Anamnesis. Marcas como tropos

Ana mne sis Marcas como Tropos

PAULINO RAMOS

Cuerpo, historia y memoria.

Este trabajo se teje pensando en múltiples interconexiones. Es un trabajo casi intuitivo, que nace de la necesidad y de la creatividad. La necesidad de trabajar la fotografía de otra forma a la que suelo hacerlo, apelando a nuevas formas de crear. Hay tres cosas fundamentales que me ha dejado claro mi paso por la Maestría de Antropología Visual en referencia a mi papel de fotógrafo no profesional. Una. Las fotos que hago no son inocentes, muestran una forma de interpretar el mundo, que es la mía, pero que en cierto modo, también es compartida. Dos. Fotografiar no es captar la realidad. Hay algo real, sucedió en el proceso de hacer las fotografías, cuando disparé la foto. La foto no representa la realidad, sino aquello que sucedió, el acto fotográfico.

Y tres. Para la fotografía y para cualquier técnica de imagen, hay cosas que no se narran y que no se cuentan, es decir aquello que se nos presenta como irrepresentable. En definitiva, se trata de la concepción de Belting (2015) de medios de la imagen donde se incluyen tanto los medios técnicos como los modos de representación. En mi propio trabajo surge la necesidad de hacer fotos de otra manera, bajo otras lógicas, a través de la creatividad buscando aquello que resulta irrepresentable. O al menos intentarlo. A partir de estas premisas, surgen dos reflexiones distintas en este trabajo. De una lado lo que se pretende representar. De otro, cómo se representa y con qué fin. Las explico a través de las interconexiones.

La fenomenología de Merleu – Ponty apela al cuerpo y a la percepción. El cuerpo es el director de orquesta de la percepción, aunque “no es exactamente mi cuerpo el que percibe: sólo sé que {…} no puedo percibir sin su permiso” (2010, 21).

Yendo un poco más allá, me interesa la percepción del propio cuerpo, a lo que Merleu – Ponty dice que éste “se prepara, por así decirlo, para una percepción de sí, aunque nunca sea él quien percibe, ni quien se percibe” (2010, 22). De cualquier modo, en la paradoja que presenta Ana D’Angelo en su artículo sobre la relación del cuerpo y la imagen, asegura “que el cuerpo es visible a la vez que vidente, el cuerpo objeto se superpone al cuerpo fenoménico (pero éste sólo cobra conciencia de sí por un ejercicio reflexivo)” (2010, 248). Esto último es lo que me resulta imprescindible para este ensayo: la parte reflexiva de la corporalidad.

Vayamos por partes. El objeto de este trabajo son las marcas corporales permanentes o no, que de algún modo tienen significados para las personas que las ostentan. Son huellas de la memoria corporal y que tras un proceso reflexivo de presentificación, son narrados y representados por una tercera persona (en este caso yo). La curiosidad de este trabajo por esas marcas está sujetas a dos premisas básicas: al acontecimiento que sucede (o sucedió) en el cuerpo para que sean visibles y al relato que se genera cuando se pregunta por ellas y que dan cuenta de algo más allá de la propia marca. “¿Es inteligible el pasado de otro modo que no sea su persistir en el presente?” (Ricoeur 2009, 840), se pregunta el historiador. Me pareció sugerente la lectura que hace Paul Ricoeur sobre la historia. La historia no es una representación del pasado, más bien se trata de un acto de representancia, a grandes rasgos, un tipo de conocimiento que se da a través de las huellas, pero nunca una representación fidedigna de lo que fue. Así es como quiero tomar esas huellas, como documentos en la historia de los cuerpos a los que se interroga. Nunca es un pasado fidedigno el que se cuenta, sino una reconfiguración dinámica del pasado, que se actualiza con el relato. Podría ponerse en cuestión lo pertinente que resulta llamar a esas marcas algo así como historia.

Probablemente, un historiador me diría que no.

Sin embargo, concebir la memoria personal de esta forma me remite, a través de los relatos, a cuestiones de carácter más colectivo.

La indicialidad de las marcas corporales, entendiendo estas como la huella de un referente (el acontecimiento) me recuerda en exceso a esa historia de hitos, de transformaciones. Entiendo pues las herramientas historiográficas como un recurso estilístico, tomarme la licencia de hacer una arqueología de esas memorias; pensarme narrador -bhistoriador de sucesos, a través de documentos que cercioran que algo pasó, impresos en el cuerpo.

El relato, la foto y las huellas. ¿Indicialidad? Justo la perspectiva que tenemos de la fotografía. Esa huella o índex de que algo pasó. Otra de las interconexiones: foto como huella; marca corporal como huella. Suena hasta poético, casi místico. Pero más allá de la poesía, lo que quiero representar con las fotos es algo que ya representa algo. Es la representación de una representación. Y esto es cuanto menos excitante.

Pero como explica Ricouer, las huellas no son miméticas frente al pasado que quieren contar. Ni la fotografía lo es, ni el documento histórico (nuestras marcas) lo son. La fotografía, o mejor el acto fotográfico es el catalizador de la historia. El relato que acompaña a la marca, que nos habla de memorias colectivas que se dan en sujetos concretos, es el foco de interés. Aunque hay que dejar claro que la foto no quiere ilustrar. Quiere significar por sí misma. Digamos que son complementarios. O digamos que sin la excusa de la foto, no habría relato o que sería distinto. La cuestión es que aquí se mezclan dos lenguajes: la palabra y la imagen. Y como decía Didi – Huberman (2008), no hay porqué separarlas.

Y aquí es donde viene la conexión más excitante.

Hay dos tipos de discursos que se van a poner en juego: los relatos sobre las marcas y el que yo mismo realizo con el montaje de las fotos y los relatos. Vuelve a parecerme sugerente algo que Ricouer critica en su obra, que es entender los discursos históricos como tropos literarios.

Entiendo su crítica, pero ya dije que el uso de la historia aquí es casi estilístico, por lo que acercarme a esas marcas y a esos relatos como tropos literarios ha sido todo un reto. Dada la crítica de Ricoeur y dado el esfuerzo que suponía “encajar” cada relato en un tropo, estuve a punto de desistir.

A veces las indagaciones que uno hace por curiosidad, se convierten en (otra vez) destinos casi poéticos. Indagué sobre los tropos. Su origen está en la Retórica de aquellos griegos que parece que inventaron todo lo que conocemos en occidente.

Ellos atribuían sus artes a musas olímpicas. La Retórica estaba atribuida a Polimnia, la de los muchos himnos. Eso casaba con la cuestión de la multiplicidad de relatos que yo quería registrar.

Pero hubo algo que me cautivó aún más. Esta musa era hija de Nnemosine, la diosa de la memoria (y la que inspira a Warburg). ¿Cómo podía prescindir ahora de los tropos, sabiendo la relación que ellos tienen con la polifonía y con la memoria? ¿Con esa madre y esa hija? Tuve que aferrarme a ellos. En honor a la retórica, en honor a la polifonía y sobre todo, en honor a la crítica del historiador. Usar tropos para dar estilo y belleza, no tiene porqué desligarse ni de cierto rigor, ni de ciertos compromisos. Y sobre todo, usarlos no determina que todo lo que se cuente, sea pura retórica.

El rostro, el sujeto y lo colectivo.

Abandonar el rostro, ese es mi primer compromiso. Ninguna de las fotografías presenta un rostro como el que estamos acostumbrados a ver en la época del selfie. Siempre buscamos una mirada, un gesto en la cara, algo que nos diga que es lo que el sujeto fotografiado trata de expresarnos. O más bien, lo que trata de expresar a la persona y al medio que tiene delante, al fotógrafo y a la cámara. Esta serie elimina el rostro para abandonar su asociación con la subjetividad (Le Breton 2002), para representar que esas piernas, esas trenzas o esos tatuajes pueden pertenecer a cualquiera. Pero abandonar la subjetividad que confiere el rostro, tiene el riesgo de caer en la perversa mercantilización de los cuerpos, cuerpos intercambiables de los que no hay que dar cuenta.

Aquí se trata de otra cosa, (mi segundo compromiso) de romper con la idea de sujeto – individuo a través de colectivizar la experiencia; colectivizar los relatos a través de cuerpos, que si bien se constituyen en sujetos concretos, también lo hacen a partir de experiencias que nunca suceden aisladas, sino que nos hablan de una intercorporalidad, de cosas que suceden de cuerpo a cuerpo, en colectivo, no de sujeto a sujeto. “El propio lenguaje y las pautas narrativas que utilizamos para dar expresión a la memoria, incluso a la memoria autobiográfica, son inseparables de los criterios sociales de plausibilidad y autenticidad implícitas en ellos” (Kansteiner y Ortí Camallonga 2007, 35) Eso nos dicen estos autores al criticar las apuestas metodológicas posmodernas en los estudios de la memorias colectivas, por sustentarse desde concepciones excesivamente individualistas.

Sin embargo ¿no hay explicaciones que rebasen lo social como lo meramente colectivo y que a su vez no se unan a las apuestas posmodernas? Las epistemologías del cuerpo lo intentan, de ahí también ese énfasis en el cuerpo, como tercer compromiso. Los cuerpos no sólo son significados, sino que también son significantes, dan muestra de las interacciones en las que están inmersos y a la vez son creadores de las mismas (D’Angelo 2010). Voy en la búsqueda de marcas, experiencias, emociones, sucesos, creencias que se encarnan, que se hacen cuerpo, que suelen ser tan compartidos como marcadores de diferencia. En la corporalidad está la disputa que rompe con las grandes dicotomías occidentales: mente – cuerpo, sujeto – objeto, razón – emoción… pero el cuerpo mismo pertenece a algo colectivo y más fuerte que el propio sujeto.

Pero aún hay algo más. Ana D’Angelo enuncia que “la percepción corporal está sujeta a la dinámica de cambio continuo en los modos de representación” (2010, 244). Si intentamos cambiar los modelos actuales de representación del cuerpo, muy vinculados a la idea de sujeto - individuo, podremos estar practicando una antropología y una fotografía con un fin transformador, no sólo para las personas que han participado del proceso, sino también para aquellas que vean las imágenes y se dejen afectar por los relatos y las situaciones en representacia. Este es el último de los compromisos. La desindividualización fotográfica con el fin de cambiar tanto las formas de representar, las formas de percibir como las repercusiones que tienen éstas en los observadores. Las primeras nos convierten a mí y a las personas que participan en este trabajo en mediadores, sujetos a la idea de Belting. Poco dependen de mí las dos últimas, sin embargo, no dejo de ver aquí una hipótesis, quizás algo utópica, entendiendo la imagen en general y la fotografía, en concreto como ese campo de disputa del que nos habla Didi –Huberman. Imágenes, a pesar de todo. Y como dije al inicio, mucha intuición y meros intentos.

De estas reflexiones surge el formato en el que se presenta el montaje. Polimnia encabeza la portada, al menos una reactualización de una estatua de ella con algunos detalles incorporados para el trabajo. El título de la obra, Anamnesis hace referencia al proceso de recordar, de enmarcaren en el presente aquello que sucedió. El montaje tiene un carácter dialéctico, ya que cada foto represente el diálogo entre la persona y su marca, el proceso fotografíco y lo que yo recojo de la experiencia. Así, cada foto se realiza en un contexto diferente y con una persona distinta, lo que hace que cada situación sea especial y tenga unas condiciones concretas: doy cuenta de ellas a partir de una breve explicación de la misma. El relato que acompaña a la foto es un resumen de aquello que las personas me cuentan sobre sus marcas, sobre lo que significan para ellas, lo que les hace recordar. Recojo el relato completo y a partir de ahí, compongo lo que creo más significativo, siempre respetando el tono y las palabras que han usado. El tiempo que acompaña a la foto, nos es más que la historicidad de la marca, es decir el tiempo que los protagonistas determinan que esas marcar aparecieron por primera vez en sus cuerpos. El encaje en los tropos es cosa mía. El trabajo de búsqueda ha estado determinado por esta cuestión. Algunas marcas o sus relatos ya las conocía, por eso sólo tenía que buscar los momentos para fotografiarlas y tenía claro a qué tropo podían unirse. Las otras surgen de un proceso de imaginar aquellas marcas que podía unirse con ciertos tropos e ir buscando a alguien que pudiera encarnarlas. Todas las personas son de mi entorno más o menos cercano, por lo que la búsqueda, aunque a veces tediosa, ha sido fructífera.

TrOpo Explicación del tropo.

Las implicaciones para el trabajo.

Título de la foto Tiempo de la marca Relato que acompaña a cada marca narrado por cada persona protagonistas.

Fotografía con la marca.

Información sobre cómo se hizo cada imagen.

Contexto del acto fotográfico.

METÁFORA Figura retórica de pensamiento por medio de la cual una realidad o concepto se expresan por medio de una realidad o concepto diferentes con los que lo representado guarda cierta relación de semejanza.

Las marcas que he buscado tienen un sentido metafórico para las personas con un fin estético.

cURITAS 6 años

Maquíllate 12 años

“A los 19 años le conté a mi mamá que era maricón. No fue una tarea fácil, ella no lo aceptaba, incluso todavía hoy no lo acepta. Tiempo después de eso decidí tener el recuerdo, la marca de ese hecho, del cómo se sintió y del cómo se sanó.

Las curas representan y simbolizan el sanar, la presencia del hecho y mi ser marica”

“De adolescente me pintaba todos los días para ir a clases, era una forma de que los chicos se fijaran en nosotras. También era una forma de integrarse, de hacer lo que hacían las demás chicas.

Ahora no me pinto para nadie, cuando me levanto con mala cara, me siento mejor si me maquillo.

Es una forma de embellecerme y de sentirme mejor.

La fotografía fue en mi casa, no tardamos mucho en hacerla pues ya conocía la historia y al protagonista.

Desnudarse no fue un problema para él, es mi compañero. Narrar la historia tampoco, pues ya lo habíamos hablado en otras ocasiones.

La fotografía fue en mi casa. Antes de salir, me dijo que quería pasar al baño para maquillarse. Le pedí que me dejara fotografiarla mientras lo hacía. Aunque no entendía nada, lo permitió. Después le conté lo qué estaba haciendo y me explicó para que se maquillaba.

ALEGORÍA Figura literaria o tema artístico, que se da como una representación en la que las cosas tienen un significado simbólico. La alegoría pretende dar una imagen a lo que no tiene imagen, para que pueda ser mejor entendido por la generalidad. Dibujar lo abstracto, hacer «visible» lo que sólo es conceptual.

He buscado encajar en este tropo aquellas marcas también voluntarias cuyos significados simbólicos nos hablan de cuestiones mucho más allá de la experiencia de los sujetos fotografiados. En el relato se percibe como sus marcas representan su cultura, su apuesta vital.

trenzarse

forzudo

2 años

“Era una idea desde hace tiempo: la unión de elementos icónicos de Quito con algo netamente de la cultura Mexicana, eso representa toda la labor que hacemos aquí y vamos desarollando, se supone que la máscara es una mezcla de máscara de lucha libre mexicana y una máscara de diabluma. En mí, simboliza un hecho que marcó un antes y despues en mi vida, una transición entre ver la lucha libre como un pasatiempo, a verlo como un modo de vida” La fotografía pertenece a una serie de fotos que tomé para apoyar la tesis sobre lucha libre en la Ferroviaria alta de una compañera. Al ver ese tatuaje me interesé por él para el trabajo de representación que estaba ya realizando. El relato surge después a través de una red social, en ese momento no tenía cómo grabar y hablamos muy superficialmente.

1 año

“En mi ciudad, a la mayoría de mujeres negras y afrodescendientes se les ha enseñado que alisarse el cabello y ponerse extensiones es mejor. Para algunos, el hecho de transformar el cabello de la mujer negra de esta forma, significa un blanqueamiento, no solo físicamente, sino que sugiere un cambio a nuestra identidad. A causa de nuestro "pelo malo" nos gastamos mucho dinero al año, tratando de hacer bonito el cabello que nos regaló la naturaleza. Hemos rechazado nuestro cabello. Yo alguna vez lo hice y pensé que algo en el pelo estaba mal. Tenía excusas como: ‘es que no crece, es que se enreda, es que ojalá fuera más suelto...’ Empecé a hacerme trenzas como una forma de reconocer y representar los valores afro. En esta reivindicación del ser mujer afro, me acepto como soy físicamente y aunque mi contexto de ciudad ha sido el mayor obstáculo, por la presiones alrededor de la belleza, sigo convencida de que en algún momento sobrepasaremos los estereotipos de belleza y las clases sociales y encontraremos que nuestra belleza es única. Desde mi punto de vista, el cabello afro es una forma de resistencia, de darle significado a quién soy y recordar siempre de dónde vengo.”

Realizamos la fotografía en su casa. Es compañera de la universidad y ya la conozco de antes. Sabía que detrás de sus trenzas había una apuesta, pero no sabía que fuera tan marcada. La sesión fue tranquila, la mañana soleada dio pie a una charla entusiasmada y a una sesión donde experimentar.

A la protagonista le gusta hablar sobre el tema y ya tenía experiencia como modelo de fotos.

Metonímia Figura retórica de pensamiento que consiste en designar una cosa con el nombre de otra con la que existe una relación de contigüidad espacial, temporal o lógica por la que se designa el efecto con el nombre de la causa (o viceversa), o lo específico con el nombre genérico.

En este caso buscaba marcas que hablaran de un todo más genérico, pero que acabara significando para las personas que la ostenta una parte de todo ello. Es una de las formas en las que puede darse la metonimia: sustituir la parte por el todo.

autolesión

10 años

Estrías

17 años

“Siempre he tenido problemas de ansiedad, esto de pellizcarme el cuello hasta sangrar empezó en el colegio, como a las 15 o 16 años. Se da cuando estoy estresada, principalmente con cosas académicas, cuando leo para trabajos finales o con la presión de montón de lecturas o trabajos.

Me doy cuenta cuando estoy sangrando. He intentado dejarlo (usando guantes, bufandas o banditas) pero no funcionan, termino de leer y los guantes, bufanda o lo que fuere están el piso, y no sé cuando mierda pasó. Me di cuenta que cuando intento no lastimarme no me puedo concentrar, así que como verás, esto es una basura, pero es muy útil.”

“No sé cuando salieron, sólo sé que de una vez estaban ahí. Están en las ingles y a veces me duelen Son profundas, gruesas y siempre me recuerdan que puedo cambiar de peso con facilidad. Una mala gestión de mis propias emociones es la que más influído para esos cambios: inseguridades, ansiedad, depresiones. El proceso de aceptación de mi orientación sexual es la que más ha tenido que ver con estos cambios. A veces me han avergonzado, sobre todo cuando he tenido sexo con otras personas; superé el complejo aprendiendo a desnudarme: con el nudismo dejaron de ser un problema”

Conozco a esta chica de la Universaidad. A veces almuerzo con ella y un día me contó la costumbre que tenía. Cuando pensé en este trabajo, tuve claro que me gustaría contar con ella. La foto y el relato surgieron un día durante el almuerzo en FLACSO. Ya contaba con el anonimato, pero ella fue la única que me pidió que así fuera. Hubo solemnidad en la forma de contarlo, pero a la vez cierta diversión, más normalidad de lo que yo me esperaba.

La foto la hice en mi cuarto de baño. Ha sido la más difícil de hacer, no por la zona, ni por que es difícil captar las estrías. Fue difícil porque nunca es sencillo fotografiarse a uno mismo. Pero igual sentía que hablar de las marcas de los demás, sin incluir las propias no es del todo justo. Es la única que pierde el anonimato.

énfasis Figura literaria que se produce cuando el emisor enuncia, de forma alusiva y sugerente, un mensaje del que se sobreentiende más de lo que se dice. Consiste en emplear una expresión en un sentido más restringido y preciso del que habitualmente tiene en la lengua común, con el objeto de intensificar un determinado sentido.

Me ha parecido sugerente buscar en aquellas marcas que dicen más de lo que en sí misma cabría esperar de ellas. En este caso ambas son efímeras, no son marcas permanentes, puesto que creo que lo que las hace ser enáfticas es justo su aparición.

milagrito

1 mes

“Yo llevo 4 años en la lucha libre, fue un escape a problemas intrafamiliar. En el ring es el único lugar que olvido todos mis problemas y me hace sentir libre. Ese dia fue muy especial, senti con orgullo que la gente grite mi nombre. Como en todo deporte de contacto vas a sentir dolor.

Las marcas las llevo con orgullo ya que puedo callar a la jente que dise que la lucha libre es falsa o tongo. Son recuerdos de momentos que vivo y me sentí feliz. ” También la hice en el combate de lucha libre. Desde que le golpearon sabía que su cuerpo iba a mostrar marcas. Cuando acabó su combate fui a buscarlo, pero no me dejaron verlo hasta el final. Después salió con el resto de luchadores. Las enseñó orgulloso y hacía que la gente se tomara fotos. En la espalda tenía otras de un cinturón. La algarabía del momento no me dejó preguntarle sobre ellas. Lo hice un poco más tarde a través de una red social. El texto está copiado tal como me lo escribió, por eso hay algunas faltas.

bien puestas

16 años

“Si tuviera las tetas bien puestas nunca lo usarìa. Llevo 16 años con las tetas encerradas. Cuando empecé a ponerme sujetador me gustaba porque me sentía mayor. Ya con 17 o 18 años comencé a ponerme los deportivos, porque son más comódos y en invierno no me pongo sujetador, que no se nota. Cuando me tengo que poner los de copa, estoy molesta porque son muy incómodos.

Además, no se pone en duda que tengamos que ponérnoslo, cuando sólo responde a una cuestión estética y de prudencia. Por ejemplo, cuando en verano vamos sin sujetador hay la idea de que vamos provocando o por si hace más frio y te erizas que no se noten los pezones. Al final es otra manera también de controlar el cuerpo de las mujeres” Es una amiga que vino a pasar unos días conmigo a Quito. Compartimos habitación y cama y observé las marcas del brasier una de las noches que pasamos juntos. Le pregunté por ellas, y le pedí que si podía fotografiarlas. El relato se fue construyendo a lo largo de los días y recogí lo que me pareció más sugerente, sobre todo aquello que nunca me había planteado, que se trata de una cuestion de prudencia.

antonomasia Figura retórica de pensamiento que consiste en sustituir un nombre apelativo por el de la cualidad que le caracteriza o que se le atribuye. Suele representar una cualidad que le conviene con más propiedad por ser la más característica, destacada o importante.

Aquellas marcas que simbolizan esa cualidad más característica son las elegidas para este tropo. En el relato se puede ver como apelan a ello.

envejecer

10 años

Niñez

40 años

“A mí mujer y a mí nunca nos ha importado envejecer. Vemos cómo amigos de nuestro entorno están preocupados, se operan o se ponen peluquín. A mí el tema de las canas me dió igual.

Amigos míos se tiñen el pelo para ocultarlo. Incluso a veces me recomiendan que lo hagan, pero siempre he defendido que es natural. Además no me gusta participar de todo ese mercado que se genera alrededor de la estética. No he tenido nunca problemas con las canas, es señal de que uno crece y sigue vivo.”

“De pequeña siempre me gustaba hacer cosas de niño. Era rebelde de bien pequeñita. Todavía recuerdo la primera vez que me caí y me pelé la rodilla. Aún sigue la cicatríz de aquella vez.

Todos los niños tenían la rodilla pelada, era señal de que jugabamos libres. Después de esa marca han aparecido muchas otras, siempre en la misma rodilla, la pobre es una desgraciadita, todo le pasa a ella. Hasta tiene una operación. La última señal me la hice hace poco, me golpeé... pero siempre le pasa a ella.”

Persona de mi contexto y no muy cercana. Accedió sin problemas a hacer la fotografía. Esta se hizo en un lugar común para ambos de forma rápido y con más gente delante. El contexto en el que se hacía determinó bastante la mayoría del relato, sin embargo, surgió el tema que a mí me parecía oportuno tratar.

Todo fue rápido y fácil. Es compañera de clase y estabamos viajando juntos por placer. Llevaba la cámara como en cualquier otro viaje y le conté lo que estaba haciendo. Hablamos de varias marcas: tatuajes, derrames en el ojo por las lecturas de FLACSO, cicatríces... Cuando me habló de las de su rodilla y la conexión que hacía de la niñez y los golpes en la rodilla, quise fotogriarla y que me contara más. Hicimos la foto al parar en una gasolinera.

ironÍA Figura retórica que consiste en decir lo contrario de lo que se quiere dar a entender, empleando un tono, una gesticulación o unas palabras que insinúan la interpretación que debe hacerse. Situación o hecho que resulta ser totalmente contrario a lo que se esperaba o que marca un fuerte contraste con ello.

En este caso las marcas buscadas son el resultado de la última de las acepciones. Son el resultado de algo que no se esperaba, de algo que estaba destinado a ser de otra manera, incluso las marcas muestran esa faceta de la vida, en la que nunca sabemos como las cosas se van a dar.

por cesárea

18 años

“Me estuve preparando durante meses para hacer un parto natural en casa y de pie. Los dos últimos meses se complicaron y tuve que estar en la cama mucho tiempo porque apareció una preeclampsia. A la hora que se acercaba el parto, el riesgo de que uno de los dos muriera era fuerte. Ahí ya me dejé llevar, con 19 años tampoco me planteaba tanto las cosas, pensé que así tenían que ser. Cuando me abrieron la panza vi salir una luz inmensa. Igual siempre creía que a mi hijo le faltaba algo, por no haber nacido por parto natural. En realidad pienso que son cosas mías, mi hijo es de lo más normal” Conocí la historia porque la escuché de casualidad. Al principio dudé si pedirle la foto, no conocía mucho a esta mujer y era un tema sensible. Al final lo hice y accedió encantada. Tras varios intentos, la foto la hice rápido, en un baño, a ambos nos podía un poco el pudor. Después vino el relato, con café y mucho más calmado.

ser mujer

18 años

“Me vino la regla cuando tenía 12 años. Pasé tanta vergüenza que lo oculté durante dos años.

Cuando mi madre se enteró, todo fue muy pragmático, me enseñó como usar las toallitas y ya.

Siempre me sentí muy sola y confusa con la menstruación. Poco tiempo después vinieron mis trastornos alimenticios, ahí la regla desapareció. Tampoco dije nada a nadie, ni siquiera le prestaba mucha atención. Estuve varios años sin tener la regla, hasta que por casualidad mi padre me llevó a hacer unos exámenes médicos y descubrieron que no tenía. Tras miles de consultas médicas me diagnosticaron ovario poliquístico. Tuve que empezar a tomar anticonceptivos.

Manchaba algo, pero siempre pensé que todo eso se resumía en que nunca podría tener hijos.

No fue fácil asumirlo. Desde hace un año cuando vine a Quito, descubrí el posicionarse como mujer políticamente, descubrí mi ‘ser mujer’. Desde entonces, me siento como parte de un orden mas profundo, lo he visto emerger en mi cuerpo. He vuelto a habitar mi cuerpo, he dejado de negarlo. Ahora la regla ha empezado a venir con normalidad” Casi una hermana. Le propuse hacer algo con la mestruación como algo por lo que pasan todas las mujeres. No sabía que ella tenía toda una historia que contar sobre la ella. El día de la sesión hubo una gran conexión. Almorzamos juntos, charlamos de todo, preparamos las escenas juntos. Todo se dió, sin más.

bibliografía - Belting, Hans. 2015. «Imagen, médium, cuerpo: un nuevo acercamiento a la iconología Cuadernos.» Cuadernos de información y comunicación 20: 153-170.

- D’Angelo, Ana. 2010. «La experiencia de la corporalidad en imágenes. Percepción del mundo, producción de sentidos y subjetividad.» Tabula Rasa n. 13: 235-251.

- Didi-Huberman, Georges. «Cuando las imágenes tocan lo real.»

Museo MACBA Barcelona. 8 de Abril de 2008. https://www.macba.cat/uploads/20080408/Georges_Didi_ Huberman_Cuando_las_imagenes_tocan_lo_real.pdf (último acceso: 2 de 10 de 2017).

- Kansteiner, Wulf, y Salvador Ortí Camallonga. 2007. «Dar sentido a la memoria: Una crítica metodológica a los estudios sobre la memoria colectiva.» Pasajes, No. 24: 30-43.

- Le Breton, David. 2002. Antropología del cuerpo y la modernidad. Buenos Aires: Nueva Visión SAIC. - Merleau-Ponty, Maurice. 2010. Lo visible y lo invisible. Buenos Aires: Nueva Visión.

-Ricoeur, Paul. 2009. Tiempo y narración III. El tiempo narrado.

México : Siglo XXI. Las definiciones de los tropos están sacadas de páginas genéricas de información como Wikipedia o el Diccionario Virtual de la RAE. Para el trabajo he leído mucho más sobre ellas, pero esa información es concpetual y no está recogida ni citada en el trabajo, por eso no son nombradas.

MAESTRÍA de ANTROPOLOGÍA VISUAL Antropología de la Representación Quito, 2017