Tejer, votar, planificar, salir de la casa y proteger nuestra cultura.

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GABRIELA BAQUERO MARTINEZ MARIANA MONTERO MARTINEZ ANA SOFIA GOMEZ CONTENTO MANUELA RAMIREZ NORENA SARA LUCIA MORATO TEJER,VOTAR,PLANIFICAR,SALIR DELACASAYPROTEGER NUESTRACULTURA:LAS MUJERESSIEMPRE ENCONTRAMOSFORMASDE RESISTIRALPODERQUENOS OPRIME.

A lo largo de la historia colombiana el papel de la mujer ha cambiado hasta la actualidad. A pesar de que tanto la mujer como el hombre son seres humanos, juegan diferentes roles sociales. En la sociedad colombiana, la historia de la mujer y la percepción de nuestro papel se ha caracterizado por estar ligada a la sumisión y la dependencia. Esto ha resultado en una reducción en nuestra capacidad de agencia, es decir, se reducen los recursos con los que contamos para poder actuar por nuestra propia vida, para establecer nuestras propias metas y llegar a cumplirlas, para elegir y tomar decisiones. Se reduce la libertad de las mujeres para escoger un modo de vida que consideren valioso. Por tal razón, las mujeres hemos tenido dificultades para ser reconocidas como sujetos plenos de derecho, con consecuentes inconvenientes y desventajas para acceder a la educación, a la propiedad y a la política, entre otras. Así, se evidencian manifestaciones de las relaciones de poder entre distintos actores sociales, que condicionan y delimitan nuestros roles. Sin embargo, hemos tejido, votado, planificado y salido de la casa, porque las mujeres siempre encontramos formas de resistir al poder que nos oprime.

Cuando nos negaron derechos

civiles y políticos, las mujeres ALZAMOS nuestras voces.

Las mujeres recientemente se han comenzado a incorporar en la esfera pública, un movimiento mundial que lleva poco más de 100 años. En Colombia, las mujeres casadas recibieron el derecho de manejar propiedades en 1932, en 1933 pudimos pisar una universidad legalmente, en 1954 votar, en 1936 pudimos servir a los cargos públicos con dependiente autoridad o po decidir sobre nuestra mat causales.

Las oportunidades y garantías obtenidas desde la antigüedad han sido ganadas levantando nuestra voz, así que tú también levanta tu voz. No olvides quienes fueron delante de nosotras pues el dereho a la vida, a no ser maltratada ni asesinada, a no ser discriminada, libertad y seguridad personal, libertad de expresión, vida política y pública, igualdad de condiciones, libre elección de matrimonio y a decidir sobre nuestro cuerpo y sexualidad no siempre fueron derechos, y lamentablemente no siempre lo serán.

Ya no estamos aquí para ocupar únicamente los puestos que los hombres dejaron al irse a la guerra, ahora estamos compitiendo por ellos en una sociedad y mercado aún desigual, pero más accesible para nosotras, dónde ya podemos opinar, elegir y ser elegidas, proponer y ser escuchadas.

En el conflicto armado, cuando nos violentaron, nosotras CONSTRUIMOS comunidad por medio del tejido.

Las mujeres siempre hemos sido botines de guerra; los secuestros, las violaciones sexuales y las violaciones domésticas son extremadamente comunes en campos de guerra.

Muchas de estos actos violentos en contra de las mujeres, nos ha dejado traumatizadas y con sentimiento de vergüenza de por vida -sin mencionar los muchos embarazos no deseados causados por violación-; esto nos ha llevado a buscar formas en las cuales sanar las marcas dejadas por los actos.

Las tejedoras de Mampuján son un gran ejemplo para esto, estas mujeres madres de familia que tuvieron que movilizarse en Marzo del año 2000 a causa de una amenaza de muerte por parte del grupo terrorista Montes de María, buscaron formas de sobrellevar el peso de haber perdido su hogar por culpa del desplazamiento forzado y la violencia doméstica que muchas de ellas estuvieron experimentando, para lo cual se unieron y solicitaron apoyo psicológico a los líderes de su comunidad, ahí se les enseñó a plasmar sus emociones y pensamientos en tela, dándoles una solución creativa para poder sanar. Desde ahí, las tejedoras de Mampuján han logrado alcanzar algo mucho más grande que la costa colombiana, ya que hoy en día sus creaciones y tejidos se encuentran en el Museo Nacional.

Las mujeres decidieron tomar acción respecto a las violencias domésticas, pero también lograron crear un movimiento artístico con el cual se sobreponen al poder que los hombres del hogar ejercen sobre ellas, que han arruinado tantas vidas que no han podido sanar y que anhelan una solución para la violencia hacia las mujeres.

Cuando nos dijeron que la única opción era ser madres y mujeres recatadas DECIDIMOS planificar y buscar liberación sexual.

Una de las formas en que hemos sido oprimidas es por medio de imposiciones a cumplir el rol de buena madre, es decir que el mundo las obliga a tener hijos e hijas y a ser madres cariñosas, tranquilas y puras. Un ejemplo para esto es lo que la iglesia cristiana y católica ha dicho históricamente sobre las relaciones sexuales y los métodos de planificación. Esta serie de normas, llamada la moral sexual católica, han dicho que las parejas casadas tienen el deber de procrear, las mujeres deben ser madres y el sexo es únicamente para concebir bebés (Mejía, 2003). La Iglesia Católica en Colombia ha tenido poder con el cual ha impuesto su moral y con ello creado formas de comportamiento y obligaciones a las mujeres.

Una forma en cómo hemos respondidio sucedió en los años 60 se dio la Revolución Sexual (Rubin, 1990). En el marco del movimiento hippie, las mujeres buscaron tener más libertades con respecto a su cuerpo y las relaciones sexuales, y esto se vio representado, por ejemplo, en la moda con las minifaldas y en las políticas educativas de educación sexual. Especialmente, se comenzó a entender que las mujeres tiene derecho a tener relaciones sexuales y eso no las hace peores mujeres. Si bien en Colombia el movimiento no sucedió con tanta fuerza como en otros países, sí se podía percibir que las situaciones iban cambiando (Morales, 2011).

Una de las formas en que la revolución sexual se vio en Colombia, fue con el aumento de uso de métodos anticonceptivos. Podemos encontrar fuentes y artículos de revistas de la época que comienzan la conversación sobre la libertad que deben tener las parejas casadas a planificar si todavía no quieren tener hijos aunque la Iglesia lo considere pecado, así como crecimiento en el uso de la recién inventada pastilla anticonceptiva por parte de mujeres que no quieren ser madres (Revista Mujer de América, 1969). Por medio de estos métodos, las mujeres encontramos una forma para tener más control sobre su vida y su futuro, pues les permitía tomar decisiones de maternidad y tener una vida sexual como nosotras queremos.

En Colombia, el más reciente avance en materia de derechos sexuales y reproductivos fue la despenalización del aborto (Sentencia C-055, 2022). En 2022 se reconoció que las mujeres tenemos derecho a interrumpir voluntariamente un embarazo hasta la semana 24 de gestación, y solo se requiere que así lo decidamos. Esto permite que tengamos control sobre nuestros cuerpos y no seamos obligadas a ser madres. Si bien este es no es un concepto nuevo, desde comienzos del siglo XXI en Latinoamérica ha crecido el movimiento del Pañuelo Verde, que busca garantizar el derecho al aborto en todo el continente (Morales & Felitti, 2020). Abortando, entonces, es otra forma en que las mujeres han resistido al poder que las oprime.

Las mujeres hemos sido oprimidas a través de estereotipos que nos ha hecho creer que nuestro destino es el de ser amas de casa, cuidadoras, madres y esposas. Así, nos han desplazado al ámbito de lo doméstico y lo privado, excluyéndonos de la esfera pública. Algunas instituciones que reproducen estos estereotipos son el matrimonio, la familia, la escuela, la religión, el trabajo y los medios de comunicación (Barreto, 1995). Cuando nos dijeron que nos teníamos que quedar en lo doméstico, nosotras nos TOMAMOS lo PÚBLICO. Moreno, M (2001) Algo tan feo en la vida de una señora de bien En Cuentos completos (pp. 105 134). Bogotá: Grupo Editorial Norma. Quino Recuperado de:https://revistamundodiners com/mama que te gustaria ser si vivieras/
Con la posibilidad de estudiar y de generar y manejar nuestros propios recursos, las mujeres hemos podido decidir sobre nuestros proyectos de vida por fuera del seno familiar. Hemos elegido ser ingenieras, vicepresidentas, abogadas, economistas, empleadas domésticas o artistas. Hemos podido elegir; hemos podido apostar por un “ para nosotras"; hemos podido elegir destinos para ser libres distintos a la muerte. Así, la educación y el trabajo son formas en que hemos salido al espacio público y nos hemos rebelado contra la autoridad del patriarca. Dos fenómenos sociales que han combatido los estereotipos que justifican la exclusión de las mujeres de lo público son la participación en el mercado laboral y el acceso a la educación. Ailén Possamay Recuperado de: https://diariofemenino com ar/df/ailen possamay y los muros de la desobediencia domestica/

En términos de educación superior, la matrícula femenina en Colombia pasó de representar el 2.5% en 1940 (Mejía, 1994) a alrededor del 52.6% en 2019 (SNIES –MEN, 2020).

En cuanto al mercado laboral, mientras que en 1951 poco menos del 20% de las mujeres trabajaban, para 2017 alrededor del 60% de las mujeres lo hacían (Junguito et al. (1970), Ocampo y Ramírez (1987) y Banco de la República (Grupo Gamla).

Aunque ha habido cambios en los roles que nos han atribuido a las mujeres y a los hombres, aún hay deudas pendientes. Por ejemplo, las mujeres seguimos desempeñando la mayoría de las labores de cuidado, lo que nos quita tiempo para hacer otro tipo de cosas por y para nosotras.

Ailén Possamay Recuperado de: https://diariofemenino com ar/df/ailen possamay y los muros de la desobediencia domestica/

En la colonia nos tomaron como figuras que debían ser colonizadas y controladas, las mujeres PROTEGIMOS nuestra cultura y nuestras costumbres.

Desde la colonia se han publicado obras artísticas que muestran y comparten el significado de la mujer en la sociedad. Nos enmarcan en un rol y en una percepción preestablecida. Estas percepciones popularizadas y compuestas por hombres blancos de clase alta han decidido representar a América como la figura de una mujer. NO fue una elección arbitraria. Esta elección fue hecha, consciente o inconscientemente, con base a lo que representábamos las mujeres en el patriarcado. Nos muestran un claro contraste y distinción desde su postura.

Theodoor Galle en su obra ‘América’, nos muestra a Vespucci, descubridor de América, que está vestido, mientras que América no lo está. Él está de pie, mientras que ella se sienta. Él viene del mar, ella viene de la tierra. Su mundo tiene barcos e instrumentos de navegación, el de ella animales salvajes y caníbales. Su cuerpo está oscurecido, mientras que el de ella está expuesto, disponible y sexualizado. Vespucci representa el orden y los civilizados, mientras que América simboliza el desorden y los incivilizados. Sus barcos y espada también son instrumentos de exploración y conquista, utilizados para someter a aquellas personas percibidas como inferiores con naturalezas primitivas. La figura femenina.

Incluso si nos vamos más adelante en el tiempo, hacia la época de la liberación española. Pedro José Figueroa, nos presenta el gran óleo de ‘Simón Bolivar. Libertador i padre de la Patria’. Simón Bolívar extiende el brazo alrededor del cuerpo indígena como muestra de protección. El protector y libertador de américa.

Debido a esta diferencia de poder, las mujeres hemos sido objetos de abusos y violencias. Han vulnerado nuestros derechos, nuestra cultura, nuestro cuerpo, nuestra dignidad. Aún así, hemos demostrado nuestra grandeza y nuestro poder de resistencia. Para las mujeres del pueblo arhuaco, la figura femenina es sagrada. Somos como la madre tierra, como el agua. De nosotras proviene la vida y somos el futuro de la humanidad. Por esto, merecemos todo el respeto y la veneración. Por esto, decidimos luchar y proteger por conservar nuestros conocimientos y nuestra cultura. Ellas han defendido, hasta el día de hoy, el arte de tejer mochilas, de conservar su lengua. Cuando sus hijos eran separados de sus senos familiares, decidieron, para protegerlos, llevarlos hasta los altos de la Sierra Nevada de Santa Marta y evitar que cayeran en manos de sus agresores.

Referencias Barreto, J. (1992) “Estereotipos sobre la feminidad”. En Las mujeres en la historia de Colombia, tomo 1 (362-377). Compilación de Magdala Velásquez. Bogotá: Norma. Corte Constitucional de Colombia (2022) Sentencia C-022 del 21 de febrero de 2022. MP. Anotnio José Lizarazo Ocampo y Alberto Rojas Ríos. Junguito et al. (1970), Ocampo y Ramírez (1987) y Banco de la República (Grupo Gamla). 2021. El camino hacia la igualdad de género en Colombia: todavía hay mucho por hacer. Doi: https://doi.org/10.32468/Ebook.664-429-7 La historia de la resistencia de las mujeres arhuacas de la Sierra Nevada de Santa Marta - Comisión de la Verdad Colombia. (n.d.). Retrieved September 30, 2022, from https://web.comisiondelaverdad.co/actuali dad/noticias/la-historia-de-laresistencia-de-las-mujeres-arhuacas-dela-sierra-nevada-de-santa-marta Mejía, J. (1994) La educación superior en Colombia. Revista de la educación superior, 24(92), 69-124.
Mejía, M. C. (2003). Sexualidad y derechos sexuales: el discurso de la Iglesia católica. Debate feminista, 27, 45-56. Morales, M. C. (2011). Entre el control y la autonomía: políticas de salud sexual de jóvenes y mujeres en Colombia, 1964-1991. Avances en Enfermería, 29(1), 130-142. Morales, M. D. R. R., & Felitti, K. (2020). Pañuelos verdes por el aborto legal: historia, significados y circulaciones en Argentina y México. Encartes, 3(5), 111-145. Moreno, M. (2001). Algo tan feo en la vida de una señora de bien. En Cuentos completos (105-134). Bogotá: Grupo Editorial Norma. Mujer de América (1969) Píldora o Castidad. Revista Mujer de América, pp. 13-17 Oficina del Alto Comisionado para la Paz (2015) Comunidad de Mampuján. Construyendo y tejiendo paz [Documental] Rosita Rojas Castro (1944) "Derechos ciudadanos de la mujer en Colombia". Revista Mireya. Rubin, L. B. (1990). Erotic wars: What happened to the sexual revolution?. Farrar, Straus and Giroux. SNIES – MEN (2020) Información Nacional 2010-2019 Educación Superior

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