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Esa agridulce polémica llamada literatura juvenil

Odiada por unos, amada por otros, la literatura juvenil se ha convertido en el epicentro de una discusión acerca de su valor y calidad. Magos, vampiros, jóvenes desenfrenados por la aventura y la iniciación a la vida sexual, son algunos de los personajes de este género que no termina de ser aceptado por todos.

Por más que existan premios, autores, foros, lectores, textos críticos y muchas editoriales especializadas en este género, apenas se rasca un poco sobre su brillante barniz y aparecen, orondas y toda clase de duda acerca de su valor y naturaleza.

Algunos enloquecen si llegan a ver a un joven en las páginas de Wattpad o de libros como Harry Potter. Catalogan estos como “perjudiciales”, indignos de la verdadera literatura, afirman que no pasan de ser simplones remedos de las grandes obras a las cuales los jóvenes deberían acercarse si desean experimentar la belleza y profundidad del lenguaje.

Del otro lado, están los autores y lectores que valoran positivamente este género. Argumentan que los jóvenes necesitan una literatura que les hable a ellos desde sus propios intereses, gustos y preocupaciones.

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