sabiote a la vista

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¡SABIOTE A LA VISTA…!

Mas en Sabiote nadie esperaba al soldado porque nadie supo que llegaba, pero toda su familia, incluida la novia, se encontraban en la casa de los padres de él cuando el Jueves Santo por la tarde llamó a la puerta. Entonces, aunque ya habían empezado las campanas a lanzar a los cuatro vientos el tañido monótono y sonoro que precedía a los actos sobre la pasión, muerte y entierro de Cristo, no por eso dejaron de oírse las manifestaciones y gritos de júbilo de los suyos cuando lo vieron aparecer. Aquella noche ni él ni ninguno de los suyos durmió. Luego, cuando de madrugada todos se encaminaron a la iglesia, José, al ver que salía ya la imagen del Señor sobre su trono, se adelantó para mirarla detenidamente, y, como después dijo a los suyos, pudo comprobar que la misma era fiel reproducción de la persona que lo salvó de la muerte en una de las islas filipinas. Por ello, con la cara resplandeciente y los brazos abiertos cayó de rodillas sobre el suelo. Mas al contemplar de nuevo al Nazareno con la túnica morada, coronado de espinas y corriendo la sangre por sus mejillas, creyó apreciar que al mismo, al ver que él estaba ya en Sabiote y curado, se le había alegrado la cara y se le hacía más ligero el peso de la cruz.

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