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Argumentos en contra de la literatura juvenil
Las tramas son simplistas y repetitivas en muchas de las sagas y géneros. (Sí, ya sé que esto también ocurre en los libros para adultos, pero eso no me vale como excusa.) Si queremos que nuestros adolescentes tengan una mente hábil y desarrollada, debemos darles libros que les reten, no que les adormezcan. Basta de sagas de vampiros, por favor.
Como si con una no hubiera sido suficiente muchas novelas dirigidas a un público más joven perpetúan roles y estereotipos de género que deberíamos estar intentando eliminar, no continuar. Solo con un vistazo a las portadas se puede ver qué libros son para chicas y cuáles para chicos. Algunos parecen estar preparando ya a sus lectoras para esos en los que saltan los botones de la camisa (de hecho, algunos son calcos sin sexo explícito). El tema del amor romántico, de la búsqueda de la pareja como único motor de la vida, está presente en muchos más libros de los que me gustaría.
Tratan a sus lectores como idiotas. Dan explicaciones innecesarias, describen situaciones que la mayoría de adolescentes no necesitan que les expliquen. Y al mismo tiempo parecen olvidarse cómo es tener quince años, o qué se siente cuando en tu casa hay problemas y tus padres están a punto de divorciarse. (Nada me echa más para atrás que los libros en los que este tema se trata desde una perspectiva adulta y terminan cambiando el punto de vista para que hablen los padres–o sea, el autor o autora– en lugar de contarlo desde el punto de vista adolescente.)
En los de los chicos (porque hay libros de chicos y libros de chicas, y solo eso ya debería hacernos tirarnos de los pelos), los hombres son tipos aguerridos y fuertes y viven aventuras maravillosas llenas de fantasia y en la mayoría de ellos la presencia de las chicas es casi figurativa, ¿Dónde, dónde está ese test de Bechell, que yo lo vea?
El lenguaje es básico y simplista, hay errores sintácticos (total, como es para doce años y no se van a dar cuenta…), y hay tantas repeticiones que te aburre seguir leyendo, como si temieran que se fueran a perder, los tratan como estúpidos. ¿Alguno de estos autores que trata a los adolescentes como idiotas ha escuchado alguna vez la complejidad que tienen sus juegos simbólicos? Creo que más de uno y una escribe sin tener una idea clara de cómo son los adolescentes.