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Profesionalizar la asesoría financiera
reto menor. Un asesor nos ayuda a entender las distintas opciones de inversión y seleccionar las que mejor sentido hacen conforme a nuestro perfil como inversionista y cada uno de nuestros objetivos, por ejemplo, contar con un fondo de emergencia adecuado, el nivel de aportaciones a realizar en un plan personal de retiro o generar un plan de sucesión. Por la naturaleza de las inversiones, el desempeño puede variar con respecto a las expectativas con las que se construyó un plan. El asesor rinde cuentas sobre el desempeño y nos ayuda a entender las desviaciones, positivas o negativas, para hacer los ajustes necesarios a nuestro portafolio. Lo mismo hace con cambios en situaciones personales e imprevistos que puedan surgir en el camino. Nuestra relación con el dinero es algo personal y no está exenta de emociones o sesgos. En un año como 2022, donde muchos portafolios vieron números rojos, un asesor sirve para evitar tomar decisiones apresuradas o erróneas en detrimento de alcanzar nuestros objetivos.
Esto suena bien, ¿no? Entonces, ¿por qué no recurrimos más a esta figura?
Del otro lado enfrentamos un problema de oferta de asesoría. Aún no contamos con suficientes profesionales que hagan de la asesoría financiera su vocación. En todo México existen menos de ocho mil personas con una certificación para asesorar en inversiones (Figura 3 AMIB), no todos ellos activos en proveer asesoría y varios enfocados más en la promoción de productos específicos que en generar soluciones de planeación financiera. Esto no es suficiente para los más de 35 millones de hogares en el país. La cifra palidece en comparación con los más de 21,500 profesionales que se espera se incorporen por año a esta profesión en Estados Unidos de aquí al 2030 según el Bureau of Labor Statistics, o los más de 17,000 asesores independientes que existen en Brasil. De ese tamaño es la brecha de asesoría que necesitamos resolver.
Lograr mayor participación en las inversiones, con el círculo virtuoso que representa para
“El rol del asesor financiero aún no está posicionado como el vehículo para lograr nuestros objetivos personales a partir de la gestión de nuestro patrimonio”
“Lograr mayor participación en las inversiones..., implica no solo democratizar el acceso sino ampliar la capacidad de asesoría"
Informalidad obstaculiza la bancarización del país
la visión de Adrián Otero, director del Grupo Financiero Scotiabank.
la economía, implica no solo democratizar el acceso sino ampliar la capacidad de asesoría, donde tanto el desarrollo de la profesión como la tecnología juegan un rol crucial. El camino para lograrlo requiere de tres condiciones: contar con plataformas habilitadas por instituciones financieras para el desarrollo de la función del asesor, desarrollar carreras y opciones de emprendimiento con una perspectiva de la asesoría como servicio profesional y adecuar el marco regulatorio para eliminar barreras y facilitar una asesoría con perspectiva integral de todas las necesidades financieras de una persona u hogar.
No todos tenemos el tiempo, el conocimiento o el afán para tomar decisiones de inversión en un entorno cambiante. Esto no nos debería excluir de una buena gestión del patrimonio que generamos con nuestro esfuerzo diario. Si bien podemos confiar en un familiar o un amigo, o recurrir a reglas de dedo heredadas, las mayores posibilidades de tener éxito en alcanzar nuestros objetivos son recurriendo a un experto.
Por todo esto, hace sentido invertir en el desarrollo de esta profesión en México. Estamos convencidos que esta es la ruta y consistentemente buscamos expandir nuestras capacidades de ofrecer asesoría financiera, anclada en la amplitud de soluciones de inversión, tecnología para desarrollar la asesoría como servicio y que llegue a cada vez más hogares, así como educación.
El reto como inversionistas es encontrar un asesor en quien podamos confiar. En el mediano plazo, el diferencial puede ser significativo, del orden de 1.5 veces o múltiplos más. Imaginemos lo que podríamos lograr con eso.
JEANETTE LEYVA jleyva@elfinanciero.com.mx
La banca mexicana está consciente que es necesario subir el 38 por ciento de población bancarizada en México; sin embargo, sus esfuerzos podrían frenarse por un importante obstáculo: la informalidad laboral que predomina en el país, según
En entrevista, en el marco de la 86 Convención Bancaria, señaló que la formalidad laboral de los mexicanos es muy importante, pues así los bancos pueden hacer un análisis adecuado respecto a la capacidad de pago, y para enfrentar esta situación les ha valido tener que ser más analíticos.
La oportunidad es amplia, ya que en comparación con otras partes del mundo, especialmente en Latinoamérica o con Estados Unidos, el nivel de bancarización es muy superior, con niveles de hasta 80 por ciento, mismo que puede alcanzar México al contar con un buen bono demográfico y la solidez en el mercado.
“Para nosotros es prioridad la inclusión, porque es la oportunidad que tenemos en México. Nos interesa que al final del día, los bancos podamos acceder mucho más a otros segmentos, mercados y a otros clientes”, enfatizó.
En el proceso de llegar a más mexicanos, el ejecutivo no contempla que sea necesario salir al mercado con un banco exclusivamente digital, pues cuentan con un modelo de banca universal (personas físicas en distintos segmentos, empresas chicas, medianas y grandes, y corporativos, así como gobiernos) mismo que está completamente integrado.
“¿Por qué hay bancos que hacen esto? Porque piensan que al tener una marca paralela y separada pueden ser más eficientes. Pero con el modelo que tenemos, basado en el mejor talento y ejecución, capturaremos esas oportunidades”, resaltó.