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Amor en tiempos de progresismo: una decisión para valientes.
Por: Aleida Paredes García
Lic. en Ciencias de la Comunicación, Lic. en Filosofía y Maestra en Educación. Cuenta con 18 años de experiencia docente en diversos niveles educativos, es conferencista y colaboradora en distintos medios de comunicación. Miembro del partido político en formación Liberemos México y del Foro Liberal de América Latina. Twitter: @HipatyaTaborit
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¿Qué ser humano puede declararse inmune al amor? ¿Hay alguien que puede afirmar con toda seguridad que puede ser feliz sin nunca haber dado o recibido amor? ¿El amor está relacionado con la felicidad? ¿Qué clase de amor? ¿El amor es un sentimiento o una decisión? ¿El amor duele? ¿El amor puede nacer a primera vista? ¿El amor se acaba? ¿Podemos amar a varias personas con la misma intensidad y al mismo tiempo? En cuanto al tema del amor, siempre tenemos más preguntas que respuestas.

En mi primer semestre de la Lic. En Filosofía, en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, recibí una clase (hace 20 años), de los distintos tipos de amor según los griegos: A) el amor “filos” es el que se da entre amigos, padres, hermanos; de ahí se derivan palabras como “filántropo”, que según sus raíces griegas significa: el amigo del hombre, o quien ama al hombre (en referencia al género humano); o palabras como “filosofía”, que significa amor a la sabiduría. B) el amor “eros” es el que tiene una intención erótica-sexual y se da entre una pareja de novios, esposos o amantes. C) el amor “ágape” es el incondicional, da sin esperar nada a cambio, y es el amor espiritual que se le pueda dar a la sabiduría, al arte o a Dios. Dicha clase no me libró de vivir todos los descalabros posteriores que tuve en temas del amor, pero si me dejó en claro que en esos temas hasta los seres más cultos del mundo tienen más dudas que certezas.
En 18 años de experiencia docente he organizado muchos debates académicos como herramienta de enseñanza-aprendizaje en materias como Ética, Filosofía, Historia, Comunicación Oral y Escrita, etc. En el año 2007 y recientemente en el 2021 realicé debates en salón de clases con un tópico que los mismos estudiantes han propuesto: ¿Están a favor o en contra de las relaciones sexuales antes del matrimonio? Es un hecho que conforme avanza el tiempo la mayoría de los jóvenes están totalmente a favor de iniciar su vida sexual antes del matrimonio, lo ven como algo normal, lógico, natural, obvio, evidente, deseable. Y el sólo hecho se considerar la espera al matrimonio se les hace de lo más retrógrado, pasado de moda, iluso, irrisorio, “opresor”. En general la sola idea del matrimonio dejó de ser deseable para muchos jóvenes y la idea de la castidad, inconcebible.
Antes de seguir avanzando voy a compartir una definición de progresismo para partir de una base de entendimiento en común: “El progresismo es una ideología que se sitúa, de forma general, en la izquierda del espectro político. Dentro de él se encuentran otras ideologías políticas, como la socialdemocracia o el socialismo democrático. Bajo el paradigma izquierdista, el progreso se considera como el avance hacia la igualdad económica y social, y la legalización de numerosos derechos prohibidos o muy restringidos. Ejemplos de ello, pueden ser la legalización del aborto, de la eutanasia o la despenalización del consumo de drogas. Es una ideología opuesta al conservadurismo, lo que se conoce como derecha. Tradicionalmente, en la mayoría de aspectos reseñables, el progresismo y el conservadurismo se encuentran en posiciones enfrentadas.” 1 Para redactar este artículo, debido a que soy soltera y me considero carente de cierta información de primera mano, me di a la tarea de realizar una breve encuesta con varios amigos miembros del Foro Liberal de América Latina; la mayoría de ellos son casados o lo fueron. En dicho Foro Liberal estudiamos el tema del progresismo a profundidad en nuestros conversatorios y clases virtuales cada semana, por lo que les hice dos preguntas respecto al amor en tiempos de progresismo. Me llamaron mucho la atención sus respuestas, pero en especial les compartiré la del Ing. Artemio Estrella, quien es miembro fundador del partido político liberal clásico “Liberemos México” y una de las mentes más brillantes que he tenido la dicha de conocer en este año 2021 (le hace honor a su apellido).
Pregunta 1. ¿Cómo ha de vivirse el amor de pareja en tiempos de progresismo?
Artemio= El amor, término confuso en estos días, más cuando se trata del amor en pareja, debe de vivirse como en cualquier tiempo: con responsabilidad.
Para entender el amor en pareja hay que entender esto, que el amor es la acción de hacer lo bueno, es entonces que el amor en pareja es la procuración de hacer lo que le hace bien a la contraparte.
En tiempos de progresismo o en tiempos donde existen personas sin escrúpulos que gobiernan incluso hasta el nivel de modificar el lenguaje, se ha logrado cambiar lingüísticamente el significado de la palabra amar, que es un verbo, y lo han llevado a reducirlo a un simple sentimiento, como si de un adjetivo se tratase.
Ahora bien, amar cuesta tiempo y esfuerzo. Dedicarle tiempo a una persona, en tiempos de progresismo, cuesta mucho, pues el progresismo nos ha arrebatado muchas libertades, que para algunos es poca cosa, sin embargo la realidad es que la falta de libertad encarece la vida y ya no hay tiempo, a veces, ni para nosotros mismos.
Muchas gente de vuelve presa de un estilo de vida con base en la supervivencia personal y las relaciones interpersonales terminan siendo solo eso, relaciones. Las necesidades de relacionarnos no desaparecen, pero sin tiempo, estas relaciones se enfocan sólo en las necesidades más básicas, primitivas y furtivas, se pierde la acción de hacer el bien a la pareja, se pierde la capacidad de amar.
Agregaría que en tiempos de progresismo, además de vivir el amor en pareja con responsabilidad, como mencioné al principio, se debe de vivir con mucho coraje y valentía.
Pregunta 2. ¿Cómo hacer que subsista la institución del matrimonio entre los jóvenes en los tiempos actuales?
Artemio= Esta pregunta no es nueva, a lo largo de la historia muchas naciones han pasado por el problema de una sociedad desinteresada por el matrimonio y la consecuencia directa es que sin matrimonio no hay nuevos nacimientos al ritmo que una sociedad lo requiere. El desinterés por el matrimonio en una nación, se vuelve, aunque parezca trivial, un problema de seguridad nacional.
Aunque conformar una relación de pareja se trata de una decisión personal, es un acto de libertad, debemos de ser concientes que las decisiones más libres se toman en ambientes libres. Con la falta de libertades, consecuencia del progresismo, las decisiones, incluyendo las relacionadas al matrimonio, no son del todo libres, por tanto son sólo una ilusión.
Estimados lectores, estas respuestas son oro molido, los invito a releerlas, analizarlas por partes y tomar en cuenta sus implicaciones; lo que nos comparte Artemio Estrella no se lee en cualquier revista ni se escucha en cualquier entrevista de radio o televisión; las “netas” en realidad no tienen nada de divinas, son crudas y suelen pisar muchos callos. El amor genuino en tiempos de progresismo pareciera que está en peligro de extinción, al igual que el tiempo para amar con dedicación y esmero, las libertades individuales y el acceso a un estilo de vida digno y sustentable.
Es sabido que una de las causales más recurrentes para solicitar un divorcio son los problemas económicos; y que la pobreza potencializa las conductas delictivas y las adicciones desde edades tempranas, lo que a su vez hace cada vez más difícil, sino es que imposible, la unión familiar y la movilidad social. La pobreza crea dependencia, lo cual es el sueño húmedo de un Estado paternalista y benefactor que busca mantener el status quo para asegurar en el poder a una “clase política” parasitaria que se dedica a dar migajas a los pobres y entretenerlos con toda clase de circo, maroma y teatro; mientras ordeña con excesivos impuestos a la “clase trabajadora” y se enriquece ilícitamente con el mercantilismo de cuates.
El estilo de vida que nos imponen los ineficientes sistemas económicos y políticos en México desde hace décadas (y en toda América Latina), nos obligan a de-

Sacarle la vuelta al matrimonio ¿es una decisión personal en estos tiempos?, o más bien es una decisión coaccionada porque resulta muy cara la vida, es muy caro conseguir una vivienda digna y resulta muy caro mantener a los hijos. Los jóvenes de hoy ven en el matrimonio una trampa, pero no son capaces de ver la trampa en la que ya están atrapados, la trampa de la carestía que es la que no los deja vivir y desarrollarse plenamente.
Respondiendo a la pregunta, lo primero que hay que hacer es dejar de culpar a la juventud, pues ellos son víctimas, al igual que toda la sociedad en su conjunto. Las organizaciones civiles y religiosas deben de darse a la tarea de hacerle ver a la juventud en lo particular, y a todos en lo general, la realidad que estamos viviendo y que se requiere de responsabilidad, valentía y coraje, para poder tomar las decisiones necesarias, por encima de los factores sociales adversos que nos coaccionan, fruto del progresismo.
Ahora se hace necesario dejar mucho más tiempo el hogar para hacernos de los recursos necesarios para pagar todos los servicios de mantenimiento de una casa y de sus integrantes; los hijos crecen viendo cómo papá y mamá se desgastan por llegar a fin de quincena y pagar las deudas, los servicios y las necesidades básicas de cada día. Crecen escuchando muchas veces más discusiones y lamentos que momentos de paz y disfrute; por eso precisamente es que a nuestros jóvenes se les deja de antojar la vida matrimonial y los compromisos de mantener una familia. Está claro que no son todos los casos, siempre han habido matrimonios ejemplares que a pesar de las dificultades económicas e incluso con muchos hijos, han hallado la manera de salir adelante con un despliegue de amor auténtico que se antoja vivirlo; pero ya no es la regla, es la excepción.
Coincido con Artemio Estrella en que no hay que culpar a los jóvenes por esta forma de pensar con respecto al matrimonio, ya que tiene su razón de ser y en realidad les toca padecer las consecuencias de malas decisiones políticas de muchas generaciones de adultos que en tantos sexenios han tenido la oportunidad de ejercer el poder del voto, y lo han hecho sin razonar las consecuencias de elegir entre un partido malo y uno peor. Pero todos esos jóvenes se han de volver adultos y si no aprenden de los errores del pasado, estarán condenados a repetirlos y ser parte del cuento de nunca acabar.
Amor en tiempos de progresismo…. Que quede claro que la trampa no es el matrimonio, mucho menos el amor, la trampa que hace daño y lastima a generaciones enteras es acostumbrarnos a un estilo de vida empobrecido, limitado, manipulado, tergiversado en lo social, lo económico, lo educativo, lo cultural, lo artístico; y pensar que así es la vida y no hay nada qué hacer para cambiarla ni mejorarla. La trampa es pensar que como nos tocó nacer en México, nos tocó nacer pobres, nacer sumisos, nacer sub desarrollados y heredar una mentalidad de fracaso y conformismo en la que así son las cosas y no hay nada que podamos hacer. La trampa es pensar que es imposible cambiar los sistemas económicos y políticos, las leyes malas, los dinosaurios de la clase política y sus malas mañas, y que la gente buena no se ha de involucrar en la política porque se ensucia las manos y la conciencia.
Quienes deseamos vivir el amor sin estorbos de por medio, tomamos decisiones políticas inteligentes y valerosas por nosotros, nuestros hijos y nuestras generaciones futuras. Dejamos el conformismo a un lado y nos involucramos en crear vías de solución para arrebatarle el poder a quienes atentan contra la vida, las familias y las libertades fundamentales. En México ningún partidos político está libre del dañino progresismo y socialismo empobrecedor, por eso desde hace 4 años se ha estado conformando un nuevo partido político, conservador en los valores y liberal en la economía, es decir, fusionista, se llama “Liberemos México” y te invito a conocerlo.

El amor hoy más que nunca, con todas esas excentricidades progresistas del feminismo, del “poliamor”, de la disforia y la ideología de género, de los seres no binarios, de los trans especie, de la pedofilia; etc., está en la mirilla de quienes buscan deconstruirlo, derribarlo, ensuciarlo, menospreciarlo, ningunearlo y transtornarlo . El amor genuino entre un hombre y una mujer que optan por el matrimonio para juntos procrear y proteger la especie humana en el insustituible vínculo familiar; seguirá siendo el privilegio de personas valientes y decididas que pese a todo obstáculo en el porvenir, deciden amar con todas las fuerzas de su alma; y hacer del amor, su mayor legado a las nuevas generaciones.