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República Dominicana llora: más de 120 muertos tras colapso en la discoteca Jet Set

Redacción - New/Nueva Opinión

Un país entero despierta de golpe entre el dolor, la indignación y la tristeza. La madrugada del martes 8 de abril de 2025, el techo de la discoteca Jet Set —una institución cultural en Santo Domingo— se vino abajo durante un concierto del merenguero Rubby Pérez, dejando un saldo devastador: al menos 124 personas muertas y más de 250 heridas.

El desastre ocurrió cuando la presentación llevaba menos de una hora. Videos tomados por asistentes muestran fragmentos del techo comenzando a caer, seguidos por un colapso total en cuestión de segundos. Muchos intentaron huir, pero el concreto y la estructura de hierro cayeron sin piedad sobre cientos de personas.

Una tragedia que tocó a todos

Entre los fallecidos se cuentan figuras del deporte, la música, el mundo empresarial y político. La gobernadora de Monte Cristi, Nelsy Cruz, murió tras quedar atrapada bajo los escombros. El exjugador de Grandes Ligas Octavio Dotel fue rescatado con vida, pero falleció horas después en un hospital. También murieron el pelotero Tony Blanco, el saxofonista de la banda de Rubby Pérez y tres empleados del Grupo Popular, incluida la presidenta de AFP Popular y su esposa.

El cantante Rubby Pérez seguía desaparecido al cierre de esta edición.

¿Negligencia, destino o abandono?

Las causas del colapso aún no han sido aclaradas. El Ministerio de Obras Públicas no ha ofrecido información oficial y se desconoce cuándo fue la última inspección de la estructura. Aunque el Jet Set fue renovado en 2010 y 2015, no está claro si cumplía con los estándares de seguridad vigentes.

“Sabemos que hay mucho dolor y muchas preguntas. Pero lo primero es rescatar a quienes todavía podrían estar con vida”, dijo la fiscal Rosalba Ramos, en entrevista televisiva.

Un ícono dominicano convertido en ruina

Jet Set no era solo un club. Fundado en 1973, fue durante décadas el epicentro del merengue y la vida nocturna en la capital. Artistas internacionales, políticos, beisbolistas y familias enteras pasaron por sus puertas. Era un lugar donde generaciones se reunían a celebrar lo que significa ser dominicano.

Por eso el golpe ha sido tan profundo. No solo por la magnitud del desastre, sino por lo que simboliza: la caída de un espacio querido, de un lugar que representaba alegría, comunidad y cultura popular.

Familias buscando, rescatistas sin descanso

Más de 24 horas después del colapso, rescatistas continuaban removiendo escombros. Voluntarios se unieron a las labores y muchas familias acampaban cerca del lugar, esperando una señal, una noticia, una esperanza.

“Mi hermana vino a ver a Rubby. Era su cantante favorito. No hemos sabido nada de ella desde la una de la mañana”, dijo Rafael Abreu, mientras mostraba una foto en su celular.

El gobierno ha prometido una investigación completa, pero por ahora el dolor no permite pensar en el futuro. Solo en enterrar a los muertos y abrazar a los vivos.

Un país en duelo

Mientras se confirma la lista de víctimas y se multiplican los homenajes improvisados, la República Dominicana enfrenta una herida colectiva. No solo por la pérdida de vidas, sino por la sensación de fragilidad, de descuido, de que una noche común puede terminar en catástrofe.

El Jet Set, símbolo de fiesta, ha sido silenciado. Y en su lugar queda un eco triste, que resuena en cada rincón del país: “¿Cómo pudo pasar esto?”.

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