vinilos /46/ Enero 2011 · MondoSonoro
las excentricidades de astrud STEREOLAB
“Not Music”
Drag City/Popstock!
POP
Astrud & Col.lectiu Brossa Foto Alicia Aguilera
ASTRUD & COL·LECTIU BROSSA “Lo nuevo” Elefant
POP
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A Manolo y Genís sólo podemos achacarles que su productividad haya mermado desde que lanzaran “Tú no existes”, un álbum ninguneado por buena parte del público sin que uno pueda entender el motivo. Pero mientras controlamos nuestra impaciencia por oír un nuevo disco de estudio al uso llegó el momento de testimoniar su último proyecto: aquel que desde hace un año les alineó junto al Col·lectiu Brossa para repasar buena parte de su repertorio en clave de orquesta de cámara.
PULLED APART BY HORSES “Pulled Apart By Horses” Transgressive/Nuevos Medios
ROCK
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Tras lo apuntado en su primer EP de presentación, ciertamente sí hay que reconocer que hay algo de atractivo en lo que ofrecen Pulled Apart By Horses. Aunque ya lo hayamos visto con los buenos tiempos de Every Time I Die. Aunque todo tenga ese olor a producto que destila eso de seguir sacando dos singles de un disco en unos meses, tanta estética determinada e incluso los consabidos títulos con ánimo epatante. Como decimos, los ingleses se dejan oír en disco (y según cuentan también en directo) y dan buenos ratos al rockero de pro con ese marcial “High Five, Swan Dive, Nose Dive”, la punkie “I’ve Got Guestlist To Rory O’Hara’s Suicide”, la algo más facilona “Yeah Buddy” o la más monolítica “Den Horn”. Festivales importantes como los de Glastonbury o Leeds (su ciudad de origen) ya les han contemplado de cerca, la prensa de su país ya les ha alabado convenientemente, citando de paso a Gallows, y nosotros, algo más prudentes, seguimos emplazando a estos cuatro aguerridos jóvenes a que sigan demostrando más en futuros pasos, aunque el punto de partida es bueno. Ignacio Pato L.
Esta primera referencia en el sello Elefant no debe interpretarse como un recopilatorio (y más si tenemos en cuenta que ninguna pieza de “Performance”, de forma no-premeditada, ha sido incluida), sino más bien como un paréntesis que, asimismo, aprovecha la ocasión para reivindicar algunos de sus himnos y parte de su anterior disco como ocurre en “Noam Chomsky”, “Minusvalía” (con magnífica reinterpretación para la ocasión) o “El vertedero de Sao Paulo”. Si con ello consiguen revalorizar estos temas tres años más tarde el dúo puede darse por satisfecho. Sin caer en la grandilocuencia que a primeras este formato podría llegar a invitar, todo está conscientemente medido y defendido por Manolo acaparando los focos. Sergio del Amo
SCHWARZ
PAU VALLVÉ
“Espíritus del desierto, yo os invoco”
“2010”
Autoeditado
Amniòtic
ROCK
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Estás ante uno de los grupos más interesantes del panorama español, aunque demasiados de tus amigos lo ignoran, y el hecho de bregar tantos años con las dificultades que se les ponen a otros que no les llegan a la suela de los zapatos, ha hecho que hayamos estado a punto de quedarnos sin Schwarz. Sin embargo se han quedado, y este parece su mejor momento para comunicarse en castellano. Como dice Alfonso Schwarz: “ahora mismo no puedes no posicionarte ante lo que ocurre en el mundo”. El disco del desierto de Schwarz es el disco de la autogestión, el disco en el que miran hacia dentro, en el que reivindican la tierra que les rodea entre Murcia y Almería, en el que se plantean si no estarán llegando demasiado lejos empeñándose en seguir haciendo su drone-kraut-rockpsicodelia, y en el que se cagan en la madre de este capitalismo que hará que los que nos reinventemos seamos los demás para salir de su crisis; y encima encajan los versos en castellano como si lo llevaran haciendo toda la vida. Uno de los grupos más interesantes del panorama español. Otra vez. Disponible en vinilo o en descarga gratuita (//schwarz. bandcamp.com/). Jorge Obón
POP
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Despojado de álter egos y el tono humorístico –que siempre implican un distanciamiento- Pau Vallvé se ha decidido a hacer un disco sincero, desde las entrañas. “2010” es un trabajo introspectivo que a la vez mira al mundo y que, como bien refleja su portada, es luminoso y sombrío, frío y cálido, tiene amor y muerte, ritmos tribales y los lamentos más desgarradores. 2010 ha sido un año de cambios para Vallvé, y eso se refleja en el tono de las canciones, que aunque mantienen cierta cohesión son distintas como los son las estaciones del año. “Protagonistes” abre el disco desde la distancia, con una voz que surge desde el horizonte y que a medida que se acerca se va haciendo más fuerte. Luego la falsa calma de “Encara no”. Y luego otra vez quietud, la nana para irse a la cama (“Tothom dorm”), con un Vallvé observando cual Batman la ciudad dormida. Una ciudad que luego despierta en “Vacances” con un ritmo imparable, coros y aires de verano. Aires que se vuelven otoñales en “Amics dels cirerers” e invernales con “L’àvia ha fet nevar”, “Molt bé” o “R.I.P.”, tema con el que Vallvé mata definitivamente a Estanislau Verdet y cierra un gran disco. Marc Luelmo
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Son ya dos años los que han pasado desde que terminaran de gestarse estas canciones. Y aunque en la mayoría de los casos no sea un buen remedio, dos años en la nevera no es nada para un disco, si lo firma Stereolab tras anunciar su parón indefinido. El retraso tiene un porqué: en 2008 ya sacaban “Chemical Chords”, su estreno con el sello 4AD, y estos trece temas no cuadraban con los ritmos electropop afrancesados, esos tan trabajados y requetepensados que con el paso de los años han ido adquiriendo Tim, Laetitia y compañía. Digamos que estas piezas se quedaron en el arcón por su vertiente experimental, por frescas y juguetonas. Y así se han conservado. Siguiendo los derroteros hipnóticos de anteriores décadas, y agarrándose siempre al kraut rock, pero abriéndose a arreglos “marca de la casa”, como los que suman los teclados que se aprecian en “Equivalences”, no hay una línea regular que defina estos trece cortes, porque no hay intención de álbum, quizá. O porque las sesiones empleadas para grabarlos fueron caprichosas recompensas. Luis Argeo
STEVE WYNN & THE MIRACLE 3 “Northern Aggression” Blue Rose/Houston Party
ROCK
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Reacio a volver sobre sus pasos en menos tiempo del meramente necesario, Steve Wynn ha vuelto a ejecutar uno de esos escorzos a los que ya nos tiene acostumbrados. Tras el poso orquestal, sombrío y centroeuropeo que supuso aquel “Crossin Dragon Bridge” (08), grabado en Eslovenia junto a músicos del terruño, vuelve ahora a retomar la conexión eléctrica que tan buenos calambres ha proporcionado siempre junto a Linda Pitmon, Dave DeCastro y Jason Victor, para reencontrarse allí donde la dejaron, tras el fulgurante “…Tick…Tick… Tick” (06). Ya no se trata simplemente de aumentar considerablemente el voltaje de una formación que, por si alguien aún no se había enterado, traduce como pocas toda esa tensión al directo (y a su reciente gira hispana nos remitimos), sino también de mirar hacia atrás sin ira para volver a hurgar en esos vapores psicodélicos que tanto remiten a la época de The Dream Syndicate, a su herencia de la escena Paisley Underground y a toda aquella serie de álbumes que seguramente le importen un carajo a las generaciones más jóvenes. Carlos Pérez de Ziriza
THE TALLEST MAN ON EARTH
“Sometimes The Blues Is Just A Passing Bird” Dead Oceans/Popstock!
AMERICANA
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La propuesta del sueco Kristian Matsson, nombre propio detrás de The Tallest Man On Earth, no se ajusta del todo a ninguna moda, ni a la de la americana ni a la del cantautor sensible con base en Portland. Con dos álbumes en el mercado y, con este, el mismo número de epés, Matsson se desprende de las
obvias -pero no por ello menos pertinentescomparaciones con el primer Dylan a base de rigor compositivo y austeridad instrumental. Todo lo fía a su poco acomodaticia voz y su habilidad con la guitarra, más centrado en su arte que en eludir o replicar el estilo de nadie. Así lo corrobora en su última obra, una colección de cinco canciones que surge tras varios meses de gira por Estados Unidos. El Ep incluye su primer tema con guitarra eléctrica, “The Dreamer”, aunque tocada de forma discreta y, especialmente, dos grandes canciones: “Little River”, que abre el disco, y la preciosa “Thrown Right At Me”, que lo cierra. “Sometimes The Blues…” corrobora la solidez de un cantautor que gratifica la escucha atenta y, pese a sus referentes, logra sonar no como un imitador sino como un artista atemporal. Jaime Menchén
TAME IMPALA
“Innerspeaker” Modular
ROCK
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¿Hay ironía en la propuesta retro de los australianos Tame Impala, o es lo suyo respeto reverencial? Diríase que ni lo uno ni lo otro. Ni tan irreverentes como para utilizar la vieja psicodelia como excusa para la pista de baile ni tan miméticos como para no pervertir un poco sus esquemas. Porque, pese a que los delirios lisérgicos de “It Isn’t Meant To Be” o “Why Won’t You Make Up Your Mind?”, hay un cierto afán reformulador en esos riffs de macho rock de la escuela Detroit, pasados por un filtro acuoso, que robustecen temas como “Desire Be Desire Go” o “Lucidity”. O en los guiños a la fase balbuceante del prog rock, esbozados en “Jeremy’s Storm”. Puede que también vayan por ahí los tiros de la nueva psicodelia, ya que es Dave Fridmann quien se encarga de mezclar (no discutiremos a estas alturas el rol actualizador que encarnó hace una década con Mercury Rev o Flaming Lips) un álbum de exquisita factura, más consistente que el pastiche largo de Malachai (su referente más cercano en el tiempo) pero, al mismo tiempo, lastrado por su carencia de pildorazos de efecto rápido (si acaso “Alter Ego”) y cierta falta de ventilación sonora. Carlos Pérez de Ziriza
TOKYO POLICE CLUB “Champ”
Memphis Industries/Nuevos Medios
POP
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De aquel escurridizo “A Lesson In Crime” en forma de EP con el que se presentaron los canadienses cargados de mala leche y abrasividad en piezas que a duras penas superaban los dos minutos de duración poco queda. Cuando debutaron con el largo “Elephant Shell” se desinflaron con la miel del éxito (siempre relativo) en los labios. Y con “Champ”, el álbum que ahora nos ocupa, muy a su pesar corren la misma suerte. Bien es cierto que con temas como “Favourite Colour” (podría ser un regalo envenenado de Los Campesinos!) o “Breakneck Speed” elevan el vuelo del disco, pero si tuviéramos que enumerar el número de bandas que comparten el mismo genoma que ellos no acabaríamos nunca. He aquí el problema: más allá de la corrección no consiguen destacarse de sus competidores a pesar de que los textos de David Monks en esta ocasión están más inspirados. Como elemento novedoso a tener en cuenta habría que señalar el uso de sintetizadores enaltecedores en “Bambi” (¿alguien dijo New Young Pony Club?), “Not Sick” o “Frankestein”. Pero tristemente, más allá de esto, Tokyo Police Club están condenados a sobrevivir en la letra pequeña de los festivales veraniegos. Sergio del Amo