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Voz del SEMINARIO Evangelización en la Misión

S. Gilmar Efraín Serrano Molina

Queridos Padrinos y Madrinas, soy el seminarista Gilmar Efraín Serrano, nací en El Salvador y me integré a Misioneros de Guadalupe en julio de 2021 para continuar mi formación en la etapa configuradora hacia el sacerdocio misionero.

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Para mí, la evangelización es un imperativo categórico que nunca se debe olvidar ni depreciar; la misión está llena de experiencias y riquezas, factores que he descubierto en este tiempo dentro de nuestro instituto, a través de las experiencias compartidas con nuestros hermanos en misión y las vivencias que he tenido durante mi proceso formativo.

La evangelización conlleva muchas renuncias que sólo con la gracia de Dios y el auxilio de María Santísima se pueden superar; una de ellas es dejar tierra, casa, familia, amigos, etcétera, esto lo he vivido al dejar mi país de origen y venir a estas tierras mexicanas; para mí, es una gracia ser de las primeras vocaciones extranjeras dentro de Misioneros de Guadalupe, estoy consciente de los retos y desafíos de la misión, pero me atrevo a hacer mía una frase de nuestro primer santo salvadoreño, Mons. Romero: “con tu todo y con mi nada, haremos mucho”. Con “la nada” de mi humanidad y “el todo” de Dios en la misión, se puede realizar su sueño: que todos los hombres se salven y lleguen al pleno conocimiento de su Hijo, Jesucristo.

Ser misionero significa vaciarse de uno mismo y dejarse llenar por la gracia de Dios, ya que los retos de la misión en el siglo XXI se agudizan cada vez más, por lo que es necesario saber evangelizar y dialogar con las diferentes corrientes, existentes y futuras. Como misioneros, no podemos cerrarnos al diálogo con estas realidades que circundan la vida de fe de aquellos que son evangelizados y de los que somos evangelizadores.

Los desafíos que se presentan en la misión deben iluminarse desde el Magisterio de la Iglesia y la Palabra de Dios. El misionero, o futuro misionero, debe aprender a depositar en Dios toda su confianza para que la misión que se realice sea en su nombre, y ésta debe ser presidida por el Espíritu Santo, quien impulsa a dejar toda seguridad y bienestar para presentarse en otras realidades donde seguramente podemos encontrarnos con la pobreza, la enfermedad y las violaciones a los derechos humanos, pero, sobre todo, con un estilo de vida inhumano.

Es en estos ambientes donde el misionero debe ser un faro de luz y esperanza para quienes aguardan en sus corazones ser tratados como lo que en verdad somos, hijos de Dios y hermanos.

Queridos Padrinos y Madrinas, la labor de los Misioneros de Guadalupe es gracias a la acción vivificadora del Espíritu Santo y al apoyo que ustedes nos brindan, no dejen de rezar ni de ayudarnos con sus aportaciones económicas para que el sueño de Dios se haga realidad. Sigamos unidos en la oración y en Cristo, enviado del Padre.

Para l� peques

Amiguitos y amiguitas:

¡Estamos en el Mes de las Misiones! ¿Les gustaría ser misioneros o misioneras como nosotros? ¡Anímense! Les invitamos a descubrir cómo pueden hacerlo con la siguiente actividad, en la que podrán adoptar a un sacerdote misionero, él llevará el Evangelio por ustedes a los lugares más necesitados del mundo. Escaneen el código QR y revisen el video del mes.

Reto del mes para adolescentes y jóvenes

Estimados discípulos Cofamitas:

Las misiones significan llevar alegría, una alegría que se contagia. ¿Les parece si la transmitimos a través de las redes?

Los invitamos a realizar una dinámica para compartir su fe en redes sociales. Puede ser a través de un canto, una coreografía o alguna imagen. ¡Queremos ver su creatividad! Compártanla escribiendo el hashtag #RetosCOFAMI o mencionando la página de Misioneros de Guadalupe. Pueden invitar a sus amigos (dos o tres) para que la hagan juntos. ¡Vamos a contagiar la alegría!

Comparte con n�otr�*

*Envía tu respuesta a nuestro correo:

Un novato en misiones

Jesús Almada, psicólogo | Guadalajara, Jal.

Tengo 28 años, soy padre y esposo, y en este momento de mi vida puedo agradecer a Misioneros de Guadalupe porque me ha acompañado en un proceso de conversión a través de la misión.

He vivido cinco experiencias de misión, pero la primera fue la que me marcó. En esa ocasión, tuve la oportunidad de ir a la sierra de San Luis Potosí. Era un verdadero novato, con escasos 22 años de edad y sin experiencia. El momento más intenso fue la organización del viacrucis: mis compañeros tenían pocos ánimos, así que me dispuse a “sacar el trabajo”.

Recuerdo cómo me entregué, moví a la comunidad y organizamos una experiencia tan profunda, que incluso a mí me sacudió; pude comprender que no fui yo quien lo había hecho, sino Dios, quien aprovechó mi disposición para actuar. Recuerdo que pensé: “todo lo que me decían sobre Jesús es cierto, Él murió por mí”. A partir de esto, comenzó un cambio fuerte en mi fe, en mi experiencia de Dios.

Jóvenes, ningún misionero va por cuenta propia, no lo hace por su decisión, sino que verdaderamente se vuelve un enviado por Cristo para dar una buena noticia. Es en la misión donde entendemos cómo actúa el Espíritu Santo a través de cada uno, y lo único que necesita es tu disposición.

¿Te animas? o seguirás esperando “algo más” para empezar… **

**Consulta el artículo completo en nuestra página web.

Avis� COFAMI

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