8 minute read

Triángulo de Amor Bizarro

Que el cuarteto gallego tiene una de las trayectorias más brillante del indie en estos últimos veinte años, es un hecho más que constatado gracias a cumbres discográficas como “Victoria Mítica” (13), “Triángulo de Amor Bizarro” (20) y, ahora, “SED” (Mushroom Pillow, 23), el más difícil todavía.

texto Marcos Gendre fotos Toño Chouza

“3SED” ES UN TRABAJO que apela a la ambición inconsciente de los clásicos atemporales. Una colección de canciones fraguadas en un estado latente de inspiración sin límites y la (re) confirmación del estado de gracia permanente en la que viven los gallegos. Sobre esto y lo que significa este álbum en su carrera, hablamos con Rodrigo y Rafael Mallo vía streaming desde su cuartel general, en Boiro. De este modo, Rodrigo nos explica por qué “SED” y cómo de conceptual es este álbum. “Creo que es un poco como de emociones humanas muy primitivas. Un disco muy visceral, emocional. Es algo que representa el ansia del poder del dinero, de la fama, del reconocimiento. Quisimos llevarlo un poco por ahí. Al final, no me atrevería a decir que es un disco conceptual. Los otros son más de banda, con muchas ideas. En este caso, quisimos hacer un álbum con las ideas más claras y, a partir de ahí, explorarlas. Se trata de sentimientos básicos que no hace falta explicar. Al final, es un disco que viene de donde venimos todos, con todo el rollo de la pandemia. Cuando comenzamos a hacer las canciones, queríamos hacer algo más concreto. Nuestro anterior disco o ‘Salve discordia’ (16) están más relacionados. Y este es como reiniciar, como enfocado en la temporada de paranoia de la que vinimos. Es opresivo. Tampoco lo pensamos mucho, ni lo quisimos conceptualizar, por el hecho de enfrentarnos a ser una banda que lleva quince años haciendo indie rock, o lo que piense la gente qué es eso ahora, en 2023. Ya pasamos varias veces lo que es nuestra época, varias generaciones. Queríamos enfrentarnos un poco a eso, a qué pasa cuando llevas tantos años haciendo rock. ¿Queda algo? ¿No queda nada?”.

SU ANTERIOR TRABAJO parecía llevar a Triángulo de Amor Bizarro hacia una dimensión más espaciosa, electrónica, incluso industrial o dub. Sin embargo, salvo en algunos momentos, “SED” desecha esta vía y opta por un trabajos más orgánico y crudo, al mismo tiempo. Tal como lo ve Rodrigo: “Nuestro gran salto fue del primer al segundo disco. Después sí que hay una línea con ‘Víctoria mística’ (13). Y esa línea es la de los siguientes discos: nuestra visualización ideal de lo que era Triángulo de Amor Bizarro. Sí que ya hicimos esos tres discos en esa línea, pero ahora las circunstancias son muy determinadas y es algo que queríamos aprovechar. No es un canto al amor de nuestra adolescencia, ni un disco separado de lo que nos rodea.

Por ejemplo, en nuestro anterior álbum comenzamos a experimentar mucho en la parte electrónica. Sí que es verdad que, en un principio, el planteamiento de este disco iba ir más por ahí, en la línea de ‘Fukushima’ y todo eso. De hecho, de ahí salió la primera canción, la más pop del disco. Pero, a partir de ahí, nos topamos con una cuestión. De hecho, esa canción mutó mucho, ya que empezó siendo con un ordenador para secuenciar y esta clase de cacharrismos. Pero, a los meses, vimos que lo del ordenador era un rollo. Un puto coñazo. Sabíamos que, en canciones como la primera, teníamos que traspasar los elementos electrónicos a instrumentos tocados en formato banda. La sonoridad no es la misma. No queríamos hacer música que estuviera totalmente desubicada de lo que hacemos nosotros. No queríamos entrar en el rollo de música de librería”.

LLAMA MUCHO LA ATENCIÓN el choque entra la pulsión techno pop a lo New Order de “Estrella Solitaria” y el sonido casi a lo Black Sabbath de “Cómprate un yate”, el segundo tema del álbum. No en vano, “SED” es un disco de contrastes en el que “el hilo conductor está en las propias letras y en el timbre de las voces”, comenta Rodrigo. “Buscamos una variedad más pronunciada, pero el propio cambio ya se nota desde nuestro propio estudio, Lo grabamos aquí. Hicimos algo que no hacíamos desde ‘Año Santo’ (10), que es no maquetar. Normalmente, entras en un estudio con unas maquetas que tienes que reproducir. Para esta ocasión, decidimos acabar con este proceso, y hacer un montón de canciones. Para ‘SED’, juntamos treinta temas, no todos acabados. Queríamos que hubiera muchas ideas musicales, pero que la idea global de la narración fuera más monolítica. Y de ahí, extrajimos el disco. Es un proceso diferente porque en los otros discos vas pensando en las canciones conforme a las que ya tienes. Normalmente, estamos parados seis y ocho meses para componer y luego vamos de gira. Pero con la pandemia se juntó todo. Y eso nos permitió mantener fresco el mate- rial que estábamos componiendo. Muchas veces pasa que cuando vas a un estudio y tienes unos días para grabar, no te andas con ostias. Y en este, al tener mucho más tiempo para poder grabar, pudimos hacerlo con las canciones mucho más crudas. Pudimos ver hasta dónde te puede llevar cada canción. Te cargas el proceso de repetir y recordar. Y entonces empiezan a salir cosas. Por ejemplo, hay un par de canciones del disco que se completaron a la vez que se grababan. Eso para mí es un lujo porque creo que es la forma ideal de hacer los discos. La distribución del trabajo está en otra parte”. A lo cual, Rafael apuntilla que “la creatividad en la grabación, lo que nos permitió buscar cosas nuevas. No tanto en la fase previa. Aquí podías llegar, probar tus cosas, tener tu tiempo para desarrollarlo un poco más. Se trata de algo que igual no puedes hacer en un estudio en el que estás mirando la hora continuamente”.

“SED” ES OTRO PICO MUY ALTO en la trayectoria de Triángulo de Amor Bizarro, uno por el cual surgen preguntas como si después de haber publicado otro trabajo tan ambicioso como este, ¿el artista es consciente del valor de lo que ha hecho.

ROCK / DESPUES DE CINCO ÁLBUMES a sus espaldas, reflejo de una trayectoria impecable, es ahora cuando los de Boiro han superado todas las expectativas habidas y por haber. Y mira que “Triángulo de Amor Bizarro” (20) fue un disco de dimensiones altamente intimidantes. No obstante, esta vibrante distopía indie va incluso más allá. Gonzalo supura rabia a base de cuchilladas estruendosas como en la sabbathiana “Cómprate un yate”, mientras Isa cada día canta con mayor convicción del grado épico que es capaz de alcanzar con su dicción vocal. Prueba de ello es el tramo, insuperable, conformado por “La espectadora”, “Canción de muerte del pez dorado” y “La carretera”, con la rabiosa “Estrella antivida” entre medias. Dicha terna de canciones conforma el opus emocional de un trabajo en el que la brutalidad de contrastes son los eslabones que constituyen una experiencia musical donde noise, heavy metal, indie-rock, pálpito industrial, épica pop y techno ochentas se cruzan en un camino de caminos, del cual el cuarteto gallego sale reforzado en su condición de grupo más relevante del indie patrio a lo largo de este siglo. m g texto Carlos Pérez de Ziriza fotos Reuben Bastienne-Lewis

“Nosotros estamos aquí, en Boiro”, comenta Rodrigo. “El disco ya está desde febrero, pero con todo esto de las esperas por el vinilo, etcétera. No es que haya escuchado el disco mucha gente, así que no tenemos ni idea de la percepción que está teniendo la gente. Al final, se trata de un trabajo enorme. Somos una banda que tiende a hacer todo de forma más artesana, a controlar todo más desde dentro. Además, Carlos Cuevas grabó el disco en nuestra propia casa. Para nosotros es como un sueño cumplido. Todo el proceso lo hacemos aquí. Montamos el estudio con la ayuda de Carlos, con sus especificaciones. Para nosotros hacer un disco es como si no hubiésemos hecho otros antes. Obviamente, aplicas todo lo que vas aprendiendo. Le tengo cariño a todos nuestros discos. A ver, escucho mi voz de hace veinte años, y…. [risas]. Pero en todos los discos siempre fue a lo loco, nunca fue de poner el autobús debajo de la portería. Todas las decisiones fueron acordes a lo que creemos que pide la canción y llegar a lo máximo. Y con este, igual”. m.g.

E ATIENDEN a la hora de la siesta, con suma cortesía pero con cierta modorra (sobre todo Damon), y eso que su concierto está previsto para las dos de la mañana. Entonces ya será otra historia: un jubiloso reguero de hits. Como para dormirse.

¿Habíais tocado alguna vez a las dos de la mañana?

(Damon) Creo que una vez tocamos en Atenas a las cuatro de la mañana.

(Graham) ¿De verdad?

(Damon)¿No te acuerdas? Hace mucho, mucho tiempo. Hacía muchísimo calor. Tuvimos que aguantar hasta esa hora. A las dos ya es un poco ridículo, pero a las cuatro…

(Graham) No sé qué se hace en estos casos: ¿duermes un poco antes o aguantas despierto hasta entonces?

Bueno, yo creo que es mejor aguantar sin dormir hasta el concierto.

(Graham) No dormir nada, ¿no? [risas].

(Damon) Bueno, igual una pequeña siesta a última hora de la tarde viene bien. ¿Qué haría un auténtico catalán en esta situación?

Yo creo que no dormir nada.

(Damon) ¿Y qué hacer en todo ese tiempo?

Bueno, ver conciertos, por ejemplo. Al menos en mi caso. Por cierto, que en vuestros últimos conciertos solo tocáis un par de canciones del disco nuevo, “The Narcissist” y “St. Charles Square”. ¿Es porque pensáis que no es fácil combinarlos con vuestros clásicos? ¿O porque pensáis que, al no haber salido el álbum aún, el público no va a estar familiarizado?

(Damon) Créeme, estaría más que contento

Mde tocar el disco nuevo. Pero tenemos mucho material. Es todo un mundo, en cierto sentido. Y el mundo ha cambiado tanto… Las canciones de “Modern Life Is Rubbish” (93), o “Leisure” (91) o “Parklife” (94), incluso las de “The Great Escape” (95), en realidad todos nuestros álbumes, son de la era pre-Internet, diría que casi hasta “13” (99). Es extraordinario, si lo piensas. Un cuerpo creativo entero que tenemos, y aún somos los mismos que entonces. Hay unos Blur antes de Internet y después de Internet. Y luego ya vendrá la Inteligencia Artificial.

(Graham) Creo que es bonito ofrecer pequeñas cantidades para dejar un buen sabor de boca, pero está bien tocar clásicos en un festival, forma parte del juego, y nos prestamos a ello.

(Damon) Yo quiero que la gente se entretenga.

(Graham) Nos gusta ver rostros sonrientes. No confundidos.

(Damon) Estamos tocando bastantes canciones de “Modern Life Is Rubbish”. Es un periodo que estamos recuperando, y nos parece de lo más natural en este momento, porque salió justo antes de que la fama nos transformara. Para nosotros es un lugar interesante en el que volver a estar. Nunca habíamos estado tan relajados sobre el escenario.

(Graham) “Modern Life Is Rubbish” llegó justo antes de que tuviéramos nuestro público.

(Damon) Sí, hay algo ahí.

(Graham) No teníamos ninguna presión en el estudio.

Recuerdo veros por primera vez en Madrid en 1994, en Pachá, una sala para mil personas. Ahora tocáis dos veces seguidas en Wembley. Mirando atrás a aquellos días, ¿no os genera algo de vértigo?

(Damon) ¡No!

(Graham) Para un tipo cincuenta y cuatro años es jodidamente bueno poder hacer dos Wembleys seguidos.

(Damon) Y para uno de cincuenta y cinco [risas].

(Graham) Cuando tenía veinticinco, era imposible para mí mirar hacia adelante y pensar en cómo serían Blur cuando tuviera cincuenta y cuatro. Hubiera flipado.

(Damon) Hubiera sido horroroso pensarlo.

(Graham) Pero, al mismo tiempo, los conciertos que estamos haciendo ahora hubieran supuesto un pensamiento confuso para mi yo de veinticinco años. ¿Dónde estamos? ¿Tenemos la misma pinta que Simple Minds? ¿Tenemos el pelo enmarañado? ¿Qué aspecto tenemos?

(Damon) ¿Estamos todavía aquí?

(Graham) Creo que somos muy parecidos a lo que hemos sido siempre.

Tengo la sensación de que “The Ballad Of Darren” es muy distinto a “The Magic Whip”. ¿Sentís la necesidad de hacer siempre un disco muy distinto al anterior? Creo que el único que no respondió a eso fue “The Great Escape”.

(Damon) Porque lo hicimos mientras estábamos aún promocionando “Parklife”, en realidad. Y fue como una versión más paranoide.

(Graham) Sí, veníamos de ahí.

(Damon) Es un gran error grabar un álbum mientras estás experimentando niveles insanos de fama y notoriedad. No es bueno. No te induce a… Y creo que hicimos