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CONOCIENDO A / GETTING TO KNOW Antonio Velázquez

Volver a las raíces Antonio Velázquez. Actor A

ntonio Velázquez Bautista (6 de diciembre de 1981, Pinos del Valle, Granada) es uno de los actores de cine, teatro y televisión más reconocidos de nuestro país en la actualidad. Hace veinte años se introdujo, casi por casualidad, en el mundo de la actuación, con una primera incursión en el cine, de la mano de Carlos Miranda. Desde entonces y hasta ahora, no ha dejado de formarse y de trabajar con grandes directores tanto en España como en América. Dos décadas también llenas de dificultades, alegrías, retos y reconocimientos en este difícil, pero a la vez mágico mundo de la interpretación. Actualmente reside a caballo entre Madrid y Granada, donde ha recibido el reconocimiento con el reciente Premio Lorca al Talento en la última edición del Festival Internacional de Cine de Granada. Aunque la pandemia y los periodos de confinamiento han traído cambios en su vida y le han arrebatado algunos proyectos muy preciados, él sigue sonriendo y poniéndole al mal tiempo buena cara, convencido de que no hay mal que por bien no venga.

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Fotografía: Iuliana Dragoi Agradecimientos: Abadía del Sacromonte Harley Davidson Granada Portago Moda Gustavo Martín Estilista

Antonio, quien iba imaginar hace un año, lo que se nos venía encima con la pandemia, ¿Cómo has vivido la situación creada por el Covid’19?

Cuesta creer que estemos ya acabando este año, yo seguro que haré un brindis por el fin del 2020, porque sin duda es el peor año de la historia. Para mi empezó muy bien, cuando terminé la serie que estaba rodando con Enrique Urbizu, “Libertad”, y auguraba cosas muy positivas, iba a ser un año muy bueno. Acababa de terminar de trabajar también con Álex de la Iglesia, la serie que se ha presentado a finales de noviembre “30 monedas”. Y la verdad que no podía estar más contento, pues para mí estos dos directores son auténticos referentes, con ellos firmaría y me quedaría a vivir en sus mentes, de por vida.

Cuando llegó el Estado de Alarma, yo estaba en el pueblo, fueron tres meses muy difíciles, durante un tiempo no éramos capaces de ver la salida al final del túnel. El confinamiento trajo la ruptura con mi anterior pareja, pero también el comienzo de una nueva relación con Esther, mi actual pareja. Fueron días duros en los que, a pesar de todo, intenté que la gente no decayese, que mantuviera el optimismo.

Cuando llegó la “nueva normalidad” fue difícil reinventarse, al volver a Madrid, me encontré con que ninguno de los productores se atrevía a meterse en un rodaje. Son equipos muy grandes, con muchas personas, y las circunstancias lo hacían inviable. Para colmo, recibí la llamada de mi casera diciéndome que necesitaba el piso para su hijo y que tenía que dejarlo. De esa forma, tuve que empaquetar 20 años de mi vida en Madrid y comenzar una nueva etapa. Lo que en un principio pensé que era lo peor que me podía pasar, finalmente ha sido lo mejor, pues siempre quise vivir en Granada y nunca encontraba el momento. Después de haber dado no sé cuántas vueltas por el mundo, vuelvo de nuevo a mi tierra y allí encuentro de nuevo el amor.

“Una parte de mi se ha roto con el Covid”

¿Cómo es para un actor vivir lejos de Madrid y más en estos tiempos donde escasean tanto los proyectos en el sector de la cultura?

Madrid es una ciudad preciosa, pero también muy despiadada, una jungla. Allí o le plantas cara o la ciudad te come. Sin embargo, la realidad es que, para un actor, Madrid es el centro de todo, es el núcleo donde se mueve todo el trabajo. Yo llevo 20 años allí, pero en todo este tiempo, me había planteado en varias ocasiones venir a vivir a Granada, tener aquí mi hogar y desde aquí, desplazarme a Madrid o a donde tuviese lugar el rodaje.

Esta pandemia ha hecho estragos en la sociedad, en muchísimos trabajos, pero en nuestro sector, en la cultura, nos ha dado un golpe duro, muy fuerte.

Ahora volveré un tiempo a la capital, pendiente de los proyectos y nuevos trabajos, pero cuando todo se vaya estabilizando, mi idea es estar entre Madrid y Granada. La calidad de vida que tenemos aquí es incomparable, y aquí está mi gente, mis amigos, mi madre…

Por mucho que los expertos lo decían, no entraba en nuestra cabeza que esta situación tan compleja se iba a extender tanto en el tiempo. Ahora nos parece que quedan muy lejos los aplausos y el “Resistiré” en los balcones y ventanas de toda España y, sin embargo, seguimos en esta situación tan difícil. ¿Ha servido

de algo tanto gesto para generar optimismo?

Los aplausos, en un principio, tenían un sentido, los sanitarios estaban en primera línea del frente, luchando por salvar vidas y se les consideraba unos héroes. Ahora pienso que más que palmas lo que necesitaban eran recursos y medios adecuados. Todavía los siguen necesitando y es muy importante no mentir, hay que decir las cosas como son.

Todas las consecuencias que esto está generando, lo hace aún más complejo e imagino que la vacuna será la solución para ir volviendo a la normalidad y a una nueva realidad, esperemos que sea cuanto antes.

En mi caso, una parte de mí se ha roto con todo esto, el Covid se ha llevado una parte mía de ilusión. Hay proyectos que se han caído y han dejado de funcionar, como mi proyecto empresarial “Sin cobertura” que no ha terminado de funcionar. Todo, como consecuencia de la situación generada por la pandemia.

¿Hemos aprendido algo de esta crisis?

En un documental se hablaba de algo muy importante, que mientras no se pueda vencer al virus hay que saber convivir con él. Debemos comprender que acabar con el virus, es también responsabilidad nuestra, de todos, ser conscientes de los peligros, tener cuidado, hacer las cosas bien para minimizar en lo posible el riesgo de contagio.

Hay que cambiar ciertos hábitos, lo de dar la mano a la gente, abrazar a mis amigos y familiares, es algo que me encanta hacer, pero ahora no se puede y hay que ser consciente de ello. Hay que pensar que guardar las distancias es dar un abrazo al conjunto de la sociedad, por eso es muy importante que todos, los jóvenes y los mayores, tengamos conciencia de que esto es como una guerra, y cada uno tiene que ser responsable de sus actos.

Hagamos un salto en el tiempo y volvamos a “Diálogo del amargo”, de Carlos Miranda, el origen de todo. ¿Cómo un director chileno llega a pedirte que

colabores en ese corto?

Sin Carlos Miranda nada de esto hubiera tenido sentido. En aquel momento, yo estaba estudiando para entrar en el ejército, para suboficiales en Zaragoza. Yo me crie en la Venta de la Cebada, un cortijo del Valle de Lecrín, y mi vida estaba programada para vivir en el campo. Pasé por un tiempo en que no tenía claro que quería hacer, si estudiar o trabajar en el campo, pero al probarlo durante un año con mi padre, entendí que era mejor seguir estudiando y así fue como aprobé todo para poder entrar en la academia militar.

Justo ese verano, un amigo del pueblo, Bernardino, me llamó y me dijo de participar en un casting, algo que en ese momento no sabía ni lo que era y que después con el tiempo, esa palabra, se ha convertido muchas veces en una pesadilla…

…Te seleccionaron y ahí empezó tu carrera.

Así fue como me introduje en ese mundo, conociendo en aquel momento a profesionales de diversas partes de España y del mundo, un director chileno, un cámara japonés, etc.

Carlos Miranda era compositor de música, un enamorado de Federico García Lorca, que acaba comprando una finca en Granada, Jolonque se llama, para hacer realidad su sueño de construirse una casa allí y rodar un corto de una obra de Lorca.

Recuerdo como anécdota, aquel día en que Carlos me dijo que, al día siguiente, a las 9 de la mañana, tendríamos una mesa italiana, y yo no tenía ni idea de a que se refería, de si era una mesa especial traída desde Italia, o que era, luego entendí que se llama así al momento en que se lee el guion por primera vez en boca de los actores, alrededor de una mesa, Carlos se reía siempre mucho conmigo. Falleció hace un par de años y sin Carlos Miranda mi carrera no habría existido. Él tuvo claro que había madera, pero también que había mucho que pulir. Él me animaba a formarme y a aprender permanentemente, desde la dicción, para hablar bien, hasta conocimientos de cine, película, etc.

Desde ese momento Antonio Velázquez comienza a formarse en diferentes escuelas de interpretación. Primero en el Centro de Estudios Escénicos, con José Carlos Plaza, ubicado en el Teatro Alhambra, que posteriormente se trasladó al actual Museo Arqueológico y más tarde al Centro Cultural del Rey Chico. Comienza sus primeros proyectos de trabajo en Madrid, sin abandonar su proceso de formación, primero en La Barraca en Madrid y después en La Sala en Málaga, hasta 2004, momento en el que se cruza en su camino otra persona clave en su futuro, Javier Garcimartín.

¿Qué han supuesto para ti esas personas clave en tu recorrido como actor?

Carlos Miranda, Fernando Sansegundo, Tito Junco, Lidia García y Javier Garcimartín, son muy importantes en mi vida, este último sigue muy presente en ella, como maestro y amigo.

¿Cómo ha sido ese camino para llegar hasta hoy?

Los primeros años fueron duros, todavía los intento olvidar… sobre todo por mi madre. Porque he tenido épocas malas, donde me las he visto muy mal, pero tenía que pagar mi escuela de interpretación y tenía que buscar fuerzas de donde muchas veces no las había para lograr mi objetivo. De hecho, hubo un momento, cuando murió mi padre, que pensé en tirar la toalla. Pensé que no iba a ser capaz de seguir adelante con mi carrera, pero el apoyo de mi madre y mis hermanas fue fundamental para seguir persiguiendo mi sueño, incluso mi padre en los últimos momentos de su vida me animó a luchar y seguir adelante.

El apoyo de mi familia ha sido fundamental para seguir persiguiendo mi sueño

¿Cuándo empiezas a recoger los frutos de tu esfuerzo?

Al volver a Madrid, me propuse conseguir representante y ahí es donde aparece otra de las personas claves en mi carrera, Carlos Ochando, el primer representante que confía en mí. Él me pone en el escaparate, allá por el 2003/2004 y así llega la serie “Arrayán”. Un poco más adelante comienzo a trabajar con Luis San Narciso, uno de los directores de casting más importantes, que me propuso ir a Globomedia para una entrevista, surgiendo así los trabajos en “Mesa para 5”, “SMS”. Más adelante surgen nuevas oportunidades, como la de José Luis Moreno en el proyecto de “A ver si llego”, donde reflejaba de algún modo la crisis que se estaba viviendo en España (2008-2009). Mi personaje era de un pescadero bisexual, con el que me divertí muchísimo. Reconozco que fue muy divertida, que ahora no tendría nada que envidiar a series como “La que se avecina”.

Sin embargo, el gran proyecto que le cambia definitivamente la vida a Antonio Velázquez es la serie “Paquirri”. Al casting se presentaron muchos

actores, pero su maestro Javier Garcimartin le convenció que su vida en el campo, en la Venta de la Cebada, era ya un aprendizaje que él tenía y la mayoría de los otros actores no, y Paquirri era eso, era un hombre que amaba el campo, así que él mejor que nadie iba a entender al personaje…

… Y tenía razón, los actores estamos impregnados de lo que somos, y muchas veces no podemos dejar de volver a nuestras raíces. Hay mucho trabajo, pero todos los personajes tienen algo tuyo. Yo entendí a Paquirri desde las raíces de la tierra y la prueba fue un éxito, confiando el director Salvador Calvo en mi trabajo. Algo que luego se repitió en otros proyectos tan interesantes como “Hermanos” y “Los Nuestros”.

Has dado incluso el salto a América, rodaste una película en México ¿Cómo fue

tu experiencia al otro lado del charco?

Fue una experiencia maravillosa. En México rodamos “Cuatro lunas”, una película que recibió el Premio del Público en el Festival de Cine Gay de Barcelona. Fue una película mexicana con muy poco presupuesto, pero con un guion tremendo. Allí, en México, he sentido que se valora mi trabajo, tratan de una forma diferente a los actores, les cuidan para que el actor esté concentrado en su trabajo, el trato ha sido exquisito por parte de todo el equipo, con un gran respeto.

Además de cine, cortometrajes, series de TV, has realizado también alguna incursión en teatro. ¿Dónde te gusta y te sientes más cómodo trabajando?

Mis cimientos están en el teatro, pero es cierto que el lenguaje cinematográfico me sedujo mucho. La técnica de la cámara me parece muy complicada. Llegar a ser un actor técnico y transmitir con esa verdad que tiene el cine me resulta una experiencia única.

El trabajo en uno u otro ámbito es muy diferente. En una serie la dinámica es rodar, casa, estudiar y rodar al día siguiente. Al final no te relajas. En una película tienes un proceso de un mes o mes y medio para el estudio y el desarrollo de tus 100/150 páginas de guion. Eso te permite entrar en tu personaje y desmenuzarlo, como no sueles rodar todos los días, lo puedes analizar y puedes jugar más con el texto, hay más libertad artística. Disfruto mucho rodando, escuchar 5 y acción para mí es como comenzar a jugar, y no hay cosa más bonita que jugar. Es cierto que siempre se tiene la presión y el peso del texto, pero realmente disfruto muchísimo con mi trabajo. En cuanto al teatro, le tengo muchísimo respeto, primero por la dificultad que plantea, y segundo porque la mayoría de las veces se hace imposible compaginarlo con otros proyectos de cine o televisión.

¿Es Antonio Velázquez más seriéfilo o cinéfilo?

Pues veo muchas series y películas, pero no consigo relajarme mucho viendo una serie, no me lo tomo como una diversión, no me gusta que me hablen, pues me gusta estar pendiente de todos los detalles. Al cine también me gusta ir sólo, necesito concentrarme en lo que veo, porque para bien o para mal, mi hobby es mi trabajo.

Más de 200.000 personas te siguen en Instagram ¿Qué te parece el mundo

de las redes sociales?

Instagram aunque parezca que no, es una herramienta más. Yo se lo debo a Alejandro del Real, de Tele 5, al que le doy las gracias, porque yo no estaba muy convencido de estar ahí. Ahora no es que sea un incondicional de las redes sociales, pero reconozco que, en cierto modo, son necesarias. Para un artista es como desvelar sus trucos, pero estamos en un mundo en el que te tienes que vender continuamente. Al final pongo las cosas que me gustan, me gusta mostrar el campo, mi pueblo, intento mostrar lo que soy, pero sabiendo que es también una herramienta de trabajo, e intentando dejar a un lado la vida privada de cada uno, para mí eso es muy importante.

…estamos en un mundo en el que te tienes que vender continuamente.

¿Y que has sentido cuando te has visto en alguna ocasión en las llamadas revistas del corazón?

La primera vez que me vi en una revista, por temas del corazón, me entró una ansiedad enorme. No entendía qué interés podía despertar en nadie mi vida personal. No me gusta esa parte de la “fama”. Yo al público lo adoro, porque me trata fenomenal, me muestra su cariño y yo lo agradezco, pues al final es que se lo debemos todo al público. Sin embargo, como a todo el mundo, me gusta tener mi parcela de intimidad y mis momentos de privacidad para mí y mi gente, por eso no entiendo ese tipo de publicaciones que no tienen nada que ver con nuestro trabajo.

Una gran exposición en los medios ¿beneficia o perjudica a un actor?

Últimamente se contrata a gente no sólo por su capacidad, sino también por los seguidores que se tienen en redes sociales. Esto es un tema muy complejo, pues ya no cuenta sólo si vales o no vales, si eres actor o no eres actor. De qué vale estudiar dicción…, se pregunta mucho ¿Cuántos seguidores tienes? Y según la respuesta, muchas veces te dicen “contratado”.

Las escuelas están llenas de gente que quiere ser actor o actriz, están llenas de talento, y si los directores de casting no le dan oportunidades a esa gente y los buscan en redes sociales por guapo o por guapa, estamos faltando el respeto, primero a nuestra profesión, y a gente que está luchando por un sueño.

Si Carlos Miranda levantara la cabeza nos diría que le estamos faltando el respeto a algo más importante, a la cultura. Si queremos que esto sea una profesión, respetada por todos, no podemos faltar el respeto a la gente, y si el director de casting contrata a un blogger le está faltando el respeto a muchos actores. Y veo ridículo que, entre un actor y otro, que son propuestas para el mismo papel, también se mire el número de seguidores que tiene cada uno.

Evidentemente no es un elemento que determine la obtención de un papel, pero que ayude… por supuesto. Al final las pruebas se tienen que hacer para saber quién va a hacer mejor el papel. Pero como sigamos así las escuelas van a desaparecer. Esto es una profesión muy seria, y si hay chicos y chicas que están formándose muy duro y trabajando una barbaridad, no es muy agradable que de pronto llegue alguien que por el simple hecho de tener muchos seguidores en una red social, se quede con el trabajo. Entiendo que este tema es muy complejo, pero como sigamos así, el mundo va a seguir tomando una deriva nefasta y el ser humano está cayendo demasiado bajo.

En “Libertad” de Enrique Urbizu, te ha tocado trabajar con una persona muy especial para ti, la cantante Bebe ¿Qué tal ha sido rodar con ella?

Bebe y yo somos muy buenos amigos, nos amamos y nos respetamos muchísimo, por eso haber hecho este trabajo juntos, ha sido fantástico. Bebe es un ser maravilloso, transparente, que dice lo que piensa y lo hace con toda la libertad del mundo. En este mundo en el que muchas veces hablamos acojonados, porque hay que ser políticamente correctos, encontrarte con una mujer como Bebe que se pone el mundo por montera, es algo muy enriquecedor.

Es una artista como la copa de un pino, me encanta todo lo que hace, como canta, como interpreta, tiene un empaque trabajando tremendo. Un artista es seguridad, y debe saber transmitirlo. Ella lo consigue, te llega, transmite, hace lo que le gusta. Es como Miguel Poveda, artistas de raza, al final el artista tiene que ser artista de verdad. Si ya tienes marcados los parámetros, estar demasiado encorsetado, hacer caso siempre a las discográficas o productores… dejas de ser lo que eres.

Para terminar, Antonio, ahora que te vamos a tener más cerca, cuéntanos ¿qué

rincones de Granada te pierden y te sirven para reconciliarte con la vida?

Por supuesto el Valle de Lecrín, Pinos del Valle y la Venta de la Cebada, mi tierra, mi origen. Pasear por el paseo de los Tristes, o por la Alhambra, todo ese entorno tiene una energía especial que hace que recargues fuerzas, en realidad toda Granada tiene eso, energía para recargarse. Mi hermana que vive fuera me dice lo mismo: no he echado tanto de menos una ciudad como Granada. El que se ha criado en Granada, si deja la ciudad, da igual donde viva, no se la podrá quitar de la cabeza, siempre la va a echar de menos, te atrapa, es un imán. Si no fuera por mi trabajo me quedaba aquí a vivir siempre, sin duda. •

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