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para gobiernos representativos

mente) comprar su camino al poder, no se puede decir que los ciudadanos sean realmente iguales, pues la inmensa mayoría no tiene los recursos necesarios para hacer lo mismo. El problema va mucho más allá de algunos líderes demasiado ricos elegidos de forma democrática, como Berlusconi en Italia, Piñera en Chile o Trump en Estados Unidos. Este argumento se extiende también a la enorme influencia que tiene la riqueza en nuestra vida política cotidiana. En pocas palabras, una “elección es un método de selección de magistrados que favorece directa e indirectamente a los ricos y evita que los cargos políticos se distribuyan ampliamente entre los ciudadanos de todos los estratos socioeconómicos” (McCormick, 2006: 148).

Una cuestión un tanto diferente pero relacionada es lo que Lijphart definió como el “dilema no resuelto de la participación desigual” (1997), que, por supuesto, no puede reducirse a un simple conjunto de mejoras institucionales, como la reforma de la financiación de las campañas o el voto obligatorio. La participación política es un fenómeno complejo que está fundamentalmente relacionado con la naturaleza humana: algunas personas son tímidas y pasivas, mientras que otras son líderes seguros de sí mismos por naturaleza; también hay diferencias “epistemológicas” arraigadas entre los seres humanos (Elster, 1998; Sanders, 1997), como se vio en el capítulo 1. Las diferencias individuales no son intrínsecamente problemáticas, pero hay motivos de preocupación cuando se correlacionan de forma sistemática con la participación democrática y la toma de decisiones. Sea cual sea el medio, los que participan tienden a ser más ricos y a estar mejor educados; parece que, por muy bien intencionadas y reguladas que estén nuestras instituciones democráticas, tienden a reproducir las desigualdades sociales de forma casi universal.1

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Desde una perspectiva más neoinstitucionalista, la concientización y la participación de los ciudadanos se consideran una función del grado de competencia política. La bibliografía especializada es muy sólida al afirmar que, cuanto más competitiva es una elección, mayor es la percepción de que cada voto individual afecta al resultado, lo que a su vez aumenta la utilidad esperada del voto y, por lo tanto, impulsa la participación electoral (Aldrich, 1993; Downs, 1957; Riker y

1 Véanse los clásicos de Verba y Nie (1972) y Brady, Verba y Schlozman (1995), entre otros.

8. Conclusiones: un nuevo equilibrio democrático

Ciudadanía en expansión ofrece un estudio trasnacional y longitudinal de la adopción y el funcionamiento de los mecanismos de democracia directa iniciados por los ciudadanos, previendo también un debate sobre sus posibles reformas. Estas instituciones –entendidas como un conjunto de dispositivos que permiten a los ciudadanos expresar sus preferencias de manera directa en las urnas mediante el sufragio universal y secreto como actores tanto de veto (referéndums abrogativos) como proactivos (iniciativas populares)– han cobrado protagonismo en todo el mundo y se consideran, en general, una respuesta potencial a los retos a los que se enfrentan las democracias contemporáneas.

Este capítulo final se divide en tres secciones. En primer lugar, se recapitula cada una de las secciones del libro (orígenes, naturaleza y reforma), subrayando las principales conclusiones de cada capítulo. A continuación, en la segunda sección, se discuten algunas implicaciones normativas para el estudio de la democracia y su calidad. Por último, se abren algunas ideas para futuras investigaciones.

Principales conclusiones y aportes

Las votaciones populares y directas no son nuevas y su uso ha proliferado en todo el mundo, en especial desde la segunda Guerra Mundial. Los mecanismos de democracia directa se han utilizado en democracias y dictaduras, en regímenes presidenciales y parlamentarios, en países pobres, en vías de desarrollo y ricos, en Estados federales y unitarios, tanto en el sur como en el norte, en los niveles de gobierno local, regional y nacional, en tiempos de alegría y en

tiempos de penas. Casi todos los temas políticos imaginables se han sometido a la consideración pública en un lugar u otro. Países, estados, provincias, prefecturas y todo tipo de jurisdicciones de todo el mundo se han dejado seducir por el atractivo legitimador de plantear las cuestiones directamente a la ciudadanía.

No obstante, la democracia directa dista mucho de ser un grupo monolítico de instituciones, a pesar de que todos los referéndums permiten a los ciudadanos expresar sus preferencias en las urnas mediante el sufragio universal y secreto sobre cuestiones distintas de quién los representará en el gobierno. En realidad, mientras que los mecanismos de democracia directa iniciados por los ciudadanos están orientados hacia el futuro y democratizan la política, otras instituciones de democracia directa –en particular los plebiscitos– están orientados hacia el pasado y potencian el poder de los políticos que los utilizan deliberada y estratégicamente.

Cuando el gobierno representativo no funciona como se espera, las frustraciones aumentan y el sistema político se enfrenta a un dilema: o mantiene su curso de acción, sabiendo que su futuro está fuera de su control, o acepta que los cambios son necesarios y se embarca en ellos. Si se aceptan los cambios, el sistema político tiene también dos opciones, que no son necesariamente excluyentes: o bien ajustar las instituciones existentes, o bien volverse más creativo y articular nuevos modos de gobernanza, en los que se incluyan en cierta medida nuevos actores. Sin dejar de lado las mejoras cruciales que deben realizar las instituciones representativas, este libro se ha propuesto estudiar los mecanismos de democracia directa, bajo el supuesto de que constituyen una vía importante y viable entre las muchas innovaciones democráticas que se han sugerido para vigorizar los regímenes democráticos actuales.

Aunque en el ámbito académico se han empezado a rellenar los espacios en blanco sobre la compleja relación entre los distintos tipos de referéndums y el gobierno representativo, hasta ahora ninguna teoría ha aportado pruebas convincentes, comparativas y exhaustivas sobre las razones que subyacen a la adopción y a los usos de este tipo de mecanismos, ni sobre sus consecuencias para la vida política. Este libro ha aportado pruebas nuevas, sistemáticas, amplias y comparativas sobre la compleja relación entre la democracia directa y la “simple” democracia representativa.

david altman

ciudadanía en expansión

Presentada como la solución definitiva ante el déficit de participación ciudadana o como medio para que las decisiones políticas más delicadas cuenten con suficiente legitimidad, la democracia directa ocupa cada vez más espacios en las sociedades de hoy. Los mecanismos de esta singular forma de democracia —plebiscitos, referéndums, iniciativas populares, ejercicios de revocación de mandato, promovidos desde las alturas gubernamentales o surgidos desde abajo mediante la recolección de firmas de la ciudadanía— se han empleado en países tan dispares como Suiza, Estados Unidos o Uruguay, ya para cambiar el statu quo o para preservarlo, ya para introducir cambios legislativos y constitucionales o para impedirlos.

En Ciudadanía en expansión David Altman realiza un estudio sin precedentes de las formas, los alcances, los riesgos y las razones de ser de estos dispositivos electorales a lo largo del último siglo, analizando con rigor estadístico cientos de casos en una gran variedad de regiones y circunstancias. Como queda claro en esta obra, lejos de aspirar a reemplazar los actuales sistemas de representación, la democracia directa, cuando es iniciada desde abajo, es una vía para fortalecer los cimientos normativos democráticos y para preservar la libertad y la equidad ciudadanas, particularmente frágiles en sociedades desiguales. El autor combina el conocimiento teórico con una gran habilidad descriptiva y analítica, y presenta de forma exhaustiva las propiedades correctivas y el potencial cívico de los mecanismos de la democracia directa, verdadera llave maestra para contar con una ciudadanía en expansión.