vinilos /44/ Abril 2011 · MondoSonoro
BEADY EYE, VIDA TRAS OASIS CATHY CLARET “1987-1991” Chesapik
POP
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Por fin se recuperan las primeras grabaciones de Cathy Claret. Este disco recoge casi entero su primer trabajo homónimo editado en 1990, e incluye un par de canciones de su segundo “Soleil y Locura”, la mítica “Bolloré” y “Pomme de Pin” (compuesta por ella y Kiko Veneno). Lo trascendental fue que consiguió que Raimundo Amador (inmerso en aquel entonces en Pata Negra) le coprodujera los dos discos y pusiera sus guitarras. Además sus hermanos Rafael y Diego metieron percusiones y piano en alguna canción e incluso Pascal Comelade tocó teclados. El encanto de sus composiciones se descubre en su voz, frágil y sedosa, y por esa mezcla de bossa, pop y los ritmos flamencos marca de los Amador. En aquellos tiempos era valiente cantar en francés, castellano o caló y Cathy lo hizo de forma natural y creando estilo. Además de está reedición se anuncia la salida de una serie de singles en vinilo de 7” producidos o remezclado por u Cineplexx, The Pinker Tones, La Casa Azul o Benjamin Biolay. Miguel Amorós
Beady Eye Foto Steve Gullick
BEADY EYE
“Different Gear, Still Speeding” Beady Eye Records/PIAS
ROCK
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Primera referencia discográfica de la era post-Oasis, en la que Liam Gallagher se acompaña del más reciente equipo titular de la extinta banda compartiendo tareas compositivas junto a Andy Bell y Gem Archer. Las referencias permanecen ancladas en predecibles mitos británicos como The Beatles, The Kinks o Faces, pero alcanzando indiscutible ventaja la influencia de The Rolling Stones.
“Different Gear, Still Speeding” es un álbum contagiado de afanoso rock’n’roll y relajado con puntuales medios tiempos tan remitentes a Lennon como el mismo John. La verticalidad de las canciones funciona en el logro de resultados convincentes, apoyados en la agresiva interpretación del otrora mejor vocalista de su generación, motivado de nuevo para destilar carismática arrogancia a cada tonada. A pesar de alguna inclusión menor, la funcionalidad de la presente obra prueba la emancipación categórica del pequeño de los Gallagher respecto al genio creativo de su hermano Noel. El camino se bifurca y Oasis son definitivamente historia. Raúl Julián
BIBIO
BARDO POND
Buffalo Tom
Warp/Pias
Fire Records
Ada Global
“Bardo Pond”
“Mind Bokeh” ELECTRÓNICA
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Cierto. Por mucho que identifiquemos a Stephen Wilkinson con el sonido patentado por Boards Of Canada, la verdad es que todos sus discos esbozaban tímidos intentos por ir más allá de ese pop de alma b-boy y formas pastorales -¿hipnagógico? saquemos a pasear la etiqueta de moda-. Pero es que lo de “Mind Bokeh” se ha convertido en otra cosa, una verbena en toda regla... Aun sin estar del todo seguro que su nuevo “yo” me resulte tanto o más atractivo que aquellos melancólicos (a la vez que bailables) pasajes de su pasado inmediato, lo que parece indudable es que las múltiples caras del nuevo Bibio le catapultan y colocan en un nuevo estadio que debería hacerle mucho más accesible y popular. Hace un par de años parecía imposible que firmara un tema como “Take Off Your Shift”, que podría pasar por una toma perdida del “Wolfgang Amadeus” de Phoenix. O que jugueteara abiertamente con la blaxplotation y el mejor Stevie Wonder en temas en los que se convierte en intérprete de su propia música. Todo ello sin perjuicio de que sus fans de siempre encontremos nuestra preceptiva ración de IDM. Un esfuerzo muy a tener en cuenta. Luis J. Menéndez
ROCK
“Skins” 114
Lo suyo son esos largos desarrollos in crescendo de combustión lenta e intensa, recargados y pesados. Esa es la razón de existir de Bardo Pond y ese es su rock; siempre basculando entre el stoner, el space y psych rock y el folk ennegrecido y turbio. Aunque, en su contraataque, suenan más ásperos e incómodos y también más dispersos que nunca. Su octavo trabajo les muestra enrarecidos y les sitúa algo en la deriva. Canciones que podrían llegar a mejor puerto pierden el rumbo porque se empeñan en abstraerse más de lo habitual, en no ser concisos y caen, por momentos, en una monotonía que provoca pesantez. Y así, más que abocados a un abismo al que siempre te llevan sus estructuras sin partitura, sus nuevos movimientos caen en un abismo sin fin. Las que se llevan la palma son “Undone”, ejercicio de extensión por repetición, o la somnolienta –ya lo dice el título- “Sleeping”. Cuando concretan, la jugada les sale más airosa como es el caso de “Don’t Know About You”, la más concisa y mejor. Veinte años en la brecha, su vuelta no da lo mejor de sí, aunque ya se sabía que su fuerte está en el directo. Celestí Oliver
Rock
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Aunque los largos silencios sean habituales en Bill Janovitz y compañía, aún sorprende cada nuevo anuncio acerca de la publicación de un álbum de Buffalo Tom. “Skins” llega casi cuatro años después de su antecesor, y al igual que ocurriese la pasada temporada con otros intocables del indie americano de los noventa como Superchunk, la formación protagoniza un respetable retorno. Un álbum desarrollado sin complicaciones entre caminos conocidos y de sobra transitados, para elaborar una contundente mezcla en la que aunar habituales y características guitarras, power pop y sonidos tradicionales americanos. La intensidad de las notables sensaciones dejadas por la escucha resulta alterada puntualmente por la excesiva duración de un total de trece pistas, incluyendo alguna caricatura referente a la época dorada del trío. El octavo disco de estudio de los bostonianos resulta en cualquier caso sobradamente resolutivo y mantiene intacto su estatus como banda de culto, celebrando un regreso que cuenta con generoso número de temas incontestables como “Here I Come”, “Arise Watch”, “She’s Not Your Thing” o “Guilty Girls”. Raúl Julián
Cocoon
“Where The Oceans End” Sober&Gentle/Popstock!
Pop
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Segundo disco firmado por el dúo francés compuesto por Mark Daumail y Morgane Imbeaud bajo el cinematográfico nombre de Cocoon. La formación resulta inevitablemente emparentada a otros artistas como The Swell Season, The Dutchess And The Duke o Ron Sexsmith, firmando un total de doce nuevas canciones de pop delicado e inclusiones folk con las que alumbrar ambientes hasta tornarlos inmaculados. Las voces compartidas por la pareja en simultánea complicidad resultan el argumento principal, junto al melódico diseño de la composición y el remate elegante de una instrumentación que frecuentemente sobrepasa el minimalismo ocupando herramientas como violines, xilófono o pandereta. “Where The Oceans End” es un álbum de ágil trascurrir y sencilla asimilación, que precisamente encuentra como lastre la pincelada edulcorada, indultada gracias a contagiosa melancolía resultada de la placidez latente en temas como “Mother”, “Cathedral”, el pegadizo sencillo “Comets”, “Oh My God”, “Dee Doo” o “Sushi”. Raúl Julián
Cold War Kids “Mine Is Yours” Downtown / COOP
Rock
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El cuarteto californiano es una de esas formaciones que poco a poco, sin mucho ruido pero de forma inapelable, se va apoderando de los que se acercan a ella, canción a canción, disco a disco, atrapándote en su tejido de pop guitarrero, de melodías poco accesibles en su primera escucha pero que acaban seduciendo, dejando una sensación de rendición parecida a la de los últimos trabajos de unos The Black Keys. “Mine Is Yours” es su tercer larga duración, con poco más que su-
tiles diferencias respecto a lo que ya nos deparaban “Robbers & Cowards” y “Loyalty to Loyalty”: el particular timbre de Nathan Willett, las raíces del sonido de la banda en el soul y la canción tradicional norteamericana y una trabajada elaboración casera de perlas pop-rock a la vieja usanza y que aquí responden a títulos como “Louder Than Ever”, “Bulldozer” o el tema que da nombre al trabajo. Los de Fullerton podrían pasar por una reencarnación de los viejos Kings of Leon, antes de “Because of the Times”. Incluso podrían militar en la misma liga que My Morning Jacket o Band of Horses, de no ser por una inquietud compositiva que les aleja del rock y les lleva por vericuetos de mayor variación estilística, acercándoles al universo más “indie” de grupos como Modest Mouse o Spoon. Robert Aniento
CORA NOVOA
“The Secret Garden Remixes” Natura Sonoris
Electrónica
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No caeré en la tentación de decir que si Cora Novoa hubiera nacido directamente en una barriada berlinesa a lo mejor no hubiera tenido que emigrar a dicha ciudad para poder triunfar aquí. Tampoco daré la brasa con eso de que ya era hora de que en el panorama de la mejor electrónica ibérica apareciera un talento femenino que diera sopas con honda a tanto hombretón de pelo en pecho, nuca rapada y demasiado Detroit adulterado en las venas. Jamás diré públicamente que aunque esta colección de remixes es una preciosidad –de eso no cabe duda- echo en falta en su elenco de invitados la mano mágica de dos de los amigos de la gallega y mejores remixeros de aquí y de allá, léase Henry Saiz y John Talabot. El caso es que esta continuación natural de aquel ensoñador y emotivo jardín secreto electrónico lo eleva, si cabe más, a lugares de autentica excepción sonora. Las revisiones de los madrileños Miguel Mendoza –ídolo y maestro personal de Cora- y Pional –su emergente talento es imparable- son pura cumbre y sirven para dejar claro que no toda la mejor música parida con máquinas se tiene que pergeñar forzosamente en sofisticados estudios alemanes, ¿verdad que no, Cora? Fernando Fuentes
CYCLE
“Stripped” PIAS
POP-ROCK
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Hay pocas cosas tan excitantes como coger una colección de temas electrónicos y desnudarlos de todo aparataje y aderezo sintético para ver que esconden tras toda esa parafernalia efectista, y muchas veces tramposa. En este “Stripped” -gran título, válgame Dios- los madrileños Cycle han cogidos desprevenidos algunos de sus hitazos -caso de “Obsession”, “Sleepwalkers”, “Apple Tree”, etc- y los han dejado acústicamente en pelotas. El caso es que, contra lo que pudiera esperarse, estas bravas canciones -hasta hace poco carne de sudoroso after y recopilata amable del Razzmatazz- sólamente interpretadas con un par de guitarras, un bajo y un tibia batería resultan realmente estupendas. Además, las voces entrecruzadas de La China y el alemán Matthias Freund les dan un punto que para nada podían soñar en su habitual formato electroide. ¿Conclusión? Los mejores temas de Cycle son tan cojonudos que hasta tocados con una zambomba y entonados por Bob Esponja sonarían bien, ¿probamos maestro Kano? Fernando Fuentes