8 “Y sin más dilación llega el segundo plato de la noche: Lucky Peterson a punto de hacer temblar los cimientos de la más antigua plaza de toros del mundo” LUCKY PETERSON El orondo Peterson comenzó la noche frente a las teclas de su Hammond sin parar de moverse ni un momento, para cambiarlo después por una Telecaster y por supuesto seguir sin parar ni un instante. El público no tardó nada en contagiarse y acompañarlo en sus bailes hasta que surge lo impredecible: Lucky abandona el escenario y tras recorrer la arena abrumado por el fervor de la audiencia, toma asiento en las gradas justo enfrente del escenario. Desde allí empieza a entonar un canto de amor y de nuevo llega la sorpresa pues obtiene respuesta. Pero, ¿de quién es esa voz dulce y femenina que le contesta? Su mujer Tamara aparece en escena para completar un diálogo musical de lo más excitante.
Tamara nos recuerda sin dudarlo a Tina Turner, y cuando interpretan el Proud Mary la relación es más que acertada. Acompañan a la pareja Raul Valdes, batería cubano de extraordinaria calidad, y un apocado bajista de nombre Mike Nunno, cuya inmovilidad sobre las tablas contrasta con el ritmo de los otros miembros de la banda. Me hace recordar un concierto de hace unos años de John Mayall, cuyo bajista adolecía de los mismos síntomas de aburrimiento que el tal Nunno. Me pregunto si habrá alguna relación para estos comportamientos tan extraños.
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