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Inma Chacón: Los silencios de Hugo. - Carlos Bustamante Burgos

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INMACHACÓN

LOS SILENCIOS DE HUGO

Inma Chacón fue finalista del premio planeta en el 2011 con Tiempo de Arena. Cultiva además de la novela, la poesía y el teatro. Su primera novela fue La princesa india, a la que siguieron Las Filipinianas, Nick, Tiempo de Arena, Mientras pueda pensarte y Tierra sin hombres. Y la última novela que además es objeto de esta entrevista, titulada Los silencios de Hugo.

C.B.: Inma la novela comienza con la desaparición de Olalla y el estado crítico en el que se encuentra su hermano mayor Hugo. Es un comienzo inquietante para el lector y le hace sentirse nervioso e incómodo. ¿No sé si te han comentado esta sensación que producen las primeras páginas?

I.C.: Sí, claro, porque el arranque es un conflicto sobre qué es lo que va a suceder con los dos hermanos, ya que los dos hermanos están en una situación en la cual el lector no sabe qué va a suceder hasta que no termina la novela.

C.B.: También podemos considerar a la novela como una radiografía de los años 80, de una España que es sacudida por la droga, el SIDA, ETA, la colza, reflejas en algunas de las líneas que escribes, ¿no?

I.C.: Sí. Yo quería hacer un homenaje, además de a los enfermos del SIDA y sus familias, quería hacer un homenaje a mi generación, que vivimos todos esos acontecimientos

que narra la novela, porque yo solo los cito de una manera contextual para contextualizar la historia y para hacer ver que los que vivimos en esa época, en la que éramos jóvenes, vivimos muchos conflictos y vivimos una España muy convulsa y que estaba en plena transformación; acababa de morir Franco, había mucha ilusión por la entrada de la democracia, muchos sueños —también hubo muchos sueños rotos— y una generación que fue lamentablemente, en gran parte, consumida por el mundo de las drogas. Yo quería que eso fuese un homenaje a mi generación, a la generación que nacimos de la mitad de los años 50 a la mitad de los años 60. Esa generación que éramos jóvenes en los años 70.

C.B.: Un mundo de la droga que se llevó por delante a muchos jóvenes y destrozaron a muchas familias…

I.C.: Y que no solo fue por la droga, sino también por las consecuencias que trajo después: primero, la estigmatización, la marginación; y después la enfermedad, que supuso el contraer el virus, el VIH. Entonces hay una generación ahí muy damnificada. Fueron muchas las víctimas, pero no solamente los que cayeron en la droga o en la enfermedad, sino también las familias.

C.B.: Tu novela además es

Autora de Tiempo de arena y Tierra sin hombres

una gran lección de vida y de ayuda. Para aquellas personas que lo lean y se van reflejadas, es un refuerzo muy grande para seguir adelante; y sobre todo para los que desconocen cuales son los estigmas, el vía crucis por el que tiene que pasar un enfermo y las familias. Yo te agradezco que hayas escrito esta novela.

I.C.: Mi novela comienza en el año 96, han pasado justo 25 años y después de 40 años del primer caso, seguimos igual; todavía los enfermos del SIDA se tienen que ocultar, tienen que guardar silencio porque se sienten marginados y todavía existe el estigma sobre ellos. Un estigma que además se cobró muchas víctimas, cebándose con doscolectivos que ya estaban también estigmatizados y que eran los homosexuales y los drogodependientes. Ya había un estigma sobre ellos y una marginación; y no solo eso, sino además la culpabilización de la enfermedad. Se culpaba a los enfermos por haber contraído la enfermedad, precisamente por pertenecer a esos dos colectivos. Además, también hubo muchos casos de contagiados entre los hemofílicos antes de saberse que una vía de transmisión era la sangre.

C.B.: En el libro Inma dices que lo peor de la soledad es el silencio, pero no el silencio de los otros, sino el de uno mismo.

I.C.: Claro. Cuando uno está solo, la soledad buscada es una soledad muy confortable, pero la soledad impuesta es una soledad muy triste. Cuando uno está solo no tiene a nadie a quien hablar. Yo vivo sola, vivo sola porque me gusta; mis hijas ya son mayores, se han independizado, aunque ahora mismo la pequeña está viviendo conmigo, pero en general vivo sola. Y hay días que no sales de casa y llega la noche y dices: «¡anda, si hoy no he hablado con nadie!».

Estar solo…, en la soledad en la que se impuso Hugo, porque Hugo decidió guardar silencio para proteger a los demás. Él cuando se enteró que tenía SIDA decidió que no se lo iba a decir a nadie y estuvo doce años en silencio, doce años rehuyendo a la familia, a los amigos, al amor. Rechazó también el amor para que nadie sufriese después con su muerte, porque en aquella época cuando te diagnosticaban que habías desarrollado la enfermedad era prácticamente una sentencia de muerte. Hoy en día, gracias a la ciencia — porque es la ciencia la que lo ha solucionado—, ya se ha convertido en una enfermedad crónica, una enfermedad controlada, prácticamente cuando un enfermo está controlado no es contagioso, porque la carga viral se reduce a la mínima expresión; y aun así hay un miedo tremendo a un enfermo de SIDA.

C.B.: gracias Inma por tu testimonio, porque este libro es un testimonio de vida y esperanza.

Carlos Bustamante B.

“Hay veces que el dolor de la realidad resulta insoportable”.

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