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Izquierda o derecha? Investigación de posibles sesgos ideológicos en la democracia directa
adopción de la democracia directa. Por lo tanto, el argumento que sigue no pretende sugerir que las demandas de cambio deban limitarse a nuevas formas de participación cívica por medio de la democracia directa. La lista de tareas pendientes en lo que respecta a los regímenes representativos sigue siendo increíblemente larga. Por ejemplo, ¿cómo podemos controlar la influencia del dinero en la política? ¿O mejorar la representación? ¿O aumentar la participación? ¿O maximizar la competencia? Abordar plenamente cada una de estas preocupaciones (y muchas otras) podría tener un enorme impacto en la forma en que los ciudadanos experimentan la democracia, pero eso está fuera del alcance de este trabajo. Aun así, Ciudadanía en expansión afirma que los referéndums, especialmente cuando están en manos de los ciudadanos, ofrecen mucho más que una válvula de seguridad, simple y pragmática, en momentos críticos en los que la democracia representativa parece no funcionar como se espera.
Este capítulo introductorio procede de la siguiente manera. La sección que continúa esboza y evalúa algunas de las muchas propuestas de innovación institucional que se han ofrecido en respuesta al cansancio democrático contemporáneo. Argumento que hay dos caminos claros hacia la reforma: ajustar las instituciones representativas o adoptar nuevas formas de participación ciudadana. Las propuestas de esta última variedad pueden subdividirse en dos grupos: las que abogan por avanzar hacia foros deliberativos/participativos o, como sugiere este libro, por incorporar instituciones de democracia directa. En la siguiente sección se define qué es y qué no es la democracia directa. En la tercera sección se exponen algunas de las preocupaciones más citadas sobre la relación entre el gobierno representativo y la democracia directa. Este capítulo finaliza con una visión general de la estructura del libro y el contenido de cada capítulo.
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La fatiga democrática y las opciones para la innovación democrática
Muchas democracias electorales se enfrentan actualmente a problemas de descontento social y a la percepción de una pérdida de legitimidad. Aunque estos gobiernos democráticos fueron, por definición,
2. Abriendo caminos: el renacimiento de la democracia directa en la era del Estado-nación
Al estudiar la adopción de los mecanismos de democracia directa iniciados por los ciudadanos en cualquier país, siempre se encuentra la paradoja de por qué crearían los políticos herramientas institucionales que limitaran su capacidad de decisión, por qué establecerían un dispositivo para que los ciudadanos se interpusieran en el camino de una legislación encaminada y dominada por los partidos. Detrás de las afirmaciones retóricas que apelan a los valores democráticos y al empoderamiento de los ciudadanos –incluso las más sinceras– existe una estructura de incentivos que podría hacer atractivo para los políticos impulsar la incorporación de los referéndums de iniciativa ciudadana en el repertorio institucional. Tras revisar la experiencia de los primeros países que en la modernidad acogieron los mecanismos de democracia directa iniciados por los ciudadanos (Suiza, Alemania y Estados Unidos), este capítulo reúne las explicaciones teóricas que ofrece la bibliografía actual y que fueron, de hecho, principalmente acogidos a estos casos nacionales particulares, sin que existiera una única teoría comparativa sobre el tema. Así, este capítulo se divide en dos grandes secciones. La primera examina los tres casos históricos y la segunda comienza a trazar un marco teórico que se pondrá a prueba a escala internacional en el siguiente capítulo.
Aunque la incorporación de la democracia directa ha recibido un tratamiento previo considerable, la mayoría de estos trabajos se centra en el análisis de la aplicación de plebiscitos o referéndum obligatorios (denominados anteriormente mecanismos de democracia directa “de arriba hacia abajo”) y tienen menos que decir sobre los referéndums abrogativos o propositivos. Probablemente, esto se
deba a que los mecanismos de democracia directa iniciados por los ciudadanos se utilizan en muchos menos lugares que los mecanismos iniciados por las autoridades (véase el cuadro A2.1 del apéndice).1 Son pocos los estudios que han intentado construir de manera específica una teoría sobre la introducción de dichos mecanismos en los sistemas institucionales desde una perspectiva comparativa y prácticamente ninguno lo ha abordado de una forma empírica y trasnacional. Con ello, este capítulo, así como el que sigue, intentan cambiar esta situación y abonar a la discusión sobre el tema.
El problema principal al que nos enfrentamos es que, a pesar de que existen varias ideas inconexas que explican los motivos de la adopción de los mecanismos de democracia directa de arriba hacia abajo, no existe una teoría general sobre la inclusión de los referéndums iniciados por la ciudadanía. Esto podría deberse a la percepción de que su incorporación parece configurarse como eventos altamente idiosincrásicos y dispersos, y por lo tanto no son propensos a la teorización general. En este sentido, Bogdanor afirma que deberíamos admitir “la derrota en la búsqueda de proposiciones y teorías generales para explicar por qué algunos países utilizaron el referéndum y otros no” (1994: 87). Al estudiar el caso de Estados Unidos, Matsusaka (2005a: 197) se enfrenta a Bogdanor cuando afirma que “todavía no entendemos por qué ciertos estados acogieron el proceso y otros no”. Aunque tenemos pocos argumentos para abordar la paradoja de la integración de este tipo de mecanismos, la situación no es tan desesperada como parece a primera vista, porque a veces se pueden detectar algunos “elementos comunes” (Butler y Ranney, 1978: 18).
En términos generales, hay dos fuentes de las que puede proceder el impulso de los mecanismos de democracia directa: la ciudadanía o los políticos. Cuando la demanda de implantación de referéndums proviene de los ciudadanos, suele responder a una desconexión entre los partidos y el electorado (Scarrow, 1999). Es decir, el sistema representativo es incapaz de canalizar y atender las preocupaciones de
1 Desde 1980, 132 países han tenido al menos un referéndum y sólo 23 han utilizado al menos un referéndum iniciado por la ciudadanía en el ámbito nacional. No obstante, otros 30 países cuentan con la arquitectura institucional que permitiría su uso, pero en los que nunca se han utilizado. En el próximo capítulo se profundiza en este tema.
3. Adopción de mecanismos de democracia directa de iniciativa ciudadana desde la primera Guerra Mundial
Este capítulo ofrece una nueva teoría sobre por qué, cuándo y dónde se adoptan los mecanismos de democracia directa iniciados por los ciudadanos en la arquitectura institucional de un país o una jurisdicción política, mediante un análisis estadístico comparativo a gran escala. Espero mostrar que la adopción de dichos mecanismos responde tanto a factores nacionales como internacionales, con lo cual voy más allá de las explicaciones centradas en el ámbito del país que se ofrecen en el capítulo anterior, a pesar de que las lecciones de ese análisis histórico inspiraron en gran medida este enfoque.
Para empezar, es muy poco probable que un país adopte referéndums de iniciativa ciudadana a menos que exista una exigencia de cambio en esa dirección por parte de los ciudadanos o de algunos políticos clave. Si existe tal demanda, la experiencia previa de haber tenido un mecanismo de democracia directa a escala nacional (independientemente de su tipo y de sus resultados) hace más probable la adopción de los referéndums impulsados por los ciudadanos. Además, como dichos mecanismos representan la antítesis de lo que es un régimen autoritario típico, es más probable adoptarlos cuanto más democrático sea el país. Sin embargo, esto es sólo una parte de la historia respecto de tan importantes instrumentos, a disposición de la ciudadanía al momento de ejercer la soberanía por medio de una votación directa popular.
La mayoría de los regímenes no están aislados del mundo, por más que alguno quiera estarlo; el “contagio” es un hecho. Lo que ocurre fuera de sus fronteras influye en cada país y las innovaciones y las