on demand
El eterno retorno El fotógrafo que registró la última apertura del féretro de Perón para la deficiente investigación sobre el célebre robo de sus manos en 1987 se llama Patrick Liotta. Su padre, Domingo Liotta, fue el último cardiólogo del General, a quien no pudo salvar del paro que lo mató el 1 de julio de 1974. ¿Podés creer?
El 1 de mayo de 1974, Juan Domingo Perón después, Domingo, la instrumentadora se desarmaba. Mientras la Plaza de Mayo Olga Troncoso y sus cuatro hijos texanos volhacía una pregunta lacerante -por qué se havieron a la casa familiar de Diamante, Entre bía llenado de gorilas el gobierno popular- el Ríos. Un día sonó el teléfono: era Perón. hombre nacido en 1895 peleaba contra su Necesitaba un secretario de Salud Pública. físico y contra un país que se canibalizaba. Domingo aceptó y se convirtió en un homEl médico Domingo Liotta, que lo veía casi bre abrumado por las responsabilidades. vencido, le abrió la camisa y lo conectó a Además de fundar y dirigir los servicios de un electrocardiógrafo portátil. cirugía cardiovascular de los Antes de empezar a medirle hospitales Durand e Italiano, POR PAblo Corso el corazón, buscó reanimarlo: inventó el Sistema Nacional “¡Vamos General, levántese un Integrado de Salud (SNIS), poco!” Perón le guiñó un ojo, salió al balcón que dio cobertura a todos los habitantes del y se transformó en otra persona. Estaba lissuelo argentino. De noche visitaba a Perón to para echar a los imberbes. en la residencia de Gaspar Campos. Había sintonía y admiración mutua. Liotta era una celebridad. En abril de 1969 había creado el primer corazón artificial de A los 78 años, la historia clínica del presila historia junto a Denton Cooley en Housdente era un catálogo intimidante: cáncer ton (el receptor fue un imprentero de 47 de próstata, pólipos, enfisemas, insuficienaños que sobrevivió a la cirugía). Dos años cias renal y cardíaca. Pero Liotta creía que
70
su mal definitivo se llamaba José López Rega. “Mi viejo, un tipo re pragmático y científico, no podía entender cómo ese ignorante venía a decirle lo de las estrellas”, recuerda Patrick, el menor. “Lo de las estrellas” era el influjo esotérico que guiaba las acciones del ministro de Bienestar Social e ideólogo de la Triple A, que entraba al despacho presidencial sin tocar la puerta. Un día Perón estaba haciendo pis después de mucho tiempo. Detrás de la puerta entornada conversaba con Liotta, que le había dado un diurético. López Rega se alegró al ver la escena: “Ha visto, doctor, los astros se alinearon y por eso el General está meando”. Cuando vio que Perón empeoraba, Liotta le indicó reposo. Pero el presidente desobedeció. En viaje a Paraguay para encontrarse con el dictador Alfredo Stroessner, pasó un día a la intemperie en una cañonera de