciamos en el desarrollo de nuestras labores, ya sean domésticas, artesanales, empresariales o industriales, todas hacen parte importante de los planes divinos.

mana que halló gracia ante Dios, es reconocida por ejercer a cabalidad y en silencio la labor doméstica de aquella época.

“La fatiga y el trabajo se han convertido en el medio para superar crisis económicas y su costo, en algunos casos, es la vida familiar e incluso, la relación con Dios”.

Aún con el Salvador en brazos, esta pareja debió abandonar su cotidianidad para huir a Egipto, pasar meses de sufrimiento en silencio y trabajo duro para construir su nuevo hogar o como solemos llamarlo en esta época, debieron ‘empezar de cero’ ¿Estaba esto en los planes de Dios? ¡Por supuesto! La Sagrada Familia vivió estos acontecimientos con la profunda esperanza puesta en Dios, consientes que era Él quien llevaba el Timón.

converge la vida de los santos es el trabajo, muchos de ellos, trabajaron incansablemente con largas jornadas labores extremas, lejos de lo que hoy es catalogado como ‘trabajo digno’. ¿Cómo es posible? Porque no lo hacían desde sus fuerzas humanas sino desde la vocación de servicio al que Dios les llamó. Y todo esto era posible, porque había tiempo para la oración, el descanso del Espíritu, el que más vitalidad daba a sus cuerpos, mente y corazón.

Como Dios nos ha dado una misión diferente, no nos llama a imitar a los santos con un halo altruista, a Él le basta con que en nuestra vocación sepamos equilibrar el trabajo y el descanso, y en medio de este equili- brio, le demos a Él y a los nuestros el tiempo que merecen.

Dos trabajadores ordinarios como custodios del Salvador

San Josemaría Es crivá, el santo que mereció ser catalogado como el ‘santo de la vida ordi naria’ afirmó que “todos los afanes de los hombres interesan a Dios”, y es que, Dios Padre para la gran Obra de la Reden ción eligió a dos traba jadores ordinarios como custodios y formadores de su Hijo amado: san José, un artesano, -aunque los Evangelios no lo men cione- las manos de este patriarca que muchas veces aca riciaron al Salva dor, seguramente acumulaban hue llas de su duro y pesado trabajo; la Virgen María, la creatura hu

Hay tiempo para todo

Por medio del libro de Eclesiastés en su capítulo 3, Dios nos dice que hay tiempo para todo: para nacer, morir, llorar, reír, callar, hablar, para estar de luto y para estar de fiesta. En este caso, podríamos afirmar que hay tiempo para una pausa, para un merecido descanso.

Es importante reconocer la diferencia entre trabajo y fatiga, el primero de ellos, corresponde a la ocupación diaria a le que nos lleva nuestra cotidianidad, la fatiga es el resultado de llevar el trabajo al extremo de no diferenciar el que hacer diario con el vivir. Es decir, una persona no logra separar su vida laboral de su vida personal, familiar y social.

El eje en el que

La dictadura del hacer

El Papa Francisco le ha dado un nombre a la fatiga que hoy aqueja a múltiples familias en el mundo: “La dictadura del hacer” 3 , la fatiga y el trabajo se han convertido en el medio para superar crisis económicas y su costo, en algunos casos, es la vida familiar e incluso, la relación con Dios.

Que este Año Jubilar, la esperanza llegue a nuestros corazones, y recordemos que el esfuerzo es valioso para Dios porque hace parte de sus planes divinos.

1. Josemaría Escrivá

2. https://www.minsalud.gov.co/Paginas/66-porciento-de-colombianos-declara-haber-enfrentado-algun-problema-de-salud-mental.aspx

3. https://www.aciprensa.com/noticias/105428/ papa-francisco-en-el-vaticano-que-papa-y-mamacompartan-con-los-hijos-y-no-caigan-en-la-dictadura-del-hacer

MENSAJE DE PASCUA

Mons. José Libardo Garcés Monsalve,

Fiesta de la Divina Misericordia

“MISERICORDIA DIVINA, QUE INFUNDE ESPERANZA, PERDIDA YA TODA ESPERANZA” DIARIO SF #949

7:30 A.M. A 4:00 P.M.

DOMINGO 27 DE ABRIL DE 2025

SAGRADA EUCARISTÍA: 8:00 A.M.

PRESIDE: MONS. JOSÉ LIBARDO GARCÉS MOSALVE

INVITADOS: FRAY JORGE LUIS MENDOZA ASESOR, PBRO. JOSÉ DAVID CAÑA PÉREZ

LUGAR: COLISEO DEL COLEGIO SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS CL. 16 #3-60 BARRIO, LA PLAYA - CÚCUTA

OFRENDA: $10,000

"Todo lo que hagan, háganlo de todo corazón, como para el Señor y no para los hombres." Col 3, 23

Que este versículo nos recuerde la importancia de cada tarea que realizamos, grande o pequeña, y cómo cada una de ellas contribuye al propósito divino en nuestras vidas.

La Diócesis de Cúcuta agradece a todas las secretarias por su compromiso, paciencia y amor en el servicio. Que Dios les bendiga abundantemente y les otorgue sabiduría y fortaleza en cada uno de sus días.

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