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¿CÓMO SERÍA UN DÍA SIN AGUA?

Se pregunta Sarah Nedolast, Gerente de Programa de la Alianza Mundial para la Seguridad Hídrica y el Saneamiento (GWSP) en el Departamento Global de Agua del Banco Mundial.

No se podría saciar la sed, dice. No habría agua para cocinar, limpiar ni duchar.

Un blog de la página Fan del Agua, manejada por la empresa Rotoplas, haciéndose la misma pregunta, se responde:

“Imagina que te levantas por la mañana para comenzar tu día, sin embargo te diriges al baño para lavarte la cara y al abrir la llave te das cuenta de que será un día sin agua. No hay ni una gota para lavarse las manos y no puedes tomar una ducha, y lo peor es que tendrás que ingeniártelas para tirar del inodoro.

Te diriges a la cocina con mucha sed para tomar un vaso de agua pero no te lo puedes servir. No hay agua para beber, ni para prepararte ese café que te tomas todas las mañanas y mucho menos agua para cocinar. Limpiar los pisos sería una tarea complicada sin agua y las plantas no podrían vivir. Estas actividades parecen obvias, sin embargo, pocos son conscientes de que se necesitan toneladas de agua para producir todos los productos que se utilizan diariamente, desde la comida hasta la ropa que nos ponemos.”

Y por supuesto, usted, lector de este artículo, especialista o no en estos temas, alguna vez en su vida habrá experimentado qué significa que se abra el grifo y que no salga ni una gota de agua. En muchas ciudades con barrios que viven en zonas altas, conocen más que otros el efecto de la falta de producción de agua en los acueductos o el exceso de consumo en las zonas bajas de las ciudades.

En estas zonas, más durante los meses de sequía, el agua llega a cuentagotas a las zonas altas, provocando que muchas personas, principalmente mujeres, deban desvelarse para obtener en pequeños y medianos recipientes, el agua potable suficiente para que al despertarse todos, haya agua para preparar los alimentos y para medio bañarse antes de ir al trabajo o a la escuela. Se dice fácil desvelarse, pero esa falta de sueño también provoca otros problemas en el funcionamiento del cerebro, en la concentración y en la memoria.

El asunto del llenado de los inodoros es otro aspecto fundamental en un día sin agua. No hay en las viviendas quien no recurra al menos una vez al día al inodoro a defecar o a orinar. Para que no se cree en estos sitios un nido de moscas (que infectan luego los alimentos) y una pestilencia insoportable, es necesario descargar los inodoros con agua que a veces difícilmente se consigue por las noches.

Pero si esto sucede en las ciudades, reflexiona Sarah, ¿qué pasa en las zonas rurales?

“Millones de personas en todo el mundo aún carecen de acceso a agua potable y saneamiento gestionados de forma segura. Para muchas, especialmente las niñas y mujeres de zonas rurales, esto a menudo significa caminar largas distancias para buscar agua, perder la educación o incluso faltar a la escuela por falta de instalaciones sanitarias adecuadas. Abordar esta crisis nunca ha sido tan urgente, especialmente a medida que el cambio climático continúa profundizando su impacto.”

Para resolver esta problemática global, que puede afectarlo a Usted y sus seres queridos, se necesitan inversiones, que la Sra. Nedolast resume diciendo que “En el año fiscal 2024, GWSP influyó en 9,310 millones de dólares en nuevos préstamos del Banco Mundial y apoyó más de 240 actividades en 70 países. Estas iniciativas se centran en todas las áreas del desarrollo relacionado con el agua. Entre 2020 y 2024, ayudamos a los gobiernos a proporcionar acceso al agua a 52.6 millones de personas y saneamiento a 33,4 millones. También brindamos asistencia para mejorar el riego en más de 4 millones de hectáreas de tierra, garantizando alimentos más abundantes y nutritivos para los agricultores y sus familias, a la vez que les permitimos cultivar alimentos de forma sostenible para las generaciones futuras.

Cada cifra refleja vidas transformadas. En Senegal, Ami Ndiaye ahora cultiva durante la estación seca gracias al riego resiliente al clima. En Vietnam, Duong Van Tuan usa un teléfono inteligente para monitorear con precisión los niveles de agua y optimizar su uso en su finca. En Etiopía, Tesfanesh Eba, estudiante de sexto grado, comparte cómo la construcción de nuevos sanitarios e instalaciones para la gestión de la higiene menstrual en su escuela ha hecho que las niñas se sientan más cómodas y ha reducido significativamente el ausentismo escolar. Estas historias nos recuerdan que cada proyecto aporta mejoras significativas a la vida cotidiana de las personas.”

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