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Janelle Monáe y los placeres del cuerpo

SOUL / Cinco largos años habían pasado desde el excelente “Dirty Computer”, el disco que cerraba la fantástica trilogía que completaban “The ArchAndroid” y “The Electric Lady” y se despedía para siempre de Cindi Mayweather. Ahora Janelle Monáe regresa con un cuarto trabajo, “The Age Of Pleasure”, curiosamente su disco más impersonal y menos variado. Justo ahora que ya ha dejado atrás a ese androide en el que cabían Prince, Bowie, The Jackson 5, Stevie Wonder, Outkast o Janet Jackson, Monáe se ciñe a los placeres del cuerpo y se olvida de la mente, en un disco más corto y con menos estilos de los que nos tenía acostumbrados, y entregando su colección de canciones menos esencial hasta la fecha. Un buen álbum, eso sí, lo que pasa es que viniendo de la autora de “The ArchAndroid” y “Dirty Computer” suena a pequeña decepción. “Float”, el primer adelanto, abre el disco con los vientos al frente de Seun Kuti y Egypt 80, que serán muy protagonistas en todo el disco, así como la confianza en sí misma y los cantos sobre liberación y placer, principalmente el monotema del apropiadamente titulado, “The Age Of Pleasure”. Entre el resto de canciones destacadas del disco se encuentran “Lipstick Lover”, “Only Have Eyes 4 2” o “Water Slide”, pero, por primera vez en un disco de Monáe, nos encontramos también con canciones de relleno. El disco se cierra con “A Dry Red”, una pieza acústica que nos muestra que esta artista es mucho más amplia de lo que ofrece aquí, una obra más cerrada en cuanto a influencias; vientos nigerianos, sonidos caribeños y música disco; en la que, por primera vez, Monáe no suena esencial. No es un mal disco ni mucho menos, pero un siete tras dos sobresalientes y un notable alto sabe a poco... sergio ariza

ELECTÓNICA / Con varios años de carretera a sus espaldas y el potencial deseo de igualar a otras marcas de referencia contemporáneas del género, los hermanos Tom y Ed Russell demuestran con su debut por qué son uno de los actos en vivo más depurados y sólidos de la nueva electrónica anglosajona. Echando mano de loops, recortes, ensamblajes y modulaciones, a la dupla galesa les termina quedando un trencadís sonoro e inmersivo de lo más competente y diverso, donde se apuesta acertadamente por la carta multigénero (pop, r’n’b, techno, ambient) y las colaboraciones con estrella (Slowthai, Tirzah, Micachu). No obstante, el todo nos demuestra una encomiable valía por su parte que sobresale por encima de colaboraciones y alianzas, y nos demuestra que ésta es la brillante chispa de ignición para la carrera de un par de productores únicos que, por lo pronto, nos han brindado ya el disco del verano. fran gonzález

POP / Tras la dura transición del nosotros al yo, Carlangas no deja nada al azar en su homónimo debut en solitario y logra firmar una colección breve pero efectiva de todo lo que ha definido la calidad, el buen rollo y la diversidad sin prejuicios de su estilo en los últimos años. Entre huéspedes inesperados de aquí y de allí, el compostelano nos ofrece un viaje por todas las aristas de su ingenio, donde la música sin riguroso etiquetaje desfila entre destellos de sensualidad picantona (“Se acabó la broma”), garajeo guarro (“Regalao”), funky tórrido (“Los dineros”), hiphop de vieja escuela (“O día que volvín nacer”), y colaboraciones que rompen fronteras (“Cae la noche”, con nada menos que Manu Chao). Un fluir entre colegas y birras con espíritu de mañaneo que nos ilusiona, pensando ya en lo que será capaz de seguir ofreciéndonos en el futuro. Esto no ha hecho más que empezar. fran gonzález

INDIE / El segundo disco de un artista suele ser peliagudo, porque has tenido toda la vida para conseguir las canciones del primero pero luego ese tiempo se evapora y tienes que hacer uno nuevo, entonces llega la duda: seguir con el mismo sonido que ha definido el primero o intentar romper con él. En el caso de Arlo Parks se puede decir con seguridad que ha optado por el primer camino, uno espinoso porque si te quedas con el mismo sonido entonces tienes que encontrar canciones a la altura de tu primera obra y “My Soft Machine” no las tiene, está sencillamente un escalón por debajo de su debut, “Collapsed In Sunbeams” (21). Las canciones de “My Soft Machine” van surgiendo de forma agradable, pero no especialmente memorable. Para ser un disco sobre traumas y problemas mentales suena un poco inofensivo como si el título fuera literal, y es que esto no suena a la mítica banda de Kevin Ayers y Robert Wyatt. sergio ariza

Sqürl Silver Haze Sacred Bones/ Popstock!

Nacional Internacional

1 Triángulo de Amor Bizarro SED

2 Riders Of The Canyon Riders Of The Canyon

3 Israel Fernández Pura Sangre

4 Cruz Cafuné Me muevo con Dios

5 La Trinidad Sheriff playa

6 Sofia Comas A un pájaro rojo

7 Juancho Marqués Paraíso 39

8 La La Love You Blockbuster

9 Niños Luchando Territorio

10 La Zowi La Reina del Sur

1 Queens Of The Stone Age In Times New Roman

2 Grian Chatten Chaos For The Fly

3 Foo Fighters But Here We Are

4 Sigur Rós ATTA

5 Squid O’Monolith

6 The Hives The Death Of Randy Fitzsimmons

7 Overmono Good Lies

8 Jake Shears Last Man Dancing

9 Beach Fossils Bunny

10 Noel Gallagher’s High Flying Birds Council Skies

Cotton Guest Laws Of Gravity Autoeditado

PUNK ROCK / Después de seis años de ausencia discográfica, Rancid no vuelven con un disco, vuelve con un yunque musical.

“Tomorrow Never Comes” es su décima referencia y la banda de Berkeley no duda en ir al grano: dieciséis temas en menos de veintinueve minutos. Llevando los tiros más al terreno de Lars Frederiksen que al de Tim Armstrong la banda suelta un compendio de canciones de una solidez pasmosa. “Tomorrow Never Comes” abre el disco con una energía vital pura, gracias a su velocidad y la dinámica en la que se alternan las voces de Freeman, Armstrong y Frederiksen. La urgencia reina y deja que destaquen temas como “New American” o “It’s A Road To Righteousness” o la épica “When The Smoke Clears” en las que aflora la melodía recordando a Social Distorsion. Sin duda estas veloces y contagiosas canciones nutrirán el repertorio en directo de una banda fundamental y muy necesaria para el punk rock. adriano mazzeo

ROCK / ¿Se tendría tan en cuenta a Sqürl si no fuera la banda del cineasta adalid de la independencia underground Jim Jarmusch? Aunque la pregunta es pertinente, este “Silver Haze”, su debut largo (no banda sonora), tiene ocho argumentos sólidos para contar con ellos. La alianza de Jarmusch y su compinche Carter Logan con Randall Dunn de Sun O))), encargado aquí de la producción, nos orienta. Así, el arranque siniestro de “Berlin 87” es justo lo que podíamos esperar del triunvirato: ritmo de plomo, guitarras apocalípticas que hacen honor al título de la canción. El disco se mueve, pues, por ese terreno fronterizo entre el rock lisérgico asalvajado de brumas eléctricas, la vanguardia neoyorquina, la psicodelia gótica y el post-rock cinemático. El también cineasta se permite hacer guiños cinéfilos (“Il Deserto Rosso”) y aprovechar su vozarrón para practicar un spoken word espectral en “The End Of The World”. jc peña

POP / Desde hace un lustro se viene hablando de la segunda gran venida del fenómeno riot grrrl en nuestro país, y discos como el debut oficial de Lisasinson nos hacen sentir que, como poco, el punk rock castizo está en buenas manos. Miriam fran gonzález

Ferrero y Paula Barberán encuentran en el frenesí de su último año el fuel y el arrojo necesarios con los que inspirar melodías frescas y contagiosas, llenas de corazoncito y mala baba a partes iguales. La voz de esa amiga que te habla con cercanía (“Mochi”), que comprende la volatilidad del presente (“Cuchillos”), te ayuda a sanar el pasado que más duele (“Los que se pelean no se desean”) y de paso, le suelta una sonora colleja a quien más se lo merece (“Mira Chico”). Entre rabia, despecho y distorsión, Lisasinson firman un buen manojo de temas tarareables con los que sacudir los pogos más enérgicos de este verano.

PUNK POP / Un adolescente Billie Joe Armstrong sobrevuela este “Laws Of Gravity”, el debut del jovencísimo trío catalán Cotton Guest, desde los primeros compases de la inicial “Devil’s Way”, un corte pegadizo con ecos también a los Dover que arrasaron con todo a finales de los noventa con la publicación de “Devil Came To Me” (97). El parecido con el trío californiano es más que razonable (“Oh I Love Her”, “Plasma Cut”), bien podrían colar como rarezas de la primera época de un trío que ahora llena estadios. Más allá de las similitudes entre ambas bandas, separadas por unos diez mil kilómetros y sobre todo varias generaciones, tiene un mérito enorme lo que ha hecho Cotton Guest, una banda con miembros que acaban de cumplir la mayoría de edad. Sinceramente pocas cartas de presentación con doce temas recuerdo tan sólidas como “Laws Of Gravity” luis benavides

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