Valencia Misionera Enero-Marzo 2023

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VALENCIA MISIONERA

Enero 2023 Número 157
Edita: Secretariado Diocesano de Misiones. misiones-valencia@omp.es C/ Avellanas 22-4 46003 Valencia 96 392 24 12 - 644 757 662 Dep. Legal: V-229-1984 Coeditores: Arzobispado de Valencia Director: Arturo Javier García Colaboran en este número: Juan López Juanma García-Cervigón Dobrawa Siebor AVAN OMPRESS Illuminare Sergio Cánovas Nohales Imprime: Imprenta Nácher s.l. VALENCIA MISIONERA Delegación de Misiones Valencia misionesvalencia misionesvalencia.blogspot.com.es @valenciamision

En esta misión encontrarás...

En portada: Fr. Antonio Soriano, misionero en Genaro Herrera (Foto A. Saiz)

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Desde el origen: La presencia de Cristo es real entre nosotros, no solo en Navidad. Hay una manera muy concreta y especial de vivirlo, celebrarlo y agradecerlo.

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Fundación Ad Gentes Acabamos de vivir la Navidad, tiempo de celebrar la venida de “Dios con nosotros”. Los misioneros lo hacen posible cada día. 8

La firma invitada Desde Sudán del Sur escribe el Padre Christopher, conocido misionero, que no cesa de construir “la gloria de Dios y la salvación de las almas“. 10

Francisco Misionero Lee el texto de Christifideles laici y de Evangelii gaudium que la revista Illuminare ha publicado por la Jornada de Infancia Misionera 12

Desde el seminario de Valencia Juanma estuvo el pasado verano en Kenia acompañado por un grupo de la ONG AMEAFRICA. Nos lo cuenta en estas líneas 14

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Cartas desde la misión Lee algunas respuestas misioneras a una comunicación que escribimos con motivo de S. Fco. Javier. También la entrevista escrita a Susa Peris.

Misionews

Nos hacemos eco de las noticias más destacadas de los últimos meses en el amplio campo de las misiones. 18

Para pensar y rezar A veces nos enredamos entre tantas palabras. Miremos al mundo desde la Palabra. 20

Carta del arzobispo Recogemos algunas de las ideas significativas de la homilía de la toma de posesión del nuevo arzobispo de Valencia, Mons. Enrique Benavent. 22

Jóvenes y Misión

Dobra es una joven polaca, colaboradora de nuestra delegación y casada con Jordi. Juntos han realizado tres experiencias misioneras.

Jesus no nace ya en Belén

Hay grandes oportunidades que se pierden porque para poder recibir hay que estar preparado; no puedes recoger agua sin un recipiente, como le dice la samaritana a Jesús; te puede haber tocado la lotería, pero si no te enteras, has perdido el billete o lo has destrozado en la lavadora, no cobras; si ganas un premio entre muchos participantes, pero si no vas a recibirlo lo pierdes. Todos hemos perdido oportunidades, pero algunas son decisivas, como Judas perdió la oportunidad de, tras su arrepentimiento, pedir perdón a Jesús. Jesús mismo llorando ante Jerusalén lamenta que la ciudad ha perdido la oportunidad de reconocer al Mesías, su salvación. O como dice en el Evangelio de san Lucas: “Pero los fariseos y los maestros de la ley, que no habían aceptado su bautismo, frustraron el designio de Dios para con ellos”, que evidentemente era de salvación, de gracia de Dios, quizá de que fuesen agentes del Evangelio, misioneros. ¡Qué no se frustre en nosotros su designio!

Jesús nació para siempre en Belén, por eso celebramos su Navidad cada año, y en la oración de después de la comunión del día de Navidad decimos a Dios: Dios misericordioso, hoy nos ha nacido el Salvador del mundo; te pedimos que, así como nos ha hecho hijos tuyos, también nos haga partícipes de su inmortalidad. En Juan nos dice Jesús en el discurso del pan

de vida que el que lo come tendrá vida eterna, por eso los bautizados en cada Navidad podemos pedirle después de comulgar que, ya que somos hijos suyos por su nacimiento, nos dé vida eterna.

Para eso nace Jesús para que tengamos vida eterna con Él en el cielo. Miles y miles de personas recibiremos, Dios mediante, la comunión en Navidad con esta esperanza de vida eterna en el amor de Dios. Debemos dar muchas gracias, meditar lo que significa este amor tan grande de Dios para hacerse hombre y ser nuestro alimento de vida, ese niño colocado en el pesebre ya nacerá en tantos lugares del mundo y dará esa vida divina a tantos cristianos. Es la ocasión de darle gracias a Dios de la mejor manera, lo haremos con la liturgia Eucarística y saldremos llenos de gozo.

Un gozo que siempre tiene su inquietud, que mueve los corazones a tal como somos amados por

DESDE EL ORIGEN

Dios en esta Navidad así responder con amor, no solo a Dios sino a todos los hombres de la tierra. ¿Cómo podríamos amarlos? Buscamos estos días qué necesitan los nuestros para pedir a los Reyes Magos y cuando estamos seguros del regalo más adecuado y preciso, es una gran alegría poder ofrecerles lo mejor.

Pienso que lo que Jesús desea para cada uno es el mejor regalo y lo que quiere es que todos crean, se bauticen, vivan como cristianos, comulguen y se salven. Justo lo que disfrutamos tanto nosotros es lo mejor para los demás.

Para tantos cristianos que no rezarán o no comulgarán, para tantos

otros que rechazan a Cristo nos gustaría que consiguieran creer y que Jesús fuera su prioridad, que lo amasen sobre todas las cosas, al menos intentarlo; como hacéis muchos de vosotros y yo mismo. Son aquellas palabras de san Vicente de Paúl, el gran misionero, que decía: “No me basta amar a Dios si mi prójimo no lo ama” Es compartir el Corazón de Jesús que ama a todos y ha muerto por muchos, para su salvación. ¿Cómo amar a Cristo y no sentir con Cristo el amor por todas las almas? Puede que sean más o menos creyentes, pero es como los abuelos que tiene nietos que los quieren y se alegran de verlos pero que casi nunca los ven, por lejanía, por circunstancias, por estar ocupados en tantas cosas como deportes, estudios... Lo cierto es que Cristo ha muerto para que podamos celebrar la Misa y así entrar en un contacto fuerte con Dios Padre y recibir su cuerpo, comerlo; no solo que sean admiradores y vayan a pedir los “aguinaldos” en momentos especiales de necesidad. Y además de los cristianos alejados del amor de Dios, tantos y tantos otros que ni siquiera lo conocen y no pueden ni decir sí, ni rechazarlo. ¡Qué sed tendrá el Señor de que lo conozcan después de haber nacido para mostrarnos el rostro de Dios en el del niño Jesús! Por eso celebramos una gran noticia que es el consuelo para el amor de Dios y es que hay miles de misioneros por todo el mundo dedicando toda su vida, consagrados a esa tarea a que Jesus sea reconocido como Dios y sepan que les ama hasta dar al vida y les quiere salvar de la muerte para que vivan en amor, en fiesta para siempre. ¡Felicito a todos los misioneros que con su vida se suman a ese deseo de Cristo, que sería inútil sin su anuncio del Evangelio buena noticia de vida! ¡Gracias por dejarnos ayudaros con nuestras oraciones, buenas obras y donativos para la misión! Todos podemos ser más misioneros en nuestra parroquia, familia, entre los amigos y debemos pedir mucho a Dios ¡que nos conceda vocaciones misioneras para que cada vez haya más misioneros que consagren su vida a esta tarea!

LA ALEGRÍA DEL DIOS-CON-NOSOTROS

Supongo que cuando estas líneas les lleguen, aún no se habrá olvidado del todo la alegría del acontecimiento del Dios-con-nosotros, la alegría que nos debería impulsar todos los días del año y que en las recientes navidades parece que está un poquito más presente. Se nos recuerda en los nacimientos, se nos actualiza al colocarnos frente a esa catequesis tridimensional de la que encontramos ya muchísimas variedades, pero en todas hay un centro en torno al cual gravitan desde pastores, Magos de Oriente y demás, hasta elefantes o leones, algún llanero solitario despistado o incluso dinosaurios salvados de la extinción. Hoy en día, todos esos elementos (que configuran el nosotros) son variados, a veces extraños, a menudo extemporáneos cuando no directamente imposibles. Pero el centro de gravedad permanece: Jesús niño, el Dios-con-nosotros. Dios. Todo un Dios, hecho recién nacido y un recién nacido humano: uno de los individuos más débiles de todas las especies, necesitado de los cuidados muchas veces no solo de la madre en las primeras horas o días, sino de todo un grupo social y durante años. Es sin duda una inmensa lección de amor, este abajarse de Dios (o elevarnos a nosotros, según se mire). Pero es también una intensa lección de humanidad para nosotros, los humanos adultos occidentales del siglo XXI, con nuestros avances científicos, con nuestro progreso moral, con nuestra conciencia ecológica, con nuestra preocupación por la Paz y el Planeta y los Objetivos de Desarrollo y los Modelos Económicos Sostenibles y la Transición

Energética… y tantas y tantas cosas a las que les ponemos mayúscula y ya parece que sean importantes.

Dios-con-nosotros. Un niño, un bebé, un recién nacido que lloraría, pasaría frío, preocuparía a sus padres con la urgencia de protegerlo. Un bebé, un recién nacido y nacido pobre. San José era artesano, pero Jesús nace en una gruta, en precario, sin sitio. Nace atópico, nace sin lugar, sin reconocimiento, sin fiesta y sí con mucha angustia. Si ya hoy un parto tiene sus riesgos, imagine hace algo más de dos mil años. Sin tarjeta sanitaria, sin DNI, sin identidad: un bebé en una cueva y que, sin embargo, parte en dos

FUNDACIÓN
AD GENTES
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la historia de la Humanidad para buena parte de la población del planeta. Y la parte sin espada, sin fuerzas, abajado tras su paso por la tierra, de nacer en una gruta a morir en una cruz. Una de las personas más importantes de toda la historia de nuestra especie, para muchos sin duda la más importante, Jesús de Nazaret, nace como pobre y muere como criminal. Es un canto al fracaso humano, es la burla definitiva y total a nuestras coordenadas mentales, a todo aquello en lo que depositamos nuestras seguridades mundanas. Es Dios-con-nosotros, para hacernos enten- der que Él es Dios y nosotros, no. Por eso viene con nosotros y nosotros, hoy igual que ayer, no acabamos de acogerlo. Pero a aquellos que lo acogen, les dio poder de ser hijos de Dios (Jn 1, 12).

En nuestra Fundación Ad Gentes tenemos la suerte de contar con muchas personas que quieren recibirle, que buscan ayudar a aquellos que, porque a través de Él han conocido al Padre, trabajan por la construcción de Su Reino. Tantos y tantas hijos e hijas de Dios como hay por el mundo tratando de enseñar a aquellos que aún no lo saben que este Dios-con-nosotros sigue actualizándose, hoy y siempre.

Gracias, como todos los años, a tanta buena gente, nuestros benefactores, esperamos poder en este 2023, poner en marcha die- ciséis nuevas ayudas, en África, en América, en nuestra vieja Europa y en Asia, respondiendo a las urgencias presentadas por misioneros diocesanos, misioneras valencianas, sacerdotes, religiosos y religiosas… Dieciséis presencias con las que queremos llegar a casi 59.000 personas de diez países distintos, 59.000 hermanos y hermanas que estarían, como nosotros hace poco, en la alegría del Dios-con-nosotros. Que nunca os falte esa alegría. Que sigamos mirando al Dios niño y recordemos que nadie ha visto a Dios jamás, pero DiosHijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer. (Jn 1, 18).

Durante este año que comenzamos, vamos a seguir necesitándoos, seguiremos pidiendo ayuda, seguiremos avanzando en el camino que lleva a Belén, al encuentro de ese niño que nos enseñó con su vida que por mucho que nos rompa nuestros esquemas más humanos, nos sitúa realmente en lo importante: en el poder ser hijos de Dios. Que nunca nos falte esa alegría: Dios-con-nosotros.

Si quieres saber más sobre la Fundación Ad Gentes y sus proyectos, puedes contactar al 96 392 24 12, escribiéndo a adgentes@fundacionadgentes.org o colabora en Banco Sabadell ES74 0081 5515 2900 0261 7863

Edificar la Iglesia

Queridos amigos de la misión. “Id por el mundo entero y anunciad el evangelio, bautizando… el que crea y se bautice se salvará…” (Mc 16, 15-18).

Con enorme alegría os anuncio que hemos completado ya tres iglesias enormes en Sudán del Sur: Naandi, Andari y Baragu. Entre otras muchas obras, como bien sabéis hemos construido un gigantesco dormitorio para 170 seminaristas menores, con sus literas traídas de Uganda; agua corriente, baños… Además, hemos reconstruido la escuela primaria “Santa Teresa” y la escuela secundaria “San Pedro y San Pablo” de Naandi y renovado totalmente la casa curial de la parroquia. Asimismo, hemos construido la iglesia del hospital de Naandi en la que se celebra la Santa Misa todos los lunes. También hemos reconstruido la capilla de Mupoi (la primera misión que fundaron los padres combonianos en 1912) y el dormitorio para las postulantes.

Todas estas obras están ya terminadas completamente y los pagos al día. Gracias a todos con todo mi corazón en nombre de los que conformamos la gran familia de la Fundación Misión de la Misericordia. ¡No es poco lo construido en menos de tres años!

Queremos empezar un nuevo proyecto, una nueva iglesia, para la gloria de Dios y la salvación y santificación de las almas: La iglesia de la nueva parroquia de Jabio. Jabio está ubicado dentro del término de mi parroquia de Naandi, pero por estar tan lejos y situada en un cruce de caminos estratégico, el señor obispo, Mons. Eduardo Hiiboro Kussala, ya ha creado la cuasi-parroquia de Jabio.

Cuando llegué a estos lugares recónditos de África, les hice una promesa – a modo de desafío- a estas gentes, que con tanto ardor me pedían construir una iglesia. Les dije: “Si la comunidad donáis el terreno y aportáis todos los ladrillos necesarios para la construcción, fabricados con vuestras manos, yo os prometo construiros la iglesia”

Me parecía un desafío prácticamente imposible de cumplir para gentes tan pobres…

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Cual no ha sido mi sorpresa al ser informado por los catequistas y el consejo parroquial, que, por fin, han logrado completar la cantidad estimada por los ingenieros: ¡¡200.000 ladrillos!! Como lo estáis oyendo, ahí es nada, amasados y cocidos con sus propias manos… Han tardado tres años, pero lo han conseguido. Ahora nos toca a nosotros hacer nuestra parte. El coste total del proyecto, con los bancos de la iglesia incluidos cuesta 160,000 €.

El pago inicial para comenzar la obra son 60,000 €. Después se realizarán los dos pagos restantes, uno a mitad de la construcción y el tercero al final, cuando el proyecto esté totalmente concluido.

Podéis preguntar los datos de la cuenta de la Fundación Misión de la Misericordia para que podáis hacer vuestros ingresos. Como la mayoría sa-

béis, la Fundación es una institución reconocida legalmente por el Ministerio de Asuntos Sociales de España y, por tanto, a quién lo solicite, le puede emitir el correspondiente certificado para la desgravación de Hacienda.

El tiempo estimado para la ejecución de la obra es de un año. Teniendo en cuenta que la inmensa mayoría de los materiales de construcción vienen de Uganda.

Os adjunto algunas fotografías que muestran las diferentes obras que ya hemos concluido para la gloria de Dios y para edificar la Iglesia.

Se acerca un nuevo tiempo de Adviento y Navidad, que manera tan bonita de colaborar a que el Niño Dios pueda nacer y quedarse para siempre en un nuevo sagrario de la tierra. Entre todos podemos hacer posible que se renueve entre nosotros el milagro más grande, que: “el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros…” (Jn 1:14) en el sagrario de la iglesia de Jabio. ¡Dios os lo pague!

Os dejo a todos en el entrecruzar de los brazos de Nuestra Señora Santa María, Señora del Adviento, esperanza de la Iglesia la que nos regala con San Jose al Emmanuel en cada Navidad.

Os bendice de todo corazón y reza por vosotros ante el Sagrario de la misión.

Padre Christopher

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Comunión misionera

Esta Jornada quiere acercar a los niños el significado de la comunión de la Iglesia, una “comunión misionera”, como explicaba san Juan Pablo II en Christifideles laici (30-12-1988) y recuerda el papa Francisco en Evangelii gaudium (24-112013). Reproducimos unos iluminadores párrafos de ambos documentos (cf. también EG 31)

De Christifideles laici (San Juan Pablo II) 32. Volvamos una vez más a la imagen bíblica de la vid y los sarmientos. Ella nos introduce, de modo inmediato y natural, a la consideración de la fecundidad y de la vida. Enraizados y vivificados por la vid, los sarmientos son llamados a dar fruto: “Yo soy la vid, vosotros, los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto” (Jn 15,5). Dar fruto es una exigencia esencial de la vida cristiana y eclesial. El que no da fruto no permanece en la comunión: “Todo sarmiento que en mí no da fruto, [mi Padre] lo corta” (Jn 15,2).

La comunión con Jesús, de la cual deriva la comunión de los cristianos entre sí, es condición absolutamente indispensable para dar fruto: “Separados de mí no podéis hacer nada” (Jn 15,5). Y la comunión con los otros es el fruto más hermoso que los sarmientos pueden dar: es don de Cristo y de su Espíritu.

Ahora bien, la comunión genera comunión, y esencialmente se configura como comunión misionera. En efecto, Jesús dice a sus discípulos: “No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado a que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca” (Jn 15,16).

La comunión y la misión están profundamente unidas entre sí, se compenetran y se implican mutuamente, hasta tal punto que la comunión representa a la vez la fuente y el fruto de la misión: la comunión es misionera y la misión es para la comunión. Siempre es el único e idéntico Espíritu el que convoca y une la Iglesia y el que la envía a predicar el Evangelio “hasta los confines de la tierra” (Hch 1,8). Por su parte, la Iglesia sabe que la comunión, que le ha sido entregada como don, tiene una destinación universal. De esta manera la Iglesia se siente deudora, respecto de la humanidad entera y de cada hombre, del don recibido del Espíritu que derrama en los corazones de los creyentes la caridad de Jesucristo, fuerza prodigiosa de cohesión interna y, a la vez, de expansión ex-

w FRANCISCO MISIONERO 10

terna. La misión de la Iglesia deriva de su misma naturaleza, tal como Cristo la ha querido: la de ser “signo e instrumento [...] de unidad de todo el género humano” [LG 1]. Tal misión tiene como finalidad dar a conocer a todos y llevarles a vivir la “nueva” comunión que en el Hijo de Dios hecho hombre ha entrado en la historia del mundo. En tal sentido, el testimonio del evangelista Juan define –y ahora de modo irrevocable– ese fin que llena de gozo, y al que se dirige la entera misión de la Iglesia: “Lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo, Jesucristo” (1 Jn 1,3). [...].

De Evangelii gaudium

(Papa Francisco)

130. El Espíritu Santo también enriquece a toda la Iglesia evangelizadora con distintos carismas. Son dones para renovar y edificar la Iglesia [cf. LG 12].

No son un patrimonio cerrado, entregado a un grupo para que lo custodie; más bien son regalos del Espíritu integrados en el cuerpo eclesial, atraídos hacia el centro que es Cristo, desde donde se encauzan en un impulso evangelizador. Un signo claro de la autenticidad de un carisma es su eclesialidad, su capacidad para integrarse armónicamente en la vida del santo Pueblo fiel de Dios para el bien de todos. Una verdadera novedad suscitada por el Espíritu no necesita arrojar sombras sobre otras espiritualidades y dones para afirmarse a sí misma. En la medida en que un carisma dirija mejor su mirada al corazón del Evangelio, más eclesial será su ejercicio. En la comunión, aunque duela, es donde un carisma se vuelve auténtica y misteriosamente fecundo. Si vive este desafío, la Iglesia puede ser un modelo para la paz en el mundo.

23. La intimidad de la Iglesia con Jesús es una intimidad itinerante, y la comunión “esencialmente se configura como comunión misionera” [ChL 32]. Fiel al modelo del Maestro, es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo. La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie. Así se lo anuncia el ángel a los pastores de Belén: “No temáis, porque os traigo una Buena Noticia, una gran alegría para todo el pueblo” (Lc 2,10). El Apocalipsis se refiere a “una Buena Noticia, la eterna, la que él debía anunciar a los habitantes de la tierra, a toda nación, familia, lengua y pueblo” (Ap 14,6).

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kenia, tierra de misión

Antes de nada, me presento. Me llamo Juanma, tengo 25 años, y soy seminarista de la Diócesis de Segorbe-Castellón. El verano de 2022 tuve la gran oportunidad de realizar una experiencia misionera en Nairobi (Kenia). Todo empezó cuando el Padre Juan Crisóstomo vino al Seminario unos meses antes, a contarnos un poco de la labor humanitaria en diversos países de África que realiza la ONG “AMEAFRICA”, de la que es cofundador. Nos contó también que estaba planificando un viaje de experiencia misionera ese verano en Nairobi (Kenia), y que ya había varios seminaristas de la diócesis valentina apuntados. El rector del Seminario me animó a unirme a la iniciativa,

a lo cual accedí. Antes de entrar al Seminario hice la carrera de Magisterio de Primaria de Inglés, por lo que consideré que podría ser útil, además de que hablo inglés, una de las dos lenguas francas del país. Por otro lado, soy devoto del santo misionero Damián de Molokai sscc, que siempre ha sido ejemplo de cristiano para mí.

Con mucho ánimo, y algo de nervios por ser mi primera experiencia en la misión, salimos de Manises el 8 de julio, rumbo a Nairobi. Una vez llegamos allí, tras unas veinticuatro horas de viaje (dos vuelos y una escala en Estambul mediante), nos distribuimos por grupos en tres casas de la Congregación de los Misioneros del Verbo Divino, que nos acogieron. Esta congregación religiosa tiene como carisma la misión y la difusión del conocimiento de la Palabra de Dios. En Nairobi tienen varias obras, entre ellas varias parroquias con sus respectivos colegios parroquiales. Las comunidades que nos recibieron se encuentran en barrios marginales de la periferia. Estos enclaves son bastante recientes, frutos de la inmigración de gente del campo a la ciudad, como muchos barrios de nuestras ciudades que crecieron tanto en los años 50 y 60. Así, las condiciones de vida son generalmente pésimas, y la pobreza y el paro hacen estragos en estos barrios. En ellos se encuentran inmensas masas de chabolas y viviendas mal acondicionadas, con graves problemas de higiene y criminalidad. Durante los diecisiete días que estuvimos en Nairobi pude conocer a fondo la labor que tantos misioneros llevan a cabo en este contexto tan difícil, llevan-

DESDE EL SEMINARIO DE
VALENCIA

do la Palabra de Dios a muchísimas personas, y ayudándoles en sus necesidades más básicas. “Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme” (Mt 25, 35-36). A través de los colegios parroquiales, los misioneros aseguran el acceso de miles de niños y jóvenes a una educación de calidad, gracias además al apoyo económico de donantes de Europa. Además en sus parroquias los misioneros asisten espiritual y sacramentalmente a los habitantes de estas periferias.

tener juntos la Eucaristía, en un ambiente de gran familiaridad y fraternidad cristiana. Tuvimos, así mismo, la oportunidad de acompañar a unas religiosas que llevaban el viático a varias personas mayores y a ancianos en uno de los barrios con mayor marginalidad de Kenia. Imposible olvidar el momento en el que dos trabajadoras de los servicios sociales, que acompañaban la comitiva desde el comienzo, se dieron la vuelta y volvieron por donde habíamos venido, mientras las religiosas seguían andando, impasibles. Entre sus obligaciones no se encontraba entrar en la zona donde estábamos adentrándonos, especialmente peligrosa. Dicen que “la fe mueve montañas”...

Por nuestra parte, pudimos colaborar en tareas como la distribución en estos colegios de ayuda material que AMEAFRICA había recibido, desde grandes cantidades de material escolar, o 702 pares de gafas, hasta varias equipaciones nuevas donadas del Valencia CF y del Levante. También estuvimos presentes en encuentros de jóvenes católicos, dando testimonio como seminaristas, así como acompañando pequeñas comunidades cristianas, animadas por los misioneros. Se juntaban entre semana en casas para

En conclusión, fue una oportunidad única para conocer la tarea evangelizadora que tantas personas desarrollan en la Iglesia nairobita, y poder poner cara a una porción de esa inmensa presencia misionera que la Iglesia Católica española y universal tiene a lo largo del planeta, en “las periferias”, como gusta decir el papa Francisco, cumpliendo así el mandato evangélico de “id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura” (Mc 15, 16). Una oportunidad por la que estar infinitamente agradecido al Señor y a aquellos que la hicieron posible.

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CARTAS DESDE LA MISIÓN

Aguilar, MCCJ, Comunidad Fen Xiang, -Macao-.

Victor

Estimados amigos de Valencia, les agradecemos de todo corazón sus saludos y deseamos que el espíritu misionero que inspiro a san Francisco Javier también nos guíe y nos motive a todos en nuestro servicio misionero. Les deseamos un buen tiempo de preparación con paz, alegría y llenos de esperanza para celebrar esta Navidad. Saludos y bendiciones.

Magdalena Vicent, MCJ, Tokyo - Japón-. Muchísimas gracias por el recuerdo y oración. A través de Javier entró el Catolicismo en Japón, es nuestro Patrón, pero de este maravilloso acontecimiento solo un 0,3 por 100, se ha incorporado a Él. La mies es mucha, los obreros pocos, pedir al Padre... Eso es lo que os pedimos y agradecemos en esta gran fiesta para el mundo entero... Con mi recuerdo, cariño y oración.

Jordá Bermell, FMVD, Guadalajara -México-.

Gracias por acordaros de nosotros, que estamos tan lejos de nuestra tierra y a la vez tan cerca, unos de otros, por este medio. Me alegra mucho ponerme en contacto con ustedes, siempre me renueva saber que estamos tantos misioneros dando la vida en diferentes lugares, aunque no salga en las noticias, pero el Espíritu Misionero de Jesús crea vínculos fuertes entre nosotros y nos impulsa a orar unos por otros. El tres de diciembre iniciamos cada año la novena a la Virgen de Guadalupe y no podemos ignorar a San Francisco Javier, que impulsa nuestra misión y la motiva hacia los más alejados e ignorados de nuestra sociedad, su aparente fracaso y su fruto, con sabor a grano de trigo enterrado en tierra, barro vulnerable de nuestra humanidad, nos da la certeza de que no hay esfuerzo misionero por el que Dios no transmita la Vida, a través de Él, que nos deja este sabor a Esperanza, pues Dios no falla a su cita, y los primeros en gozarlo son estos que están “al raso” en su existencia. Unidos en Cristo. Feliz Navidad

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Pilar

Susa ¿Qué le llevó a ser misionera?

El deseo de abrir y ensanchar mis horizontes y la visión de este mundo en el que vivo; el deseo de aprender. Me decidí después de la muerte de un hermano del que me sentía responsable junto con mis otros cinco hermanos. Dios me lo puso en el camino. Todo tiene su momento. ¿Cómo es su misión en Cuba?

Es un país muy bello y muy sufriente. Muy solidario y muy dañado. Aquí la misión es acompañar a la gente, acompañar soledades: escuchando, consolando, ayudando a reflexionar, a tener opinión propia, a enfrentar la vida con esperanza, facilitando cosas que se necesitan y están a nuestro alcance con ayudas externas.

La comunidad de religiosas del Sagrado Corazón coordinamos el trabajo de un gran grupo de voluntarios/as que ofrecen desayuno diario a 80 personas con necesidad, y ducha y lavado de ropa a personas que viven en la calle o no tienen medios en su casa. Otro grupo de voluntarios ofrece medicamentos. En octubre comenzó el Programa “Aprendiendo a crecer” para acompañar a niños con discapacidad y a sus familias con otro bonito grupo de voluntarios. Otros voluntarios atienden la Pastoral Penitenciaria, acompañando y formando a las familias de los presos, y visitando en la cárcel a los que no tienen familia. Allí acompañamos a los que solicitan atención religiosa. También ofrecemos talleres que ayudan a la Salud Mental Personal: “Aprendiendo a vivir”. Es una experiencia interesantísima. Asimismo, anunciamos a Jesús en comunidades del campo donde no hay parroquias ni presencia de capillas católicas. Y se van formando pequeñas comunidades cristianas domésticas. En la capilla de casa se ofrece misa los sábados por la tarde y catequesis. Ofrecemos, además, ejercicios en la vida diaria a quienes lo solicitan, así como retiros de fin de semana. También hacemos repaso escolar y campamentos en el verano. Colaboramos en la formación y con la catequesis universitaria, juvenil y adolescente. Visitamos a las personas en sus casas… aunque podría seguir, a través de todas ellas lo importante es acompañar y ayudar a VIVIR.

Si se tuviese que quedar con un aspecto de la misión, ¿cuál sería?

La Fe que me regala este Pueblo. Son tremendamente creyentes. Quizá los lleve la necesidad y la dureza de la vida que tienen, pero viven su ser cristiano con todas las consecuencias, con una seriedad y compromiso que quiero para mí. Y no quisiera marcharme de aquí hasta que mi vida se contagie de esa coherencia en mi vida. Estar en Cuba para mí es un REGALO. ¿Qué le diría a los jóvenes para que se animasen a vivir una experiencia misionera?

Que vengan y vean. Es difícil entender a Cuba si no vienes, vives y escuchas. Los españoles somos muy queridos. Los cubanos te roban el corazón.

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Nuevo presidente de las Obras Misionales Pontificias

El Papa Francisco ha nombrado secretario adjunto del Dicasterio para la Evangelización con el cargo de presidente de las Obras Misionales Pontificias al sacerdote napolitano Emilio Nappa, de 50 años, otorgándole el título de arzobispo. El nuevo presidente sustituye a Mons. Giovanni Pietro Dal Toso que ha cumplido un quinquenio guiando a nivel internacional las Obras Misionales Pontificias. Desde la entrada en vigor de la constitución apostólica Praedicate Evangelium, el pasado Pentecostés, la Congregación para la Evangelización de los Pueblos pasó a llamarse Dicasterio para la Evangelización. El Papa Francisco se reservó la presidencia – como prefecto – de este dicasterio que abarca dos secciones: Sección para las cuestiones fundamentales de la evangelización en el mundo y sección para la primera evangelización y las nuevas Iglesias particulares. A esta última, dice la nueva constitución que rige la Curia Romana, “están encomendadas las Obras Misionales Pontificias, como instrumentos para promover la responsabilidad misionera de cada bautizado y para apoyar a las nuevas Iglesias particulares”

Uno para todos y todos para Él

La Archidiócesis de Valencia celebrará, en comunión con la Iglesia universal, el próximo 15 de enero la Jornada de la Infancia Misionera, con el lema «Uno para todos, y todos para Él”, cuya finalidad es despertar la vocación misionera de los niños y ayudar a sostener proyectos evangelizadores y asistenciales a favor de niños sin recursos en los territorios de misión.

Con las aportaciones recogidas por Infancia Misionera se sostiene el trabajo que se realiza con los niños en los 1.117 territorios de misión que tiene la Iglesia. Con este dinero se apoyan más de 2.500 proyectos de educación, salud, protección de la vida y evangelización y al año se ayuda a más de 4 millones de niños en 120 países. El año pasado, la diócesis de Valencia recogió un total de 152.024 euros. El dinero recaudado en todo el mundo pasa a formar parte de un Fondo Universal de Solidaridad desde el que se distribuye para proyectos infantiles de las diócesis que son consideradas territorios de misión.

Algunos de los proyectos que se están desarrollando en diferentes países del mundo -y a los que irán destinados los fondos que se recojan este año- pueden consultarse en la página web infanciamisionera.es, que ofrece, además, contenidos y materiales que ayudarán a los más pequeños a vivir con espíritu misionero la Navidad pero también el resto de su vida cotidiana.

MISIONEWS 16

425 años orando

Las Agustinas Descalzas del monasterio de la Purísima Concepción, San José y la Beata Inés de Benigànim celebraron el pasado 18 de diciembre el 425 aniversario de su fundación, en 1597 por San Juan de Ribera. “Él nos dio la Regla de san Agustín, sus ansias de buscar a Dios, su amor a la Iglesia y a la vida en comunidad, también, las Constituciones de santa Teresa de Jesús y por eso, somos pobres, sencillas y alegres y a ejemplo de santa Teresa buscamos a Dios en nuestro interior adentrándonos en las moradas interiores, como ella nos enseñó por medio de la oración”, explica sor Aurora. De manera que la principal misión de las Agustinas Descalzas es mantener vivo el fervor por la Eucaristía, misión que se refleja en el saludo con que reciben a todos: ¡Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar!

Así lo hicieron al recibirnos, el mismo día de su aniversario, cuando acogieron la oración misionera que la Delegación de Misiones realiza cada mes en los diferentes conventos de vida contemplativa de la diócesis.

Encuentro misionero para laicos

OCASHA-Cristianos con el Sur traslada a los días 20, 21 y 22 de enero de 2023 su tradicional encuentro anual de difusión del laicado misionero. Una oportunidad para acercarse a conocer el saber hacer de esta institución misionera que ha sido cauce misionero para innumerables laicos. La Obra de Cooperación Apostólica Seglar Hispanoamericana (OCASHA) nació en 1957. Años después se le añadiría la expresión “Cristianos con el Sur”, acorde con la identidad de la asociación. Numerosos misioneros, cerca de 400, han partido a destinos de 20 países de América Latina y África, unos con un compromiso de tres años, otros durante 10, otros incluso durante 30 años. El encuentro de enero tendrá lugar en la sede de OCASHA, en la calle José Marañón, 3, de Madrid, y está dirigido a personas con inquietud misionera que quieran profundizar o discernir esta vocación misionera laica y conocer los diversos cauces para hacerla realidad. El encuentro se desarrollará en régimen de internado y serán unos días de información y formación, de convivir y compartir, cuyo objetivo es acercarse al laicado misionero y a la realidad de los países del Sur y ayudar, en la medida de lo posible, a la búsqueda personal de cada participante.

Más información en los teléfonos 91 445 40 22 y 648 78 16 50, y escribiendo al e-mail: asociacion@ocasha-ccs.org.

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PARA PENSAR Y REZAR
“Jesús les dijo: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres»” Mc 1, 17

¡Bienvenido!

Estimados hermanos:

Quiero que mis primeras palabras sean de agradecimiento (...). Deseo agradecer de manera especial a D. Antonio Cañizares (...) el testimonio de su dedicación durante estos últimos ocho años nos ha edificado a todos y ha hecho un gran bien a la Iglesia, porque esta crece cuando los cristianos nos entregamos en cuerpo y alma a nuestra misión (...).

Mi recuerdo se dirige también a todos aquellos que por diversas circunstancias no pueden estar físicamente presentes entre nosotros, pero se unen a nuestra celebración con su oración y su sacrificio (...). Recorde de manera especial als meus pares, i a tantes persones creients que en la vida cristiana m’han ajudat en la fe, sacerdots i laics de la meua parròquia natal. El Santíssim Crist de la Fe, a qui ells ens van ensenyar a invocar amb fe senzilla, m’ajude en esta nova missió. L’Església de València agraeix en esta Eucaristia al Senyor el do d’un nou pastor, que té l’encàrrec de conduir-la cap al Regne de Déu, anunciant l’Evangeli, celebrant el Misteri de la Salvació i servint amb amor al Poble de Déu i a totes les persones. No agraïm al Senyor el fet que siga este o aquell (...), sinó el regal del ministeri que fa present al mateix Crist, que és el Camí, la Veritat i la Vida.

Com ens recorda sant Agustí en el seu sermó sobre els pastors: un i únic és el pastor de l’Església i tots els altres som pastors si romanem units a Ell. Demaneu per a mi la gràcia de no separar-me del Senyor.

També per a mi esta celebració és un moment d’acció de gràcies a Déu, perquè rebre una nova missió per a servir a l’Església és un nou regal del Senyor (...), es un honor perquè és una Gràcia. (...) La vertadera alegria és ser un treballador en la Vinya del Senyor i, com ens va ensenyar el papa Benet XVI, viure-ho amb humilitat (...). Ser bisbe no és un càrrec d’honor, és una missió (...).

Es escuchando la Palabra de Dios como debemos encontrar los caminos que inspiren la vida de nuestra diócesis. Por ello, a la luz de la Palabra que se ha proclamado, me gustaría compartir tres breves reflexiones.

En el Evangelio hemos escuchado unas palabras del Señor que son consoladoras y que hoy, de un modo especial, siento que me las dirige a mi “Ya no os llamo siervos, a vosotros, os llamo amigos”. La confianza del Señor es un gesto de amistad: Jesús no quiere que tenga- mos con Él una relación basada en el temor que los esclavos sienten hacia sus dueños; nos ofrece a todos el regalo de su amistad, que es el tesoro más grande que podemos encontrar en este mundo.

CARTA DEL ARZOBISPO
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Pero esta amistad ha de despertar en nosotros el deseo de servirle mejor (...).

El obispo está llamado a ser un siervo bueno del Señor. Lo es si apacienta el rebaño consciente de que no le pertenece y de que, por encima de él hay un Supremo Pastor a quien debe rendir cuentas de su trabajo (...). La única motivación válida para asumir esta tarea es el amor a Dios (...). En el fragmento de su carta que hemos escuchado, el apóstol recuerda a los presbíteros que su misión la deben realizar por amor a Dios. Si esta es la motivación de nuestra vida lo haremos con alegría, con generosidad, de buena gana; buscaremos antes los intereses de Cristo que los nuestros; y no olvidaremos que nuestra misión abarca la totalidad de nuestra vida y que, por ello, tenemos la exigencia de convertirnos diariamente, con el deseo (...) de llegar a ser modelos del rebaño del Señor (...).

Las palabras del Señor están dirigidas al grupo de los discípulos (...) verdadera comunidad unidos a Cristo. No son ellos quienes lo han elegido a Él, sino Él quien les ha destinado para que vayan y den fruto y este fruto permanezca (...). San Agustin dice el fruto que espera el Señor es la caridad. Sin ella no podemos permanecer en la amistad con Cristo, ni su alegría estará en nosotros, ni nuestra alegría llegará a plenitud (...). Todos estamos llamados a escuchar juntos la Palabra del Señor tal como nos la ha trasmitido la Iglesia para po-

der caminar juntos, anunciar el Evangelio y dar testimonio de Cristo. En ella el Espíritu Santo suscita una gran diversidad de ministerios y carismas: sin la entrega de los sacerdotes (...); sin la generosidad de los misioneros y de los consagrados y consagradas; sin el servicio de los diáconos, el testimonio de las familias cristianas (...)… nuestra iglesia sería pobre (...).

La missió de l’Església no acaba en ella mateixa. El Senyor Jesús no va entregar la seua vida per a salvar a l’Església, sinó per a redimir a tota la humanitat. L’Església és l’instrument perquè esta salvació arribe a tots. El papa Francesc ens convida constantment a superar la temptació de pensar únicament en nosaltres mateixos, de centrar-nos exclusivament en els nostres problemes. L’Ungit del Senyor, que parla en la lectura del profeta Isaïes que hem escoltat, afirma que ha sigut enviat a donar la bona notícia als pobres, a curar als de cor ferit, a anunciar la llibertat als presoners, a proclamar a tots l’any de gràcia del Senyor.

En el nostre món hi ha molt de sofriment. Sovint estem tan centrats en nosaltres mateixos que som incapaços de veure-ho. La humanitat té dret a esperar de l’Església una paraula d’amor; els pecadors un gest de misericòrdia; els malalts una proximitat consoladora; els que pensen que ningú els estima, un somriure d’afecte; els que viuen sense esperança una ajuda per a recuperar-la. Això és sembrar el Regne de Déu en el cor del món (...).

Estimats germans: la missió és tan gran que supera les nostres forces. La presència de la Mare de Déu és el nostre consol. Ella amb la seua proximitat silenciosa cuida de nosaltres i evangelitza més que nosaltres (...). En estos moments em pose a les seues mans i a Ella li confie el present i el futur de la nostra diòcesi, amb la certesa que a les seues mans està millor que en les meues i amb la seguretat que Ella cuidarà de mi i de tots vosaltres. Que així siga.

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Ciento por uno

En 2019 y en 2021 mi marido y yo decidimos pasar nuestras vacaciones de verano yendo de misiones en Mozambique y República Dominicana. Fueron unas experiencias tan enriquecedoras a nivel personal y espiritual que de nuevo este verano hemos repetido la vivencia misionera. Debido a nuestras circunstancias personales -estamos a la espera de un proceso de adopción- nos sentimos llamados a vivir nuestras vacaciones de verano de esta forma, que es la que realmente nos llena. Hemos recibido un tesoro, y cuando uno recibe algo así, no se lo puede guardar para sí mismo sino que siente necesidad de compartirlo y darlo a conocer a los demás. Esperamos que estas pocas líneas, además de contar nuestra vivencia, puedan despertar una inquietud misionera en alguna persona. El pasado agosto, junto con María y Abel, dos jóvenes de dieciocho años, partimos a Sabaneta, un pequeño pueblo en la zona rural de la diócesis de San Juan de la Maguana en República Dominicana. Igual que el año pasado, nuestra labor consistía principalmente en realizar campamentos de verano con catequesis para niños en

las diferentes comunidades del municipio. Este año el tema de los campamentos era “Los milagros de Jesús”. Dichas actividades ocupaban generalmente una o dos mañanas en cada comunidad, por lo que, para hacerlo más ameno a los niños, comenzábamos con canciones y dinámicas divertidas; luego continuábamos con oración y catequesis; finalmente, terminábamos con un refrigerio y otros juegos. Durante esos días estábamos a la disposición del misionero local para cualquier servicio: organizar la liturgia de la Palabra en varias comunidades, visitar a personas necesitadas o preparar alguna actividad para los jóvenes y adolescentes relacionada con temas de afectividad y sexualidad desde la perspectiva cristiana.

JÓVENES
& MISIÓN
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Este testimonio estaría incompleto sin mencionar el Centro Educativo Vocacional Aventura. El proyecto fue iniciado y desarrollado por la diócesis en las lomas, una de las zonas más humildes de la región y que tiene difícil acceso. Allí la población se dedica mayoritariamente al cultivo de la habichuela. Antes de dicho centro educativo, los estudiantes sólo tenían la posibilidad de recibir clases hasta cuarto de Primaria, lo que suponía una carencia formativa muy grande. Actualmente, al tener acceso a la educación hasta la etapa de Bachiller, los jóvenes de la zona tienen la oportunidad de recibir una educación digna que les posibilita el acceso a la universidad.

A diferencia del año pasado, que estuvimos alojados en las casas de la misionera española de Ocasha y el párroco, este año hemos vivido la experiencia de ser acogidos por algunas familias vinculadas a la parroquia, algo que ha sido un regalo

para nosotros, ya que hemos podido integrarnos de una forma más auténtica en la vida de la comunidad. El pueblo dominicano es sin duda un ejemplo de hospitalidad, generosidad y caridad cristiana. Dentro de su situación de austeridad, las personas que hemos conocido, siempre nos han abierto sus casas y se han desvivido por darnos lo mejor que tienen, considerándonos parte de su familia.

La experiencia misionera nos hizo descubrir que la misión no se concluye tras el viaje y el servicio realizado. La labor continúa en la vuelta a nuestro entorno, dando a conocer el trabajo que realiza la Iglesia en misión a través de unas personas que lo dejan todo por Cristo para darse a los más necesitados. Ellos están en primera línea evangelizando y es de justicia tenerlos en nuestras oraciones todos los días. Las experiencias de misión también nos han hecho darnos cuenta de la importancia de vivir la vida con gratitud y de compartir los dones recibidos del Señor con los demás, tal como lo hace la gente humilde que hemos conocido y que tanto nos ha enseñado. Hemos aprendido que nosotros ponemos un granito de arena, dentro de nuestras limitaciones, y Dios nos ensancha el corazón y nos devuelve mucho más. Tras el viaje volvimos a comprobar que cuando uno se pone al servicio de los demás recibe el ciento por uno, como nos promete Jesús en el Evangelio. Como decía la Madre Teresa de Calcuta: No siempre podemos hacer grandes cosas, pero sí podemos hacer pequeñas cosas con gran amor.

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