“No debes temer a que tu hogar refleje quién eres. Soy súper arriesgada y esto se ve en todos mis proyectos”, Natalia Franch, diseñadora de interiores y de calzado.
Lacasa
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Un rinconcito íntimo de la habitación de Natalia Franch (foto superior izquierda) evoca un aire retro. Mientras que, en la imagen de la derecha, unas lujosas cajas de zapatos (utilizadas en una de las dos colecciones diseñadas y exhibidas por Natalia Franch en el país) fueron aprovechadas como estantería y como librero.
inicialmente a una tía y posteriormente a su madre, siendo pintada y retapizada actualmente por Franch; artesanías de caoba de un gift shop de su abuelo, que pintó de blanco y que, hoy por hoy, simulan ser yeso; los muebles de la sala, que le regalaron sus tías, complementados por su actual propietaria con llamativos accesorios; el comedor de seis sillas (con más de una década en su haber) que también le fue conferido por la vía materna, y que igualmente, se ha unido a la “aquamanía” de su hogar; un espejo de grandes dimensiones que utiliza como mesa central y que le fue provisto por otras tías... En fin, una procesión de artículos para el hogar, a los que Natalia Franch les ha sabido sacar el máximo provecho, y los que le han llevado a pensar que su “decoración ha resultado muy asequible (Risas)”. En cuanto a los estilos y contrastes que implementó en todas las áreas de su apartamento, Natalia fue “súper ecléctica”. Ella también es de las interioristas que optan por impactar al visitante en cada estancia, a través de una pieza que le robe la mirada y que lo deje en pleno estado de shock.
Al esbozar los prototipos de sus calzados, Franch siempre inicia con un millón de ideas; al diseñar los bosquejos de los espacios comerciales y residenciales, también. Pero en su refugio -tan personal e íntimo-, Natalia sabía que debía articular e hilvanar meticulosamente todas las piezas; de modo tal, que pudiesen calzar su gusto personal, a la medida, y amoldarse a la perfección a su horma profesional.
Hasta la cocina de este pequeño espacio cuenta con los toques de sutileza de su anfitriona y diseñadora, Natalia Franch, al pintar de blanco todo su mobiliario y al colocar unos pequeños tramos, que le permiten optimizar el espacio.