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LIBROS

Oasis. Supersonic. Las entrevistas autorizadas, completas y sin cortes

Simon Halfon Libros Cúpula

En 2016 se estrenaba el documental “Oasis: Supersonic” y, en paralelo, también veía la luz este libro que compila aquellas entrevistas íntegras con los diferentes protagonistas (incluyendo a Liam y Noel) y que, debidamente editadas, dieron lugar al montaje final. Unas declaraciones que en el tomo crean esa línea cronológica que permite seguir, desde dentro y narrada en primera persona por aquellos que estuvieron allí para vivirlo, la trayectoria de los hermanos Gallagher. El jugoso volumen, ahora disponible en castellano, invita a recrearse con la (fascinante) historia acerca de cómo unos tipos de clase obrera apostaron por el rock y alcanzaron el estrellato, en base a canciones espléndidas y una confianza ciega en su propio potencial.

raúl julián

… O “Cómo los evangélicos blancos corrompieron una fe y fracturaron una nación”. La historiadora Kristin Kobes du Mez ofrece un análisis exhaustivo sobre las lógicas del fundamentalismo blanco a partir de su peligrosa influencia. Pocos grupos sociales han tenido a su alcance una maquinaria mediática capaz de fomentar el nacionalismo excluyente, el conservadurismo patriarcal y su oposición beligerante contra izquierdistas, homosexuales, pacifistas, inmigrantes o feministas. A ello se añade su fascinación por las armas como atributo identitario o iconos culturales como el actor John Wayne, modelo de hipermasculinidad y patriotismo fanfarrón. Su lectura refleja a la perfección cómo esa ola reaccionaria azota y divide a su población. tomeu canyelles

Cómo salvar la industria del cómic

Javier Marquina y Rosa Codina ECC

Al acabar de leer estas páginas a una no le queda ninguna duda de que hay que ser algo masoquista para intentar ganarse la vida en la industria del cómic de nuestro país. Pero también que pretenderlo es algo que muchos no pueden evitar. Divertido, irónico, cargado de verdades y abierto a que quienes lo leamos, descubramos la verdad sobre el mundo de la viñeta española. “Cómo salvar la industria del cómic” es al mismo tiempo un ensayo muy interesante en forma de tebeo y una ácida queja en voz alta para que las cosas cambien. Algún día. Marquina y Codina nos dejan muy claro lo jodido que es ganarse la vida haciendo tebeos aquí, pero ojalá su masoquismo les haga dedicarse mucho mas tiempo a esto y su sufrimiento siga dando tan buenos frutos. mercè gutiérrez

A una novela gráfica como “Contrition” hay que llegar advertido. Es un cómic incómodo, muy incómodo –más todavía conociendo su conexión con el mundo real: Miracle Village, una pequeña localidad habitada por ex convictos condenados por pederastia–, que plantea una historia en la que resulta imposible saber cuáles son las intenciones de cada uno de sus protagonistas y que lanza una buena carga de dudas morales sobre la redención que dan mucho sobre lo que pensar. Y es mérito del gallego Carlos Portela –junto al efectivísimo dibujo de Keko– soltarlas al aire y que debamos ser los lectores quienes “tomen partido”. Un thiller psicológico que nos enfrenta cara a cara con la raíz del mal en el ser humano, lo cual siempre es bueno. joan s luna

Fuego de bengala

Auscultar la realidad en busca de sus imperfecciones sigue siendo la manera más eficiente para, previo paso de reconocerlas, intentar transformarlas. Y ese es el papel que el periodista catalán adopta en su nuevo libro, en el que somete a una profusa, no exenta de ironía, disección a los macrofestivales con el ánimo de desvelar unas deficiencias, que abarcan desde el ámbito ecológico hasta su polémica imbricación en el tejido cultural, habitualmente enmudecidas frente a su inmenso poder de convocatoria. Porque lo que nació con intención de convertirse en un oasis frente al fragor cotidiano, hoy se yergue como extensión de un entramado económico que fagocita la música en su afán por trasladar sus voraces normas a los grandes escenarios. kepa arbizu

El libro definitivo sobre La Banda Trapera del Río lo firmó hace años, y sin lugar a dudas, Jaime Gonzalo, dando pie además a un estupendo documental, por lo que creíamos saberlo todo sobre estos iconos punk de Cornellà. Sin embargo, El Pérez, que siempre estuvo ahí, demuestra con estas páginas que las anécdotas e historias paralelas en torno a La Trapera son quizá inagotables. Su propia adolescencia, por ejemplo, ilustra a la perfección el entorno del que surgió tan singular banda. El abundante material gráfico incluido hace lo propio, mientras el texto, sin pretensiones literarias pero lleno de corazón y autenticidad, arrancará más de una sonrisa y alguna lágrima. Breve pero intenso, como muchas canciones traperas. xavier llop

Definir el trabajo de David Sánchez en unas pocas palabras resulta francamente complicado. Cita a Moebius mediante o no, a “Fuego de bengala” se puede llegar virgen o habiendo transitado por un universo personal cimentado título a título. Tanto da porque estamos ante uno de esos cómics que plantean preguntas para las que no habrá una única respuesta. ¿Es nuestra existencia un bucle continuo con distintos protagonistas, pero mismas encrucijadas? ¿Vivimos para superar pantallas y vuelta a empezar? ¿O estamos hablando de otra cosa? A eso sumémosle el arte siempre embriagador del madrileño y su maestría para crear personajes visualmente inquietantes y quizás así llegaremos a entender por qué David Sánchez solamente hay uno. joan s. luna

Según Ed Piskor, este tomo forma parte de un proyecto mayor, de la configuración de un universo. En ese sentido, funciona a la perfección: nos cuenta varias historias independientes, pero que contribuyen a mostrarnos diferentes aspectos de un mundo que, quizás, hubiéramos preferido no conocer. “Red Room” toma su título de una leyenda urbana, según la cual en la Dark Web se pueden encontrar páginas que ofrecen escenas de torturas y asesinatos reales en línea. Así, en las “habitaciones rojas”, con un público fiel ante las pantallas, transcurren las escenas más pavorosas imaginables. Poco a poco, descubrimos de dónde proceden las víctimas y quiénes los verdugos. Una exhibición de talento, pero con un escalofrío de horror. josé martínez ros