La novela española de 1939 a 1974

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NOVELA ESPAÑOLA DE 1939 A 1974 Tras la guerra civil y la victoria del bando sublevado, muchos intelectuales Republicanos se exiliaron para no ser detenidos, pero continuaron su producción literaria. Quedarse supuso la censura, la actividad fue limitada por los intereses del Estado. A finales de los años 30, la novela había tendido hacia la rehumanización y el compromiso social, en esta línea se encontraban muchos autores exiliados. Su obra se realiza al margen de la literatura que se hace en España, e insisten en el tema de la guerra. Destacan Max Aub (El laberinto mágico), Ayala, que con Muertes de perro trata el tema de la dictadura en una república hispanoamericana; Ramón J. Sender con Réquiem por un campesino español y Crónica del Alba (serie de 9 novelas de carácter autobiográfico); y Arturo Barea (La forja de un rebelde). En la inmediata posguerra, la literatura rompe con su evolución natural, la novela no puede enlazarse con la narrativa social de 1930, prohibida por el franquismo. Abundan cuatro tipos de novelas: ideológica, realista, humorística y heroica. En los años 40 solo hay casos excepcionales y aislados (José Cela, Carmen Laforet y Delibes). José Cela pública en 1942 La familia de Pascual Duarte, el tremendismo causó polémica. Se le acusó de deformar la realidad al subrayar lo más desagradable de esta. Delibes (La sombra del ciprés es alargada) y Laforet (Nada) destacan por su realismo existencial. Foxá escribe Madrid y Zunzunegui La úlcera. En los años 50, los cambios políticos y sociales se traspasan a la literatura y aparecen dos corrientes. El Neorrealismo, que se centra en los problemas del hombre como ser individual, Destaca El fulgor y la sangre (Ignacio Aldecoa) o El Jarama (Sánchez Ferlosio). Y la novela social, que se centra en los problemas y conflictos sociales y tiene una fuerte carga ideológica. Inicia con La colmena (José Cela) que refleja la vida de posguerra de Madrid de 1942 durante 3 días. Hay otras obras como Los bravos, Central eléctrica o La mina. En los años 70, Se produjo un desarrollo económico acompañado de cierta liberación social, lo que permite la llegada de cine e influencia de los medios de comunicación extranjeros. Permanece la novela comprometida socialmente, pero se detecta un cierto agotamiento de esta tendencia y la evolución hacia la experimentación y la renovación. escritores españoles se dejan influir por extranjeros tal que las novelas pasan a ser más complejas y experimentales las novedades afectan a argumento, estructura, ortografía (algunos autores suprimen los signos de puntuación) o párrafos, y es frecuente que se mezclen los géneros. Denuncian la situación social y persiguen la belleza formal, que la novela constituya un producto bello en sí mismo. Se consideran los modelos de las nuevas tendencias: Tiempo de silencio (Luis Martín Santos) y Señas de identidad (Juan Goytisolo). En la tendencia más experimental destaca Juan Benet con Volverás a Región donde recrea un espacio mítico Región, en el que realidad y fantasía se mezclan para revelar la decadencia del ser humano y la sociedad española. Otros son Juan Marsé (Últimas tardes con Teresa); Cela (Oficio de tinieblas, 5); Torrente Ballester (La saga/fuga del J. B.). De esta década es también 5 horas con Mario (Delibes). A partir de 1975 se alejan del experimentalismo y el mero juego literario. Vuelve el interés por la historia, el argumento, la intriga; se conoce como “el regreso a la narrativa”, y se inicia con La verdad sobre el caso Savolta (Mendoza).


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