Phantom Magazine #23 Abril 2010

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UNPLUGGED MTV KATY PERRY Capitol, 2009

THE VERY BEST OF ENYA ENYA

Warner, 2009

Antiguamente, las sesiones Unplugged de MTV solían servir para dos cosas: coronar una carrera artística larga y exitosa con una presentación íntima, de colección, en la que los viejos clásicos resplandecían con nuevos arreglos estrictamente acústicos (no en vano el primer registro discográfico de estos especiales televisivos que fue lanzado al mercado estuvo dedicado a Paul McCartney, nada menos); o demostrar que ciertas bandas y artistas —cuyos videos solían aparecer quizá con demasiada frecuencia en el canal— eran, en realidad, mejores músicos de lo que parecían. Algunos se convirtieron en clásicos instantáneos: Nirvana, Eric Clapton, Hole, Charly García. Los demás, casi todos, acabaron merecidamente en el olvido. El año pasado, tras un extenso paréntesis, MTV revitalizó la franquicia Unplugged con actuaciones de grupos y solistas novísimos como Silversun Pickups, Paramore, Adele y Katy Perry, entre otros. El disco de esta última acaba de salir al mercado en formato doble (CD/DVD) y una primera aproximación al mismo nos deja con una tibia certeza: es una buena cantante, que no tendrá una voz prodigiosa pero sí lo suficientemente singular y poderosa como para trascender —ligeramente— la disforzada medianía de casi toda la camada de intérpretes pop que hoy se atropellan en las carteleras de Billboard y afines. Los fanáticos seguramente extrañarán Hot ‘N’ Cold, uno de sus mayores éxitos, pero allí están I kissed a girl, Ur so Gay y Waking up in Vegas para paliar su apetito por el chicle globo. RAÚL CACHAY A.

50 | PHANTOM 23 | THE BEAT BOX

Para los no iniciados puede resultar una novedad saber que Enya, el nombre artístico de la irlandesa Eithne Patricia Ní Bhraonáin, esconde en realidad una sociedad creativa y de negocios que tiene casi 30 años generando hits de lo que alguna vez se denominó como música “de la nueva era”. Y es que la vocalista y multiinstrumentalista es solo la cara visible del proyecto que completan Nicky y Roma Ryan, productor y letrista, respectivamente, y que ya vendió más de 70 millones de discos en todo el mundo, siendo la artista más exitosa a nivel comercial de su país después de U2. Esta edición de CD y DVD es una buena panorámica del mundo de ensueño y fantasía en el que parece habitar la cantante: el disco de audio trae la revisión más extensa, 22 temas desde su archiconocido Orinoco Flow (ese del estribillo que dice sail away, sail away) hasta su reciente participación en el soundtrack de El señor de los anillos, pasando por Only time, una bonita canción lamentablemente utilizada hasta el hartazgo para vestir las terribles imágenes del 11S. El DVD trae los alucinados videoclips de la cantante, que parecen sacados de algún lugar entre Mordor y la tierra del Nuncajamás, y algunos cortos con entrevistas a la diva irlandesa. JORGE OLAZO

SLIPKNOT (10TH ANNIVERSARY EDITION) SLIPKNOT

Roadrunner, 2009

En un terreno intermedio entre el thrash y el metal “alternativo” (vale decir, entre los predios de Anthrax y Linkin Park, por poner un par de ejemplos), Slipknot ha elaborado un carácter a todas luces híbrido. Y como tal, ha corrido un alto riesgo: el de morir en una suerte de tierra de nadie. Algunos denominaron esta corriente como nu metal (término que también sirvió para definir lo hecho por bandas como Limp Bizkit o Staind), hoy en franco declive. Pese a ello, no podemos dejar de escuchar el primer disco de Slipknot (en su versión de aniversario) con cierta simpatía. En principio, porque supone un gesto genuino de atrevimiento. De cruzar fronteras. Voces rudas, atropelladas. Guitarras zumbantes y desprolijas. Ritmos trepidantes, desbocados. Nada de concesiones y el convencimiento de que en esos tiempos (segunda mitad de los años noventa) había que reventarlo todo (incluido el consabido virtuosismo que caracterizaba al metal clásico). Luego todo se iría al cubo de desperdicios. Pero no digan que no hay cierto encanto en escuchar a Slipknot fuera de contexto. La placa epónima presenta en esta remozada edición un DVD con clips, imágenes en vivo, entre otros elementos adicionales. Además, el CD de audio ofrece no pocos bonus tracks. Entre las canciones a tomar en cuenta, figuran (Sic), Wait and bleed y Spit it out. Otra buena nueva es que el álbum trae de regreso el tema Purity, que la banda debió dejar de lado por un asunto de derechos de autor. RAFAEL VALDIZÁN

GLEE: THE MUSIC, VOL. 1 ELENCO DE GLEE Columbia, 2009

Tan maquilladas como los rostros de sus intérpretes en plena filmación, las 16 versiones de clásicos del cancionero pop que integran Glee: The music, Vol. 1, corresponden en su incandescencia a la puesta en escena de la serie. Como en la realidad, el maquillaje les queda mejor a unos que a otros. Sobre todo cuando la interpretación se acerca más al hip hop y al soul (como en Bust a move, el hit de Young MC, o Bust your Windows, de la protegida de Missy Elliot, Jazmine Sullivan) que a la balada ochentera a lo Can’t fight this feeling, el himno sensiblón de Reo Speedwagon. En todo caso, el conjunto se disfruta mejor si uno conoce la serie y está familiarizado con la historia y con su estética. Ninguna de las rendiciones están para ponerla en un marco, pero destaca largamente Somebody to love, quizá por la teatralidad intrínseca en la composición de Freddie Mercury. También se salvan las versiones de Avril Lavigne (Keep holding on, que propablemente suena mejor que la original), Take a bow de Rihanna y, para nuestra sorpresa Alone, el clásico de Heart que es interpretado con inusitado carácter por los personajes Will (Mathew Morrison) y April (Kristen Chenoweth). Pero eso no es todo para los seguidores de Glee: en diciembre salió al mercado el volumen 2 del soundtrack, y se anuncia para abril un disco entero dedicado a las canciones de la reina del pop, Madonna. JORGE OLAZO


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