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Fernández

PODEMOS EMPEZAR por “Soleá de mi casa”, en la que, partiendo de las raíces clásicas, abre nuevas sendas melódicas. “Empiezo que parece por Alcalá, lo que pasa es que yo voy metiendo otros tercios, más melodía, más o menos, no que sea más ni menos, sino que le aporto yo ahí mi corazón”. Se grabó además en una sola toma en su estudio casero, con la inspiración a flor de piel, “con un micro malísimo, en la casa, en una habitación donde tengo los muebles y la tele, y ese día me puse los cascos y salió de una vez, y la dejé ahí; dije, ya no me va a salir igual. La puedo mejorar o empeorar. Así que a mezclarla y que fuera para adelante”. Declaración de principios en los tangos “Caminos y vereas”, con el recuerdo de esos mayores que se rompían las manos haciendo canastas con tiras de caña y vendiéndolas de pueblo en pueblo. “Me acuerdo de que, en verano, mis abuelos se sentaban al fresco y se entretenían, se ponían a hacer canastas, porque eran cosas que ya habían vivido. En la época de mi padre, me contaba, cuando iban a los campos, a los viveros, a las ciudades… Ahora la cosa ha cambiado mucho, gracias a Dios. Pero, claro, antes era muy difícil, y tampoco hace tanto de esto”.

LA PRODUCCIÓN es otro aspecto interesante del disco, en la que Israel siempre está presente, con Diego compartiendo los mandos en más de la mitad de las pistas, y donde destaca también la figura de Pional, aportando un plus de atmósferas electrónicas y experimentales en varias canciones. “Ha sido una bendición trabajar con él, una persona muy humilde, con una calidad musical increíble, una gran sensibilidad… y con mucha paciencia, que los flamencos somos muy pesados también. Nos ha ayudado en la mezcla, en la producción, aportando ideas…”. Tradición y una cuidada electrónica, dialogando y conviviendo con total armonía, sin complejos ni obligaciones. “Todo tiene épocas, ahora estamos con estas producciones de electrónica, que me parecen preciosas… Pero la electrónica siempre ha estado ahí, no es que sea una cosa nueva de ahora, porque ya los Chichos o Las Grecas, y grupos atrás, ya hacían electrónica. Es verdad que ahora está en auge, y los jóvenes están haciendo maravillas, pero la cosa es aportar, no meter las cosas con calzador. Tanto electrónica, como guitarra o lo que sea, la cosa hay que meterla donde cogen, donde caben, con naturalidad y alegría”.

DEL TORBELLINO DE COMPÁS, casi de cierre, por bulerías, un rayo de luz y energía para seguir adelante, “Despierta”, con el corazón como motor y brújula; a la rumba rompedora “Ni príncipe ni rey”, con otra sobresaliente letra en la que se vuelve a reafirmar como un compositor flamenco de primera, canción en la que parece escapar, libre, del peso y vaivenes de la fama y de la tradición, incluso de su propia cultura. “Estoy muy orgulloso. Ser gitano es muy bonito, siempre y cuando seas buena persona, en todas las razas, da igual la raza que seas… La mejor raza es ser buena persona, esa es la mejor raza. Después es verdad que hay formas de ser, de costumbres, que a veces, pues yo digo: ‘Dejadme en paz, por favor, no me condicionéis, estoy harto’… Estas cosas que digo en la canción, ‘no quiero ser ni príncipe ni rey’. Entonces claro, muchas veces la gente te condiciona y haces cosas que tú no eres… Es como una queja también a quiero ser libre, pero ¡déjame ya! Cada uno puede hacer lo que quiera, si no se mete con nadie y es buena gente”.

ISRAEL ES UN CREADOR que, pese a su juventud, parte del conocimiento y disfrute por la tradición, para luego añadir su propio sentir. “Yo tengo una frase que dice: ‘para tener personalidad, tienes que tener información, para no caer en la trampa de la repetición’. Porque a lo mejor haces una cosa que tú no has escuchado, y ya la has repetido, por tener poca información, musicalmente hablando. Cuando yo compongo, como yo sé los palos, soy muy aficionado al cante, es mi vida, yo vivo para el flamenco... Entonces claro, cuando yo hago una serrana o una soleá, como tengo la información, tengo la base, tengo el cimiento, sé de dónde viene, pues, a raíz de ahí, me hace el camino más fácil, de adaptar la letra al palo que la quiero llevar… dentro de mi forma de sentir, claro, aportándole algo mío. Eso es lo más bonito y lo más difícil, porque si no esto sería una continua repetición, y la monotonía mata”. d.p.

Leer M S

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