un gigante entre dos siglos : vida y obra de un diccionario
Exhibición de los primeros dos tomos facsimilares del Diccionario y de las Obras de Rufino J. Cuervo durante la Semana Panamericana. Biblioteca de Colón (OEA), Washington, 1956. gestión de guíamuseos 13 temporalExposición UrisarriCuervoCasa 2017-2018
El Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana es un proyecto lingüístico sin antecedentes en el idioma español. Fue imaginado y comenzado en la casa Cuervo Urisarri por Rufino José Cuervo Urisarri (1844-1911) en 1872 y solo pudo terminarse hasta 1992, 120 años después. El Diccionario necesitó de todo un instituto para su culminación: mediante la Ley 5 de 1942 fue creado el Instituto Caro y Cuervo con el objetivo, entre otros, de continuar y terminar la obra que Rufino José había dejado inconclusa en París, ciudad donde murió.
El contexto en el que surge el Diccionario es la Colombia del último cuarto del siglo xix: el poder político y la gramática son las dos caras de una misma moneda. Entre las élites bogotanas hay un espíritu de época que privilegia “el bien hablar” y lo entiende como una de las vías para construir la nación colombiana, su identidad y su carácter. A mediados del siglo xx, época convulsa que los historiadores han llamado La Violencia, el gobierno de Laureano Gómez dio impulso al proyecto inconcluso del Diccionario, y a finales del siglo un gobierno liberal lo terminó y lo presentó ante los reyes de España en una solemne ceremonia en 1994.
Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana
Fichas bibliográficas [11]
La historia de este diccionario, ante el cual muchos se rinden por fascinación o por incomprensión, es la de un gigante. Entre dos siglos, ha vivido las glorias y las penas de un grande, que muchas veces no cabe en el estante donde lo ponen. Esta muestra narra el proceso histórico del Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, valora su importancia, explica sus formas de uso y su materialidad, a través de los objetos que dejó su producción.
Libreta de Rufino José Cuervo [5]
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La labor de un lexicógrafo es gigantesca, puede llegar a ser infinita. Se ocupa de colectar las palabras que formarán los diccionarios. Rufino José Cuervo Urisarri empezó desde muy joven su carrera como lexicógrafo. Ya para 1868, a los 24 años, había publicado la Gramática de la lengua latina para los que hablan castellano, junto con Miguel Antonio Caro Desde(1843-1909).los19años, Cuervo había planeado escribir un diccionario general del español, junto con el lingüista, filólogo y traductor bogotano Venancio González Manrique (1836-1889), que estudió en Estados Unidos con los jesuitas y dedicó su vida a la ense ñanza de las ocho lenguas que sabía. En el prólogo al tomo I (1886) del Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, Cuervo escribe: “En septiembre de 1863 hablaban D. Venancio González Manrique y el autor de esta obra de la falta que hacía un diccionario castellano por el estilo de los de Webster y Bescherelle, que eran los mejores que se conocían (…). Cada cual trató de averiguar las etimologías y anotar las autoridades para las palabras que le tocaban, y cuando pareció que había materiales suficientes, se empezó en común la redacción (…)”. Ocho años después de haber iniciado investigaciones, en 1871 Cuervo y González publicaron en la Imprenta de Echavarría Hermanos esta Muestra de un diccionario de la lengua castellana, un cuadernillo de 32 páginas, a dos columnas, con el fin de medir el posible éxito o fracaso del proyecto. Fernando Vallejo, en El cuervo blanco, la llamó “su primera aventura de lexicógrafo”, refiriéndose a Cuervo.
En su texto El Diccionario histórico y el Diccionario de Cuervo, el lexicógrafo Edilberto Cruz explica que “la Muestra, como su nombre lo indica, es una pequeña colección de artículos lexicográficos, 13 en total: 7 de la letra L, redactados por González Manrique: Laberinto, Labrar, Lebrel, Lirio, Loto, Luz; y 6 de la letra O, redactados por Cuervo: O, O (Adv.), Ocupar, Ojo, Oro, Obscuro, tomados sin particular elección (…)”. Este proyecto quedó inconcluso por diferencias personales y conceptuales entre los autores.
Venancio G. Manrique (Bogotá, 1836 – Bogotá, 1889)
Muestra de un diccionario de la lengua castellana Bogotá, 1871 Imprenta de Echevarría Hermanos (sistema de tipos sueltos) Tinta sobre papel 21.5 x 15.3 x 0.4 cm. Reg. A CU536m 1871 Colección icc
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Rufino José Cuervo Urisarri (Bogotá, 1844 – París, 1911)
{ 2 } un gigante entre dos siglos
Antecedente no solo de las investigaciones filológicas y etimológicas que le servirían para su Diccionario, sino de su obsesiva corrección de pruebas tipográficas, cinco años se demoró la impresión de esta primera edición de las Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, uno de los más memorables sucesos editoriales de la historia de los libros en Colombia. En vida de Cuervo se hicieron cinco ediciones (tres en Bogotá y dos en Francia) y mientras preparaba la sexta falleció en París. Su autor afirmaba que nada “simboliza tan cumplidamente a la Patria como la lengua” y que, además: “En todo lo relativo á lenguaje hemos de acudir a [España]”, pues Cuervo veía en la literatura española el ejemplo de lo correcto. Según el filólogo, los escritores americanos no eran “todos tan excelentes” y los que lo eran se lo debían al meticuloso estudio de la lengua de Castilla. Para contribuir a la ciencia del comparativismo lingüístico, Cuervo estudió el español hablado en Bogotá, en donde “se encuentran resumidas muchas de las corrup telas generalizadas en la República”.
En este cuaderno alargado y fino Cuervo empezó a trabajar en el diccionario general, primer antecedente del Diccionario. En la primera página del cuaderno escribió: “Letra O, ó sean apuntamientos sobre las palabras castellanas que comienzan por esta letra. Contiene: etimologías, afinidades, ejemplos de autores castellanos conocidos que comprueben su legitimidad i muestren sus varios usos i acepciones. Sacados de todas las obras que traten sobre el particular i de observaciones i comparaciones propias. Bogotá, 12 de septiembre de 1863”. Una parte del cuaderno la dedicó a etimologías, otra a ejemplos (en donde usó versos de Julio Arboleda, Miguel de Cervantes, Manuel José Quintana, Jorge Manrique, Luis Coloma, entre otros autores españoles) y otra a las voces anticuadas (tomadas del Poema del Cid, de obras de Gonzalo de Berceo o del Poema de Alejandro). En total, 894 palabras estudiadas. Para las etimologías, Cuervo investigó en lenguas como el alemán, el danés, el persa, el dialecto galés, el árabe, el gaélico o el dialecto de Cornualles. En estos apuntamientos Cuervo no contempla el aspecto histórico del idioma, sin embargo, según Fernando A. Martínez, “se advierte que [Cuervo] quería llegar a reunir en un solo cuerpo cuanto fuera necesario saber acerca del origen, acepciones y usos de las voces, vivificado todo con ejemplos sacados de los clásicos”.
Letra O, o sean apuntamientos sobre las palabras castellanas que comienzan por esta letra Bogotá, 1863 Tinta sobre papel (manuscrito) 30 x 10.4 x 1.1 cm Reg. ColecciónL5.152icc
Tinta sobre papel 16.2 x 12.3 x 3 cm Reg. A ColecciónCU536a icc
Rufino José Cuervo Urisarri (Bogotá, 1844 – París, 1911)
Rufino José Cuervo Urisarri (Bogotá, 1844 – París, 1911)
Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano Bogotá, Impreso1867-1872porArnulfo Guarín (sistema de tipos sueltos)
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Tinta sobre papel (manuscrito) 35 x 13.4 x 2.4 cm Reg. ColecciónMS007icc
Tinta sobre papel (manuscrito)
De acuerdo con el investigador español José Álvaro Porto Dapena, el método de Cuervo consistió en “ir anotando en un cuaderno junto a cada entrada las refe rencias a obra y páginas donde se encon traba utilizado el vocablo en cuestión”. Luego las enlistaba alfabéticamente y conformaba una intrincada red de refe rencias y abreviaturas que le permitían ubicar la palabra con precisión. Cuervo tomó la mayoría de sus ejemplos de la Biblioteca de Autores Españoles desde la formación del lenguaje hasta nuestros días, editada y publicada en Madrid entre 1846 y 1888 por Manuel Rivadeneyra. Esta era la única edición de gran circulación y gozaba de gran notoriedad. Sin embargo, Cuervo se desengañó más delante de los trabajos de Rivadeneyra cuando consultó en Europa las primeras ediciones de los clásicos castellanos y encontró que el editor español había modificado los textos originales. Vallejo cuenta que a Cuervo le tomó “dos años en reunir los ejemplos de Cervantes, a dos grandes páginas por día, y para ese enorme trabajo de revisión no disponía de más ayuda que la de dos jóvenes que copiaban los pasajes y los clasificaban por orden alfabético a medida que él los señalaba en sus lecturas”.
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Agenda o ‘Libro mayor’ Bogotá, 1872
Rufino José Cuervo Urisarri (Bogotá, 1844 – París, 1911)
15.2 x 11.3 x 4 cm (Libreta 88) 30.5 x 19.8 x 1.8 cm (Libro manuscrito) Reg. L1, Reg. L-151 Colección icc
Rufino José Cuervo Urisarri (Bogotá, 1844 – París, 1911)
En esta agenda –llamada por algunos de sus biógrafos como el ‘Cuaderno mayor’, que en la portada lleva la inscripción Daily Journal for 1859, fabricado en Nueva York por la compañía de papelería Francis & Loutrel– Cuervo comenzó los trabajos del Diccio nario. En la página del 1 de enero Cuervo escribió en latín: “Implorando la luz de la Sabiduría Eterna, y bajo los auspicios de los apóstoles san Pedro y san Pablo, comienzo esta obra. Si con la voluntad de Dios la llevare a feliz término, que no sea para mí la gloria, Señor, no sea para mí sino para tu nombre. Bogotá, 29 de junio de 1872”. Sobre estas palabras, Vallejo anota respecto al caracter inconcluso de los trabajos de Cuervo: “La gloria no fue ni para él ni para su Señor ni para san Pedro ni para san Pablo pues el Diccionario se le quedó empezado, en la letra D, a kilómetros de la Z”. En las páginas de esta agenda, Cuervo recogió las palabras de la ‘a’ a la ‘z’ que, por presentar alguna particularidad sintáctica, podrían ir en su futuro Diccionario. Así, empezó a registrar en qué libro –y página– o documento estaba el ejemplo pertinente de cada palabra. También Cuervo anotó en algunas páginas frases en latín de autores clásicos como Cicerón o Plutarco.
Libreta 88 y Libreta 151 Bogotá, Ca. 1877 – 1884
{ 3 } vida y obra de un diccionario
Rufino José Cuervo Urisarri (Bogotá, 1844 – París, 1911)
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{ 4 } un gigante entre dos siglos
En esta carta enviada desde París, el filólogo, geólogo, químico, meteorólogo, aracnólogo, mineralólogo, doctor en Medicina por Yale College y viajero Ezequiel Uricoechea, le sugiere a Cuervo, su gran amigo de juventud, emplear el método de las pape letas para trabajar con los ejemplos del Diccionario: “Para evitarse trabajo con el Diccionario tiene que mandar hacer papeletas en tarjetas tan grandes como la mitad de esta página. Cada palabra se apunta sobre una tarjeta y cuanto haya referente a ella (la palabra). Las tarjetas se tienen en una o unas cajas de cartón siempre en orden alfabético de modo que el borrador ya puede servir para imprimir. Así es como se trabaja un diccionario: de otro modo el trabajo es casi
Carta de Ezequiel Uricoechea a Rufino José Cuervo Urisarri París, 1877
Apuntes etimológicos Bogotá, 1876
icc
En el cuaderno que tituló Apuntes etimoló gicos Cuervo redactó sus conclusiones sobre el origen y la historia de las palabras (en su mayoría verbos) que incluiría en el Diccio nario. Su método era lento y preciso. Sobre ello escribió el joven lingüista ruso Boris de Tannenberg en 1911: “Ver trabajar a don Rufino era un espectáculo curioso. Su gabinete de trabajo se hallaba invadido por una gran mesa, en medio de la cual se levantaba un montón de libros y papeles y a cuyo borde se veían todos los ejemplos de una palabra, puestos en fichas, listos para ser clasificados. Don Rufino trazaba el plan de su artículo y era de vérsele alrededor de la mesa reconociendo todas sus riquezas. (…) En seguida se sentaba, a fin de revisar, modificar y organizar la clasificación llevada a cabo y comenzar la redacción del correspondiente artículo”.
Tinta sobre papel (manuscrito) 20.9 x 13.4 cm Reg. ColecciónRJC-Cdcia-U-01 icc
Tinta sobre papel (manuscrito) 29.6 x 20.4 x 1.6 cm Reg. ColecciónL152
Parte de una serie de libretas, la número 88 –que es la primera que se encuentra en el fondo Cuervo de la Biblioteca José Manuel Rivas Sacconi– es más bien un grupo de libretas unidas por una cinta adhesiva. En ellas, Cuervo anotaba las palabras tomadas de los clásicos castellanos; luego, al enlistarlas alfabéticamente, las iba tachando con un color rojo. En la libreta 151 Cuervo seleccionó palabras de la ‘a’ a la ‘z’ –en cada comienzo de letra se reconocen antiguos marcadores, característicos de los libros de consulta, que han desaparecido–, escribió al frente de cada una la ubicación del ejemplo, es decir la frase que contenía el vocablo estudiado, y subrayó con dos colores para indicar si esos ejemplos entraban o no en el Diccionario.
Ezequiel Uricoechea y Rodríguez (Bogotá, 1834 – Beirut, 1880)
16 x 10.9 cm
imposible”. En esa misma carta, Uricoechea hace a Cuervo una advertencia que hará replantear su trabajo: “Tenga cuidado con la edición de Cervantes por Rivadeneira, yo la he hallado defectuosa y según entiendo otros también”.
Prospecto del Diccionario de “A” a “Acrecentar”
Rufino José Cuervo Urisarri (Bogotá, 1844 – París, 1911)
Más de 50.000 de estas fichas dejó Cuervo en sus archivos. Le servían para recoger los ejemplos de manera individual y, sobre todo, para ordenar alfabéticamente las palabras y los ejemplos en orden de apari ción. En este largo proceso le ayudaron como copistas en algún momento del proyecto Marco Fidel Suárez, futuro presidente de Colombia, el joven Ernesto León Gómez y su hermano Ángel Augusto Cuervo, cuya muerte en 1896 sumió a Cuervo en una gran tristeza. Con respecto al carácter inconcluso del Diccionario, el filólogo francés Foulché Delbosch escribe: “Más plausible es suponer en un místico como él una crisis de aridez, esa permanente duda de sí mismo y de su talento a la que pudieron llevarlo la religio sidad y su modestia. Esto y su altísimo deseo de perfección sí pudieron ser causa legítima de que no publicara los tomos restantes del Diccionario”.
Tinta sobre papel (sistema de tipos sueltos) 28 x 8.4 x 1.5 cm Reg. Colección463.1c83d icc
Las fichas llegan hasta la palabra “librar” y fueron de gran utilidad para los investiga dores que continuaron con los trabajos de lexicografía durante la segunda mitad del siglo xx.
A. Roger y F. Chernoviz (editores y distribuidores), Bourloton (impresores) París, 1884
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Tinta sobre papel (manuscrito)
{ 5 } vida y obra de un diccionario
A los 15 años Uricoechea viajó a Estados Unidos a estudiar en la escuela de Flusing y luego ingresó al Yale College. Tras su grado, viajó a la ciudad alemana de Gotinga a estudiar Filosofía y Artes. Conoció a Humboldt en Berlín. En Bruselas estudió Astro nomía. Fue uno de los doce fundadores de la Sociedad de Naturalistas Neogranadinos en 1856. En 1868 viajó a París y a partir de allí recorrió Europa; en esta ciudad publicó varios de sus libros filológicos. Hacia 1876 empieza a interesarse seriamente por la lengua árabe y comienza a estudiarlo hasta 1880, cuando viajó a Beirut, ciudad donde murió por una súbita apoplejía. Hay que destacar que, por razones de falta o de ahorro de papel, un bien muy preciado en el siglo xix el primer folio de la carta es a la vez el último. Un recurso muy utili zado en la correspondencia escrita en papel durante el siglo xix fue escribir primero con el soporte en sentido vertical y, al este acabarse, en sentido horizontal. Esta carta muestra esa interesante particularidad.
Fichas lexicográficas Bogotá-París, Ca. 1878
Reg. ColecciónRJC-FD-01 icc
Es conocido el fragmento de una carta que Cuervo le escribió a su amigo Luis María Lleras, el 5 de agosto de
Rufino José Cuervo Urisarri (Bogotá, 1844 – París, 1911)
{ 6 } un gigante entre dos siglos
1883, en el que dice: “Tengo más de cuatro miedos: v.gr. miedo de que [el Diccionario] no sea bueno; miedo de que, no siendo malo, cueste mucho la impresión; miedo de que, no siendo malo, no sea obra de consumo, y por lo mismo no se venda, etc., etc. Por eso decía a U. que ensayaré con un tomo: si tiene aceptación se sigue: si no, la pérdida no es mucha”. En junio de 1884, Cuervo publicó un prospecto del primer tomo del Diccionario y que corresponde a sus primeras 164 páginas. En la presentación escribió: “La obra de que forman parte las páginas adjuntas no es un diccionario enciclopédico; tampoco es un diccionario general de la lengua castellana: comprende sólo aquellas palabras que ofrecen alguna particularidad sintáctica, ora por las combinaciones a que se prestan, ora por los cambios de oficios o funciones que desempeñan en el enlace de los términos y sentencias. (...) ¿Se dice ‘de arriba abajo’ o ‘de arriba a bajo’ o ‘de arriba a abajo’? ¿O se dice ‘me acuerdo que vino’ o ‘me acuerdo de que vino’?”. Según Porto Dapena, “la publicación del Prospecto constituyó un rotundo éxito, lo que dio ánimos a nuestro lexicógrafo para proseguir la publicación y la elaboración de la obra, si bien ya por entonces comenzaba a dudar si alcanzaría a llevarla a término”. Este prospecto fue editado por Roger y Chernoviz e impreso en los talleres tipográficos de Bourloton, y mereció una carta de felicitación de parte de la Real Academia Española. En la portada se lee: “El primer volumen saldrá á luz en el presente año. Esta entrega la reparte el autor en calidad de anuncio; pero no abre suscripción”. Estos planes no se cumplieron, pues solo dos años después salió a la venta el primer tomo del Diccionario
Rufino José Cuervo Urisarri (Bogotá, 1844 – París, 1911)
Colaboradores: Ezequiel Uricoechea, Ángel Augusto Cuervo Urisarri, Marco Fidel Suárez, Ernesto León Gómez Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana Tomos I y II París, 1886 y 1893 A. Roger y F. Chernoviz (editores y distribuidores), Bourloton (impresores) Tinta sobre papel (sistema de tipos sueltos) 28.5 x 20 x 4.8 cm Reg. FACC 463 C965d t.1 Colección icc Donado por Ana Casas de Casas en 1969
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En 1883 Cuervo llevó el primer tomo del Diccionario a la imprenta de los franceses Roger & Chernoviz. Luego de un largo tiempo, debido a las correcciones de pruebas que una y otra vez hacía Cuervo, en 1886 apareció el tomo primero, correspondiente a las letras A-B, una edición enteramente financiada por los hermanos Cuervo. Fue impreso en los talleres tipográficos de Bourloton en una imprenta de tipos móviles. Inmediata mente, Cuervo ordenó la remesa para Colombia, pero como cuenta otro de sus biógrafos, Enrique Santos Molano, el 26 de diciembre de ese año “el vapor La France, que llevaba a Colombia ejemplares del Diccionario (…), se incendia en Martinica”. En 1893 se publicó el segundo tomo, también pagado por el filólogo y su hermano. A este punto, el nombre de Cuervo era conocido y respetado por los más influyentes lingüistas y filólogos de Europa, con los cuales mantuvo una nutrida e intensa correspondencia. Su Diccionario pronto adquirió autoridad dentro del ámbito de la lingüística. Escribe Vallejo sobre el Diccionario: “La obra cumbre de don Rufino, (…) la máxima locura de esta raza y para su autor su gran tragedia. (…) El Diccionario de Cuervo era único: las monografías de las palabras que presentan alguna peculiaridad sintác tica, como son todas las preposiciones y los verbos y los adjetivos que las rigen. Con él intentaba una obra de malabarismo científico: volver al diccionario gramática y a la gramática diccionario. (…) Durante años, sin desfallecer, vivió solo para esa obra a la que le consagró la vida”.
Ficheros bibliográficos París, Ca. 1896
Caja: 10.8 x 36.7 x 26.3 cm Fichas: 8.8 x 5.9 cm Reg. RJC-CAT-01, 02 Colección icc
Tomo I: 28.2 x 8.3 x 5.4 cm
Hacia 1896 Cuervo suspendió la elaboración del Diccionario y permaneció en París hasta su muerte en 1911. Durante muchos años estuvo quieto el proyecto de continuación del Diccionario. Fue a mediados de los años cuarenta, a propósito del centenario de los nacimientos de Miguel Antonio Caro y de Rufino José Cuervo Urisarri, cuando desde el gobierno nacional se empezaron a retomar los trabajos del Diccionario en cabeza del jesuita Félix Restrepo y de José Manuel Rivas Sacconi. Durante la dirección de este último en el Instituto Caro y Cuervo se publicaron los trabajos que el filólogo bogotano había dejado más o menos adelantados y se empezó a conformar un grupo de profesio nales que culminara este proyecto.
“La presente edición facsimilar ha sido dirigida por el Instituto Caro y Cuervo de Bogotá e impresa en los talleres editoriales de Herder & Co., en Friburgo de Bris govia, por orden del Gobierno Nacional de Colombia: Presidente titular de la Repú blica, excelentísimo señor doctor don Laureano Gómez; designado encargado de
Madera y metal (caja), tinta sobre cartulina (fichas)
Tomo II: 28.2 x 8.3 x 7.6 cm Reg. 463. ColecciónC95c icc
En 1953 y 1954 el Instituto Caro y Cuervo publicó la segunda edición (facsimilar) de los tomos I y II del Diccionario, respectivamente, los cuales no se publicaban desde 1886 y 1893. Los tomos se editaron e imprimieron en la ciudad alemana de Friburgo de Bris govia, mediante la técnica de fotocomposición y fueron impresos en el sistema off-set. En la página legal se lee:
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Muestra de un meticuloso y ordenado trabajo son los ficheros que Cuervo fue compo niendo con los datos de los libros de su biblioteca y de los que tuvo que consultar para la redacción del Diccionario. Contienen exactamente 3656 fichas. Sobre este fichero escribe Fernando Vallejo en su biografía de Cuervo, El cuervo blanco (2012): “Don Rufino llevaba un fichero en que anotaba las características principales de los libros más consultados de su biblioteca: dónde los compró, a quiénes pertenecieron, si valían la pena o no…”. Luego del desorden en que por años estuvieron los ficheros, fueron ordenados con todo rigor alfabético por los funcionarios de la biblioteca José Manuel Rivas Sacconi del Instituto Caro y Cuervo.
Rufino José Cuervo Urisarri (Bogotá, 1844 – París, 1911)
Rufino José Cuervo Urisarri (Bogotá, 1844 – París, 1911)
Colaboradores: Ezequiel Uricoechea, Ángel Augusto Cuervo Urisarri, Marco Fidel Suárez, Ernesto León Gómez Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana Tomos I y II Friburgo de Brisgovia, Alemania, 1953 y 1954 Editorial Herder Tinta sobre papel (edición facsimilar)
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Sección de Lexicografía del ICC Fascículos de la letra E Bogotá, 1959-1987 Tinta sobre papel (levantamiento de texto en linotipia, impresión tipográfica) 24 x 8 x 0.8 cm Reg. en Colecciónproceso icc
la Presidencia de la República, excelentísimo señor doctor don Roberto Urdaneta Arbeláez; ministros de Educación Nacional, señores doctores don Rafael Azula Barrera y don Lucio Pabón Núñez”.
Cuando en 1986 Ignacio Chaves Cuevas (19382005) asumió la dirección del Instituto, este se puso como meta la finalización del Diccionario para 1992 –fecha en que se cumplían 500 años de la llegada de colonizadores españoles a América–, e intensificó los trabajos de redacción. Se renovó, entonces, la sección de Lexicografía y llegó a su cabeza Edilberto Cruz Espejo (1949), lexicógrafo del Seminario Andrés Bello, que tuvo la gigante tarea de finalizar la redacción de los tomos iv a viii del Diccionario en menos de seis años. Según Cruz, el Diccionario de Cuervo, como él lo llama, tiene rasgos propios: es un diccionario normativo que parte de ejemplos de los siglos xvi en adelante, no recoge ejemplos del judeo-español, no recoge “expresiones rústicas” y estudia, con mayor énfasis, los verbos; además, en su texto El Diccionario histórico y el Diccionario de Cuervo, Cruz consi dera que “es el proyecto lexicográfico español más
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Gracias a un convenio del Instituto Caro y Cuervo con la Organización de Estados Americanos, en 1958 se tomó la decisión de ir publicando el tomo III, correspondiente a la letra E, por fascículos, de acuerdo con los avances de los trabajos lexicográficos. Para esto se unió al equipo de investigadores el lingüista español Joan Corominas (1905-1997), que se concentró en las etimologías de las palabras. El tercer tomo, de 1505 páginas, tardó 28 años en terminarse, de 1959 a 1987. El jefe de Lexicografía, Fernando Martínez, quien falleció en 1972, dejó más de 10.000 papeletas con ejemplos de la litera tura española del periodo anteclásico (es decir, de la Edad Media), y durante su gestión se vincularon notables lingüistas como el ya mencionado Corominas o el gallego Álvaro Porto Dapena (1940), quien redactó la mayoría de los 21 fascículos. Una vez se completaron los trabajos de la letra E, se reunieron los 21 fascículos y se empastaron en la Imprenta Patriótica.
Sección de Lexicografía del icc
Fichas lexicográficas de la etapa de continuación Yerbabuena, 1955-1992 Tinta y lápiz sobre papel (manuscrito), fotocopia 9.8 x 15.5 cm Reg. en Colecciónproceso icc
En los archivos del Instituto permanecen los disquetes en los que, durante los años noventa, se consignó toda la información de las monografías y palabras que dieron forma al Diccionario durante la dirección de Edil berto Cruz Espejo. Para las generaciones que han crecido con dispositivos electrónicos y digitales portátiles, en tiempos de las usb y demás, y en la era de internet, este objeto puede ser completamente desconocido, pero en su tiempo fue una herramienta de gran ayuda para digitalizar el gran cúmulo de información que por décadas reposó en fichas de Comopapel.parte de la continuación del Diccionario, Edilberto Cruz Espejo (1949), jefe de la sección de Lexicografía (llamada también ‘República de Lexicografía’, por ser la más numerosa en investigadores), organizó reuniones para hablar de temas como la redac ción de las monografías, los textos consultados o los “despojos” –así llamaban a los libros de donde se tomaban los ejemplos. Así recuenta Cruz el método que siguieron: “(…) nos dimos entonces a la afanosa tarea de preparar el equipo, repasando lingüística general, lexicografía (…), fonética histórica, morfología, sintaxis, semántica, etimolo gías, prosodia, ortografía, historia del español, y sobre todo leímos y analizamos muchos de los artículos publicados en los dos primeros tomos (…). Dividimos el equipo en cuatro grupos, tres de redacción y uno de revisión. Cada investigador debía presentar a evaluación su monografía ante el grupo, y luego de corregida, pasaba a una nueva apro bación por el equipo de revisión”.
Sección de Lexicografía del icc Archivos digitales del Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana Yerbabuena, 1991 Metal, plástico y discos magnéticos Disquete 5¼ pulgadas: 14.3 x 14.4 cm Disquete 3½ pulgadas: 9.4 x 9 cm Reg. en Colecciónproceso icc
importante desde el Diccionario de Autoridades”, publicado entre 1726 y 1729 por la Real Academia Española. Estas fichas atestiguan que el nuevo equipo del Instituto Caro y Cuervo empleó, para los cinco tomos restantes, el mismo método de Cuervo en cuanto al uso de las fichas lexicográficas.
Departamento de Lexicografía del icc Libro de monografías evaluadas Dic. 21/83 a Dic. 19/89. Actas 001-140 Bogotá, 1995
Desde comienzos de los años ochenta, el equipo de lexicógrafos del icc se fortaleció y dio cele ridad a los trabajos de redacción de los tomos que faltaban. Para ello, en cabeza del lexicógrafo Edilberto Cruz Espejo, se organizaron reuniones semanales en las que el equipo discutía y aprobaba los avances en la redacción de las monografías. De cada reunión quedó un acta.
Tinta sobre papel 28.2 x 22.5 x 4.5 cm Registro en proceso Colección icc
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Émile Littré (París, 1801 – París, 1881)
Acá mostramos la primera de las once actas que tomó la discusión lexicográfica —alre dedor de veinte horas no continuas— sobre la palabra “Fe”, una de las monografías más razonadas y complejas de la continuación del Diccionario, escrita por el lexicógrafo Rubén Páez Patiño. En esta serie de reuniones, efectuadas entre el 4 de agosto de 1988 y el 12 de octubre del mismo año, se revisó el sistema general de nomencladores, se adoptó la acepción religiosa en primer lugar “porque en el nacimiento de la lengua —y aún hoy— predominaba el catolicismo” y, entre otras cosas, se hicieron correcciones a la redacción propuesta por el investigador a cargo.
Dictionnaire de la langue française París, 1876 Tinta sobre papel 33.2 x 26.5 cm Reg. R 442.03 L782d Ti-T4 y supl. Colección icc Donado por Juan de Dios Carrasquilla en 1987 Émile Maximilien Paul Littré (1801-1881) fue un reconocido lexicógrafo francés, discípulo del positivista Augusto Comte. Estudió Medicina en París pero se dedicó a las investigaciones del idioma. Al comienzo de su carrera fue conocido como traductor de Hipócrates y luego como redactor de impor tantes periódicos franceses. Años más tarde, se vinculó a grandes proyectos editoriales de su tiempo como la Historia literaria de Francia y el Diario de los sabios Littré es célebre por los cinco tomos de su Dictionnaire de la langue française, redactado entre 1848 y 1865 (el quinto tomo es de índices y suplementos). Fue publicado en París entre 1863 y 1872 por el editor Louis Hachette e impreso tipográficamente en la Imprimerie Générale de Ch. Lahure. La segunda edición que acá exhibimos presenta una lujosa Esteencuadernación.diccionario, inspirado en las ideas de Voltaire, contiene todas las palabras del Diccionario de la Academia Francesa y más, las reglas gramaticales de dichas palabras, así como sus diferentes significados y acepciones, ejemplos históricos y etimologías. Este diccionario, junto con otros como el Diccionario de Oxford, inspiró a Cuervo en su deseo de hacer el mismo trabajo para el idioma español. En su relato Cómo escribí el Diccionario, Littré escribió: “Quien considere mis cuatro tomos, sus miles de páginas y sus tres columnas estimará, sin duda que se ha inver tido tiempo en todo ello; pero lo que no imagina es cuánto tiempo, del que no queda rastro, ha quedado sepultado bajo las vanas investigaciones sin resultado, bajo los caminos desandados, bajo los ajustes y las correcciones”.
Etapa siglo xix: Rufino José Cuervo Urisarri (colaboradores: Ezequiel Uricoechea, Ángel Augusto Cuervo Urisarri, Marco Fidel Suárez, Ernesto León Gómez) Etapa 1942-1986: Fernando Antonio Martínez, Joan Corominas, Álvaro Porto Dapena Etapa: 1986-1992: Redactores: Blanca Nidia Agudelo Clavijo, Serafín Barrero Alayón, Constanza Ivet Bolívar Silva, Irma María Caraballo Martínez, Edilberto Cruz Espejo, Gloria Esperanza Duarte Huertas, Antonio Forero Otero, José Luis García, María Clara Henríquez Guarín, Enrique Jiménez Ríos, Gloria del Pilar Londoño Martínez, Pedro Antonio López Sierra, Irina Luna Arteaga, Bernardo Morales Ascencio, Nancy Rozo Melo, Nohora Hilda Sarmiento Murillo Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, tomos
i viii [18][17]
Etapa siglo xix: Rufino José Cuervo Urisarri (colaboradores: Ezequiel Uricoechea, Ángel Augusto Cuervo Urisarri, Marco Fidel Suárez, Ernesto León EtapaGómez)1942-1986: Fernando Antonio Martínez, Joan Corominas, Álvaro Porto Etapa:Dapena1986-1992: Redactores: Blanca Nidia Agudelo Clavijo, Serafín Barrero Alayón, Constanza Ivet Bolívar Silva, Irma María Caraballo Martínez, Edilberto Cruz Espejo, Gloria Esperanza Duarte Huertas, Antonio Forero Otero, José Luis García, María Clara Henríquez Guarín, Enrique Jiménez Ríos, Gloria del Pilar Londoño Martínez, Pedro Antonio López Sierra, Irina Luna Arteaga, Bernardo Morales Ascencio, Nancy Rozo Melo, Nohora Hilda Sarmiento Murillo Edición Herder del Diccionario de construc ción y régimen de la lengua castellana, tomos i viii [19]
En 1987 llegó el tercer tomo del Diccionario. En este año se publicó el ultimo de los 21 fascículos que al final se empastaron para formar todos el grueso volumen de la E, que tiene 1505 páginas. Para el año 1992 se completó la obra y entre 1993 y 1994 se impri mieron los cinco tomos restantes y los dos primeros, que no se reimprimían desde 1954. Esta impresión se hizo completamente en los talleres de la Imprenta Patriótica, bajo el sistema de levantamiento de texto conocido como linotipia; su encuadernación es de lujo, hecha a mano y con cuero natural.
Yerbabuena, 1994
Tinta sobre papel, encuadernación fina en cuero (levantamiento de texto en linotipia, impresión tipográfica) 28.5 x 19 cm Reg. en Colecciónproceso icc
{ 11 } vida y obra de un diccionario
[20]
Yerbabuena, 2017 Plomo fundido en clisés 21.1 x 12.7 cm Reg. en Colecciónproceso icc
Imprenta Patriótica del icc Página de plomo (portadilla) del tomo viii del Diccionario
La Imprenta Patriótica del Instituto Caro y Cuervo toma su nombre en homenaje a la que en 1793 fundara en Santafé Antonio Nariño. Es una de las pocas imprentas en Colombia que aún levanta el texto según el sistema de linotipia. De acuerdo con el investigador Ignacio Martí nez-Villalba en el prólogo a Tipos heroicos, “la adquisición de este sistema, que había demos trado su eficiencia mundialmente, le permitió al Instituto imprimir sus propios textos y poner fin a la dependencia que tuvo en su comienzo de otros talleres de impresión como la Imprenta del Ministerio de Educación Nacional, Litografía Colombiana, Editorial Kelly, Editorial Voluntad y la Imprenta Nacional”. En la Imprenta Patrió tica se imprimió el primer juego completo del Diccionario, a comienzos de los años noventa, y en la actualidad aún se imprime allí.
{ 12 } un gigante entre dos siglos
Barcelona, 1999
Tinta sobre papel Tomos: 24.7 x 16.1 cm Folleto: 4.1 x 5.1 cm Reg. en Colecciónproceso icc
Esta edición de 1999 es un facsimilar de las dos ediciones anteriores y fue publicada por la editorial Herder en Barcelona. Esta editorial se ha especializado en la publicación de textos de teología y filosofía y también en libros sobre idiomas y educación. En la portada se lee: “por Rufino José Cuervo, continuado y editado por Instituto Caro y Cuervo”. Esta edición, hecha por la misma casa editora que imprimió la edición de 1953-1954, tuvo una circulación más amplia en círculos académicos. Es muy importante el aporte que se hizo al editar también el Diccionario en cd rom. Sin embargo, esta modalidad no se hizo del todo popular y actualmente es casi imposible encontrarlo en este formato.
Ficha lexicográfica [8]
Las primeras ediciones de los tomos i (1886) y ii (1893) fueron hechas en París, en la imprenta de Bourloton, que usaba el sistema de tipo suelto. Esta imprenta fue contratada por los editores Roger y Chernoviz para imprimir sus libros. Los dos primeros tomos fueron compuestos en tipografía Ordinaires (tipos comunes) y en las entradas de las monografías se utilizó el estilo Normanda.
En 1998 la editorial española Herder, especializada en teología y humanidades, imprimió en off-set una edición facsimilar (según los estilos de París y de Bogotá) y además publicó el Diccionario en cd rom.
la materialidad del diccionario
A mediados del siglo xx estas ediciones se habían convertido en una rareza de coleccio nista. Por este motivo, sumado al de dar vigencia a los estudios de Cuervo y a los trabajos adelantados en torno a las palabras de la letra “E”, el Gobierno nacional ordenó imprimir en Alemania, entre 1953 y 1954, ediciones facsimilares de los primeros dos tomos. Se fotogra fiaron sus páginas, se hicieron negativos y se imprimieron por el sistema de litografía off-set. Para la mayoría de los 21 fascículos de la letra “E”, publicados entre 1959 y 1987, que marcaron la pauta editorial de los siguientes tomos, los textos se levantaron según el sistema de linotipia, que funciona en la Imprenta Patriótica desde 1960. Los tomos de 1987, de 1992, 1993 y 1994 del Diccionario se levantaron con ese sistema y se imprimieron tipográficamente en tipos Granjon (fuente diseñada por Linotype en 1928) y su encuadernación fue de lujo, hecha a mano tomo a tomo. En el libro La Imprenta Patriótica, José E. Jiménez, quien fue su jefe durante 45 años, cuenta que el Diccionario se hizo en papel canadiense, color marfil, “con marcas de agua —Warren’s Old Style—, encuadernación con tapa dura, punteras, lomo estampado con nudillos, planos de percalina, cabezada de colores”.
Actualmente, en la Imprenta Patriótica se produce otra edición del Diccionario.
Foto superior: La lexicógrafa Gloria Esperanza Duarte Huertas, en su oficina de Yerbabuena, redactando una monografía del Diccionario Foto inferior: Imagen del 10 de agosto de 1989. En el centro: Pedro Luis Chamucero. A la izquierda desde el fondo: Luz Helena Prada (secretaria), Edilberto Cruz (director científico del Diccionario), Ivonne Zambrano, Juan Manuel Cuartas. A la derecha desde el fondo: Alcira Valencia (la entonces directora de la Biblioteca jmrs), Jesús Bohórquez, Antonio Forero, Gloria Duarte y Nohora Sarmiento. [15]
Presentación y entrega del Diccionario a la Organización de Estados Americanos (OEA). Bogotá, 1955. Foto de arriba: Sesión de presentación ante representantes de la Organización de Estados Americanos. Foto de abajo: De izquierda a derecha: Carlos Dávila (secretario de la OEA), José Antonio Mora (presidente del Consejo de la OEA) y César Tulio Delgado (embajador de Colombia ante la OEA). [12]
reg. P00613
Juan Manuel Espinosa Restrepo subdirector académico
■ 991 papeletas dejadas por Cuervo para el verbo “Echar”.
■ Más de 50.000 textos recogidos para la redacción de los artículos de los dos primeros tomos.
Daniel Felipe Arias Escobar César Mackenzie Trujillo investigadores colecciones
■ 600 ejemplos dejó Cuervo de la palabra “En”.
Diana Paola Gaitán Martínez subdirectora administrativa y financiera
■ Más de 9500 palabras consignadas en el Diccionario
Héctor Camilo Gómez Camargo comunicador educativo Neftalí Vanegas Menguán diseño gráfico
Jorge Mora María Custodia Ríos de Ardila Nancy Rozo Melo Ivonne Zambrano
■ 2314 páginas impresas de los dos primeros tomos.
Carlos Mario Buelvas Zapata registrador
Colección icc,
Enzo Rafael Ariza Ayala secretario general
■ 48 palabras redactadas dejó Cuervo de la letra “E”.
■ 702 palabras escogidas por Cuervo, sin redactar sus monografías, pero con ejemplos seleccionados, desde “Empezar” hasta “Librar”.
■ 24 años de elaboración (1872-1896) (cerca de la tercera parte de la vida de Cuervo, que fue de 67 años) empleó Cuervo entre la redacción y publicación del Diccionario
■ 8188 páginas en total suman los ocho volúmenes del Diccionario.
Julián Antonio Sossa Delgado arquitecto museógrafo
Instituto Caro y Cuervo
Ministerio de Cultura
Juan Darío Restrepo Figueroa museólogo
■ 1141 papeletas realizadas por Cuervo para los artículos “Él, La, Los, Las”.
impresos sala Torreblanca Agencia Gráfica impresión ( guía ) Agradecimientos César Augusto Buitrago Quiñónez Gloria Esperanza Duarte Huertas Luis Ignacio Martínez-Villalba Trillos
Gestión de museos
ColecciónCuervo.RufinoapertenecióqueBastóniccreg.P00040
Luz Clemencia Mejía Muñoz biblioteca josé manuel rivas sacconi
Carmen Millán de Benavides directora general
■ 1000 y más ejemplos tomó Cuervo para las palabras “A” y “De”.
Mariana Garcés Córdoba ministra
el diccionario en cifras
InDecals
Zulia Mena García viceministra
Melissa Solórzano Toro conservadora
Nicolás Caro Urrea soportes PorMil producción museográfica