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Migrantes enfrentan crisis humanitaria en Chicago: El desafío del invierno sin refugio
from Ed. 543
Redacción
La cruda realidad del invierno en Chicago ha intensificado la crisis humanitaria que viven miles de migrantes, en su mayoría venezolanos, obligados a dormir en comisarías y en el aeropuerto. La ciudad, que ha recibido más de 25,000 migrantes desde agosto de 2022, se encuentra desbordada ante la llegada masiva de personas en busca de un refugio y oportunidades.
La situación se repite día tras día en varias comisarías de la ciudad: un autobús se estaciona frente a la comisaría del distrito 12 de Chicago a las 8:30 de la noche. Decenas de migrantes, mayormente venezolanos, lo llenan, pero no se va hasta la mañana siguiente. Desde la llegada masiva en septiembre del año pasado, Chicago ha experimentado un aumento considerable en la población de migrantes, llegando a más de 12,000 personas en refugios y alrededor de 1,250 esperando traslado.
Con la llegada del invierno, los autobuses estacionados frente a algunas comisarías se han convertido en el único refugio seguro y cálido para muchos migrantes. Uno de ellos es Yosnalver, quien vive en los alrededores de una comisaría desde hace cuatro meses. Al no cumplir con los criterios de priorización para refugios, pasa sus días frente a la comisaría, esperando la oportunidad de ser trasladado.
La comunicación entre los policías y los migrantes es limitada debido a las barreras del idioma. El proceso para obtener un permiso de trabajo es un obstáculo significativo, y muchos migrantes se desplazan durante el día en busca de trabajo en tiendas de materiales de construcción, esperando ser contratados para alguna obra.
Las comisarías se han convertido en el hogar temporal de cientos de migrantes venezolanos. Además de los autobuses, el vestíbulo de estas instalaciones alberga a unos 30 migrantes, con colchonetas, cobijas y maletas esparcidas por el suelo. La situación se agrava con el frío extremo, haciendo insostenibles las carpas que solían resguardar a algunas familias.
La llegada masiva de migrantes a Chicago comenzó cuando el estado de Texas empezó a enviar autobuses llenos de migrantes a las llamadas ciudades santuario, como Nueva York, Washington y Chicago. La falta de empleo, sumada a la barrera del idioma y los trámites burocráticos para obtener permisos de trabajo, han generado frustración entre los migrantes, quienes llegaron con la expectativa de encontrar oportunidades y seguridad.
El aeropuerto de O’Hare se ha convertido en otro improvisado hogar temporal para los migrantes. A pesar de los esfuerzos por construir nuevos albergues, la capacidad de la ciudad se ve desbordada constantemente. Algunos migrantes, como Robinson, llevan semanas viviendo en el aeropuerto debido a la falta de información y recursos para trasladarse.
La ciudad y el estado han destinado fondos considerables, pero la situación ha alcanzado un punto crítico, y las autoridades anunciaron recortes significativos en los beneficios proporcionados a los migrantes. El invierno en Chicago presenta un desafío adicional, con temperaturas promedio por debajo de los 0ºC y vientos helados del lago Michigan.
A pesar de la oposición de algunos residentes, la construcción acelerada de nuevos refugios es una respuesta urgente. La falta de oportunidades laborales, el recorte de beneficios y la incertidumbre sobre el futuro crean tensiones en la ciudad. A medida que Chicago lucha contra esta crisis humanitaria, la colaboración entre entidades públicas, organizaciones sin ánimo de lucro, iglesias y donantes particulares es crucial para garantizar que los migrantes puedan pasar el invierno protegidos del frío. Con información de BBC