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HASTA QUE LA HUELLA DE ABANDONO NOS SEPARE

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HAS TA QUE LA HUELLA DE ABANDONO NOS SEPARE…

Cuando nos unimos en pareja, nos comprometemos verbalmente, por lo civil y hasta por la religión estableciendo un acuerdo ya por décadas conocido: “Hasta que la muerte nos separe”; sin embargo, si ésta no llegara antes, nos separan reminiscencias del pasado, es decir, nos separan las carencias, las afectaciones, los excesos, etc. vividos durante los primeros años de vida que dejaron una huella, una herida.

Que importante es la unión de pareja desde lo psicológico, en donde cada uno de los miembros, no solo comente sobre lo vivido en esos años que permean el resto de la vida, si no que también identifique las afectaciones y se trabaje las mismas.

Algunos de los conflictos que surgen en la convivencia cotidiana al vivir o convivir, aparecen desde las expectativas no cumplidas, donde en ocasiones se demanda a la pareja a cumplir con ciertos requisitos, con frecuencia, estos “requisitos” se relacionan con la necesidad de cubrir ciertas carencias que se tienen partiendo de esas huellas de la infancia.

De aquí la importancia de identificar las principales: Rechazo, Traición, Injusticia, Humillación y Abandono, en esta ocasión, me avocaré a la última.

Para poder identificar la huella de abandono, conviene considerar que ésta acción no solo aparece cuando el padre, la madre, el cuidador primario o la figura representativa para el (la) niño (a) no está, en ocasiones puede estar, pero no cumplir o cubrir las necesidades emocionales y/o básicas que el (la) pequeño (a) requiere, de ahí parte una carencia que impregna en la percepción, los pensamientos, las emociones y posteriormente permea en los sentimientos por años.

Las razones de ésta pueden ser muchas y muy variadas, en algunos casos se abandona al (la) niño (a) por falta de recursos económicos para mantenerlo, porque la madre es muy joven y lo deja a cargo de sus padres, porque el padre se fue o no mostró interés en hacer una conexión con el (la) hijo (a), etc. La persona afectada puede comenzar a ver los efectos de esta dinámica desde que es muy pequeña, debido a la privación de sus necesidades esenciales.

El abandono plantea una nueva realidad para la persona: ¿Cómo enfrentarme al mundo y a las relaciones cuando las personas que supuestamente debieron cuidarme y protegerme no se hicieron cargo de mí? Es una herida que es dinámica, es decir se va moviendo, a veces de formas menos saludables que otras, pero que sin lugar a dudas repercutirá durante toda la vida.

Una de las más comunes es la creación inconsciente de una falsa identidad. Se muestra aparentemente segura de sí misma y con una actitud independiente y autosuficiente, pero si vemos más de cerca y nos relacionamos con ella en un nivel de noviazgo o matrimonio descubriremos un ser desvalido con mucho miedo de comprometerse por el temor de perder al objeto amado.

La inseguridad que se vivió en la infancia se representa ahora como una constante necesidad de demostrar poderío y autoafirmación ante una sociedad de la que siente que podría ser rechazado de un momento a otro.

Pueden ser personas que van de una relación a otra sin detenerse a pensar en sus necesidades reales o en las de la pareja porque esta pausa significaría verse cara a cara con su más grande miedo: EL ABANDONO.

Pueden llegar a ser excelentes parejas siempre y cuando no implique un compromiso serio o a largo plazo lo que les implicaría el sostenimiento de un vínculo afectivo que no está dispuesto a tener por el miedo al rechazo.

Algunas otras personas se convierten en aquellos que siempre van a anteponer las necesidades de los demás a las propias para así tratar de asegurar que la persona no se vaya. Lo que da como resultado generalmente es que terminan por ser demasiado intensos y la otra persona termina por hartarse y retirarse, lo cual vuelve inconscientemente a repetir la profecía autocumplida: “A MÍ SIEMPRE ME ABANDONAN”.

Otra forma en la que esta falsa salida puede manifestarse es en un cansancio emocional crónico para la persona que se empeña a toda costa en cumplir los deseos de la pareja quedándose con una sensación profunda de incomprensión y vacío. de ansiedad en la edad adulta y éstos se presentan de forma aguda y repentina sin algún antecedente previo. Las crisis de angustia suelen venir acompañadas de una fuerte sensación de pérdida y miedo o bien presentarse en presencia de la pareja.

Una persona que ha vivido heridas emocionales por abandono se relaciona con otro u otros desde el miedo, la desconfianza y la necesidad de control para no volver a vivir esa misma experiencia.

Sin embargo, contrariamente a lo que se espera, la persona puede recurrir a abandonar a su pareja, antes que ésta última lo haga para prevenir contactar nuevamente con emociones intensas y desagradables.

Cuan conveniente es identificar no solo ésta huella, sino las 4 restantes para responsabilizarnos de trabajarlas a través de un proceso terapéutico y no a través de esperar a que la pareja resuelva nuestras afectaciones emocionales y destruya o deteriore el vínculo afectivo.Una manifestación más es aquella persona que “inexplicablemente” desarrolla síntomas

Psic. Nora Martínez Mota

Terapia Cognitivo Conductual. Tanatología Logoterapia Suicidología

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