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Anhelando el Adviento
Preparar, esperar y anticipar son palabras comunes durante la temporada de Navidad. Entrelazados con la historia del Niño Jesús prometido, se añaden temas de plenitud de los tiempos, expectativas y la promesa de una nueva vida. Estas son buenas palabras y buenos temas. Disfruto de las canciones navideñas, los árboles iluminados, la nieve y las castañas asadas en el fuego (aunque, honestamente, no soy un gran entusiasta de comer castañas asadas). Sin embargo, hay días en cada temporada navideña, y en algunas temporadas más que en otras, en los que necesito profundamente las canciones y oraciones del Adviento.
El lenguaje del Adviento está lleno de anhelo de que Dios se dé a conocer en lugares y espacios que parecen olvidados. Las canciones a menudo llevan la tonalidad menor del lamento por nosotros mismos y por otros que ven la alegría navideña como algo muy lejano. Soy consciente de cómo esta temporada trae belleza por lo que hemos recibido a través del amor encarnado de Cristo. Sí quiero cantar: “Alegría para el mundo”. Estoy agradecido por todo lo bueno que hay en mi vida y por los dones de gracia recibidos. También soy consciente de cómo esta temporada ha supuesto una pérdida y de los lugares y espacios en mi vida y en el mundo que desearía que fueran diferentes. El anhelo en oración de la canción “Oh, ven, oh, ven, Emmanuel” también se siente tan bien y adecuado cuando dice:
“Oh, ven, oh, ven, Emmanuel, y rescata a Israel cautivo, que llora en solitario exilio aquí hasta que aparezca el Hijo de Dios ¡Alégrate! ¡Alégrate! Emmanuel vendrá a ti, oh, Israel.
Oh, ven, Tú, Amanecer, ven y alegra nuestros espíritus con tu advenimiento.
Que se dispersen las nubes sombrías de la noche y huyan las sombras oscuras de la muerte.
¡Alégrate! ¡Alégrate! Emmanuel vendrá a ti, oh, Israel.”
El Adviento nos invita a ir más allá de lo sentimental. El Adviento nos recuerda que la buena noticia de la Navidad es para todas las personas, no solo para aquellos que tienen casas llenas de risas y regalos para todos. La atención al Adviento nos ayuda a recibir la profundidad de las Buenas Nuevas de la Navidad, que iluminan las sombras de nuestras vidas.
A menudo vemos pinturas de María y el ángel Gabriel (la anunciación) que parecen dulces, apacibles y llenas de luz. Pero quizá esta representación debería mostrar más de lo que las Escrituras describen porque en respuesta a Gabriel: “—¡Te saludo, tú que has recibido el favor de Dios!. El Señor está contigo, María se preocupó profundamente al oír estas palabras y se preguntaba qué saludo sería aquel."1 Si bien he visto algunas pinturas donde María parece sorprendida y conmocionada, no he visto una pintura que la represente muy preocupada.
Cuando la Navidad parece muy lejana o inalcanzable, el Adviento es una promesa para todos los que están “profundamente preocupados”de que también recibirán el favor de Dios porque el Señor está con nosotros Ya sea que nos despertemos cantando o lamentándonos, regocijándonos o entristecidos, el mensaje es el mismo: recibiremos el favor de Dios porque el Señor está con nosotros.
El Adviento es la promesa de que Dios está con nosotros, Emmanuel. Por mucho que nos cueste creer que una realidad anhelada se impondrá, este nuevo reino de justicia, reconciliación, misericordia y paz se cumplirá algún día, un lugar donde no habrá más enfermedades ni más lágrimas es nuestro futuro.
Mientras cantemos canciones de Adviento, invitando a Cristo a venir una vez más a nuestras vidas y a nuestro mundo. Mientras oremos las oraciones de Adviento, nombrando todas las realidades presentes donde sabemos que se necesita que la luz de Dios brille. Que podamos practicar suficiente quietud para ver las señales de Dios con nosotros. Podemos estar profundamente turbados como María, pero también podemos recibir la promesa de la exclamación de Gabriel: “El Señor está contigo” en una habitación de un hospicio, en una reunión familiar donde una silla quedó vacía, durante una conversación difícil, en cada lugar y espacio en el que el anhelo por el reino de Dios es fuerte. Luego, con voces fuertes o débiles, podemos unirnos a la canción del día de Navidad: “Joy to the World”.
La Dr. Mary Rearick Paul, D.Min, es ministra y viceparesidenta de vida y formación estudiantil en Point Loma Nazarene University.
1 Lucas 1:28-29 (NVI)