































En una emotiva gala celebrada en el Teatro Metropolitano, el Festival Internacional de Danza Ibérica Contemporánea honró la memoria de María de los Ángeles Herrera de Covarrubias, 'La Chata', una figura esencial para el arte flamenco y la danza clásica en el estado
Texto: Carlos Curiel
Fotos: Armando Vázquez
Con el Teatro Metropolitano completamente lleno y envuelto en una atmósfera de emoción, respeto y arte, el Festival Internacional de Danza Ibérica Contemporánea ofreció un homenaje inolvidable a una de las mujeres más queridas e influyentes en el ámbito cultural de Querétaro: María de los Ángeles Herrera de Covarrubias, conocida como 'La Chata'. Maestra, pionera y amante eterna de la danza, su memoria fue celebrada en una gala profundamente conmovedora, donde el arte y el corazón se unieron.
“Esta noche es muy especial porque estamos rindiendo homenaje a una amiga, que, sin ella, tal vez, el festival no sería posible”, expresó conmovida Adriana Covarrubias, directora del festival e hija de la homenajeada. Visiblemente emocionada, recordó que la pandemia impidió despedirla con música y danza como 'La Chata' merecía: “Ella era música, ella era baile”, dijo mientras los asistentes la acompañaban en su recuerdo, algunos de ellos, discípulos y amigos de su madre.
La gala, realizada en colaboración con Grupo AD Comunicaciones, titulada 'España Clásica y Contemporánea', se convirtió
en un espectáculo de altísimo nivel. Desde la fuerza interpretativa de la Compañía Internacional Proart con 'La ternura del caballo negro', hasta la exquisitez flamenca de Laura Fúnez, quien hizo vibrar el escenario con un baile por Caña acompañado por el cante de Jesús Corbacho y la guitarra de Juan Campallo. La noche se volvió aún más mágica con la presentación de 'La Prodigiosa Zapatera', obra inspirada en Lorca y ejecutada magistralmente por la Compañía Ibérica de Danza bajo la dirección del legendario Manuel Segovia. En el marco del homenaje, se anunció que el reconocimiento a 'La Chata' se instalará de manera permanente en el Centro Proart, junto a sus castañuelas y objetos personales, como símbolo de su legado eterno. Fue precisamente allí donde, a través de su docencia, dejó una huella imborrable en generaciones de bailarines y artistas. Desde sus primeros pasos en la danza española en la Ciudad de México hasta sembrar las semillas de la danza clásica y flamenca en Querétaro, 'La Chata' fue una mujer que entendió el arte como un acto de amor, entrega y trascendencia. Su espíritu, su ritmo y su pasión perduran en cada aplauso, cada compás y cada cuerpo que danza. En palabras de su hija: “Estoy segura de que, esta noche, desde donde esté, la va a disfrutar muchísimo porque esto era lo que más le gustaba: la danza”.
En el marco de su 10a edición, el Festival Internacional de Danza Ibérica
Contemporánea vivió una noche cargada de arte, gratitud y profunda emoción al rendir homenaje a don Juan Germán Torres Landa, figura clave del desarrollo queretano y apasionado promotor del arte
Texto: Carlos Curiel Fotos: Armando Vázquez
Querétaro vivió una de esas noches que se graban en el alma. En el Auditorio Eduardo Loarca Castillo del Museo Regional, el Festival Internacional de Danza Ibérica Contemporánea rindió homenaje a Don Juan Germán Torres Landa, quien falleció el pasado 11 de febrero a los 80 años, dejando un legado imborrable en la historia urbana, cultural y artística de la ciudad.
El homenaje formó parte de la gala que conmemoró los diez años del festival Ibérica. Fue una velada especial, en donde el arte del flamenco, la memoria y el cariño se entrelazaron para honrar a un hombre que hizo, del arte, una causa de vida. Adriana Covarrubias, directora del festival; el artista Ramsés de la Cruz, autor de la imagen de esta edición, y Milo Torres Landa, hijo del homenajeado, ofrecieron palabras profundamente emotivas en su memoria. “Don Germán era de esas personas que te hacían sentir especial”, compartió Adriana, recordando el respaldo generoso que siempre brindó al festival.
La emoción se desbordó cuando Milo recibió, entre lágrimas y aplausos, una escultura conmemorativa de 'Ibérica Conecta'. Tras dedicar un minuto de aplausos a su padre, agradeció al público y confesó: “Mi papá siempre amó el arte y este festival era un regalo para él”.
Uno de los momentos más sublimes llegó con la presentación de la bailaora María Juncal, embajadora del festival, quien deslumbró con su técnica y pasión, acompañada por los cantaores Jesús Corbacho e Iván Carpio; a la guitarra, Juan Campallo y, en las percusiones, Héctor Aguilar. Al finalizar su pieza, obsequió su chaqueta a Milo y le susurró unas palabras que quedaron entre ellos, pero cuya emoción fue evidente. “Son momentos que se quedan en los recuerdos y los recuerdos son para
siempre”, dijo Juncal, dedicando su presentación a quien describió como “un hombre cuya vida estaba rodeada de arte”.
La noche cerró con una ovación de pie, un coctel en el patio del museo y muchas memorias compartidas entre amigos, artistas y familiares. Todos coincidían en algo: don Germán no solo apoyó el arte, vivió para él. Su visión urbanística transformó la zona norte de Querétaro en un referente nacional, pero su alma sensible dejó una huella aún más profunda en los corazones que, hoy, lo recuerdan.
Así, Ibérica no solo celebró 20 años de danza, sino también la vida de un hombre que creyó en el poder del arte para transformar, emocionar y unir.
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