Valencia Misionera Abril- Junio 2020

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VALENCIA

MISIONERA

Número 146 Abril 2020


Coeditores: Arzobispado de Valencia Director: Arturo Javier García Colaboran en este número: Agencia Fides Entregados - La 8 OMPRESS Juan Sanchís Juan López Jose Miralles Carlos Molina Sergio Cánovas Nohales Imprime: Imprenta Nácher s.l. @valenciamision Delegación de Misiones Valencia misionesvalencia.blogspot.com.es misionesvalencia

VALENCIA

Edita: Secretariado Diocesano de Misiones. misiones-valencia@omp.es C/ Avellanas 22-4 46003 Valencia 96 392 24 12 - 644 757 662 Dep. Legal: V-229-1984

MISIONERA

Sec retariado Diocesano de Valencia


En esta misión encontrarás... En portada: Collage cartel Campaña Valencia Misionera 2020

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Desde el origen: El delegado diocesano comenta la grave situación que vivimos y nos da herramientas para poder vivirla en clave misionera. Un ratito con... Susa Peris, misionera del Sagrado Corazónde de Jesús, nos escribe sobre la labor misionera que a través de unos campamentos realizan Misionews Nos hacemos eco de las noticias más destacadas de los últimos meses en el amplio campo de las misiones. Fundación Ad Gentes La actual pandemia del coronavirus está afectando a todo el mundo, pero hay algo que nos une y nos falta. ¡Que no falte! Jóvenes & Misión El “benjamín“ de los jóvenes que partieron el pasado verano con la delegación, Jose, nos cuenta su experiencia en República Dominicana. Cartas desde la misión Jesús Cervera, misionero en El Meniaa, Argelia, nos cuenta sus primeras impresiones en el país africano. Desde el Seminario de Valencia… Carlos Molina, nos cuenta qué fue aquello que más le marcó de su experiencia en misión el pasado verano en Santa Clara, Cuba. Para pensar y rezar A veces nos enredamos entre tantas palabras. Miremos al mundo desde la Palabra Algo especial Rafael Albert, fue antiguo colaborador de Valencia Misionera y misio- nero en Copiapó. Este año celebra sus bodas de oro sacerdotales. Francisco Misionero Recogemos las claves del mensaje del Santo Padre por la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. La Voz de la experiencia Reflexiones sobre la Carta del Papa a sus hermanos sacerdotes el 4 de agos- to del 2019 y sus palabras a los consagrados en Chile el 16 de enero del 2018.

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DESDE EL ORIGEN

¡Misión Imposible!

Arturo en la Semana de Espiritualidad Diocesana

Es imposible que una Iglesia confinada sea misionera. Porque no puede ir al mundo entero a anunciar el Evangelio. Otra cosa es que se pueda ser misionero desde casa, como lo fue la patrona de las Misiones Teresa del Niño Jesús, pero lo fue porque con su oración y su sacrificio, su vida santa sostenía a los misioneros que estaban en China o en África.

También se anuncia el Evangelio desde los medios de comunicación, y se puede hacer con una conversación personal por carta, o por Chat. ¿Pero es posible transmitir el Evangelio sin un encuentro personal, directo? Cuando los evangelistas y demás autores sagrados se ponen a escribir todo lo que pasó, es para difundir más rápido el Evangelio. ¿Pero es ya una misión completa? El eunuco de Candace de camino va leyendo al profeta, y podría haber leído un evangelio y conocer a Jesús, pero sin la aparición del diácono Felipe no habría podido bautizarse y ser cristiano.

En definitiva una misión completa que llegue al final, a la meta del anuncio que es incorporar por el Bautismo a la Muerte y Resurrección de Cristo, para recibir la salvación por este encuentro con Cristo por la Iglesia representada en un misionero, al menos, es imposible estando confinados. Misa en Xai-Xai, Mozam Pero este tiempo de Confinamiento no ha de ser in- padre Juan C. Cabrera útil pues se presta a que la misión se prepare más y mejor, a que el Espíritu Santo dé ardor a los corazones y nos aumente los deseos de anunciar a Cristo al mundo entero, siendo conscientes de la urgencia de que nadie viva sin saber que Dios le ama hasta la muerte, y gratis, que el pecador es amado por Dios que tiene fortísimos deseos de salvarlo, pagando por ello, sin medir el precio.

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Para eso podemos rezar, la oración nadie la puede impedir, es más, justo debemos encontrar más tiempo para ella. La presencia continua de Dios, el meditar la Biblia, recibir los sacramentos, en la medida de lo posible en esta situación de Confinamiento, meditar los misterios del Rosario o los pasos del Via Crucis, son el camino para dejarse robar el corazón por nuestro Señor Jesucristo, que lo apasiona y acrecienta el deseo de complacerle anunciando su buena noticia, su Evangelio al mundo. También es un buen momento para estudiar, conocer mejor las Encíclicas misioneras de los Papas, aprender la Sagrada Escritura, para leer vidas de santos misioneros, ver videos de conferencias sobre la Misión, teología misionera…

ozambique, oficiada por el ra

Incluso para programar actividades misioneras que se puedan actuar cuando sea posible. Y también para proveerlas de todo lo necesario, todo lo que en retaguardia podemos reservar para enviar a los misioneros. Sin olvidar que se puede seguir fortaleciendo el espíritu Misionero a través de los medios de comunicación, de las redes sociales, de llamadas telefónicas… El confinamiento y la situación que vivimos hace que todos pensemos y reflexionemos, sin las prisas y la hiperactividad que lo dificulta. Es un momento propicio para que los que han dejado de rezar, de leer la Biblia, recuperen esta relación con Dios cargada de sentido. Las cartas de san Francisco Javier son un impulso desde la Misión para animar a nuevos misioneros que fuesen gente con una voluntad para mucho y no para poco. ¡Qué el Señor nos conceda la gracia de fortalecer las raíces de la Misión para que en su momento, en su primavera salgan con fuerza las ramas, florezca abundantemente y dé frutos de conversión!

Arturo Javier García Delegado diocesano Joven orando en casa

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Un ratito con...

Misión popular joven

La religiosa del Sagrado Corazón de Jesús nos escribe desde Sancti Spiritus, en Cuba, quien colaboró en la última Jornada de Valencia Misionera, contándonos su testimonio en misión, nos escribe ahora para contarnos como ha seguido la labor de su comunidad para con niños y jóvenes de su diócesis de Santa Clara. En los últimos campamentos, pudieron participar 480 niños. Para ellos es una felicidad esa semana. En muchos de los pueblos de campo a los que acudimos no tienen otras actividades en todo el año. Algunos pueblos están muy Jóvenes participantes alejados de la ciudad y los caminos de acceso están en muy malas condiciones. Los medios de transporte funcionan muy mal. Llevamos años haciendo estos campamentos, pero los monitores cubanos fueron casándose y formando familia, con lo que poco a poco ha venido un cambio de generación. Este año nos encontramos con muchos jóvenes, bastantes de ellos aún adolescentes, por lo que se decidió dar una formación previa. Pasados los campamentos vimos la necesidad y la oportunidad de seguir formando y haciendo grupo con ese grupo monitores - animadores de los campamentos. Ya hemos realizado cinco encuentros incluyendo una convivencia de fin de semana. Están muy contentos. Este verano volveremos a ofertar los campamentos, que así llamamos. No son como los que conocemos en España: Durante una semana, cada mañana sale de nuestra casa en Sancti Spiritus, un grupo de monitores en un carro hacia el lugar del campamento sea en un pueblo o lugar del campo, o en la parroquia… A alguno de estos lugares se tarda

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La alegría del pueblo nipón con

dos horas por las condiciones de los caminos y lo alejados que están. Toda la mañana se hace actividades de diversos tipos. A mitad de la mañana se les da una merienda y al acabar la mañana un bocadillo o una pizza con un jugo o refresco. Después de esto los monitores se juntan para comer, unas veces en casa de una señora del pueblo, otras en un paladar. Ya de vuelta a casa se duchan, descansan. Luego preparan el día siguiente y por la noche nos juntamos, con los que pueden venir, a recoger el día en una oración que preparan ellos mismos por grupos.

En los campamentos lo más caro y la mayoría del gasto se va en el transporte para movilizarnos diariamente a los campos, que están muy lejos y con muy mala comunicación. Luego en las meriendas y el mini almuerzo que se les da cada mañana. El material no es lo más costoso. Y gracias a las ayudas recibidas, entre otras la vuestra se ha atendido a muchos niños/as que fueron felices. Luego a lo largo del año se sigue yendo al campo a ofrecer catequesis y juegos. No acuden tantos como a los campamentos que están abiertos a cualquier niño que quiera venir profese o no alguna religión. Con los jóvenes Animadores del Sagrado Corazón, lo más caro son las comidas y cuando hicimos la salida del fin de semana. Vuestra ayuda hace posible que nos atrevamos a seguir con este Proyecto. Ya sabéis que aquí los euros cunden mucho. Reitero las gracias a la delegación de Misiones de Valencia que ha ayudado para que esto se haga posible.

Susa Peris

Misionera del Sdo. Corazón de Jesús

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MISIONEWS

Valencia vive momentos para orar El Cardenal Arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, se ha dirigido a la comunidad diocesana de Valencia, ya que “vivimos momentos para orar. Es la hora de la fe y de la confianza, no del miedo ni del pánico ante la epidemia del “Coronavirus”. Caminamos, como los discípulos de Emaús, desconcertados, como echándose las sombras de la noche encima. Urge en esta situación caer en la cuenta de Quién nos acompaña, el Señor, y abrirnos a la esperanza por esta compañía. En estos momentos cruciales que vivimos (...) sentimos la gran necesidad de acudir a la oración, (...) porque hecha desde la fe es el mayor de los realismos y del compromiso con nuestro pueblo. (...) Pidamos para que desaparezca del mundo entero esta epidemia. [Mensaje completa en la web de la archidiocesis]

El testimonio de dos misioneras

La misionera Gema García en Lomé

El programa de La 8 Mediterraneo, Entregados, recogía en su programa del 21 de marzo, el testimonio de dos misioneras de la comunidad Servidores del Evangelio en su convivencia con la enfermedad del CoVid-19. Por un lado, Gema García, desde Lomé, Togo, hablaba del riesgo de que se extienda el virus en uno de los continentes que más preocupan por su situación sociosanitaria, y concretamente en Togo, que ya cuenta con varios casos y ha hecho extenderse una situación de miedo a incertidumbre entre las personas, pues no hay medios en los hospitales para frenar el virus. El gobierno tomó diversas medidas que confían en que puedan surtir efecto y frenen el avance. Por ejemplo, no se pueden realizar encuentros de más de 100 personas, con lo que las celebraciones religiosas, aquí masivas, no pueden realizarse. Con ello, la actividad misionera se ha visto afectada en toda su actividad pastoral. Pero lo consideramos necesario pues lo importante es frenar el virus, que aquí podría ser muy catastrófico. Por otro lado, Ester Palma está en Corea del Sur y nos cuenta como llevan cuatro semanas desde que se aplicaron las medidas más restrictivas -sin cuarentena-, pero al activarlas pronto parece que se ha conseguido mantener la cifra de contagio bastante estable. Es una situación de calma y cautela. Pero también esto afectó a su labor misionera -principalmente pastoral con niños-, que como tal tuvieron que cancelar con el inicio de la cuaresma, que ya no puderon celebrar. Ahora la labor, “consideramos que es más de consuelo, una pastoral de estar en contacto con la gente, y de mucha oración. Nuestra vida sigue, nuestro encuentro con Jesús sigue, y es justo la fe la que nos da esperanzas y nos sostiene. Este camino acaba en la Pascua, en esa esperanza, que es cierta, el Amor es cierto aún en los momentos de dudas e incertidumbre. Jesús lleva a sus hombros este sufrimiento de tantas personas, y Él se hace cargo de todas están personas que han perdido la vida y aquellos que siguen dándola.” Y concluye “¡Mucho ánimo, mucha fuerza y adelante!”

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Campaña Valencia Misionera El próximo 10 de mayo nuestra diócesis celebra la campaña misionera propia de nuestra diócesis, en la que nos acordamos, trabajamos y oramos por nuestros misioneros diocesanos. Con ello, se nos pide que desde nuestras parroquias, apoyemos la acción de los misioneros, encargados de transmitir la Buena Nueva de Dios y de velar por la dignidad de nuestros hermanos en todo el mundo. Normalmente esta labor se realiza donde la circunstancias sociales, económicas y sanitarias son más difíciles, haciéndo más vulnerables a las personas que en estos lugares habitan. Nuestra Iglesia local de Valencia cumple con su misión Ad Gentes en nuestros misioneros, con su respuesta a la llamada que Cristo nos hace hoy mismo (Mc 16, 15): “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda la creación”. Y, siguiendo el Sínodo diocesano que celebramos, todos los cristianos estamos llamados a la misión y debemos aprender a reconocer espacios de misión dentro y fuera de nuestras parroquias.

Desde África una oración por el coronavirus Los Obispos del Comité Permanente del SECAM (Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar), al final de su reunión en Nairobi, Kenia, del 4 al 7 de marzo de 2020, expresaron su preocupación por la propagación del coronavirus en África y en el resto del mundo. Después de instar a “los fieles a seguir meticulosamente las instrucciones proporcionadas por las autoridades civiles y eclesiásticas sobre el virus”, les pidieron “que se rece por las personas infectadas y afectadas por esta enfermedad para que se ponga fin rápidamente al flagelo del corona virus”. En este sentido, sugirieron la siguiente oración:“Padre todopoderoso y misericordioso, que muestras tu amor por toda tu creación. Pedimos que se controle el coronavirus que está devastando nuestro mundo. Escucha las oraciones que te ofrecemos por las personas afectadas por el virus en varias partes del mundo. Concede sanación a los enfermos, vida eterna para los difuntos y consuelo para las familias afligidas. Oramos para que se pueda encontrar rápidamente una medicina efectiva para combatir la enfermedad, oramos para que los gobiernos y las autoridades sanitarias competentes tomen las medidas apropiadas para el bien de las personas. Cuídanos en tu misericordia y perdónanos por nuestros fracasos. Te pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén”.

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FUNDACIÓN AD GENTES

Communiovirus

Pues verá usted: la verdad es que este artículo iba a ser distinto. Iba a hablar de otras cosas, de otros proyectos, nada que ver con lo que ha acabado saliendo impreso. Pero es que las cosas nos cambiaron a todos de golpe y porrazo, casi a punto de empezar los días grandes de fallas. Claro: el coronavirus. SARS-CoV2 es el bicho, CoVid-19 la enfermedad que causa en el organismo infectado. Al final, todos hemos aprendido palabros nuevos y nos hemos hecho un poco epidemiólogos por el camino. Las manitas limpias, distancia de seguridad… y el confinamiento: todos para casa y salir lo menos posible, lo indispensable. En España. En Valencia, con lo que nos gustan las paellas comunales y las terracitas. Pues nada, a encerrarse tocan. Hasta ahí, todo normal (o todo lo normal que podía ser una situación excepcional como esta). En el fondo, tampoco había motivo para cambiar la idea de artículo que llevábamos ya de antes de que apareciera el estado de alarma por nuestras vidas. Nos habíamos quedado sin las fallas, pero ya nos dijeron que las tendríamos en julio, no pasa nada. Un par de mesecicos y a tirar petardos como campeones.

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Pero el día 14 de marzo el Arzobispo de Valencia comunicó la suspensión de la celebración pública de la Misa con fieles en todos los templos de la diócesis. De repente, nos quedábamos sin poder ir a Misa. Ya no había, aunque sí que había. Las teníamos en la tele, en la radio… pero no podíamos ir. La Comunión Espiritual cobraba un sentido nuevo para unos privilegiados, entre los que me incluyo, que vivimos en ciudades donde hay iglesias desde hace siglos. Literalmente. Ya no podíamos ir a Misa, ya no podíamos recibir a Jesús en la Eucaristía. La sustancia del Cuerpo de Cristo se nos retiraba por nuestra salud física. Eso sí era nuevo, al menos para mí. Ya había estado en casa antes, he estado enfermo, no he podido salir en otras ocasiones. Los motivos ahora cambiaban, pero la idea es la misma. La diferencia, brutal y abismal, estaba en la Iglesia. Pocos días después me escribía un correo electrónico el P. Maurice Nsambo desde Kin-


shasa (República Democrática del Congo). El P. Nsambo pidió ayuda a la Fundación Ad Gentes para muebles y material didáctico para una escuela para quinientos doce niños pigmeos. El proyecto finalmente no pudo financiarse por falta de fondos, pero con el P. Nsambo continuamos en contacto por si en algún momento pudiéramos echarle una mano. Además, escribe en un castellano sorprendentemente bueno para lo que es normal por aquellas tierras. Pensé que escribiría para preguntar si tenía novedades acerca de su solicitud, pero no. Escribía preocupado tras ver en las noticias la situación en la que estábamos aquí en España, deseándonos lo mejor y rezando por nosotros. De algún modo, en ese momento, tomó un nuevo sentido esa Comunión Espiritual, en comunión con tantos y tantos hermanos de tantas partes del mundo donde se carece de templos, o de sacerdotes, o de las dos cosas al mismo tiempo. La experiencia de carencia que estábamos viviendo nosotros es la realidad, lo cotidiano, para millones de cristianos.

Iglesia St. Alexandre en Chezya Zimbabwe (arriba) Capilla de Guadalupe Manta Ecuador (derecha)

Recordaba los vicariatos amazónicos de San José y de Requena, donde desde la Fundación tratamos de apoyar la labor evangelizadora en aquellas tierras en comunión con Mons. Travieso y Mons. Oliver. Recordaba los templos que levantó en su día el P. Garciandía en Perú o los que levanta hoy el P. Peacock en Zimbabwe, lugares de presencia y de encuentro, y de comunión. Y tantas otras iniciativas, como la capilla del Carmen en Guanizales, Honduras, que construimos en 2006 y que este año repararemos. O en Manta la capilla de Guadalupe y el templo de San Juan Bosco reconstruido tras el terremoto, la parroquia de San Patricio en Nicaragua… Lugares de encuentro del Pueblo de Dios con el Señor, lugares donde los cristianos del mundo se unen, nos unimos, celebrando que Cristo venció a la muerte y que con su pasión nos ganó para vivir una maravillosa vida nueva cuando el Señor nos llame. Mientras esperamos esa llamada seguiremos, desde la Fundación Ad Gentes con toda la Iglesia Universal, intentando que en todos los rincones del mundo se pueda escuchar su Palabra.

Juan López Fundación Ad Gentes

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JÓVENES & MISIÓN

Colmado de bendiciones

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Imágenes con niños de Aventura y la Parroquia de


residía en un par de escuelas, llamadas Aventura y San José de Joca.

Ambos son centros educativos y vocacionales con carácter de semiinternado. Esto se debe a que dichos colegios se dedican a educar a los niños y adolescentes ubicados en comunidades de las montañas con una situación, en muchos casos, de gran pobreza y que deben caminar largas distancias para poder acceder a la educación. Allí les alimentan y les abren un abanico de posibilidades para un futuro mejor. La primera semana estuvimos en Aventura, perteneciente a la parroquia de Ntra. Sra de Guadalupe de Sabaneta, con un grupo reducido de alumnos, pues se trataba de una semana de nivelación y refuerzo para el inicio del curso escolar. Allí compartimos y nos enriquecimos con el padre Carlos –hermano del padre Bernaldo- y con la misionera madrileña de OCASHA, Marta. De ahí marchamos al centro de San José de Joca, donde colaboran los hermanos de La Salle, en la provincia de Elías Piña, cerca de la frontera con Haití. Allí pudimos enseñar y aprender con niños tanto dominicanos como haitianos. Fue una inesperada sorpresa también conocer allí a un joven de Barcelona que como nosotros estaba realizando un voluntariado misionero.

Me di cuenta que, como dice el Papa, todos estamos llamados a la misión, y es reconfortante ver cómo realmente la tan necesaria pero a la vez difícil llamada de Dios a la misión llega a muchos y responden. La última semana volvimos a Aventura y compartimos nuestro amor de manera incondicional con los muchachos en su comienzo del curso escolar. Fue una semana de un gran crecimiento colectivo y personal. Sin duda, ese es el mensaje que me llevo de la misión que Dios me encomendó: allá donde fuéramos enviados, al igual que Jesús, vamos a servir, a enseñar y crecer siempre desde el amor al prójimo.

Jose Miralles Ferrer

Joven Misionero

ia de Sabaneta; en el centro el grupo de jóvenes con los hermanos Peralta y Mons. José D. Grullón

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CARTAS DESDE LA MISIÓN

Por sus obras los conoceréis

Con ocasión de la memoria litúrgica del Bienaventurado Carlos de Foucauld, el sacerdote valenciano Jesús Cervera, nos escribió un breve testimonio sobre sus primeras impresiones tras sus tres primeros meses en Argelia. Soy el párroco de la “Paroisse Saint Joseph” de El Menia – El Golea, en el Sahara argelino, en donde vivo. Por lo que conozco hasta ahora, puedo decir que la Iglesia de Argelia ha dado preferencia al hecho de compartir la vida de los argelinos y colaborar con ellos, ofreciendo un servicio verdadero y gratuito al pueblo argelino. Somos servidores de este pueblo, y no estamos aquí por las conversiones, sino para el servicio y el testimonio. Está prohibido y penado, toda clase de proselitismo religioso directo, por ello no podemos predicar abiertamente, pero se permite responder a la llamada de un argelino que quiera ser cristiano. Con discreción podemos prácticamente todo. En estas circunstancias, nuestra vida debe expresar lo que nuestras palabras no pueden decir. Esta expresión de la fe con la vida, sin palabras, solo la podemos entender como una verdadera obra y fruto del Espíritu Santo; me gusta pensar que se trata de vivir con más fuerza, con mayor

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intensidad, lo que ha dado siempre sentido a nuestra vida (como un evangelio más simple, pero más vivo). 1. Mi vida de cada día incluye rezar, celebrar la Eucaristía a las religiosas de La Salette, leer, estudiar francés y pronto el árabe; también visitar algunas familias y personas, encuentros con simples vecinos para visibilizar y compartir la buena vecindad; la colaboración en algunos pequeños asuntos, etc… en definitiva, todo lo que significa estar de veras aquí, forma parte de mi vida cotidiana. 2. Estas gentes son muy religiosas, y su vida viene marcada por la mezquita, y las llamadas que se hacen a la oración a lo largo del día. Según el horario solar la primera llamada en estos días es hacia las 05’40h., y la última es después de las 21h. Son 5 llamadas cada día. También las fiestas vienen marcadas por la mezquita y el Islam. A principios de noviembre, el día 9, se celebraba el Mouloudkoum (la natividad del profeta Mohamen), y los altavoces de la mezquita estuvieron conectados ininterrumpidamente durante 48 horas, dándonos una lectura continua del Corán, una lectura melodiosa, poética y rítmica; ponderando -me dicen- la belleza interna del texto coránico.


3. Esta gente es, pues, es muy religiosa y al mismo tiempo me da la sensación de que son muy tolerantes y respetuosos, al menos con nosotros los cristianos. Muchísimas personas por la calle o en el mercado, preguntan “ah, ¿usted es el Padre?”, “Sí”, respondo yo; y me dicen y me repiten “bienvenido”, y también al saludar al estilo de aquí diciendo “Salam”, me contestan diciendo “bonjour mon Père”, como diciéndome “estás entre amigos, te reconocemos”. 4. En esta ciudad de más de 50.000 habitantes, los cristianos formamos una pequeñísima comunidad: somos 5 o 6 personas y todos extranjeros. Aquí somos cristianos solo los extranjeros. Los cristianos autóctonos sí que existieron (sobre todo con la figura tan potente del Beato Carlos de Foucauld), hasta los años sesenta, pero con la independencia se fueron a Francia, que les ofreció un trabajo y la nacionalidad, y allá encontraron más libertad para practicar la nueva religión cristiana. Así pues, no tenemos fieles, pero tenemos un pueblo; ellos quieren que estemos aquí; muchas palabras y actitudes de estas personas reflejan el reconocimiento de esta realidad. Parece que les damos confianza o seguridad, no sé... esperanza; nuestra minúscula presencia cuenta; están como satisfechos de que estemos aquí, como si nuestra presencia les añadiera algo valioso. 5. Es cierto también, que hay algunos amigos, que los consideramos como cristianos de corazón; es decir personas que reconocen a Jesús, conocen mucho del Evangelio, muchas palabras y sentencias de Jesus, y viven valores evangélicos; se ha iniciado -podemos decir- y viven una cierta evangelización, pero no practican los sacramentos, no van a la Iglesia ni se reúnen con otros cristianos, pues eso les complicaría muchísimo la vida, tanto en sus relaciones familiares, como laborales y sociales.

6. Durante más de 2 años, aquí en El Menia, no hubo sacerdote. La presencia cristiana la han mantenido las 4 religiosas de Ntra. Sra. de La Salette que, además, ofrecen un servicio muy importante de rehabilitación y atención a los niños discapacitados (por su casa pasan unos 40 menores discapacitados físicos a la semana), y también ofrecen un taller de ayuda y refuerzo a las madres. Los padres (varones) por desgracia, abandonan la atención a los hijos discapacitados. El servicio a los más pobres y abandonados, se concreta también, por ejemplo, en la visita y la asistencia que ofrecemos a los presos en las diversas cárceles, pues hay muchos emigrantes cristianos presos, que llegan desde el África subsahariana: Camerún, Mali, Burkina F. y Nigeria, principalmente. Por falta de documentación, al igual que en Europa, son detenidos y encarcelados; son los más abandonados, jóvenes, trabajadores, cristianos, emigrantes y presos (son los últimos de los últimos) 7. Para terminar este escrito, quiero comentar que, a 4 km de aquí, está el poblado de San José (conocido como Bel Bechir), con una preciosa Iglesia, que es la iglesia visible del Sahara. Tiene un pequeño cementerio cristiano, con unas 70 tumbas, de misioneros y cristianos locales, entre las que destaca la tumba del Bienaventurado Carlos de Foucauld; trasladado aquí en los años treinta, desde Tamanrrasset en donde murió (es el cementerio cristiano más cercano al lugar de su muerte aunque dista más de mil Km). Como he tenido la suerte de ser el cura guardián de la tumba del Hno. Carlos, varias tardes a la semana suelo estar allí y, aparte de mi personal peregrinación, siempre encuentro personas (musulmanes claro) que se interesan y preguntan por el Hno. Carlos de Foucauld, el cual incluso después de tantos años, nos ayuda a descubrir la importancia de la acogida, la libertad de espíritu y el sincero compromiso sincero de amor para con los demás. Jesus C.

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DESDE EL SEMINARIO VALENCIA...

¡Más se ganó en Cuba! Este verano, durante el mes de agosto, tres seminaristas, Carlos Molina, Sergio Pelarda y Julio Baños, hemos participado en la misión de verano que se realiza en la diócesis de Santa Clara, Cuba, anualmente. Es una misión que lleva realizándose durante 20 años, a pesar de todas las dificultades que siempre surgen, (encontrar la cantidad de alimentos necesarios para la misión, encontrar a misioneros dispuestos a estar en una misión de ese calibre, etc). En esa misión, se envían grupos de misioneros de distinta edad y condición son enviados a pueblos de muy difícil acceso, por causa del escasísimo transporte o por el pésimo estado de los caminos, cosas que pudimos comprobar en nuestra propia piel, eso fue ya el primer choque de la misión. Durante los diez días que dura la misión nos establecimos en una casa del pueblo, alquilada a una familia. Con lo de “una casa del pueblo” nos referimos a que tuvimos el gran regalo de poder vivir como la gente de La Unión, el pueblo que nos tocó. Dormiamos divididos en dos grupos de cinco y de seis personas en dos habitaciones en las que dos personas con todos sus enseres personales ya se sentirían agobiadas. En un tema básico como el agua, aprendimos a vivir con solo tres veces al día de agua durante una hora, con la excepción de los miércoles, que no había agua simplemente. La ducha se basaba en dos cubos de agua que teníamos que ir rellenando de un tanque, el inodoro no tenía cisterna así que con otro cubo de agua solucionábamos la situación.

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Los jóvenes en Santa Clara


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La misión consitía en ir por todas las casas del pueblo, una a una, llamando a las puertas. Cuando nos abrían las respuestas eran bastante diversas, desde un “no, porque sois unos idólatras por venerar a la Virgen”, algún insulto que otro, hasta la pregunta más frecuente y más impactante “¿qué es la Iglesia Católica?”. Estas personas de la Unión, a pesar de que en pueblo había una pequeña comunidad cristiana, la gran mayoría no sabía qué era la Iglesia Católica. Eso ha sido impresionante, porque, como dice uno de nuestros compañeros, “hemos sido como Pablo en el libro de los hechos de los Apóstoles, hemos ido a sitios a hablar por primera vez de Jesucristo”. Yo creo que esto ha sido nuestra paga, ver como nuestras pobres palabras daban frutos, pero no por nosotros, sino porque el mismo Jesús llevaba toda la misión, era Él el que estaba esperando dentro de esas casas.

bíamos y experimentábamos en nuestra propia piel su forma de vida. Eso hacía mucho más fácil hablar con ellos, sin ninguna distinción, sin diferencia, como ellos. Esto nos hacía pensar en la misma vida de Jesús, es decir, el Por otra parte, las condiciones en las Hijo de Dios se hizo niño en un que viviamos, las mismas que los ha- pueblo pobre, vivió como ellos, bitantes del pueblo, cosa que hacía el convivía con sus vecinos, trabajó anuncio mucho más bello, porque sa- como ellos. La locura que supusó la Encarnación la pudimos ver en aquel pueblo, donde Jesús también quiere estar presente. A cada uno de los tres, esta misión nos ha aportado cosas diferentes, las que el Señor nos tenía preparadas particularmente, pero coincidimos en que ha sido un empujón impresionante para la vocación sacerdotal. Animamos con todas nuestras fuerzas a que no dejéis pasar la oportunidad de la misión, en serio, no podéis imaginaros el regalazo que supone algo así. Dejad el miedo y la inseguridad a un lado y lanzaros a por todas. Hay mucha gente esperando al Señor, y el Señor os espera a vosotros. Mucho ánimo. Unidos en la misión.

Carlos Molina - Seminarista

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PARA PENSAR Y REZAR

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s lo e d lo o s o n u “El que se salte s e t n a t r o p im s o preceptos men s e r b m o h s lo a í s a y se lo enseñe l e n e e t n a t r o será el menos imp reino de los cielos. e ñ e s n e y la p m u c Pero quien los l e n e e d n a r g á r se .” s lo ie c s lo e d o in re Mt 5, 19

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ALGO ESPECIAL

Una vida de oro Conocemos a D. Rafael Albert Serrra, natural de Picassent y que a sus 78 años es capellán de la Basílica de la virgen de Valencia, pero que fue misionero y llevó durante siete años con esta revista. ¿Cómo surgió su vocación misionera? Desde joven me sentí llamado a servir a la Iglesia en la misión. Me influyó mucho el testimonio misionero de aquellos que visitaban su parroquia y colegio, marcándole mucho su labor y los contrastes culturales y sociales de aquellos pueblos que misionaban. Una vez concluidos los estudios de teología, con motivo de la visita de un hermano sacerdote que había estado 5 años en Copiapó, Chile, se familiarizó con aquella realidad. Y entonces manifestó su voluntad de salir en misión y el administrador diocesano le invitó a ir un tiempo para ver “si en esa realidad sientes el llamado del Señor a servir a esa Iglesia”. Llegó allí en junio de 1969 y en septiembre de ese mismo año el obispo solicitó la carta dimisoria a Valencia, ordenandose sacerdote el 12/04/1970. “Fue un gran regalo” afirma. Allí permaneció hasta 1984 en diversas parroquias, también estuvo de formador “a distancia” en el seminario de Santiago y ejerciendo los últimos años como Vicario General de Copiapó.

Documentos originales de su ordenación sacerdotal en Copiapó

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En una visita del arzobispo D. José Mª García Lahiguera a Copiapó le dijo, “todos los sacerdotes tienen que ser santos, pero a ti te lo pido especialmente, pues tu carta dimisoria fue uno de los primeros documentos que firmé como arzobispo. ¿Como era aquella realidad? Cuando yo llegué a Copiapó había 16 sacerdotes valencianos, de unos 30 sacerdotes en total. Aquello era la Gloria de Bernini. Y las comunidades religiosas valencianas también proliferaron mucho. Teníamos una gran diversidad de trabajo pastoral, en un acompañamiento del pueblo de Atacama según las necesidades y la missio encomendada por el obispo. En la labor evangelizadora, no cabe duda de que fueron años gratificantes. Cuando uno sentía el deseo de Dios y de su Palabra.


La gente lo demandaba, te motivaba, sentías como sentían la necesidad de oración. Y fue un gran momento de creación de las comunidades cristianas de base en cuanto a la participación, el acompañamiento y el trabajo en equipo con laicos, religiosas, etc. Fue un elemento muy positivo. Valorábamos mucho la sencillez y comunión en el trabajo pastoral, en una actitud continua de escucha, conociendo las diferentes realidades. Y esta convivencia nos ayudaba mucho dadas las distancias que existen allí. Había un ambiente muy sencillo pero muy espiritual. ¿Cuál ha sido el contacto con aquella diócesis tras su regreso? He estado tres veces desde entonces y ahora sigo la actualidad complicada, sufriéndola desde el silencio y la oración. El Espíritu Santo irá mostrando caminos. Hay que tener mucha fe y mucha esperanza. Es muy importante el tiempo en cualquier proceso. Están las brasas que hay que soplar. ¿Hacen falta más misioneros? ¡Claro! Siempre va a haber necesidad, como aquí. Pero animaría a que la gente fuera allí, animando aquella realidad, la labor que los misioneros realizan, tiene que haber una continuidad viva. Tienen que ir sacerdotes.

Rafael junto a los colaboradores del programa La Aventura de la Fe

El esfuerzo, la dedicación, el desgaste que yo hacía en Chile como sacerdote quedaba gratificado por los frutos, el crecimiento del laicado y las comunidades y te llevaban en volandas. La gente te demandaba. Les diría a los sacerdotes ¡Te van a empujar y vas a crecer y disfrutar! ¿Qué hace falta para revitalizar el espíritu misionero? Se podría realizar una convocatoria de sacerdotes misioneros regresados, que pueden aportar mucho. Sería un enriquecimiento para todos. Hay que hacer historia, evaluar aciertos y desaciertos para poder crecer. Como dice el Papa Francisco, hay que unir a la juventud con la gente mayor y la Iglesia se enriquecerá. Hay que hacer atrayente la llamada. Pues aquella realidad es impresionante y enriquecedora. También la impronta de abrir los ojos desde el seminario al enriquecimiento de la catocilidad y su universalidad. Es una gran riqueza la comunión de dos iglesias distintas. No se va a imponer, se va a acompañar con respeto. Se va a volver a nacer y eso es una conversión y el que vive ese proceso será misionero toda la vida, esté donde esté. Y eso es precioso. Gracias por este precioso testimonio y su labor y enhorabuena por esta vida de entrega y sus 50 años de sacerdote.

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FRANCISCO MISIONERO El Papa Francisco escribió para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones que en España se une a la Jornada de Vocaciones Nativas. Es un mensaje sobre el pasaje del Evangelio de Mateo sobre la tempestad calmada en el Lago de Tiberiades, con el que parece referirse el Papa no sólo a la vocación sino también a la pandemia que ahora sufrimos. Esta jornada será el próximo 3 de mayo. La imagen de la travesía del lago – Jesús pide a sus discípulo que suban a la barca y lo precedan a la otra orilla del lago, “evoca de algún modo el viaje de nuestra existencia”. Los discípulos, dice el Papa “que están llamados a seguir al Maestro de Nazaret, deben decidirse a pasar a la otra orilla, apostando valientemente por abandonar sus propias seguridades e ir tras las huellas del Señor. Esta aventura no es pacífica: llega la noche, sopla el viento contrario, la barca es sacudida por las olas, y el miedo de no lograrlo y de no estar a la altura de la llamada amenaza con hundirlos”. Pero el Evangelio cuenta que Jesús “caminó sobre las aguas agitadas y alcanzó a los discípulos, invitó a Pedro a ir a su encuentro sobre las aguas, lo salvó cuando lo vio hundirse y, finalmente, subió a la barca e hizo calmar el viento”.

“La primera palabra de la vocación es gratitud”, señala el Papa. “Navegar en la dirección correcta no es una tarea confiada sólo a nuestros propios esfuerzos, ni depende solamente de las rutas que nosotros escojamos”, porque es el Señor quien nos da “la valentía para subirnos a la barca y nos indica la orilla hacia la que debemos dirigirnos”. Él se convierte en nuestro timonel. Por eso, “toda vocación nace de la mirada amorosa con la que el Señor vino a nuestro encuentro, quizá justo cuando nuestra barca estaba siendo sacudida en medio de la tempestad”. Y es que “El Señor sabe que una opción fundamental de vida —como la de casarse o consagrarse de manera especial a su servicio— requiere valentía. Él conoce las preguntas, las dudas y las dificultades que agitan la barca de nuestro corazón, y por eso nos asegura: No tengas miedo, ¡yo estoy contigo!”. Finalmente, cuando Jesús subió a la barca, el viento cesó y las olas se calmaron. “Es una hermosa imagen de lo que el Señor obra en nuestra vida y en los tumultos de la historia, de manera especial cuando atravesamos la tempestad”. El Papa concluye el mensaje animando a que cada cristiano “pueda descubrir con gratitud la llamada de Dios en su vida, encontrar la valentía de decirle “sí”.

Toda 22vocación nace de la mirada amorosa del Señor


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LA VOZ DE LA EXPERIENCIA

Jesús y Pedro Fueron 12 los elegidos por Jesús. Para estar con El y enviarlos a predicar (Mc 3, 14). Entre ellos Simón hijo de Juan, al que Jesús llamaría Pedro, mantendría una relación singular con el Maestro desde que fuera llevado por su hermano Andrés a conocer al Mesías: fue su primer encuentro (Jn 1,40). A los pocos días Pedro pasa una noche en el mar sin pescar nada y al amanecer echa sus redes en el nombre de Jesús y casi revientan: cae de rodillas exclamando: “apártate de mí, Señor, soy un pecador”. Jesús le dice:“No temás. En adelante serás pescador de hombres”.(Lc 5,,7) Invitado, Pedro deja su padre, sus redes y sigue a Jesús. Será testigo de sus milagros, de aquellas palabras que anuncian el Reino de Dios Y cuando Jesús pregunta a los apóstoles: “¿Quién dice la gente que es Él?”, se adelantará a todos y confesará: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios” (Mt 16, 16). Experimentará la gloria en el Tabor y reprende a Jesús al hablar de su Pasión (Mt 16,22). Seguro de sí mismo, jurará estar a su lado aunque todos le abandonen. Pero llega el momento de la prueba: La muchedumbre, los apóstoles abandonan a Jesús en manos de sus enemigos, es flagelado, condenado a muerte: Varón de dolores, despreciado ¿Dónde están sus amigos? Y Pedro, requerido por unas criadas, jura y perjura no conocer a ese Hombre (Jn 18,17) Unas lágrimas acompañan a su cobardía. Jesús muere en la cruz: perdonando, reconciliando a la humanidad. Al tercer día, las mujeres dicen haber visto al Resucitado. Pedro y Juan van al sepulcro. La piedra estaba corrida, los lienzos en el suelo y el sudario aparte. Juan vió y creyó. Pedro necesitaría más pruebas como Tomás querría tocar sus llagas. Jesús en una de las apariciones a los apóstoles llama a un lado a Pedro, no quiere dejarlo sumido en su desolación, ni va a reprocharle, le habla como amigo: “me amas, me amas, me amas más que estos” . Pedro, con su experiencia, humilde, dirá: “Señor tú lo sabes todo. Sabes que te quiero”. Y Jesús le renueva en su misión: “Apacienta mis corderos, mis ovejas”. (Jn 21, 15ss) La historia de Pedro, la tuya, la mía está tejida de contradicciones: Momentos de luz, cuando sentimos la cercanía del Señor; dias de prueba, cuando aparecen nuestras debilidades, nuestro barro. Jesús, amigo de los débiles y pobres, siempre sale a nuestro encuentro. No perdamos nunca la esperanza. Juan Sanchís 23


www.padrejuan.org

Sec retariado Diocesano de

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Valencia


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