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De soltar y dejar huella

De las cosas que se siente más orgullosa, es todo lo que ha trabajado en el aspecto de inclusión financiera en Colombia, darle oportunidad a quienes siempre han estado apartados de este mundo para que también puedan estar en el sistema. En este momento hay grandes avances en crédito, pero no en ahorro. Como inversionista también considera que se puede aportar, ayudar de esta manera. No solo es poner dinero, es aportar con conocimiento.

En pro de generar un avance, Lilian realiza sus inversiones con enfoque de género, lo cual genera más presión para cambiar la cultura machista que impera en la sociedad colombiana e igualmente, porque ha trabajado mucho con mujeres en juntas directivas y ha visto de primera mano el impacto positivo que esto tiene.

El cambio de papeles de empresaria a inversionista le ha permitido disfrutar nuevas facetas y tener más tiempo para lo que le gusta, así como ella dice: “Ser empresaria es como ser mamá, pero ser inversionista es como ser abuelita, es mejor. Ya no se está en el día a día, se dedica a orientar, dar consejos y estar en juntas directivas y comités de riesgos”.

Otra de sus grandes pasiones ha sido la ecología y como la emprendedora que es, propuso en su barrio realizar pacas digestoras, para aprovechar mejor los recursos. A pesar de las respuestas negativas de algunas personas, logró hacerlo en un espacio público con la ayuda de una parte de sus vecinos. Después de un tiempo se alejó un poco de este proyecto y al retomarlo notó que ahora sus vecinos habían ampliado el espacio para incluir una huerta, “las cosas están mejor desde que yo no estoy” dice entre risas y confirma que por eso es bueno soltar. Es otro proyecto en el que la persistencia de Lilian inspiró a otros para continuar, es un programa que ahora tiene el apoyo de quienes inicialmente eran detractores.

Las dos facetas de Lilian: ayudar y emprender, se mezclan en su papel como inversionista, además de aportar a distintas fundaciones, tal vez algún día tenga la suya, puede impulsar el cambio que ella siente más conveniente y en el que su experiencia puede aportar más. Cree firmemente en que lo mínimo que se puede hacer al recibir es dar, Lilian ve el ser empresario como un servicio, desde su perspectiva, no cualquier persona que al tener la oportunidad crea empresa, no todo el mundo posee esa vocación. A esto se suma que muchos talentos no brillan como podrían hacerlo pues no hay escenario que les permita explotar sus capacidades. Es por esto que el rol del empresario se hace necesario, ya que en muchas ocasiones permite desarrollar un ambiente propicio para potenciar esos talentos.

A Lilian le gusta empoderar e inspirar, por eso le gusta ser mentora. Lo considera un deber, piensa que todo lo que ella ha aprendido es muy valioso y puede ayudar a personas que se enfrenten a situaciones similares a las que ella ha vivido.

Cree que su éxito se debe en gran medida a que Dios le ha puesto en el camino de su vida a muchas personas de las que pudo aprender, esto sumado a su dedicación.

Hoy en día la prioridad de su vida es su familia, y su misión es compartir todo su conocimiento con sus comunidades. Las experiencias que ha podido recolectar a lo largo de los años le han dado la posibilidad de ver el impacto causado por la iniciativa de sus proyectos, le apuesta al cambio, al cambio colombiano para su desarrollo y diversificación.

Una inflación volátil, la devaluación de las monedas y las deudas externas tienen la economía del mundo en picada. Colombia no es la excepción.

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