CONCERTS
/15/ Juny 2011 · MondoSonoro Edició Catalunya
Delorean Foto Arxiu
FiM DE VILA-SECA Lugar Diferentes espacios de Vila-Seca (Tarragona) Fecha 6,7 y 8-5-11 Estilo varios Público 18.000 pers. Promotor Ajuntament de Vila-Seca/FUSIC 1111
Tras cinco ediciones, el Festival de la Plaça Odissea se ha convertido en el encargado de cortar la cinta roja para inaugurar oficialmente el panorama festivalero de primavera-verano. Tal como dice el refrán, en abril aguas mil y como siempre, el cartel de ensueño de la Plaça Odissea encuentra en la lluvia el gran enemigo a batir. Todo apuntaba a que la primera jornada se iba a suspender, pero de repente, en el hilo musical sonó “Purple Rain” de Prince. Fue providencial, porque pocos minutos después, Maika Makovski, ya estaba preparada para salir a tocar ante unos cuántos paraguas. La cantante mallorquina tocó las tres primeras canciones -versión de “Sing O The Times”, otra vez de Prince, incluida- arropada solamente por una guitarra acústica, ya que el bajista se había quedado atrapado en un atasco. Aunque algunos esperaban un set acústico, el resto de músicos subieron a tiempo para dar un concierto inyectado con altas dosis de suciedad, desgarro y contundencia. La presencia e hiperactividad de la musa Maika Makovski fue reemplazada por el malditismo y pasividad habitual de Nacho Vegas, que volvía a Barcelona un mes después de llenar la sala pequeña del Auditori por dos noches consecutivas. El asturiano, acompañado por su formación habitual –de la que siempre sobresalen el teclista Abraham Boba y el guitarrista Xel Pereda- subió al escenario decidido a dotar a su cancionero de chispeante electricidad. Durante casi dos horas de concierto y ante una audiencia entregada, Vegas fue alternando los temas de su nuevo disco “La zona sucia” (Marxophone, 2011), con rescates de álbumes anteriores, como “Maldición”, “Perdimos el control” o “Canción de Palacio #7”. Aunque sonaron pocos clásicos, no falló “El hombre que casi conoció a Michi Panero”, ya en los bises, para que “El mercado de Sonora”, la canción que cierra “La zona sucia”, pusiera el punto y final vía una intensa tormenta eléctrica, con el modo Sonic Youth encendido. El viernes, con la lluvia como primer enemigo derrotado, tocaba el segundo asalto. Contra la rasca primaveral no quedaba sino batirse. Los madrileños Edredón empezaron con “W3” al que siguieron temas como “La bola en los anillos” o la aclamada “Querido pedagogo”. Se enfrentaban a los turistas curiosos que no dejaban de asombrarse al ver a unos Holy fuck en versión numerosa. Los gritos que culminaban su actuación con “Canguro” consiguieron asustar al enemigo. Pero aún seguía ahí. Llegaban Los Massieras, sus re-edits setenteros, canciones nuevas y el público en masa. Lo mejor de la puesta en escena de Hugo Capablanca, David Gillmore y Satch Hoyt fue, precisamente, este último. El londinense, encargado de los infinitos e inverosímiles instrumentos de percusión y viento es un fuera de serie. Sonaron “Boogitty”, “Bananamania” y “Rumores”, en la que Hoyt, cual flautista de Hamelín, consiguió que ni un alma estuviera inquieta. “(We don’t need) this disco thing”, inédito, fue un recado implícito a un cronista que impregnó de sátiras y clichés una de sus actuaciones pasadas. Al concluir brindaron con cava el jaque a la rasca. Delorean antes de subir al escenario dialogaban sobre la polémica expulsión de Pepe en la ida de las semifinales de Champions entre el Madrid y el Barça. Rápidamente zanjaron el debate para eclosionar ante el público con hits de su último trabajo “Subiza” (Mushroom Pillow, 2010) como “Stay Close”, “Real Love” o “Grow”. Para los nostálgicos también sonó “Deli” y “Seasun”. Los asistentes querían más, demandaban “As time breaks off” pero no hubieron bises. Ya era suficiente para el jaque mate a la rasca. El plato fuerte del festival llegó el sábado con Mojave 3. Cuando todos dábamos por hecho que los ingleses no volverían a tocar en directo, y que ya sólo nos quedaba desempolvar aquellos vinilos que teníamos guardados desde hace cinco años, el Festival de la Plaça de la Odissea nos sorprendía a todos y nos entregaba en bandeja su actuación. Todo empezó con “Running With Your Eyes Closes” de su último trabajo, y le siguieron un sinfín de temas tan aplaudidos como “In Love with a View” o “Bluebird of Happiness”. El ritmo del concierto estaba perfectamente calculado, con momentos de gran fuerza y empuje en contraste con otros más profundos, que dejaban entrever que esa iba a ser una gran noche, sobre todo para nostálgicos del country-pop que exhibe Neil Halstead y su banda. Principalmente cayeron canciones de sus tres álbumes “Puzzles Like You”, “Spoon and Rafter” y del que más se oye hablar en los pasillos “Excuses for Travellers”, en la más de hora y media de concierto abarrotado. Guillermo Esteban, Blai Marsé, Rafa Baena
Me and the bees Foto Jordi Vaqué
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Mazoni Foto Jordi Simó
Lugar Plaça Odissea (Maremagno, Barcelona) Fecha 28, 29 y 30 de abril Estilo varios Público Medio lleno Promotor Depósito Legal-Maremagnum
Fiera Foto Jordi Vaqué
PLAÇA ODISSEA 2011
La FiM, Fira de Música al Carrer de Vila-Seca, se presentó en su doceava edición como un espacio ideal en el que combinar en seis escenarios, tres días y de forma totalmente gratuita, más de cuarenta propuestas de gran interés y variedad. Año tras año, Vila-seca se ha valido de bonitos espacios como La Plaça de Voltes o l’Hort del Centre, para crear ricos escenarios y convertirse casi de forma involuntaria, en barómetro de la escena musical catalana. Combinando esto con la vertiente profesional del asunto, atrayendo a programadores, técnicos y demás profesionales del sector, la Fira se ha ido perfeccionando poco a poco hasta conseguir fidelizar a un público muy variado. La estabilidad y salud de la FiM la ha llevado a apostar por el riesgo en la programación, llegando incluso este año a producir un espectáculo propio Anarquía Acústica, en el que diferentes artistas como Maria Rodés o miembros de Anímic (entre muchos otros) ejecutaron un ejercicio de improvisación. Lástima que la magnitud del proyecto acabó siendo demasiado y el show no entró en diálogo con un público que, más allá de los hastiosos parones entre canción y canción, no disfrutó con los desvaríos musicales en que se convirtió el concierto. Tan sólo apareció por ahí Le Petit Ramon para inventar algo de melodía y búsqueda de la canción… Era la de la FiM una programación que prometía diversidad combinando el rigor de consolidados proyectos como los de Pau Vallvé o Mazoni, con el jazz en gran formato de la Big Banana Reunion, la deliciosa ingenuidad de Me and the Bees o Le Pianc, la fragilidad de Pills to Purge Melancholy, el flamenco de Cathy Claret & Raimundo Amador, las propuestas extremas de Fiera o Obeses, el aire fresco de Litoral o La Iaia, la oscuridad de Ornamento y Delito… y que topó con una insoportable lluvia que amenazó con destrozar la tarde noche del sábado y obligó a la organización a improvisar diferentes espacios para que los músicos, sobrados de vocación, adaptasen sus directos a nuevos escenarios. Un diez para los organizadores, que gracias a su pericia consiguieron salvar prácticamente la totalidad de la programación (sólo se suspendieron los conciertos de Very Pomelo, Bongo Botrako y Yacine & The Oriental Groove). Y para Albert Freixas que reubicó su repertorio precipitadamente a los porches de la plaza. Pero si hablamos de las alegrías, lo mejor del fin de semana nos lo llevamos con Fiera, el proyecto en paralelo de los sevillanos Pony Bravo, quienes nos regalaron el mejor directo. Prácticamente una coacción más bien, que llenó de ruido cada espacio de la sala consiguiendo despertar emociones que tanto tenían que ver con lo animal como con lo cerebral. Si quieren etiquetas, ellos mismos se la buscan “post-punk industrial”, y psychobilly si les parece. El sábado fue muy celebrado también el desdoblamiento de Pau Vallvé. Primero tuvo la sala llena y no la desaprovechó para crear imágenes y claridad cuando se ocupó de su repertorio. Y más tarde repitió, como doble batería, con Inspira en un fantástico recital que creció y creció hasta madurar unas canciones redondas. Algo más alejado de la intensidad, más fresco y combustible, lo encontramos en el divertido directo de Me and The Bees. No tuvieron la clase de público que merecían, ya que fueron casi los primeros en actuar, pero el grupo de chicas + chico optimizó la ingenuidad jugando a la distracción con algún toque de seriedad y mucho buen pop de recreo. Destacable también Mazoni que fue quien mejor se enfrentó al escenario más grande de la FiM, infringiendo a sus canciones un tipo de sencillez que hizo que el público las recibiera de una forma muy natural. En ese mismo escenario, Cathy Claret acompañada de Raimundo Amador habían ofrecido una combinación descafeinada de bossa nova y flamenco que sirvió por lo menos como tirón mediático para atraer público. A su lado, el entusiasmo y convicción que le pusieron Litoral a sus canciones florales fue muy de agradecer. Todo esto y mucho más se vio en un fin de semana que cerró metafóricamente y de manera correcta, el rock oscuro de Ornamento y Delito. Vladimir Lozano