Codelco | Somos talento minero

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Cantantes, futbolistas, activistas y mecánicas. Personas con sus propias causas y creencias, que también comparten la pasión por el cobre.


JUAN ARAYA, OPERADOR MINA DE EL TENIENTE: “MI HIJA MAYOR UNA VEZ PUDO VISITAR LA MINA, NUNCA SE IMAGINÓ CÓMO ERA Y EL SACRIFICIO QUE SIGNIFICA” Partió como auxiliar de aseo, luego pasó a manejar equipos LHD y hoy es operador en el área de reducción secundaria. “Toda una vida en interior mina”, dice. A los 18 años, Juan Araya conoció la mina El Teniente. Ingresó como auxiliar de aseo en los casinos. “Desde que entré, en abril de 2010, miraba los equipos, la infraestructura, el tamaño de las instalaciones, todo me llamó mucho la atención”, confiesa. Hoy, con 37 años, se desempeña como coordinador de la reducción secundaria. “Toda una vida en interior mina”, dice. “En la reducción secundaria tenemos bastantes funciones: perforación, detonación, uso de explosivos APD (Alto Poder de Detonación) para rocas de gran tamaño. Nuestro trabajo es mantener la zanja abocada, es decir, con suficiente material para la extracción del mineral”, cuenta con pasión.

“Lo más importante es cuidarse, porque todos tenemos una familia que es nuestro cable a tierra para hacer un buen trabajo”.

Agrega que “estas tareas tienen muchos riesgos, como estallidos de roca, incendios, explosiones, entonces es importante que como equipo tengamos los conocimientos, porque es una gran responsabilidad y uno de los trabajos que tiene más protocolos de seguridad”. ¿Cómo mantienen ese control? Nos capacitamos siempre, porque las condiciones van cambiando, entonces la instrucción es permanente. También nos centramos en el uso estricto de los implementos de seguridad y, como encargado de la cuadrilla, me preocupo de que todos estén con sus licencias al día. ¿Cómo pasaste de trabajar en los casinos a la reducción secundaria? Gracias a las capacitaciones. Luego de los casinos operé equipos LHD en una empresa contratista en la que estuve tres años. Allí se me dio la oportunidad de ingresar a Codelco, donde seguí manejando equipos LHD y también camiones, hasta que llegué a ejercer como coordinador de explosivos. La minería me llamó la atención, se transformó en mi norte y creo que cuando uno tiene una meta o algo que le gusta,


“Entrar a esta empresa significó un gran salto. Gracias a Codelco me he capacitado, me hice un profesional en lo que hago, desde la enseñanza al compañerismo”.

tienen la visión de lo que hace su papá. Mi hija mayor una vez pudo visitar la mina, nunca se imaginó cómo era y estando acá se dio cuenta del sacrificio que significa este trabajo. se enfoca y es dedicado, puede lograrlo con ganas y motivación. En el proceso, lo más importante es cuidarse, porque todos tenemos una familia que es nuestro cable a tierra para hacer un buen trabajo. ¿En tu familia había mineros? Mi abuelo fue minero de pique y un tío trabaja en el preacondicionamiento minero. Mis tres hijos, una de 19 y gemelos de ocho años, me han visto desde pequeños con mi casco. Les muestro videos de los equipos y así

¿Qué significa para ti pertenecer a El Teniente? Para mí tiene un sentido muy especial, ya que es una fuente laboral para muchos chilenos, seamos colaboradores o no de Codelco, todos somos uno, tenemos que ser una familia. Entrar a esta empresa significó un gran salto. Gracias a Codelco me he capacitado, me hice un profesional en lo que hago, desde la enseñanza al compañerismo, al ambiente más familiar, con la incorporación de mujeres y un sinfín de cosas. Me siento un aporte; me siento parte del equipo.


PRISCILA TAPIA, MANTENEDORA ELÉCTRICA DE EL TENIENTE: “ME GUSTA TANTO SER MINERA QUE NO ME VEO EN OTRO LADO” Egresó como técnica electrónica, pero encontró un nicho en el área eléctrica, donde revisa con mucho expertise equipos LHD 517, 621 y los martillos. Dice que no le ha costado desempeñarse en este mundo masculino y alaba el ingreso de más mujeres a la operación. Priscila Tapia, mantenedora eléctrica en la mina Diablo Regimiento, llegó hace 16 años a la División El Teniente y ya cumplió 13 como trabajadora de Codelco. Con la misma pasión que revisa equipos LHD 517, 621 y los martillos, resume su vida laboral en el interior de la mina: “me encanta ser minera, me gusta tanto que no me veo en otro lado”. “En estos años, la forma de operar se ha tecnologizado. También ha habido cambios para nosotras: hay más instalaciones para las mujeres, más elementos de protección personal (EPP), existe un enfoque más diverso, una situación muy distinta a cuando llegué. En esa época no había nada”. ¿Qué siente al ver que se han ido incorporando más mujeres? Es una oportunidad para todas quienes quieran trabajar. Hacerlo en la minería no es fácil y para una mujer es más rudo, pero con disposición, siempre se podrá desarrollar una carrera exitosa. Para una que ya tiene experiencia

en este rubro es satisfactorio que la empresa incorpore más talento femenino. ¿Cómo ha sido su inclusión en el equipo de trabajo? Nunca he tenido problemas en trabajar con hombres, porque estudié con ellos, así que no ha sido tema. ¿Está orgullosa de su trayectoria? Para mí es gratificante ser una mantenedora eléctrica. Me gusta el ambiente laboral. He aprendido diferentes cosas y me motiva hacer bien la pega. Estar en distintos lugares como el taller eléctrico, martillo, ventilación, distribución de baja tensión y chancado, me ha servido mucho para crecer en conocimientos y experiencias. Mantención, análisis de falla y reposición de energía han sido algunas de mis tareas. Priscila agrega que la minería le ha dado las herramientas para desempeñarse profesionalmente y apoyar a su familia. “Soy técnica electrónica de la Universidad Federico Santa María y ahora me dedico alas


“Trabajar en la minería no es fácil y para una mujer es más rudo, pero si se tiene la disposición siempre se podrá desarrollar una carrera exitosa”.

palas automine (automatización para funcionamiento autónomo). Me siento orgullosa de aportar al país, de ayudar a las personas, de que mi trabajo sirva para generar recursos para que el Estado los utilice en beneficio de los chilenos y chilenas más necesitados.

“Me siento orgullosa de aportar al país, de ayudar a las personas, de que mi trabajo sirva para generar recursos para que el Estado los utilice en beneficio de los chilenos y chilenas más necesitados”.


SIBILA VALDÉS, INGENIERA DE MINAS Y DIRIGENTE DE WOMEN IN MINING: “MI PROPÓSITO ES IMPACTAR EN LA SOCIEDAD” Concilia su cargo de directora de Gestión y Fiscalización de Contratos en la División Gabriela Mistral con sus funciones en la ONG que aboga por mayor participación de las mujeres. En el pasado fundó la Red de Ingenieras de Minas y es parte de la Red de Mujeres Codelco. Toda una inspiración. Sibila Valdés (34) dice que uno de sus principales logros ha sido conciliar el ser madre con su cargo de directora de Gestión y Fiscalización de Contratos en la División Gabriela Mistral y sus funciones de vicepresidenta en la ONG Women in Mining Chile.

semana después de las nueve de la noche, por lo que es clave la corresponsabilidad para cumplir este rol” enfatiza. Sobre todo, tras el nacimiento de su hijo, que hoy tiene un año y siete meses.

“Ha sido un desafío tremendo, porque las reuniones con el directorio y los comités se realizan los fines de

Nacida en Santiago, Sibila estudió Ingeniería de Minas en la Universidad de Chile y llegó a Gabriela Mistral como graduada en 2015.

“Esta energía movilizadora que hoy día traemos las mujeres tiene que ver con una visión desde las personas y desde cómo somos capaces de inspirar y conectar ese propósito individual con el propósito de la Corporación”.

“Mi propósito es impactar en la sociedad, para entregarle un medio más amable y justo a mi hijo y a las próximas generaciones”, describe sobre sus distintos roles. Esta búsqueda de un sentido para dejar su huella en el mundo la inspiró a fundar la Red de Ingenieras de Minas (RIM) para promover la diversidad en los equipos de trabajo. También es precursora del desarrollo de la Red de Mujeres de Codelco, donde su aporte está enfocado en la integración de habilidades de liderazgo que promuevan las transformaciones culturales de la industria minera y de la sociedad en general.


¿Qué significa para ti ser parte de las mujeres que están construyendo el Codelco de hoy y el futuro? Es un orgullo. Me mueve ver el impacto que vamos a generar, no sólo en nuestros núcleos más cercanos, sino también en la sociedad. Esta energía movilizadora que hoy día traemos las mujeres tiene que ver con una visión desde las personas y desde cómo somos capaces de inspirar y conectar ese propósito individual con el propósito de la Corporación. ¿Qué es lo que más te gusta de trabajar en Codelco y en específico en Gabriela Mistral? Creo que en Gabriela Mistral se hace una minería diferente, como si hoy estuviéramos viviendo el futuro. A mí me ha permitido mirar la Ingeniería de Minas de una forma totalmente distinta y pasar de la idea de que la pala y el camión eran lo más importante a la de que la transformación digital es fundamental para la optimización de procesos. ¿Qué es lo que más te inspira de tu trabajo? Diría que mi inspiración es la mística que tiene la división y que lo vemos también en otros ejemplos puntuales en Chile como cuando Nicolás Massú y Fernando

González decían “vamos que se puede” en el último set y lo lograban. Gabriela Mistral tiene ese impulso y esa energía de que podemos hacer algo distinto y de que juntos vamos a salir adelante.

“Mi propósito es impactar en la sociedad, para entregarle un medio más amable y justo a mi hijo y a las próximas generaciones”.


JUAN ACUÑA, ANALISTA DE SUMINISTROS EN DIVISIÓN GABRIELA MISTRAL: “TENEMOS QUE TRABAJAR POR UN OBJETIVO QUE ES GANAR EL PARTIDO” Es calameño e hincha acérrimo de Cobreloa. Tanto le gusta el fútbol que también juega en una liga rural. Dice que en el deporte y en la minería hay muchos puntos en común, partiendo por el trabajo en equipo y la cohesión. Juan Acuña (47) suma un cuarto de siglo de trabajo continuo en la minería. Los últimos once años como parte del equipo de la División Gabriela Mistral, ahora en el puesto de analista de Suministros. Es calameño y

un hincha fanático de Cobreloa. También es futbolista de una liga rural y un fiel devoto de la Virgen. Su pasión por este deporte la lleva también al trabajo.

“Si tuviera que hacer una analogía entre el fútbol y la minería, diría que lo común en ambos es que hay mucho trabajo de equipo, se desarrolla una estrategia, hay que saber comunicarse y lo fundamental es que existe cohesión”.


“Si tuviera que hacer una analogía entre el fútbol y la minería, diría que lo común en ambos es que hay mucho trabajo de equipo, se desarrolla una estrategia, hay que saber comunicarse y lo fundamental es que existe cohesión. Tenemos que trabajar por un objetivo que es ganar el partido”, dice con entusiasmo. “Me gusta desempeñarme en minería, porque existe liderazgo, contacto con las personas y mucho de gestionar para obtener mejores resultados. Trabajar en Codelco es hacerlo para Chile, por lo que me siento muy orgulloso y con una gran responsabilidad”, comenta. La importancia de la familia Para él, pertenecer a la Corporación es renovar a diario el compromiso “con nuestras familias, pero también con las demás, porque somos parte de una empresa en la que sus excedentes van al país y eso hace mucho más loable nuestra labor como trabajadores y trabajadoras”. “Las conversaciones del trabajo también se llevan a la casa y surgen hartos consejos. Mi señora es profesora, por lo tanto, de la pedagogía también recojo muchos aspectos para desenvolverme. Ella es una coach importante para desarrollarme tranquilo, es mi partner; sentir que me apoya en el trabajo me emociona. Y de mis cuatro hijos estoy muy orgulloso, son hermosas personas y me enorgullece la calidad de familia que tengo”, detalló. ¿Qué mensaje enviarías a tus compañeros y a la gente de Calama en este Día del Minero y la Minera? Que esta tierra es muy generosa, acá hay oportunidades de trabajo y debemos ser agradecidos de eso.

“Trabajar en Codelco es hacerlo para Chile, por lo que me siento muy orgulloso y con una gran responsabilidad”


ÍTALO RIVAS, CHOFER DE CAMIONES EN SALVADOR: “EL DÍA QUE ME SUBÍ POR PRIMERA VEZ A UN CAEX FUE COMO UN REGALO DE NAVIDAD” Lo que era un sueño de niño hoy es una realidad. Sus primeros pasos fueron como chofer de una pala cargadora en la mina subterránea y con la transformación que vive Salvador pasó a los CAEX, tras perfeccionarse en Andina y Radomiro Tomic. Corría la década de los ochenta y en las polvorientas calles de Maipú un pequeño lleno de ilusiones jugaba con un camión minero. Echaba tierra y piedras una y otra vez a la tolva del juguete, bajo el implacable sol del verano. Ítalo Rivas (42) tenía un sueño y se juró cumplirlo algún día.

Años más tarde, aquel soñador niño maipucino ahora con 29 años, ajustaba su casco con linterna, sus botas y su auto rescatador. Estaba a pocos minutos de entrar por primera vez a una mina subterránea en El Salvador. Una nueva vida comenzaba para él.

“El día que me subí por primera vez a un CAEX fue como un regalo de Navidad. Recordé cuando niño jugaba tardes enteras en Maipú, junto a mis camiones de juguete”


El mundo subterra lo atrajo de inmediato y más aún cuando subió por primera vez a un scoop, sacando mineral en cada turno. Su vida cambió. Forjó una familia, tuvo dos hijos y se afianzó en el poblado minero. “Es imposible vivir en El Salvador y no ser de Cobresal”, dice mientras acompaña a su hijo Vicente al Estadio El Cobre, entusiasmado con la campaña del equipo de fútbol. A fines de 2022 se enteró de que la mina subterránea cerraría. Primero vino la angustia, pero después se convenció de que había que seguir “dándole al cerro desde otra mirada”, según cuenta. Se perfeccionó ingresando al curso para manejar los camiones CAEX, aquellos mismos con los que jugaba de niño. “Viajé a Andina y Radomiro Tomic para perfeccionarme en un proceso hermoso. Ya tenemos la certificación en nuestras manos y ha sido muy satisfactorio, tanto en lo personal como en lo familiar”, señala. Ítalo se siente un hombre feliz y realizado. Está contento. Hoy es monitor de sus excolegas de la mina subterránea y trabaja sacando piedras del proyecto Rajo Inca. “El día que me subí por primera vez a un CAEX fue como un regalo de Navidad. Recordé cuando niño jugaba tardes enteras en Maipú, junto a mis camiones de juguete y ahora a estos gigantes los manejo yo. Y eso me hace inmensamente feliz”, concluye agradecido de lo que el cerro le ha regalado en estos años.


SORAYA LAVANDEROS: LA MUJER A CARGO DE QUE RAJO INCA EN SALVADOR COMIENCE A PRODUCIR COBRE A sus 30 años tiene como misión remover cientos de toneladas de rocas que permitirán dar continuidad a la división por otro medio siglo.

“Mi mensaje a las mujeres es que se atrevan. Este es un mundo bonito, desafiante y que ofrece oportunidades”.

Soraya Lavanderos se mueve con soltura en el cerro Indio Muerto. Sabe que con sus pasos está haciendo historia. Es la primera ingeniera de producción a cargo de abrir el Rajo Inca, el megaproyecto minero que dará 47 años de vida a la emblemática operación de Salvador. Pero esa inmensa responsabilidad no la complica. A sus

30 años, esta joven oriunda de la Región de Coquimbo y apasionada de la minería va y viene con tranquilidad en el terreno. Pareciera ser su hábitat natural. Da instrucciones, sube a una fase, toma la radio y se reúne con su equipo; baja a otra fase, con su mano despeja la tierra y proyecta un improvisado plano para explicar a su gente el próximo paso. Soraya repite una y otra vez que es feliz en la minería.


“La equidad no se trata de darle más importancia a un género. Se trata de respetar a las personas por su calidad como profesionales. Ser mujer para mí no significa ninguna dificultad, pero por supuesto, sé que soy parte del quiebre de este paradigma, en este desafío que tiene el género femenino de ser parte del mundo minero”, señala convencida a más de 2.700 de altura, con el desierto de Atacama de fondo. Soraya llegó en 2018 como memorista y, rápidamente, por su calidad profesional, fue ganando espacios. Primero en la mina subterránea, allí donde el sol no llegaba yí donde hasta hace pocas décadas una mujer no podía entrar, pues “atraía la mala suerte”, según decía un torpe y machista dicho minero. Luego, pasó del mundo subterra al rajo abierto. En ese lugar es respetada por sus colegas y jefatura, pues se lo ha ganado con excelencia. Tiene a su cargo todo el personal interior de la mina y su trabajo se enfoca en dar continuidad operacional, es decir, que aquellos camiones gigantes llamados CAEX, de más de 8 metros de altura, sean capaces de remover toneladas

de rocas para finalizar lo antes posible la apertura del rajo y comenzar a producir cobre. “Mi mensaje a las mujeres es que se atrevan. Este es un mundo bonito, desafiante y que ofrece oportunidades”, sentencia esta joven minera, cuya pasión contagia. Es la nueva generación de mujeres que continúa haciendo historia en la industria.

“Ser mujer para mí no significa ninguna dificultad, pero por supuesto, sé que soy parte del quiebre de este paradigma, en este desafío que tiene el género femenino de ser parte del mundo minero”.


BÁRBARA MORI, PRIMERA JEFA DE OPERACIONES EN MINERÍA SUBTERRÁNEA: “MI PAPÁ SACA PECHO AL VER A SU HIJA DESARROLLÁNDOSE DE FORMA TAN RÁPIDA EN LA MINERÍA” Es la cuarta generación de su familia que se desempeña en esta industria. En apenas dos años y medio ha tenido una acelerada carrera en la División Chuquicamata. En sus labores diarias, dice, es clave la comunicación con el equipo de trabajo. Bárbara Mori (32) es la menor de dos hermanos y es parte de la cuarta generación de su familia que se desempeña en la industria minera. “Mi bisabuelo trabajó en los inicios de El Teniente; después entró mi abuelo, y luego mi papá, quien trabajó 25 años en empresas colaboradoras de la misma división. Entonces debo tener algunos genes mineros, ya que me desafiaba el terreno, hacer cosas distintas e incluirme en esa industria”, cuenta. Eso sí, la minería no fue su primera opción. Estudió Medicina por más de tres años en Talca. Pero la dejó por razones personales y económicas, y se reinventó por completo. Fue ahí cuando apareció el “gen minero”, pues se matriculó en la carrera de Ingeniería Civil de Minas en la Universidad de Santiago. “Quería venir a Chuqui, porque me motivaba la transición que se estaba haciendo de rajo a subterránea, me intrigaba mucho y quería ser partícipe de esto”, destaca.

Entró en enero de 2021 como graduada a la Dirección de Excelencia Operacional, donde ayudó a implementar algunas herramientas del sistema de gestión C+. Tras ingresar a la división en 2022, se convirtió en la primera jefa de Operaciones de la Gerencia Mina Chuquicamata

“Quería venir a Chuqui porque me motivaba la transición que se estaba haciendo de rajo a subterránea”


“La minería es muy bonita, pero es de dulce y agraz, como todo en la vida. Uno está en condiciones que usualmente no ocurren en un lugar de trabajo, en mi caso bajotierra, y para eso también se necesita valentía y convencimiento”.

Subterránea, cargo que nunca había sido ocupado por una mujer en Codelco. ¿Cuál es tu sello en esta labor? La cercanía, porque uno tiene que trabajar en redes y tener la mirada de seguridad con las y los trabajadores. Escuchar es clave, no alejarse de la realidad o de lo que pasa dentro del turno. La comunicación es una gran fortaleza que tengo, porque eso me permite articular con otras áreas. ¿Qué opina tu familia de tu carrera? Está muy orgullosa de mí y me presume en todas partes. Mi papá se emociona cada vez que le cuento algún logro, porque se ve reflejado en mí y saca pecho al ver a su hija desarrollándose de forma tan rápida. Si tuvieras hijos, ¿te gustaría que trabajaran en esta industria? Sí, sin duda, porque es diversa y muy entretenida. Pero me gustaría que fuera porque les gusta y no porque la mamá lo hace. Les puedo compartir mi experiencia y

dejarlo a criterio de ellos. ¿Qué proyecciones tienes a futuro? Me gusta estar en Chuqui y siento que aún tengo harto para aportar y aprender. Estoy súper desafiada con el cargo, con todo lo que implica y el equipo de trabajo es súper bueno. La minería tiene muchas aristas y me gustaría aportar con mayor fundamento y solidez en las decisiones. ¿Qué mensaje dejarías a quienes quieren desempeñarse en la minería? La minería es muy bonita, pero es de dulce y agraz, como todo en la vida. Uno está en condiciones que usualmente no ocurren en un lugar de trabajo, en mi caso bajo tierra, y para eso también se necesita valentía y convencimiento. Mi historia es un incentivo para que todos se atrevan a ser partícipes de esta industria, que aporta al desarrollo de nuestro país. Eso sí, con la seguridad como nuestro primer valor, porque podemos cumplir metas productivas o metas de crecimiento, pero si no cumplimos en temas de seguridad no valen nada.


LUIS LECAROS, MANTENEDOR MAYOR DE LA FUNDICIÓN DE CHUQUICAMATA: UN MINERO QUE “CARRETEA CON CRISTO” Su vida como minero partió en El Teniente, pero hace 22 años se trasladó a Calama, donde también creó una agrupación con la que ayuda a personas en situación de calle. La historia de Luis Lecaros (49), mantenedor mayor del área de mantenimiento refractario de la Gerencia Fundición de Chuquicamata, está marcada por el esfuerzo, el compromiso y la solidaridad. Por 29 años ha trabajado en Codelco y eso lo convierte en “un minero de tomo y lomo”, como él mismo dice. Siendo aún un adolescente y mientras estudiaba en la Escuela Industrial de Rancagua, ya tenía en su mente la minería como un desafío. De hecho, luego de graduarse, ingresó inmediatamente a la fundición de fierro de El Teniente, donde luego de estar un período a plazo fijo, fue contratado de forma indefinida.

“En todos los años que llevo trabajando en Codelco creo que nunca he fallado. Siempre también busco el buen trato con mis compañeros y respetar la seguridad por sobre todo”.

“En esos años trabajé en las ollas de cobre, que luego se usaban en la fundición. Era un trabajo muy interesante y que valoraba mucho”, comentó.


“Soy cristiano y, como parte de eso, entiendo que debo apoyar a quienes tienen menos”.

Las vueltas de la vida y el asumir nuevos desafíos profesionales, lo hicieron postular, a través de un concurso interno de Codelco, a Chuquicamata. “De eso ya han pasado 22 años, que es el tiempo que llevo en esta división y de la cual me siento orgulloso de pertenecer”. ¿Por qué eligió la minería? Porque siempre me llamó la atención, desde que era joven. Yo estudié estructuras metálicas en la Escuela Industrial; hoy en la fundición de Chuqui trabajo en el área refractaria, que se relaciona con la reparación de equipos.

respetar la seguridad por sobre todo. ¿Qué satisfacciones le ha entregado este trabajo? Lo principal es la familia. Tengo dos hijas y un hijo, las dos primeras profesionales, una enfermera y una sicóloga, y un hijo de 14 años que está en el colegio. Junto a mi señora, ellos son mi motor, lo que me mueve; somos un complemento.

¿Qué es lo que más le gusta de ser minero? Que uno siempre aprende en este trabajo y que aporta desde su labor al país. Entiendo el desafío que esto implica y me llena de satisfacción y orgullo pertenecer a Codelco. Si tuviera que identificar un atributo que lo caracteriza,

PROFUNDO SENTIDO SOCIAL Luis no solo destaca por su trabajo y familia, sino también por desarrollar una profunda labor social en Calama. Creó la agrupación “Carrete con Cristo”, que se dedica a llevar alimento y artículos de primera necesidad a personas que se encuentran en situación de calle, además de adultos mayores y familias, principalmente niños y niñas que viven en “tomas”.

¿cuál sería? El principal es que he sido muy responsable. En todos los años que llevo en Codelco creo que nunca he fallado. Siempre también busco el buen trato con mis compañeros y

¿De dónde nace esta visión solidaria? Soy cristiano y, como parte de eso, entiendo que debo apoyar a quienes tienen menos. Gracias a Dios y a mi trabajo en Codelco he podido ayudar a mucha gente.


MATILDA CRUZ, OPERADORA DE CAMIONES EN RT: “CON ORGULLO DIGO QUE SOY UNA MUJER DIAGUITA EN LA MINERÍA” Aunque originalmente estudió Dibujo Técnico en su natal Vallenar, lo suyo era la conducción y el trabajo en terreno. Partió como operadora de camiones CAEX y hoy maneja un aljibe que riega los caminos de la mina para bajar el polvo en suspensión. “Vivo en Calama hace más de 15 años. Me vine buscando un mejor futuro para mí y mi familia, que en este caso son mis padres y hermanos, ya que no tengo hijos. Acá en RT estoy hace casi 11 años. Llegué orientada por un amigo

“Prefiero siempre estar en terreno y por eso creo que quiero terminar mi carrera acá en RT, donde la inicié”

que me impulsó a entrar al mundo de la minería, pero también para proyectarme en algo que me gustara, y la minería me gusta bastante”, cuenta Matilda Cruz (43), operadora de camiones en la División Radomiro Tomic. Estudió Dibujo Técnico en un liceo de Vallenar, pero dice que lo suyo siempre fue la conducción. “Hice mi práctica profesional en una empresa de agua potable, donde tenía que hacer planos. No era lo mío, porque no me gustaba estar en una oficina; prefiero siempre estar en terreno y por eso quiero terminar mi carrera acá en RT, donde la inicié”, dice con confianza. Matilda es la menor de cinco hermanos de un pueblo originario. “Soy parte de la comunidad indígena diaguita de la Región de Atacama, estoy orgullosa de pertenecer a la descendencia de mis abuelos, de mi bisabuela y de muchas generaciones hacia atrás. Así que con orgullo digo que soy una mujer diaguita en la minería”. También es animalista y vive junto a sus 10 gatos y cuatro perros. “Son mis regalones y los que me esperan día a día en lacasa”, describe animada.


En lo profesional, cuenta que sus aspiraciones personales siempre estuvieron enfocadas a la conducción de camiones, por eso cree que no le costó adaptarse al ambiente laboral de la minería. Al llegar a RT se especializó como operadora de CAEX y actualmente trabaja con los aljibes, específicamente en el riego de los caminos de la mina para disminuir el polvo en suspensión. “Estoy más que feliz de estar acá. Entré de aprendiz y se lo recomiendo 100% a alguien que quiera ser minero. Es una gran escuela, donde uno aprende muchísimo y se nos da la oportunidad de surgir. Estoy orgullosa de pertenecer a la familia de RT”, describe. “Mi idea es seguir escalando día a día, con esfuerzo y responsabilidad, que es lo importante”, agrega. ¿Qué le parece que hoy cada vez más mujeres sean parte del mundo minero? Pienso que las mujeres tenemos proyección en todo

y podemos hacer el trabajo que hace un hombre sin ningún problema. El tema no es si eres hombre o eres mujer, lo importante es trabajar para nuestro país y generar recursos para Chile. Acá no tenemos puesta la camiseta como hombre como mujer, sino como mineros en general y eso es lo que importa en realidad.

“Estoy más que feliz de estar acá. Entré de aprendiz y se lo recomiendo 100% a alguien que quiera ser minero. Es una gran escuela donde uno aprende muchísimo”.


MARO CASTILLO, OPERADOR MAYOR EN RT: “CUANDO NACIÓ MI HIJA ME DI CUENTA DE DÓNDE ESTABA, QUE DEBÍA APROVECHAR LAS OPORTUNIDADES Y DAR SIEMPRE LAS GRACIAS” En 2000 comenzó a trabajar en la división, justo el año en que también se casó. Dice que su desarrollo laboral está íntimamente ligado al crecimiento que ha tenido junto a su esposa e hijos. Es un agradecido de la orientación y ayuda de muchos de los compañeros que ha tenido en la división. Maro Castillo (47) nació en Calama, pero a los ocho meses su madre lo llevó a vivir a La Serena. Allí pasó su infancia y juventud. Estudió en un liceo técnico profesional y comenzó a trabajar. Pero como bien dice, “la tierra llama”, y en su interior quería regresar a Calama a conocer sus raíces y todos los paisajes que le describían: San Pedro, Chuquicamata y Chiu Chiu. Lo hizo cuando cumplió 24 años y se quedó. Lo mejor de su retorno son las celebraciones cada año, cuenta entre risas. Nació el 23 de marzo, día en que la ciudad conmemora su aniversario, por lo que su cumpleaños inevitablemente es festejado con fuegos artificiales. “Soy uno de los pocos bendecidos con la fecha”, comenta feliz. Cuenta que llegó a la División Radomiro Tomic a través de la empresa CIMM en septiembre de 1997. Sus tareas eran de

apoyo a las operaciones. Después pasó a otra empresa con las mismas funciones, pero al contar con más experiencia ya se desempeñaba como capataz. En 2020 ingresó como trabajador de la división. “Mi ilusión era solamente participar y aprender. Tuve grandes personas a mi lado, que me ayudaron y enseñaron sobre la extracción por solventes y qué significaba trabajar en Radomiro Tomic”, recuerda. Ese mismo año se casó y hoy su familia la integran sus esposa y dos hijos de 21 y 19 años. “Tengo un especial apego a la división porque me dio la oportunidad como profesional y ha sido un pilar en relación con la salud y la vivienda. Cuando nos casamos, no podíamos tener hijos, lo intentamos por harto tiempo e, incluso, estuvimos pensando en adoptar un bebé. Pero por cosas del destino, en las conversaciones con compañeros me dijeron que en Codelco se podían abrir muchas puertas. Uno, ignorante, a veces desconoce cosas, y me hablaron de los convenios con instituciones,


“Hay que saber aconsejar, escuchar y guiar, y también agradecer cuando es necesario. Y con la visión de un trabajo seguro en todos los ámbitos”. hospitales y clínicas. Gracias a eso mi señora se pudo operar y cumplimos nuestros sueños. Cuando nació mi hija me di cuenta de dónde estaba, que debía aprovechar las oportunidades y dar siempre las gracias”, describe. Ha sido un crecimiento laboral que ha ido de la mano del personal. Sí, en conjunto, porque tengo una gran esposa que me ha acompañado y espero que lo siga haciendo hasta que el señor de arriba lo quiera. Han sido muchos momentos de felicidad, de ayuda, hemos surgido tanto en lo laboral como en lo personal, y también como familia.

“Tuve grandes personas a mi lado, que me ayudaron y enseñaron sobre la extracción por solventes y lo que era trabajar en Radomiro Tomic”.

¿Cuáles son los principales aprendizajes de estas dos décadas en RT? ¿Algo en tema seguridad, por ejemplo? Tenemos que estar atentos en cada paso que damos. Ver quién está delante y atrás. Siempre hay personas que nos ayudan, que nos facilitan nuestro trabajo, y que guían a otros que vienen detrás de uno. Hay que saber aconsejar, escuchar y guiar, y también agradecer cuando es necesario. Y con la visión de un trabajo seguro en todos los ámbitos.


ALEJANDRA MOLINA, ANALISTA OPERATIVA EN DMH: “MI ESPOSO ME ADMIRA, ME DICE QUE SE SACA EL SOMBRERO POR TODO LO QUE HAGO” El día a día de esta ingeniera en Metalurgia se divide entre el trabajo, los estudios de un diplomado y su familia, especialmente el cuidado de sus hijas, una de ellas con discapacidad. Alejandra Molina (35) y su esposo son mineros. Ella es analista operativa en la División Ministro Hales (DMH) y él operador en la División Chuquicamata. Tras titularse como ingeniera metalúrgica en el Inacap de Calama, arribó en 2013 a MH como operadora de terreno en el área de flotación. “Observábamos variables, parámetros, y éramos como los ojos de los analistas de sala en terreno”, describe. Cuenta que siempre fue muy llamativo para ella el mundo de los minerales, por eso siguió este camino cuando egresó de la Enseñanza Media.

un tiempo como reemplazo en la misma ubicación. La clave, apunta, estuvo en adquirir la experiencia necesaria y no dejar de perfeccionarse. Ella, por ejemplo, está cursando actualmente un diplomado en tratamiento de minerales y negocios mineros, por lo que ha tenido que manejar muy bien sus tiempos laborales y familiares.

En su posición actual, de analista, ayuda al jefe de turno en la planificación de las tareas en terreno. “Soy como su mano derecha en relación a la operación”, cuenta. En eso, dice que su sello de liderazgo es empoderar al equipo -unas ocho o nueve personas- “para que hagamos en conjunto todas las labores que debemos desarrollar en terreno”.

¿Cómo ha sido conciliar tu vida laboral con la familiar, más ahora con los estudios? Cuesta harto. Ha sido muy complicado este año, porque tengo que saber cumplir en todo y además estar pendiente de mis dos hijas, sobre todo la mayor que tiene una discapacidad y depende cien por ciento de nosotros. Tenemos una red de apoyo familiar, sus abuelos principalmente, y a veces una niñera, pero duran un tiempo y luego se van, así que siempre tenemos que estar buscando.

Sobre su trayectoria en el yacimiento, agrega que ha sido de mucho crecimiento y aprendizaje. En su cargo actual está desde el año pasado, pero antes trabajó

¿Cómo ven en tu núcleo familiar tus labores en estos tres frentes, la casa, el trabajo y los estudios? Mi esposo me admira, me dice que se saca el sombrero


por todo lo que hago, que no cualquier mujer lo hace o que hubiese tirado la toalla hace rato, me esfuerzo harto por lograr compatibilizar todo. Pero sí, es agotador.

“Si (las mujeres) tienen el sueño de trabajar en minería que lo hagan, se motiven y estudien. Es un campo muy lindo y enriquecedor, donde se aprende demasiado”.

¿Tienes más planes de estudio en el futuro? El diplomado dura ocho meses y quise probar con eso para ver si me daba el tiempo y la cabeza. Como voy bien, evaluaría más adelante sacar la ingeniería civil, pero en un par de años más. ¿Qué mensaje entregarías a las mujeres a que se interesen por esta industria? Si tienen el sueño de trabajar en minería que lo hagan, se motiven y estudien. Es un campo muy lindo y enriquecedor, donde se aprende demasiado.


CARLOS MORENO, DE OPERADOR A INGENIERO DMH: “RECIBIR LAS PERFORADORAS CUANDO NO HABÍA NADA Y COMENZAR CON EL GRAN DESAFÍO DEL PRESTRIPPING FUE MUY EMOCIONANTE” Llegó a la división en 2011, cuando todavía estaba en fase de proyecto. Allí pasó de operador a analista de perforación y, entre medio, estudió Ingeniería de Ejecución en Minas. “Hay que tener las ganas no más”, dice.

“Siempre he estado orgulloso de pertenecer a esta división y a Codelco, pues creo que nuestro trabajo es un gran aporte para el país. Podemos darle oportunidades a mucha gente que lo necesita”.

Carlos Moreno (44) recuerda con mucha claridad que comenzó a trabajar en la División Ministro Hales (DMH) el 5 de marzo de 2011, cuando todavía era un proyecto y comenzaban recién a realizarse las labores del prestripping más grande en la historia de Codelco. Llegó como operador de perforadora y sólo eran dos trabajadores en esa función. “Recibir las perforadoras cuando no había nada y comenzar con el gran desafío del prestripping fue muy emocionante”, rememora. Él ya tenía experiencia. Venía de la División Gabriela Mistral, donde había realizado la misma función. Postuló a Ministro Hales con la idea de estar más cerca de su familia y poder verlos a diario. Está casado y tiene tres hijos que hoy están distribuidos entre la universidad y la educación media y básica. “Comencé en la perforadora y después hice un reemplazo comoo analista de Operaciones y Servicios, hasta que un día me di cuenta de que tenía que empezar a estudiar y partí un camino largo, que es difícil porque


igual uno le resta tiempo a la familia, así que fueron cuatro años intensos”, cuenta. Así fue como entre 2019 y 2022 sacó la ingeniería de Ejecución en Minas en Inacap, y avanzó hacia su puesto actual como analista de perforación. “Mis compañeros de trabajo y mi jefatura siempre me han apoyado. Me han dicho que tengo que seguir estudiando para sacar una Ingeniería Civil. Por eso destaco el equipo humano que hay en DMH”. ¿Qué sientes sobre tus avances dentro de la Corporación?

Siempre he estado orgulloso de pertenecer a esta división y a Codelco, pues creo que nuestro trabajo es un gran aporte para el país. Podemos darle oportunidades a mucha gente que lo necesita. En este camino, debemos tener siempre una mejora continua para ir a la par con el avance tecnológico. Entonces su recomendación sería siempre desafiarse y avanzar… Todo se puede. Yo después de 20 años me puse a estudiar y para mí fue un desafío, porque era algo que veía muy lejano. Cuando uno se dispone y se cree el cuento, puede lograrlo. Hay que tener las ganas no más.

“Después de 20 años me puse a estudiar y para mí fue un desafío,porque era algo que veía muy lejano. Cuando uno se dispone y se cree el cuento, puede lograrlo”.


JORGE CORTÉS, MINERO Y CANTANTE URBANO: “UN JEFE DE TURNO ME MOTIVÓ A VOLVER A LA MÚSICA” Su dura vida familiar lo llevó a enfrentar una niñez y adolescencia difícil en las calles, donde cantaba arriba de las micros para sobrevivir. Un amigo lo introdujo en el mundo del reggaetón, pero luego de que éste se quitó la vida decidió concentrarse en sus labores en la minería. Pero su pasión volvió y hoy mezcla su trabajo como operador eléctrico en la División Andina con la música urbana. “De niño dormía en el baño de un ciber café. Tuve que delinquir para comer, cantaba en las micros y estudiaba en la noche en el Liceo Max Salas”, cuenta Jorge Cortés (39). Oriundo de Los Andes, “Coke Montana” como es conocido en el género de música urbana, actualmente se desempeña como operador de sala eléctrica de Schwager, en la División Andina, y ya suma casi 20 años de trabajo en distintas posiciones.

“Mi pasión por la música surgió como una oportunidad para generar ingresos y no caer en la delincuencia”.

Cuenta que por la ausencia de su padre y el prematuro fallecimiento de su madre, a los 16 años tuvo que aprender a sobrevivir en la calle. “Mi pasión por la música surgió como una forma de generar ingresos y evitar la delincuencia”. Pero no le ayudó del todo, y tras pasar algunos meses en la cárcel de menores decidió buscar otros caminos para su vida. Después de hacer el servicio militar, encontró un trabajo como auxiliar de cocina en el nivel 17 de la Mina Subterránea de la División Andina. “Eso fue un impulso para elegir mi futuro, pero duré sólo dos meses. Luego, empecé a buscar mi objetivo en una empresa como ayudante de obras civiles. Necesitaban operadores de maquinaria pesada, así que me ofrecí para las capacitaciones esperando una oportunidad de mejorar mi vida”. Tiempo después inició estudios de electricidad industrial en Inacap, obteniendo la licencia SEC B como instalador eléctrico, a lo que se dedica actualmente. ¿Cómo fueron tus inicios en la música urbana? En el 2009, cuando ya trabajaba, conocí a un amigo que cantaba en las micros. Con él logré hacer los primeros temas de reggaetón y grabar videos musicales, hasta que


tiempo después mi colega terminó con su vida. Entonces me alejé; decidí enfocarme en la electricidad y en mi sueño de tener una familia. ¿Por qué motivo volviste a retomar esta pasión? Fue gracias a Gustavo Aguirre, jefe de turno de Operaciones del Traspaso de Andina, quien vio mis videos antiguos, se interesó en mi trabajo y me preguntó por qué había dejado la música. Le expliqué que por mis pérdidas la dejé de lado y él me motivó a volver. Todos los días me decía que me dedicara a la música y que creyera en mis sueños. Hasta que me convenció. ¿Cuál es el sello de tu trabajo? Mi enfoque actual es demostrar madurez, que se puede salir adelante por un camino distinto y diferenciarme de los artistas urbanos actuales sin hacer apología a la

delincuencia. Con la imagen que me ha costado formar en estos años, decidí que si soy trabajador de la minería, no quiero desperdiciar mi esfuerzo y prefiero dar un ejemplo de superación. Siempre digo: la mente en el objetivo. ¿Te gusta pertenecer al mundo de la minería? Me enamoré de la mina, me impresionó cómo se trabaja. Empecé a entender que hay compañerismo, labores de equipo y una cultura de cuidar al otro. Es como una universidad de la vida, porque siempre aprendo algo nuevo, con gente que me brinda cariño, amor, y eso es importante. Encontré lo que quería, vi lo positivo y gracias a eso tengo una calidad de vida muy buena. La siento como la familia que me rescató de lo que yo era, porque me apoyé mucho en mi trabajo cuando salí de la calle. Toda mi vida la he pasado en Andina en distintas áreas. Hoy me siento pleno y feliz.


ROMINA CUBILLOS, TÉCNICO MECÁNICO: “ESTOY HECHA A LA MEDIDA PARA ESTE TRABAJO, QUEPO SÚPER BIEN EN EL MOTOR” Con sus 1,53 metros de altura se desenvuelve cómodamente en las naves de mantenimiento de los camiones CAEX de la Mina Rajo en Andina. Dice que nunca pensó trabajar en minería, pero que hoy está agradecida de las oportunidades que le abrió. Con 26 años y un compromiso a toda prueba por continuar formándose como profesional, Romina cuenta su experiencia desde las alturas de la Cordillera de Los Andes, donde trabaja como técnico mecánico de la empresa Cummins, a 4 mil metros de altura aproximadamente. En las naves de mantenimiento de Codelco División Andina, esta mujer de contextura mediana y 1,53 metros de altura revisa equipos de la Mina Rajo, tales como los camiones CAEX que miden 8 metros de alto. “Estoy hecha a la medida para este trabajo, quepo súper bien en el motor”, comenta entre risas. Cuando le corresponde ir a terreno, también es experta en palas de 14,7 metros de altura, cuyos baldes pueden cargar 100 toneladas de mineral. Por la magnitud de los equipos en que interviene, la actitud preventiva es una forma de vida extiende más allá de sus turnos 7x7 de 12 horas. En sus palabras, “debemos trabajar con seguridad y aplicarla hasta en la casa, porque siempre hay alguien que te espera. Esta manera de hacer minería,la defino como un sello en mi trabajo”.

UNA HISTORIA DE CRECIMIENTO Romina egresó del Liceo Bicentenario Guillermo Richards Cuevas de San Felipe, su ciudad natal, con la especialidad de mecánica industrial. Su relación con la minería comenzó con las charlas que se realizaban en el establecimiento. Las ganas de seguir aprendiendo la llevaron a estudiar la carrera de técnico nivel superior de Mantenimiento Electromecánico en el DUOC de Valparaíso.

“Somos pocas mujeres en el área, y tanto con la jefatura como con mis compañeros y compañeras me llevo bien. Siento que soy escuchada y que mis opiniones son consideradas”.


¿Cómo ha sido tu trayectoria en la gran minería? Nunca pensé estar en minería, es algo nuevo. Para mí era lejano, porque es muy masculino, por la fuerza, los turnos y se dio la oportunidad que justo estaba buscando trabajo y acepté entrar a este sector. Ha sido dinámico, de aprendizaje continuo; acá te dan oportunidades de aprender de camiones, motores y palas. También se comparte con personas de distintas edades, de otras regiones y eso es novedoso. Somos pocas mujeres en el área, y tanto con la jefatura como con mis compañeros y compañeras me llevo bien. Siento que soy escuchada y que mis opiniones son consideradas. ¿Qué te motiva a seguir perfeccionándote? Soy la única en mi familia que pudo estudiar. Siempre he pensado que no hay que dejar de aprender si uno tiene la oportunidad. Mi trabajo lo hago por mí y también por dar mejores oportunidades a mi familia. Por eso ahora en mis días de descanso estoy estudiando en la sede de la Universidad de Aconcagua de Los Andes para sacar ingeniería en electricidad. ¿Qué te hace diferente en lo que haces? No me gusta quedarme quieta, siempre estoy buscando qué hacer y ayudar a los demás, estar pendiente si alguien

necesita apoyo con los papeles, me gusta el compañerismo y trabajo en equipo. Quiero seguir certificándome, aprender de forma continua las nuevas tecnologías, los nuevos motores, las normas asociadas.

“Debemos trabajar con seguridad y lo debemos tener de forma innata en nosotros y aplicarlo hasta en la casa, porque siempre hay alguien que te espera”.



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ROMINA CUBILLOS, TÉCNICO MECÁNICO:

1min
pages 28-29

JORGE CORTÉS, MINERO Y CANTANTE URBANO:

2min
pages 26-27

ALEJANDRA MOLINA, ANALISTA OPERATIVA EN DMH:

3min
pages 22-25

MATILDA CRUZ, OPERADORA DE CAMIONES EN RT:

4min
pages 18-21

LUIS LECAROS, MANTENEDOR MAYOR DE LA FUNDICIÓN DE CHUQUICAMATA: UN MINERO QUE “CARRETEA CON CRISTO”

2min
pages 16-17

BÁRBARA MORI, PRIMERA JEFA DE OPERACIONES EN MINERÍA SUBTERRÁNEA: “MI PAPÁ SACA PECHO AL VER A SU HIJA DESARROLLÁNDOSE DE FORMA TAN RÁPIDA EN LA MINERÍA”

2min
pages 14-15

ÍTALO RIVAS, CHOFER DE CAMIONES EN SALVADOR:

3min
pages 10-13

SIBILA VALDÉS, INGENIERA DE MINAS Y DIRIGENTE DE WOMEN

3min
pages 6-9

PRISCILA TAPIA, MANTENEDORA ELÉCTRICA DE EL TENIENTE:

1min
pages 4-5

JUAN ARAYA, OPERADOR MINA DE EL TENIENTE: IMAGINÓ CÓMO ERA Y EL SACRIFICIO QUE SIGNIFICA”

2min
pages 2-3
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